Disclaimer: Ni Naruto ni Boruto son míos.
Prólogo
Kawaki sintió el pésimo malestar jamás vivivo en aquella mañana soleada, típico de amanecer con resaca. Palpó debajo suyo una suavidad desconocida que conceptualizó como colchón, sin embargo al realizar el más mínimo movimiento le hizo llevarse dos dedos a la frente y aplanar con fuerza para mitigar el dolor.
Aspiró aire para retener el impulso de vomitar sobre sus pantalones. El aroma del suavizante de telas lo confundió, era demasiado femenino como para ser un objeto de Boruto.
—Ese imbécil —masculló a gruñidos al recordarlo.
Ojalá también se estuviera muriendo.
Como pudo Kawaki se levantó, apoyándose de las coloridas paredes teñidas de azul celeste para no caer por el mareo matutino y de la resaca. Se vio a sí mismo en el reflejo de un espejo oportuno con la ropa de la velada de anoche, salvo que estaba arrugada y fuera de lugar.
—No fui violado —musitó con agrio humor, ya que había perdido la consciencia después de haber ingerido una rara mezcla cuyo nombre no deseaba volver a escuchar.
Tronó el cuello y tocó la perilla de la puerta para salir. Lo externo le resultó familiar por la infinidad de veces que había asistido al departamento de Boruto cuando éste se independizó de sus padres y decidió mudarse al entrar a la universidad; él pasaba la mayoría del tiempo ahí a pesar de las constantes quejas del Uzumaki menor. Rascó su nuca para ubicar el sanitario y liberar los líquidos retenidos cuando se vio doblado por unas fuertes arcadas.
Sin embargo, en aquel fugaz impulso Kawaki decidió verter sus jugos estomacales en aquellas inesperadas macetas —quién sabe desde cuándo estaban ahí, Kawaki no las había visto hasta ese día— en ellas. Lucían más atractivas que el piso y resultaría sencillo en botarlas a la basura en lugar de limpiar con el trapeador.
Limpió el rastro de saliva de la boca, sintiéndose a la vez aliviado pero peor, un extraño sentimiento. Simplemente quería llegar al baño, mojarse el rostro y salir a beber algo fuerte que le hiciera despertar.
Kawaki no esperó hallarse con una figura desconocida, de cabello largo tono cielo nocturno, mirada de azul diurno y marcas binarias bigotunas en un rostro de niña. Alzó una ceja, cuestionándose si estaba soñando o era parte de los efectos secundarios de todo el alcohol ingerido.
O si Boruto había perdido una apuesta y ahora se le ponía en frente vestido de chica y con peluca.
La chica le miró, primero sorprendida y luego con una sonrisa aliviadora, pero aquellos gestos no duraron cuando la respingada nariz hizo movimiento que detonaban desagrado, seguramente por el olor a vomito. Sus ojos azules se entornaron y se fijaron, precisamente, en aquellos floreros con retoños de girasoles que habían sido remojados en vomito por parte de Kawaki.
Su mueca era de enfado.
Kawaki estaba demasiado desorientado cómo para identificar el peligro.
Suspiró.
—Dame café primero o algo que calme mi dolor y dejaré que me golpees como una bolsa de box —propuso.
Notas: Casi a punto de irme a dormir llega esta idea, no me espero a plantearme mejor la drama y mejor me aviento a publicarla, ya veré cómo se desenvuelve, aunque las imágenes de estos dos en un AU se hallan frescas y durarán así por un rato.
