Disclaimer: Este relato es un fanfiction inspirado en la serie Héroes. Todos los personajes correspondientes a la serie Héroes, pertenecen a su creador Tim Kring y tiene plenos derechos sobre ellos. El resto es mera invención mía.

Spoilers: Existen spoilers del capítulo 1x23. Espero que os guste y que dejéis reviews.

Capítulo Uno:
"Buscando Respuestas"

Puedes irte lejos, puedes tomar pequeñas precauciones. Pero, ¿de verdad has huido? ¿Podrás llegar a escapar? ¿O acaso no has tenido la fuerza o la astucia para esconderte del destino? Pero el mundo no es pequeño y tú sí. Y el destino puede encontrarte en cualquier parte

POV: Mohinder Suresh

Me desperté sobresaltado, medio adormilado debido al brusco despertar. La mesa del escritorio estaba repleta de ficheros llenos de anotaciones y más anotaciones. Y la taza de té, que por suerte estaba vacía, se había volcado en el mismo momento en el que había incorporado.

Me había quedado dormido, mientras revisaba los ficheros de los individuos evolucionados. Así era como los llamaba mi padre. Para mí todo esto era un verdadero quebradero de cabeza. Hace tres meses, tenía un agradable puesto de profesor en la universidad de Madrás. Ahora me estaba jugando el prestigio siguiendo los pasos de la teoría de mi padre. Teoría que había corroborado con mis propios ojos. Existían, verdaderamente existían, personas capaces de volar, curarse rápidamente, mover objetos con la mente y un montón de cosas más que mi padre ni siquiera imaginaba.

No tenía la fórmula, el esquema genético exacto que había usado mi padre como base para localizarlos, pero sabía que se trataban de unos pocos genes, apenas cuatro variaciones minúsculas en el genoma del ser humano. Estos eran los responsables de aquellas anormalidades. No es que pensase que fuesen monstruos de circo. Pero en términos genéticos, aquellas personas no eran normales.

Intenté despejar la cabeza, para darme cuenta de qué me había despertado. Hasta que oí a alguien agitarse en una de las habitaciones. Me dirigí raudamente hacia la habitación.

La habitación de Molly

—Solo era una pesadilla —le decía para tranquilizarla. Molly sufría aquellas pesadillas con una frecuencia cada vez mayor. Pesadillas sobre el hombre del saco, Sylar. Me sentía responsable en gran parte, yo había animado y ayudado a mi padre en la teoría de su libro. Y aquello había dado pie a su viaje a Estados Unidos. Si nunca hubiera viajado hasta Nueva York.

Sylar jamás habría existido.

—No puedo verle, no puedo encontrarle —gemía Molly medio dormida, mientras se restregaba los ojos con las manos. Los temores de Molly provenían de su incapacidad para encontrar a Sylar. Aquello le provoca pavor, y a su vez dificultaba el uso de su poder. Impidiendo que pudiese encontrar a Sylar. Un círculo vicioso que no sabía como cortar.

—Tranquila, ya estoy aquí —intentaba reconfortarla. En su corta vida, había sufrido demasiado. Sylar pagaría por lo que le había hecho a Molly.

—Ya sé que estás aquí. A ti sí te encuentro —contestó enjuagándose las lágrimas. Al parecer se tranquilizó un poco al verme a su lado y se recostó en la cama. Había decorado la habitación expresamente para ella. Después de la noche de la explosión, Molly había seguido necesitando mis anticuerpos para la cura de su enfermedad. Pero ya había conseguido curarla del todo y no sabía qué demonios hacer con ella. Por un lado quería protegerla, pero sabía que lo que necesitaba era una familia de verdad.

Volví al escritorio dispuesto a continuar con el trabajo que estaba realizando, pero el cansancio ya no lo podía aguantar más. Me eché en el sofá tapándome con una manta, que al parecer había pertenecido a Sara Ellis… No, a Edén McCain, quería decir y que había dejado prestada a mi padre. Llevaba más de un mes investigando la manera de crear un inhibidor. Una sustancia que eliminase temporalmente las aptitudes. Pero seguía siendo un total fracaso. El problema no era que la sustancia que había conseguido desarrollar no pudiese inhibir el poder. El problema eran los efectos a largo plazo. El ADN del sujeto tratado podía acabar convertido en gelatina y eso no era nada bueno.

Y ese no era el mayor problema.

Mi mayor preocupación, era el debate moral que tenía que afrontar. Tenía dos opciones: Revelar al mundo la existencia de esta gente "especial", con lo que el prestigio de mi padre y el mío serían restituidos. O no hacerlo, mantener oculto a estas personas. Sabía que una revelación como esta provocaría un gran tumulto. Mucha gente consideraría peligrosas a estas personas. Y más aun desde el incidente en la plaza Kirby. Si la gente descubriera que fue una persona la que estalló sobre el cielo de Nueva York, se armaría un escándalo. Con estos pensamientos me quedé dormido en un sueño repleto de pesadillas.

POV: Audrey Hanson

Papeleo, Papeleo y más papeleo.

Algunos piensan que el trabajo del FBI es emocionante y gratificante. Pero en los folletos promocionales de reclutamiento no hablan de la burocracia de este trabajo. Aquí estoy, rellenando los últimos informes para cerrar el peor caso de toda mi carrera.

El caso del asesino en serie llamado Sylar.

Todo había comenzado seis meses antes. Cuando Sylar empezó su ola de crímenes en Las Vegas, Nevada. La lista de asesinatos de Sylar era muy larga, muertos por congelación, muertos atravesados por objetos romos, muertos partidos en dos y lo más insólito de todo, aquellos que tenían la cabeza abierta en dos.

Lo peor de todo era que el caso tenía que ser cerrado por falta de pruebas. Ninguna maldita huella, ningún testigo, no había nada que nos diese una pista acerca de cual había sido el origen de este asesino. Y yo misma había terminado el caso, cuando apunté a Theodore Sprague como el candidato a ser Sylar. Yo sabía que Sprague no era el asesino que estaba buscando.

Pero tras su muerte, Sylar ya no había vuelto a asesinar y mis superiores opinaron que debía de haber acertado. Y Ted resultaba ser un candidato excelente, un agente de ventas de material médico, que había viajado por todo el país. De esta manera Ted se había convertido en el célebre asesino y en terrorista tras su muerte.

Sí, terrorista también, se le implicaba en la misteriosa explosión producida en Nueva York. Investigaban una conexión encontrada, entre el asesinato de una animadora en Odessa y un descarrilamiento de trenes, en los cuales habían sido sustraído material nuclear. De poco podía servir mi declaración de que Ted no era terrorista, jamás podría convencer a mis superiores de que Sprague era capaz de emitir radioactividad por su cuerpo.

El ruido de un sobre cayendo sobre mi mesa me sacó de mi ensimismamiento.

—¿Qué es esto? —pregunté al repartidor del correo.

—Lo han remitido de la oficina de Nueva York —contestó el anciano repartidor y continuó con su tarea monótona.

'Agente FBI Audrey Hanson. Asunto: Caso Sylar' decía en el remite.

«Estupendo una pista falsa más para el informe» pensé mientras abría el sobre. Empecé a leer sin mucho entusiasmo. Al parecer se trataba de la declaración de un taxista de Nueva York, que afirmaba que Sylar buscaba a una lista de personas concretas. Me dispuse a leer los nombres de la lista. "Felipe Acerra, David Berman, D.L. Hawkins, Leonie Pinkham, Byron Bevington, Adam Soo Hoo, Niki Sanders, Linda Tavara…" ¿Linda Tavara? Aquel nombre me sonaba, había sido la primera víctima de Sylar en Nevada. "…Daniel Buzzetti, Norman Ventris, Isaac Méndez…" ¿De qué me sonaba ese nombre? "…Sparrow Redhouse, Tracy Chobham, Amid Halebi, Nicholas Datre…" Datre había sido otra víctima en Chicago hacia cinco meses. "…Michelle Valcek, Paula Gramble, Candace Willmer, Curtis Hovsepian, Harry Fletcher, Nathan Petrelli…" ¿Petrelli? ¿El hermano de Peter Petrelli, el enfermero de Nueva York? "…Ethan Kimball, Noel Menzies…" Menzies había sido otra víctima "…Abu Aswan, Penkala Burton, Frank Cavanaugh…" otro acierto más "…Teresa Hue Pham, Diego Vela, Matthew Parkman…" Aquí me paré volviendo a releer el nombre… ¿Parkman? ¿El mismo agente de policía que podía leer la mente? Había bastantes más nombres en aquella lista. Pero aquello me había llamado la atención. Matt Parkman y Peter Petrelli no habían sido víctimas de Sylar, pero tenían algo en común con él. No eran tipos normales. Uno podía leer la mente y al otro lo había visto volverse invisible en una calle de Nueva York.

Aquello sí me que me había picado la curiosidad.

No podía tratarse de un estafador, aunque hubiese obtenido los nombres de las víctimas por los periódicos, tanto la información sobre Petrelli como la de Parkman no eran de dominio público. Además había algo más inquietante, todos los aciertos con los nombres de las víctimas correspondían con aquellas a las que se había extirpado el cerebro. Y ese truculento detalle no había llegado jamás a la prensa.

—Mohinder Suresh —leí el nombre del declarante.

Tendría que hacer una última visita antes de cerrar completamente el caso.