CAPÍTULO 1

"RACHEL BERRY"

El día que aquél guión cayó en mis manos, no podía creer lo que estaba viendo, después de haber estado trabajando en Broadway en "les Miserables" y "Spring Awakening" , comenazaba a sentirme un poco cansada de todo aquello; estar encima de los escenarios lo era todo, y sabía que siempre sería así, pero necesitaba un cambio.

Con "Grey's Anatomy" podría saltar a la pequeña pantalla, y ése era el tipo de cambio que tanto ansiaba,…pero no era lo que buscaba. En cambio, y casi por casualidad, una noticia llegó a oídos de mi agente; Ryan Murphy quería crear un tipo de show totalmente distinto a lo visto hasta ahora, una serie musical que se desarrollaba en un Glee club, una serie que hablaba de ser quien eres, no importase como seas. La mera idea me emocionó, no sólo podría estar en televisión y hacerme de notar como actriz, sino que además podría seguir con mi gran amor: el canto.

Era una idea explosiva, lo supe desde el primer momento, así que sin pensarlo dos veces le pedí a Adele (mi agente) que me hiciera llegar aquél guión, creo que mi contundencia a la hora de decírselo le dio un tanto de miedo, porque aquella misma tarde, lo tenía en mis manos.

Aquella noche, tras cenar me senté en el sofá de mi casa y me dispuse a leer aquél guión que tanta curiosidad me había causado. A cada palabra, a cada frase, quedaba embelesada con él; no podía creer lo que estaba leyendo, me encantaba lo que veía pero, sobretodo, me encantaba Rachel. Rachel Berry. Era yo, ése personaje, era yo, me veía en ella tan claramente…las mismas ambiciones, los mismos deseos, los mismos miedos; verla a ella era verme a mí.

No me cabía duda, yo era Rachel Berry, y ése papel iba a ser mío. Estaba hecho para mí, como mano al guante. Sólo encontré una pega, debería volar a Los Ángeles y, en caso de que todo saliese bien, quedarme allí. Eso me apenaba enormemente, dejar New York, mi familia, mis amigos, sobre todo a Johnattan,…mi ciudad, ésa ciudad que me había visto crecer, la misma que me abrazó en sus teatros; tenía que abandonar muchas cosas, pero en cambio, la recompensa, merecía la pena. Debía de intentarlo, ésa era la oportunidad que tanto había estado buscando, y no la iba a dejar pasar. Los Ángeles iba a saber lo que era bueno, porque Lea Michele se dirigía hacia allí.


Dos semanas después, me encontraba en el aeropuerto de New York, no había querido hacerlo más duro de lo que ya era, así que pedí a mis padres y a John que no viniesen a despedirme, la cena del día anterior ya había sido lo bastante emotiva como para tener que pasar por aquello otra vez. Mis tres maletas y yo, éramos toda la compañía en aquél instante, y si no llega a ser por que recuerdo las palabras de mi madre, me habría dado un infarto de los nervios.

-"Todo saldrá bien cariño, no te preocupes, estoy segura de que lo conseguirás. Tú eres capaz de todo, recuérdalo" –me había dicho mi madre justo antes de irme la noche anterior, mientras me abrazaba, la verdad es que apretó tan fuerte, que por un momento pensé que me iba a quedar sin respiración y a sufrir las consecuencias en mi voz. Sí, está bien, siempre he sido un poco "drama queen", pero shhh, que es un secreto.

Al fín estaba en el avión, en seis horas habría llegado al aeropuerto internacional de L.A., estaba histérica. No podía hacer mucho ahí dentro, por lo que encendí mi i-pod y puse en modo repetición la canción con la cual audicionaría, la canción con la que daría vida a Rachel Berry; "On my own", de "Les Miserables". La conocía muy bien, pero practicar más siempre se agradecía, quería brillar cuando cantase para ése papel, sabía que podía conseguirlo fácilmente.

Las horas se me pasaron volando, en realidad estoy casi segura de que dormí más de la mitad del trayecto, y cuando quise darme cuenta estábamos aterrizando, un suspiro de alivio, emoción y nervios escapó de mí. Aquél aeropuerto era enorme, pero no podía compararlo con el de New York, allá dónde miraba, veía New York, acababa de llegar y ya echaba de menos mi hogar. Sólo dos palabras me dieron fuerzas para salir del aeropuerto, coger un taxi y llegar hasta mi hotel: Rachel Berry.

Por lo poco que había visto de la ciudad mientras viajaba en el taxi, pude apreciar su peculiar belleza, Los Ángeles no tenía nada de parecido con New York, eran dos mundos totalmente diferentes, y ya moría de ganas por visitarla.

Al fin llegué al hotel, no era nada del otro mundo, aunque también había dormido en sitios peores, todo hay que decirlo. La habitación no era muy grande, pero contaba con un ventanal que la llenaba de luz; tenía una cama de matrimonio en el centro con una colcha roja, una mesita de noche con su lamparita blanca a cada lado de la cama, un armario bastante amplio y un cuarto de baño bastante mono, con una bonita bañera antigua. Tampoco estaba tan mal, a fin de cuentas sería algo provisional.

Dejé todas mis cosas lo más arregladamente posible, no lo saqué todo, sólo lo justo para ducharme, cambiarme y salir a conocer un poco la ciudad, a fin de cuentas eran tan sólo las 4 p.m., aún me daba tiempo para correr un rato y liberar tensiones, el día siguiente iba a ser muy intenso, lo que para nada me venía venir era lo que estaba a punto de suceder.


Ninguno de los personajes que aquí aparecen, me pertenecen, al igual que tampoco lo hace Glee, ni ninguno de los integrantes de su reparto.

Muchas gracias por leerme! XD, espero vuestras críticas