¡Hola! Bien; hace poco me entró en la cabecita el sasunaru (y me dí de zapes mentales por mi ignorancia al no conocer esta pareja antes ¬¬ T-T)

Así que me entró la espinita de escribir algo de ellos =)

Naruto, su secuela y demás son de Kishimoto-san


—La luna, satélite natural que representa la hermosura, belleza y fertilidad; aquel astro enigmático que llena de inspiración a los poetas, y a los enamorados; de eso es la lectura del día de hoy —explicó el profesor a sus alumnos preparatorianos de 17 años.

Los jóvenes le miraron extrañados, pues Umino-sensei era amable, pero no un romántico empedernido; menos para las explicaciones sobre los astros que rondan por el universo. Así que el día de hoy les parecía curioso que su profesor hablará como sí estuviese dictando una cátedra de literatura.

—Sensei? —levantó su mano una chica de ojos verdes, cabellos rosas; era inteligente y la más atractiva de las escuela.

—Dígame, Haruno-san —. Las miradas de todos y cada uno de ellos se posaron en los parlantes, en especial unos ojos azules sobre la peliflor.

—Estaba pensando que es muy romántica su explicación; y recordando un comentario de Kakashi-sensei, sobre que usted antes se dedicaba a dar cátedras de mitos ancestrales; pues…—dudo en proseguir, pero lo hizo— me gustaría que nos contará un mito de la luna en los últimos quince minutos de clase que faltan.

El profesor Iruka sonrió; mientras los muchachos del aula veían a la joven con un aura de ternura.

—Me parece bien. Les contaré el mito de los dioses de la luna.

En la era antes del hombre, cuando reinaban las deidades; después que el bien cubriera el mundo. Los entes míticos se dieron cuenta de que necesitaban de otros seres para formar el equilibrio. Así que ente los dioses celestes y solares, crearon a los dioses oscuros y lunares; de ahí nacieron unos peculiares ídolos de ojos rojos con aspas negras y blanca piel, estos eran llamados: Los dioses de la luna.

Por razones egoístas; los dioses del sol únicamente dieron nacimiento a tres lunares; dos de ellos se enamoraron, y formaron una familia, creando descendencia en aquel satélite plateado; mientras que el tercero, bajó a la tierra y junto a un solar creó la humanidad.

Con el pasó de los siglos el dios del sol intentó derrocar a los de la luna y así acabar con el mal que les amenazaba por crecer junto a la humanidad, pero no lo logró.

Después de ese guerra interna; ambos clanes decidieron hacer un tratado de paz; que consistía en servir al ser humano; todas las deidades aceptaron. Una a una se fueron convirtiendo en guardianes de las personas; hasta el día de hoy.

Todos los estudiantes prestaron su atención al relato; o al menos eso aparentaban, pues uno de ellos se acomodó para dormir, otro sacó una bolsa de papas para comer mientras escuchaba, otro sonreía falsamente, en fin; cada uno de ellos en su mundo; y el único blondo del lugar, se dedicaba a mirar a su amiga de la infancia, escuchando sin escuchar el relato de su profesor.

La pelirrosa suspiró ilusionada después del relato, preguntando por última vez, y haciendo despertar al rubio de su ensoñación.

—Entonces… sí logró encontrar a un dios lunar y enamorarlo, este me será fiel, y tendré un romance de ensueño, además me concederá los deseos que quiera ¿verdad, sensei?

Al profesor castaño le resbalo una gota por la nuca, asintiendo.

—Si, Haruno-san. Pero no creo que sea posible encontrar a uno —independiente de la explicación del maestro, la chica andaba soñando con su hombre ideal, sin embargo; Umino al no enterarse de aquello, continuó su explicación— además para que cumpla tus deseos y demás; tienes que descubrir su verdadera identidad, y decirle: "eres un dios lunar, quédate conmigo"; después de eso, no se podrá separar de tu lado jamás.

El rubio que no había prestado atención a las palabras anteriores, alcanzó a escuchar únicamente la última oración pronunciada, así que levantó su mano efusivo y sonriente.

—Iruka-sensei; y sí digo eso; ¿competirá conmigo y me volveré fuerte e inteligente? —aquellos azules le miraron cual niño pequeño, el castaño soltó un suspiro paternal.

—Si, Naruto; te volverás fuerte e inteligente —. El aludido brincó de la emoción, sí Sakura-chan quería encontrar un dios lunar, él lo encontraría por ella; para así pedirle: fuerza, inteligencia, y vivir eternamente enamorado de la pelirrosa y viceversa.

La clase terminó, el aula se vació; los alumnos fueron hacía sus respectivas casas. Naruto y Sakura caminaban como los buenos amigos de siempre; ella suspiraba en romance, él sonreía planeando su futuro. La chica se despidió del oji-azul.

*/*/*

—Sasuke, tienes que ir; es tu deber encontrar a un humano al cual proteger hasta que muera —. Su hermano estaba picándole con lo mismo desde hace varias décadas; y él como buen hermano menor siempre se rebelaba; pero ahora no tenía excusas. Debía de ir, sí no lo hacía; su padre le había amenazado con dejarlo en la más baja escala del clan lunar, y su madre con dejar de consentirlo.

El moreno chistó la lengua imperceptiblemente. Miró a su hermano con odio.

—Una semana, sí no encuentro a nadie, me regresó —. Itachi sonrió de lado tétricamente, aceptando las palabras del menor, ya luego pensaría en un plan para obligar a su tonto hermano pequeño a aceptar su obligación en la vida.

*/*/*

A la mañana siguiente. Naruto se levantó con los ánimos arriba, esperando iniciar su autoproclamada "Caza del dios lunar para encontrar la felicidad y ser el mejor".

Primero pasó a recoger a su amiga de siempre, ambos se dirigieron a la institución; se adentraron a su salón asignado; y se acomodaron en sus asientos correspondientes. Naruto del lado derecho rumbo a las ventanas, junto a los hombres; y Sakura del izquierdo pegado a la pared, con las mujeres.

Ese día; martes por la mañana. La primera clase era de inglés, a cargo del perezoso profesor que siempre llegaba tarde, y se disculpaba con relatos no creíbles. Así que todos los estudiantes hacían revuelo, comportándose de forma infantil o ignorando el resto al tiempo de dormir o ver las nubes; mientras las chicas leían revistas de moda.

No obstante todos detuvieron las acciones realizadas al tiempo que una mujer de proporciones voluminosas, atractiva, cabellos rubios y mal temperamento entró.

—Cállense mocosos —gritó con el ceño torcido.

—¡Vieja Tsunade! —exclamó feliz el Uzumaki con una sonrisa amplia.

—Tsk. Te he dicho que no me llames así —rodó los ojos, luego recordando su obligación; carraspeó, y pronunció hacía la puerta— pasa.

Al instantes un joven de negras hebras cual noche, ojos oscuros, piel nívea, se adentró al aula sin expresión.

—Preséntate —ordenó la directora y administradora de aquel bachiller.

—Hm —fue la expresión por respuesta; haciendo saltar una vena en la frente de la mujer. Esta se dirigió a sus alumnos y habló.

—Su nombre es Sasuke Uchiha, como verán no es expresivo; así que… —contempló con malicia antes de continuar— ¡Naruto! Tú estarás a cargo de este mocoso, así que no te separes de él cuando este en la escuela.

El moreno frunció el entrecejo chasqueando la lengua; el rubio la miró con reproche, expresando sus protestas en palabras que llegaban a gritos; y la directora salió triunfante y campante del lugar con una sonrisa en el rostro.


Gracias por leer :D

Sí les interesó la historia, dejen un review; ya sea crítica, comentario, etc.

Matta ne~!