Hola! Regreso con un nuevo FF, espero que les guste, quise hacer algo diferente a mis trabajos anteriores y bueno... resultó en este FF. Espero que le den oportunidad! Esta vez, la historia se centra en Sherlock y John, como siempre, pero los acompaña un invitado especial... Sholto :)
Solamente para aclarar, la historia es exactamente la misma que en la serie, sin embargo Mary no le disparó a Sherlock, no se embarazó y nadie quiso matar a Sholto, jaja. Quizá existan algunas variaciones con la serie, pero no se preocupen, lo aclararé en su momento (?)
La historia es, obviamente, Johnlock. Los personajes originales no me pertenecen a mí, sino a Sir Arthur Conan Doyle y la BBC, historia original por Steven Moffat y Mark Gatiss. Más adelante, puede incluir contenido explícito.
La imagen de portada pertenece a anotherwellkeptsecret en Tumblr.
Sin más preámbulo, espero que la disfruten!
..:: What about now?::..
Capítulo I.
"I know
you and I
are not about poems or
other sentimental bullshit
but I have to tell you
even the way
you drink your coffee
knocks me the fuck out"
—Qué bueno que hayas decidido regresar, John. Sherlock te ha extrañado mucho— dijo la señora Hudson al ver al médico entrar con sus valijas a su antigua habitación.
—Ah, ¿en serio? —preguntó John con una sonrisa, esta vez dirigiendo su mirada hacia el detective, quien simplemente observaba desde su sillón.
—La señora Hudson tiende a exagerar, John. Pero es verdad que aprecio tener tu presencia de nuevo en casa.
John sonrió una vez más con satisfacción al escuchar las palabras de Sherlock, pues, sabía que viniendo de él, significaban mucho.
Efectivamente, los meses que John había estado fuera, habían sido especialmente duros para Sherlock, específicamente ahora que comenzaba a darse cuenta de que tal vez lo que sentía por John era algo más que amistad y podría ser nada más y nada menos que atracción.
Sherlock tuvo un debate consigo mismo acerca de sus sentimientos hacia John cuando se acababa de ir y justo cuando llegó a una conclusión era pues, demasiado tarde.
Así que cuando John anunció que volvería al departamento, Sherlock lo aceptó más que gustoso.
Tenerlo cerca una vez más, lo hacía más que feliz, pues ahora, sabía que sentía algo más por él, y sobre todo, el vivir con él le daba cierta ventaja por sobre las demás personas que rodeaban al médico. Después de todo, John "Tres continentes" Watson era bastante conocido por su fama de casanova. Pero ahora que había regresado al 221B, Sherlock sentía que tenía una nueva oportunidad y debía aprovecharla.
Describir la relación entre Sherlock y John era un poco complicado, pues, por un lado, todos sus conocidos aseguraban que entre ellos existía algo más que una inocente amistad.
Lo cual no era del todo falso, pero John se empecinaba en negarlo.
Por otra parte, Sherlock siempre se había sentido atraído hacia John, aunque lo había disimulado bastante bien en los últimos años y no lo había aceptado hasta unos meses después de que John se casara.
Describir su relación era una tarea complicada de por sí, pero se volvió realmente complicada después de cierto incidente.
Aquella noche, hace meses, en la despedida de soltero que Sherlock organizó para John, las cosas tomaron un rumbo muy distinto de lo que hasta ese momento habían tenido.
Lo que comenzó como un juego, muy pronto fue subiendo de tono, y lo siguiente que Sherlock recuerda, aunque un poco borroso debido a la cantidad de alcohol ingerida, es una peculiar discusión entre ellos dos, que fue más o menos así:
—Así que… te preguntaré de nuevo-dijo John, apenas pudiendo mantenerse en pie-¿por qué nunca te he visto salir en una cita? Quiero decir, en una de verdad, tú sabes a lo que me refiero.
Sherlock se echó a reír ante la repentina curiosidad de su amigo acerca de su vida amorosa.
—Entre otras cosas… El contacto físico, John… no soy bueno en eso, intentó explicar Sherlock.
—Así que.. no besos, ¿supongo?-preguntó John una vez más, medio en broma, medio en serio.
—Así es, no besos. Muy inteligente de tu parte, John.
—No te hagas el cerebrito, Sher….lock—dijo John, riéndose.
—Yo no hago eso.
—Sí que lo haces- insistió el médico colocándose peligrosamente cerca de la boca del detective. —acércate.
Sherlock obedeció y se acercó al rostro de John. Y la siguiente imagen, aún borrosa, pero muy presente en su mente durante los últimos meses, consistía en John encima de él, besándolo apasionadamente, como nunca en su vida lo habían besado… Era cierto, Sherlock no tenía una gran experiencia en el campo, comparado con John, pero tampoco era tan inocente. Nunca había tenido una relación demasiado seria pues nunca se había enamorado, hasta que conoció a John.
Gracias al calor del alcohol, los hombres pasaron un buen rato besándose, mordiéndose y tocándose, torpemente, como un par de adolescentes en celo.
A la mañana siguiente, al despertar, Sherlock se encontró a solas en el sofá. Con John sirviéndose un té.
—Hola, Sherlock, —lo saludó John al verlo despierto.
El detective apenas pudo regresarle el saludo con la mano, pues el dolor de cabeza provocado por la resaca lo estaba matando.
—Acerca de anoche…—comenzó a decir John, antes de que Sherlock pudiera tan siquiera reaccionar—fue un error, ¿de acuerdo? Olvidémoslo. Yo, eh, me casaré muy pronto y soy muy feliz con Mary. Siento haberme sobrepasado contigo de esa manera, Sherlock. ¿Estamos bien?
John se escuchaba genuinamente avergonzado aquella noche. Por lo que Sherlock simplemente asintió con la cabeza, y con dolor, aceptó la petición del médico. Jamás volverían a tocar el tema. John Watson nunca sería suyo. Lo que había sucedido había sido culpa del alcohol, y nada más.
Y así, lo dejaron pasar como se dejan pasar las cosas que no tienen importancia.
Pero ahora, todo pintaba diferente para el detective. John Watson ya no estaba casado, no tenía novia, no existía quien se interpusiera en su camino, lo que, a pesar de saber que era egoísta de su parte, lo alegraba de sobremanera.
Ahora las cosas serían diferentes, ahora podría esperar pacientemente su turno, manipular-provocar-las situaciones y podría tenerlo para él. Solo para él.
O al menos eso es lo que creía.
Los primeros días transcurrieron con tranquilidad en el 221b de la Calle Baker.
A John le parecía increíble la forma en la que se estaba comportando Sherlock. Hacía más de una semana sin un caso y el detective aún no estaba dispuesto a provocar un atentado que pusiera en peligro a todo Londres.
Por supuesto que había una razón para la aparente tranquilidad de Sherlock, y era que, por fin, estaba permitiéndose disfrutar algo tan simple como la compañía de John, observaba sus movimientos, sus costumbres, cómo seguía siendo el mismo John Watson de siempre. El mismo buen amigo que se había ido tras una mujer a la que creía amar.
Un día, Sherlock se encontraba haciendo un experimento en la cocina, cuando fue interrumpido por una risa proveniente del pasillo. Obviamente le pertenecía a John, pero, ¿qué era tan gracioso?
No fue minúscula su sorpresa al salir y encontrarse con su compañero de casa, hablando por teléfono, entre risa y risa, con alguien.
Los celos nublaron la vista de Sherlock, quien no podía concentrarse en deducir con quién hablaba el médico, ¿quién era esa persona al otro lado de la línea que hacía reír a John de esa manera e incluso sonrojarse?
Nuevas imágenes invadieron la mente de Sherlock. Eran recuerdos, aquellos recuerdos que habían estado borrosos al principio, se volvían cada vez más vívidos, y pudo recordar con lujo de detalles aquella sensación de tener a John entre sus labios, de sentir su piel fresca entre sus dedos, de sentir su respiración errante en su cuello… Y se detuvo. Se quedó helado, con la simple idea de que podría perderlo de nuevo.
Quizá su mente viajaba demasiado rápido. Quizá los celos que estaba sintiendo en ese momento solo eran resultado de no querer perder a su amigo de nuevo. Quizá no. Quizá había alguien, de hecho, que estaba coqueteando con John. Después de todo, era John "Tres Continentes" Watson, ¿no? Qué tonto pensar que pudo haber dejado a su mujer sin tener a la siguiente en la lista.
Para cuando John colgó el teléfono, la mente de Sherlock ya se encontraba volando por algún otro lado del universo.
—Sherlock, Sherlock…—dijo John, chasqueándole los dedos—¿Estás bien? Te dije que ahora regreso… de vuelta puedo pasar por el supermercado, ¿quieres algo?
Sherlock volvió en sí, y simplemente sacudió la cabeza en negación, antes de regresar a lo que estaba haciendo, prácticamente, ignorando a John, riéndose internamente de sí mismo por estar reaccionando de una manera tan exagerada ante una simple llamada telefónica.
¡Espero les haya gustado! Díganme qué piensan pero no me maten, por fis :P
¡Saludos! y nos vemos en el siguiente cap :)
