.Inuyasha un cuento de hadas feudal no me pertenece.

.Qasas altaabut.


Cuando Inuyasha Taisho bajo del taxi y vio su reloj maldijo entre dientes, el estúpido trafico le había hecho llegar tarde y justamente ese día tenia una importante junta con su hermano y el resto de arqueólogos de la zona.

Apretó el paso, era un asunto muy importante y como uno de los hijos de el gran Inu no Taisho no podía darse el lujo de llegar tarde.

Al llegar a la zona de excavamiento varios colegas lo saludaron, el los saludo de vuelta y siguió caminando mientras buscaba a su hermano.

Pronto apareció su novia para recibirlo.

— Kagome... ¿donde esta Sesshomaru?

— "Hola cariño, ¿como amaneciste? ¿has tenido un buen día?" -dijo ella sarcásticamente ante el saludo de su novio- esta en su tráiler, discutiendo algunos asuntos con Miroku y Naraku...

— ¿Y la reunión?

— Se canselo...

— ¿Y eso? -pregunto con una deja alzada el albino.

— Encontramos una caverna escondida y varios arqueólogos y sus equipos fueron a investigar...

El gruño.

— En otras palabras me he perdido lo mejor...

— Tranquilo, además Sango esta encargándose de todo en lo que llegabas.

El suspiro al tiempo en que se sobaba el puente de la nariz.

— Bien, vamos allá...

La joven asintió.

En el camino se encontraron con Miroku, Naraku y el mayor de los Taisho, quien le envió una mirada desaprovatoria a su hermano por la tardanza.

Pronto, al llegar con Sango Sesshomaru hablo.

— Creemos por las características del lugar que podemos estar ante la tomaba de Cleopatra Filopator New Thea...

— ¡¿Como?! ¡¿Cleopatra?!

El hombre asintió.

— Yo debo ir a hablar con nuestro padre...

— Entiendo.

—Inuyasha, tu y Naraku están a cargo de la excavación.

— De acuerdo...

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— ¡Miren! -exclamo Sango emocionada- ¡por Dios! ¡esto es maravilloso!

— ¡Tienes razón Sango! -dijo Kagome feliz por el descubrimiento.

El grupo de cinco personas contemplaba extasiada la arquitectura de la tumba que habían hallado, los geroglificos eran impresionantes y los detalles de el sarcófago eran preciosos.

—Inuyasha, amigo mio ¿sabes lo que significa esto?

— Por supuesto que si Miroku, esto sera una gran contribución a los registro de historia...

— ¡Eso no! ¡yo me refería a un Nobel!

Ante esto los cuatro restantes le dirigieron una mirada cansina al experto en civilizaciones.

— ¡Miroku!

— Oigan, si ya terminaron deberian venir a ver esto -dijo Naraku interrumpiendo la discusión que veía acercarse.

Aquello llamo la atencion del resto.

El grupo se acerco rapidamente hasta el hombre, quien a su vez, señalo el grabado en la pared.

— Aquí yace Cleopatra, reina de Egipto, junto a Marco Antonio, soldado de las tierras de Roma, en su recorrido por el camino del duat. Cualquiera que se atreva a profanar estas tierras sagradas tendrá que enfrentarse a la gran maldición de Anubis mismo y su furia...

El grupo alzo una ceja. Ciertamente en sus vidas habían visto maldiciones y advertencias de multiples tipos pero aquella por alguna extraña razón había logrado erizarles la piel con un fuerte escalofrío..

— Por favor... ¿quien se creería algo como eso? -dijo Inuyasha intentando aligerar el ambiente tenso que se había formado de repente tras leer aquellas palabras.

Entonces, antes de que alguno tuviera oportunidad de responderle, un temblor sacudió el suelo de la tumba, provocando que el grupo perdiera el equilibrio y cayera al suelo, a la vez que mucha arena empezaba a esparcirce por todo el lugar junto a una gran ventisca hasta que no quedo rastro alguno de ellos por todo el lugar.

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Se levanto de repente mientras tomaba una gran bocanada de aire.

No recordaba nada de lo que había pasado ni reconocía el lugar en el que se encontraba.

Se sobo la cabeza, tenia una jaqueca de espanto.

Pronto los recuerdos de los últimos sucesos ocurridos invadieron su cabeza, provocando que se levantara agitado por encontrar a sus amigos y compañeros.

Arena.

Arena, arena por todas partes es lo único que veia, ¿en donde rayos estaba? Busco a los demás con desesperación hasta que finalmente escucho unos quejidos cerca.

— ¿Kagome? ¡Kagome!

Fue corriendo hasta la chica que se encontraba cubierta de arena por todas partes, la ayudo a levantarse y la examino rapidamente.

— ¿Estas bien? Dime ¿te duele algo?

— No, estoy bien, gracias Inuyasha

— ¿En donde crees que estén el resto?

— No lo se, pero seguramente deben estar cerca... Oye, ¿que crees que ha sido eso? Digo... Lo que paso...

— No engo idea, pero realmente esto no me da un buen presentimiento...

Ambos empezaron a caminar en búsqueda de sus compañeros hasta que lograron hallar a Sango, Miroku y a Naraku, quienes avanzaban hacia ellos, siendo el ultimo sostenido por Miroku para que pudiera avanzar.

— ¡Chicos!

— ¡Señorita Kagome! ¡Inuyasha!

Los cinco se reunieron finalmente .

— ¿Alguno sabe que fue lo que ocurrió? ¿como es que llegamos a este lugar? -pregunto Naraku totalmente empapado- cuando desperté me encontraba a la orilla de un río, camine hasta que me encontré con Sango y Miroku quienes me ayudaron a seguir andando...

— No lo sabemos, lo ultimo que recordamos es haber estado en la tumba -dijo Kagome.

— Genial... -Miroku suspiro- ¿en donde rayos estaremos?

Sin embargo, ninguno tuvo tiempo suficiente para responder, ya que a lo lejos vieron como unas carretas impulsadas por caballos se acercaban hacia ellos.

— ¡Al fin! Tal vez nos puedan ayudar...

El grupo asintió entusiasmado ante la idea de la azabache.

Se acercaron con rapidez hasta que quedaron cerca del camino por el que pasarían las carretas, cosa que no tardo en suceder.

Sin embargo, y para sorpresa de los jóvenes lo que se encontraron al ver a los ocupantes de aquellos transportes fue algo, sin lugar a dudas, desconcertante.

Aunque claro, después del espectáculo ocurrido en la tumba cualquier otra cosa que presenciaran seria equiparable en los niveles de lo insolito..

Un grupo de soldados, con aspecto de egipcios de épocas antiguas, de aquellos que habían estudiado tanto en sus trabajos fue lo que se encontraron.

— ¿Pero que...?

Los soldados inmediatamente se detuvieron del todo, dirigiéndoles una mirada inquisitiva, obviamente los estaban analizando.

— ¡Ustedes! -dijo el que parecia el lider- extranjerons, ¿que es lo que hacen en las tierras de Egipto?

Los jóvenes solo atinaron a verse nerviosos entre si, ¿y ahora que hacían?

Sin embargo, ante los soldados aquel silencio fue demasiado sospechoso, y en menos de un minuto y de que alguno tuviera chance de hablar, un grupo de seis lanzas los rodeaban a la altura de sus cuellos.

El líder de los soldados los vio con el ceño fruncido y con una rápida orden los cinco fueron subidos a las carretas, con rumbo a un destino incierto.


Continuara...

Muy bien, espero que les haya gustado, pero sobretodo a ti goldensister111, muy pronto publicare el próximo capitulo de esta historia, debo admitir que este proyecto me tiene sumamente interesada.

Sayonara!