Harry Potter le pertenece a J. K. Rowling.

Este fic participa en el reto anual "Long Story 2.0" del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black.

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For the Love of my Friends.

~Por Amor a mis Amigos~

Capítulo uno. La sentencia de Draco Malfoy.

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Pasado dos meses y medio de que terminara la Segunda Guerra Mágica; el Ministro de Magia: Percy Weasley mandó a llamar a Draco Mafoy para iniciar el juicio que se merece por su participación muy obvia del lado del Que-No-Debe-Ser-Nombrado o al menos antes de que fuera derrotado; dicho juicio se llevaría a cabo dentro de dos días, tiempo sorprendentemente corto puesto que los preparativos desde hace meses se estaban efectuando. En el antes mencionado momento estarán presentes la entidades conocidas en el Mundo Mágico, entre los cuales figuran: el Ministro de Magia, Percy Weasley; el jefe de Aurores, Shacklebolt Kingsley; y la Junta de Líderes para la Prevención y Castigo de Actos Criminales.

Para los otros integrantes de la familia Malfoy el caso fue el siguiente. Narcissa Mafoy fue hallada inocente al manifestarse, por parte de Harry Potter, que en el momento en donde se demostrarían sus lealtades ella prefirió ayudarle mintiéndole a Voldemort sobre su supuesta muerte; por otra parte Lucius Malfoy hará servicio comunitario ayudando a la Orden del Fénix con el papeleo de cada misión que ellos hagan, por muy simple que sea. Era eso o estar en Azkaban por una larga temporada; el primogénito sabrá su veredicto dentro de dos días. Éste reza porque no sea tan malo, después de todo no cometió fechorías como Bellatrix Lestrange o cualquier servidor que haya o aun es muy buscado.

—No te preocupes, hijo. Todo saldrá bien —susurró Narcissa al tiempo que acariciaba la cabellera rubia de su único retoño.

La bruja sangre pura estaba en la habitación de Draco mientras que el padre de éste se encontraba en la sala, descansando de un agobiante día. Había tenido que hacer dos informes, lo que no hubiera estado mal pero, desgraciadamente, uno fue de cinco pergaminos y el otro de siete; mucho, a decir verdad sin embargo Lucius se decía que era mejor que estar pudriéndose en Azkaban. Es más, si continúa así, es posible que su "condena" sea reducida siempre y cuando lo haga bien y no se queje; lo último por consejo de su esposa.

—Pero, madre —dijo Draco con algo de temor, lo que no era normal en él no obstante dada la circunstancia era entendible; ¿quién, estando a punto de enfrentar un juicio, no se llena de miedo? Nadie, absolutamente nadie. Eso es algo que sabe con dieciocho años de edad, cumplió la mayoría poco tiempo después de que saliera de Hogwarts cuando iba a sexto año—, y si yo...

Cissy lo calló amorosamente— Descuida, te irá bien. No hiciste lo mismo que tu padre, lo que me enorgullece, por lo que tu castigo no será tan malo. —Le sonrió tranquilizando a su hijo.

El blondo la miró, segundos después recuperó su comportamiento normal. Algo orgulloso pero maduro, la guerra cambia a las personas, de una u otra manera. Inhaló y exhaló lentamente para normalizar su pulso sanguíneo; suspiró al lograrlo.

—Gracias, madre.


Cuarenta y ocho horas transcurrieron, el tan ansiado momento llegó. Draco en conjunto con sus padres estaban en la Sala de los Juicios; el Mafoy junior estaba en el centro de dicha Sala enfrente del Ministro de Magia, al lado derecho de Percival estaba el Shacklebolt a su vez en el siniestro se localizaba a Junta de Líderes para la Prevención y Castigo de Actos Criminales; el rubio menor resistió las ganas de tragar en seco al sentir todas las miradas sobre su personas, no iba a permitir que esos notaran su debilidad... por muy compresible que sea.

—Draco Lucius Malfoy —enunció Percy con voz potente y solemne, ahora sí el juzgado tragó en seco—, se inicia la sesión que llevará a cabo tu condena por los crímenes que has cometido mientras fuiste un Mortífago. —Alzó la mirada, la cual era penetrante y hasta cierto punto fría.

El Slytherin junior se dijo en su mente que debía de mantener la compostura.

—¿Algo que decir antes que se inicie la sesión? —indagó Kingsley desde su trono en lo alto del recinto; el adolescente no hizo o comentó en absoluto— En vista de ello, comencemos Ministro.

El Gryffindor bajó levemente su visión hacia un papel que, seguramente, tenía en un escritorio sorprendentemente alto... más que todo porque estaba levitando; después de terminar leerlo en voz baja él procedió a hacerlo a viva voz. Ahí se dejaban ver los hechos delictivos que cometió Draco tanto pre guerra como durante: que estuvo involucrado en el asesinato de Albus Dumbledore, como secuaz —o al menos así lo ponía el reporte que realizaron prontamente que el personal necesario se recuperara de las pérdidas, unas más lamentables que otras— de Severus Snape; ingresar un armario prohibido a Hogwarts, el cual sirvió para mantener comunicaciones con los Mortífagos; estar presente en la tortura propiciada por Bellatrix Lestrange hacia la bruja nacida de muggles: Hermione Granger y no hacer nada impedirlo; por último, pero no menos importante, participar directamente en la Segunda Guerra Mágica del bando del Dark Lord.

Mientras esto pasaba Narcissa intercambiaba miradas con su esposo, ésta era consciente que la mayorías de las cosas de las que acusaban a su hijo era porque ella se las había dicho. La Slytherin sabía que si ocultaba podían condenarla, lo que sería contraproducente ya que no podría estar con su primogénito para apoyarlo además es mejor que se haga un solo veredicto en vez uno en uno; sería peor para él, hablando de su hijo único.

—¿Entonces cuál es mi decreto?

La duda que fue expuesta por el heredero Malfoy hizo que la Junta de Líderes para la Prevención y Castigo de Actos Criminales comenzaran a cuchichear entre sí.

—Conociéndolo no le dará el castigo que se merece —aseveró una bruja de cuarenta y dos años de edad, pelinegra de ojos café oscuros; se refirió al Ministro, quien en el poco tiempo en su puesto era conocido por ser algo blando con los criminales.

Algo para el gusto de ellos.

—Lo sé, Stella —dictó un mago de treinta años, castaño de ojos azules—. Entonces, ¿qué haremos? No permitiré que ese delincuente ni tan juvenil ande feliz por las calles del Mundo Mágico —siseó algo enfadado, por culpa de los Mortífagos su hija murió.

—No se preocupe, Alex. Me encargaré que al menos uno de ellos tenga una detención severa. —Al mago, cuyo nombre completo era Alexander Brown, sonrió complacido. Era sabedor que ese crío no mató, directamente, a su Lavender pero ¡tenía que desquitarse con algo más que las paredes! El dolor de perder a su bebé era tan fuerte que no lo ha superado, no del todo.

Realmente Alex la extraña... a su pequeña niña risueña enamoradiza.

—A ver, éste es Draco Lucius Malfoy: un chico que pertenece a Slytherin y es un mago sangre pura —volvió a hablar la bruja de antes, no Stella sino Evangeline, era pelirroja de ojos casi negros.

—¿Sangre pura? —murmuró Stella, como teniendo una idea; sonrió maliciosa— Sé el veredicto adecuado.

Ni Alex, ni Evangeline le preguntaron cuál era, confiaban bastante en el sentido de ésta.

—El castigo que hemos decidido Shaklebolt Kingsley y yo es que... —No pudo continuar ya que Stella lo interrumpió, con voz fuerte pero no irritante informó a Malfoy.

—Serás exiliado al Mundo Muggle, donde tendrás que vivir como un Muggle en un intervalo de dos meses. —Una sonrisa se formó en la bruja al ver, de modo imperceptible, la mueca de Draco.

No... no, ¡no! Esto es imposible pensó Lucius asombrado; eso era peor, en su punto de vista, de lo que a su persona le tocó.

Conserva la compostura meditó internamente el blondo junior.

Narcissa simplemente no encontró cómo reaccionar.

Por mucho que el Weasley quisiera revocar aquel mandato, aun no podía. No cuando estaba en el período de prueba, aquel que se le asigna al Ministro en turno para descifrar si es bueno o no para sobrellevar situaciones como estas; se mordió el labio inferior. No arriesgaría su puesto, el que tanto le costó conseguirlo.

—¿Esa es mi única opción?

—Usted lo ha dicho, señorito Malfoy —expresó, auto suficiente, la pelinegra.

El más joven de nuevo inhaló y exhaló, calmado enunció— ¿No les parece que es muy... precipitado?

Brown y Evangeline ojearon, disimuladamente, a Stella; ella sonreía sin importarle lo que pronunció.

—Puede que lo sea, joven Mafoy; pero, no olvide que sus amigos también están involucrados en esto y, a menos que no quiera dañar su reputación, le aconsejo que se reserve sus opiniones —enunció solemne.

Qué bajo has caído, Stella pensó el ex Auror, negando lentamente con la cabeza.

Acto que pasó desapercibido.

—Me está chantajeando —aseguró Draco sintiendo la ira que se extendía en su cuerpo, ¡meter a sus amigos, o a algunos de ellos! ya que no todos entran en esa categoría, sin embargo, eso lo poco noble que llegó a ser la estirada; él era sabedor que sus... compañeros, sí eso, tenían sus propios problemas como para meterles uno más. Por mucho que le desagrade el hecho que Pansy hace complejo de sombra irritante, que Goyle se coma sus bocadillos, que Blaise y Nott en ocasiones se pongan a discutir sobre temas medianamente interesante... si no es que están haciendo competencias que no rebajan sus estatus. No, no podía. Los apreciaba: Goyle y Parkinson han estado con él desde su primer año en Hogwarts; Zabini se le unió en sexto, poco antes de irse del Colegio; y Theodore al volver al castillo en su séptimo año, poco después de la Batalla.

Con el poco tiempo que ha llevado con ellos, o mucho dependiendo quién sea, les cogió cierto sentimiento que no puede descifrar pero que ahora, en ese momento, le está haciendo presión en el pecho. No debía herirlos, no ahora que más o menos han logrado rehacer sus vidas. Sobre todo a Goyle, quien perdió a Crabbe y eso que eran hipotéticamente unidos ¡si hasta se pusieron apodos! No, hasta para él dañar de esa manera a sus compañeros de Casa era ir demasiado lejos; no, no lo haría.

Aunque eso significara vivir como un asqueroso Muggle, pese a que fuesen dos meses.

—Lo haré; viviré en el Mundo Muggle —aceptó con voz seria y que reflejaba que no retrocedería a su palabra.

A cualquiera, menos a ellos.

—Perfecto —pronunció Evangeline, complacida. De hecho los tres Líderes presentes lo estaban, no había mejor detención para Draco que esa—. En breve los cinco discutiremos los lineamentos.

Draco asintió en comprensión.

Y Lucius en conjunto con Cissy, para sorpresa suya, en vez de estar espantados se pusieron orgullosos... de que su hijo halla madurado por su cuenta.

Estoy orgullosa de ti pensó Narcissa, con una sonrisa fría.

Has cambiado Draco. No sé si para bien o para mal pero has cambiado, me satisface meditó el patriarca Malfoy.

A escuchar los lineamientos en breve para que el rubio menor empiece su vida en un mundo que apenas conoce:

El Mundo Muggle.