Introducción

Su nombre es Camus du Aquarius, es un joven de 20 años con un pasado interesante, y cuyo futuro será aún más. Su padre fue francés y su madre griega. Ella murió cuando Camus tenía 7 años; un año después su padre se casó de nuevo con Natassha, una mujer rusa que también era viuda y tenía un hijo, Hyoga, de 3 años de edad. Eran muy parecidos, pues Hyoga era mitad japonés y nunca tuvo muchos amigos. Ambos tenían un carácter sereno, aunque el pequeño era un poco más abierto, pero se llevaban bien, pues viajaban mucho como familia y sólo se tenían el uno al otro. Hyoga veía a Camus como un ejemplo a seguir, y éste lo protegía, pero solamente cuando era necesario. Sus padres murieron en un naufragio, así que con 15 y 9 años, se instalaron en Atenas, Grecia, donde su padre había dispuesto su herencia. Cinco años han pasado desde entonces, Hyoga decidió estudiar la secundaria en Japón, pues sentía que debía encontrarse a sí mismo e independizarse de su hermano; Camus estudia medicina en Atenas y ya empezó a hacer prácticas. A pesar de ser muy serio, se hizo de dos buenos amigos, quienes difícilmente ganaron su confianza y que conoce desde la preparatoria. Uno de ellos es Mu Rasgotra, quien vino desde una remota región de India para cumplir su sueño, y con quien Camus planea fundar una clínica para los más necesitados. Su otro amigo es Aioria Vardalos, quien, aunque no atiende personas pues estudia veterinaria en la misma universidad, entiende el hermetismo sentimental de Camus, pues él perdió a su hermano y sabe que es difícil hablar sobre eso. Ambos intentan encontrar pareja a nuestro protagonista, pues sienten que si encuentra el amor olvidará todo el sufrimiento por el que ha pasado. Y así empieza la historia del mejor deseo que Camus podría haber pedido.

Capítulo 1

- Joven Camus, necesito hablar con usted. - lo detuvo cuando pasó por su escritorio y se puso de pie.

- Si, Maestro Shion. – con semblante inexpresivo se acercó al único maestro a quien realmente admiraba.

- ¿Entiende por qué su último ensayo no obtuvo una nota tan alta como las que acostumbra?

- La verdad no, Maestro.

- Si lo abre de nuevo observará que subrayé la frase: "La muerte es el final del ciclo biológico", la cual también hace referencia al título que eligió.

- Así es¿qué quiere decir con eso?

- Esta es la clase de Ética Médica, no necesito que me escriba lo que aprende en otras clases.

- Lo siento Maestro Shion, pero usted nos pidió que escribiéramos sobre lo que la vida significa para nosotros, y fue lo que hice.

- ¿En verdad es eso lo que piensa sobre la vida, joven Camus?

- Yo…

- ¿Es que acaso notiene sentimientos hacia alguien?

- …

- Y no me refiero a alguna pareja, sino a algún familiar, algún amigo. Lo he visto en el hospital en el corredor pediátrico, es como si los niños deshicieran ese caparazón que lo cubre.

- OnO… - estas palabras le sorprendieron enormemente, pues era algo similar a lo que le decían Aioria y Mu, pero nunca pensó que un maestro, alguien ajeno a su vida, le diría algo así.

- Sé que esta semana tiene exámenes, así que le doy oportunidad después de las vacaciones de primavera para entregarme otro ensayo, y quiero que escriba lo que siente, no lo que piensa. – dijo firmemente antes de volver a tomar asiento y seguir ordenando sus papeles.

- … Gracias, Maestro Shion. – guardó el ensayo en su carpeta y salió del salón, pero no se dio cuenta de la sonrisa que su reacción causó en su profesor.

Caminaba por los pasillos pensando en las palabras del joven pero inteligente Maestro Shion. Claro que amaba a otras personas, estaba su hermano Hyoga, sus amigos Aioria y Mu, con quienes talvez no se abría mucho, pero eran las personas en quienes más confiaba. ¿Pero por qué no podía escribir sobre eso? Desde hacía tiempo que sentía que algo le faltaba, pero su sueño de ayudar a otras personas lograba llenarlo… por unos momentos. Decidió dejar el asunto por un rato, pues ya se le hacía tarde para sus rondas en el hospital. Llegó a los vestidores, se cambió y fue directo a la estación de enfermeras del corredor pediátrico para tomar la lista de los pacientes.

- Camus, llegas justo a tiempo.

- Hola Mu, lo que pasa es que el Maestro Shion me entretuvo.

- ¿En serio¿Y qué te dijo? – preguntó mientras caminaban al primer cuarto.

- … Nada importante, sólo tengo que corregir un ensayo. – se sorprendió por el entusiasmo de su amigo, pero recordó que Mu se llevaba muy bien con el Maestro pues son de la misma región de India – Qué bueno que Aioria no está, por que con esa reacción hacia el Maestro, ya estaría ideando algún plan para que salieran juntos ¬¬.

- Lo sé,unu no se si reír o llorar. Debería encontrar alguien para él antes de estar buscando pareja para nosotros.

- Al menos ya se rindió conmigo.

- Eso crees tú. ¬u¬

- Mmm… ¬¬

La tarde transcurrió sin novedades, al caer la noche ambos jóvenes se despidieron y se dirigieron a sus respectivos hogares. Camus decidió caminar y así pensar mejor sobre lo que escribiría en su nuevo ensayo. Como todas las noches desde hacía unos cuantos días, sintió que alguien lo seguía, se giraba para ver quién era, pero nunca veía a nadie. Por alguna extraña razón no se sentía amenazado, así que empezó a acostumbrarse a su presencia. "Tal vez es mi ángel guardián", se decía a sí mismo en tono de broma.

"No puedo creer que lo esté haciendo otra vez. Pero es tan hermoso… ¿Pero que estoy pensando¡Debo concentrarme en mi misión! De nuevo trae esos pantalones negros… ¡No! No puedo seguir así, tengo que encontrarlo rápido por que si no lo hago… ¡Ay no¿A dónde se fue?"

Camus se detuvo en una esquina para esperar el cambio de semáforo, había pocos autos, pero ya era tarde y nunca se sabe qué loco puedes encontrar manejando. Cruzó la calle, pero al llegar al otro lado algo le hizo voltear.

"¡Ahí está! Oh oh… ¿por qué esta mirando para acá? Mmmm… ¿qué es esa luz?..."

- ¡CUIDADO!

Camus corrió a toda velocidad para mover de la calle a la persona que estaba de pie a la mitad de ésta. Lo empujó y ambos rodaron hasta la acera. Se levantó rápidamente para intentar reclamarle al conductor, pero éste ya había dado a la fuga.

- ¡Idiota! Pero qué imbécil¿cómo no pudo ver a alguien con esas luces? ÒnÓ... ¿estás bien? Ó-Ò – preguntó cambiando su rostro rápidamente.

- ¿Pero qué… . ? OoO tú… - preguntó totalmente asombrado la persona que acababa de salvar Camus, un joven con extrañas ropas griegas antiguas y negras.

- ¿Te duele algo?... – preguntó mientras revisaba sus brazos y su cabeza – parece que no tienes nada grave, sólo unos cuantos rasguños. Deberías tener más cuidado¿qué hacías en medio de la calle?

- Eto…OoO

- Bueno, no importa, si te duele algo deberías ir con algún médico. – se puso de pie y empezó a caminar hacia el otro lado de la calle como si nada hubiera pasado.

- ¿Eh?... ¡Oye¡Espera!... – el joven se paró y corrió para alcanzar a Camus al otro lado, esta vez, viendo que ninguna extraña luz pasara.

- ¿Mm¿Qué quieres? – preguntó con su inexpresivo rostro de siempre.

- Es que yo… - tener a Camus en frente lo ponía muy nervioso.

- No tienes por qué agradecerme, es algo así como mi trabajo.

- No, es que no entiendes, yo…"Demonios, realmente es hermoso"

- Oye, tengo algo de prisa así que…

- ¿Eres un humano? – "¡Idota!Eso es obvio"

- OnÔ Hasta donde yo sé… ¿por qué?

- Por que… por que… como me salvaste la vida¡puedo cumplirte un deseo!

- Ah… pues, creo que seguiré mi camino… "Qué bueno que vivo cerca"- continuó caminando y una solo idea vino a su cabeza: "Loco…"

- ¡Espera! – empezó a seguirlo – Sé que es algo difícil de creer¡pero es verdad!

- Mira, no sé quién eres, pero déjame en paz. – llegó a su casa y se detuvo en la reja.

- ¡En verdad puedo cumplir cualquier deseo que pidas!

- Si, ajá… - abrió la reja y la cerró sin dejar pasar al extraño.

- Te lo probaré ÒuÓ.

- Adelante.- de repente el joven fue rodeado de una extraña aura dorada, y de un salto pasó la reja de 3 metros.

- OoOU Pe-pero… ¿cómo hiciste eso?

- Te lo dije –u–

-… -o-U Eso no prueba nada.

- ¿QUÉ? OnO – Camus empezó a caminar por el jardín frontal y abrió la puerta de la casa - ¿Es que no me viste o qué? ÒnÓ

- Cualquier persona entrenada puede hacer eso --

- ÒnÓ …¡Te digo que pidas un deseo y te lo cumpliré!

- No sigas por favor, vete. – entró a la casa y cerró la puerta, pero cuando dio la vuelta…

- ¡No me iré hasta que pidas un maldito deseo! ÒnÓ

- ¿QUÉ¿Cómo hiciste eso? OoOU

- Pide lo que quieras, hasta puedes pedir lo que ustedes llaman dinero…

- ¡No sé qué quieres pero quiero que te vayas! ÒoÓ

- ¡Ya te dije que no me iré hasta que pidas un deseo! ÒnÓ

- ¡Pues yo no necesito nada¡Si deseo algo simplemente trabajo duro para lograrlo!

- ¡Ah¡Ya sé lo que necesitas! Quieres una novia que calme tu mal carácter ¿verdad? °u

- ¡Qué yo no nece… O.O Ah… con que una novia ÒuÓ… ¡Sal de dónde quiera que estés Aioria¡Ya te descubrí!

- ¿Qué es un Aioria? OoÔ

- Me las vas a pagar Aioria… ¿Y tú cómo te llamas?

- Milo… OnO

- En todo caso, ya descubrí su jueguito, así que ya puedes irte Milo. No sé cuánto te haya pagado Aioria, pero puedes decirle que su broma no funcionó.

- ¿De qué demonios estás hablando¡Ya te dije que no estoy jugando! En verdad puedes desear lo que sea.

- Está bien, veamos que tanto te pagó Aioria… ¿entonces puedo pedir lo que yo quiera? ÒuÓ

- Así es -u-

- Entonces… deseo que te quedes conmigo para siempre.

- OnO

- ¡Ja! Ya lo sabía, así que si ahora me haces el favor de irte…

- De acuerdo.

- ¿De acuerdo? O.o

- Sí, cumpliré tu deseo, me quedaré contigo para siempre. – Milo comenzó a brillar de nuevo, pero con más intensidad, cerró sus ojos, levitó unos centímetros y un fuerte viento empezó a recorrer la casa.

- ¿Pero qué demonios está pasando? – se cubrió de la intensa luz y del viento que duraron unos segundo más, al terminar, Milo abrió lentamente sus ojos y observó fijamente a Camus, quién aún no salía de su sorpresa.

- OoO

- ¡Listo! OuO

- ¿Q-Qué rayos está pasando? OoO!