Renuncia de derechos: Harry Potter y todo su universo son propiedad de J. K. Rowling, empleo parte de ello sin fines de lucro. Por otra parte, la trama sí es mía, por lo que me reservo su uso.

El presente texto participa en el Mini Reto de noviembre de "La Copa de la Casa 2014–2015", del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black".


Digno.

Los rumores sobre quién podría ser campeón de Hogwarts en el Torneo de los Tres Magos corrían como la pólvora.

Muchos decían que un Gryffindor, con su temple y sus agallas, superaría con facilidad cualquier calamidad que a los organizadores se les ocurriera.

Otros, más sensatos, alegaban que para hacer frente a cualquier cosa, se requería la seriedad y el intelecto de un Ravenclaw.

Algunos pocos insistían en que un Slytherin podría usar toda su astucia en escurrirse de las más grandes dificultades hasta llegar a la meta.

Y unos cuantos, quizá los menos apasionados en semejante discusión, afirmaban que la capacidad de un Hufflepuff para esforzarse por sus ideales era lo que hacía falta.

Durante días, el tema fue el más comentado entre los alumnos, sobre todo barajando los nombres de quienes, según sus creencias, deberían representar al colegio. Uno tras otro, los jóvenes de diecisiete años o más se mentalizaban para echar su nombre o, como en el caso de ciertos listillos menores de edad, al menos lo intentaron. Todos querían tener la oportunidad de que el Cáliz de Fuego los juzgara como el más capacitado para llevarse la gloria, la Copa de los Tres Mago y ese jugoso premio en metálico.

Cedric Diggory echó su nombre con pensamientos parecidos, aunque no del todo.

El prefecto de Hufflepuff quería la gloria, sí, pero no solamente para sí, sino también para su casa, que a menudo era vista como la menos valiosa de Hogwarts.

Cedric deseaba la Copa de los Tres Magos como mero símbolo de todo el trabajo duro previo a ganarla; es decir, sería su recompensa tras demostrar lo buen mago que era, tras casi siete años de estudiar con ahínco.

Ese muchacho esperaba emplear los mil galeones para que, acabando el colegio, la posibilidad de una vida independiente, en un hogar propio y pagando él mismo sus estudios, no resultara simplemente un sueño, sino una realidad.

Quizá pensaran desde fuera que Cedric se ofrecía como campeón solo porque sus compañeros de casa lo alentaban a ello, pero eso no era completamente cierto.

Los temores y esperanzas del colegio entero se realizaron, la noche de Halloween, en la cual aquel objeto mágico hizo su elección.

Para sorpresa de varios, el mejor campeón que Hogwarts podía tener resultó ser aquel joven apuesto, buen jugador de quidditch y de excelentes cualidades morales.

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Bienvenidos sean a mi tercera participación en "La Copa de la Casa". Desde ahora me disculpo porque, aunque esto no salió tan mediocre como considero la participación anterior, surgió apenas en un par de horas de quebrarme la cabeza al tener un arranque de inspiración. Debía aprovechar cualquier cosa que se me ocurriera, que la vagancia (el desempleo, vamos) parece que afecta mi inspiración, ¿quién lo hubiera dicho?

El mini reto de este mes es escribir sobre un personaje "siendo el mejor en lo que hace". Por alguna razón, me acordé de Cedric quien, según el Cáliz de Fuego, fue el mejor candidato para representar a Hogwarts en el Torneo de los Tres Magos, o por lo menos esa es mi perspectiva. El título, además de usarlo como calificativo para el chico, en escritura me parece ligeramente similar a "Diggory", aunque es probable que solo sea idea mía.

Cuídense mucho y nos leemos a la próxima.