Disclaimer: Todo pertenece a Walt Disney Pictures.

¿Qué? ¿Qué maldición le había visto? Porque en definitiva aquél hombre no tenía nada de atractivo, absoluta y completamente nada; pero… ¿Qué? ¿Qué maldición era lo que la hacía estar cada vez más cercana a él? ¿Qué la sujetaba?

Aún no lo entendía, se suponía y aseguraba que ella estaba enamorada de Will Turner, pero todo había cambiado, cambiado de una manera que simplemente no podía describir… ¿Cómo era posible dejar de amar a alguien tan rápido? No, definitivamente no lo sabía; pero era lo que le había ocurrido, porque estaba segura, segura de que amaba a aquél muchacho, más sin embargo todo cambió, cambió en el mismo maldito instante en que vio aquél hombre, aquél desgraciado pirata.

Lo recordaba, por supuesto que sí, había sido ese día, luego de la ceremonia de ascenso del Comodoro Norringtton, justo en el momento en que su cuerpo cayó al mar, la salvó, la salvó de un posible ahogamiento y pese a todo lo sucedido después le agradecía internamente el haberla salvado.

Y luego de eso fueron más los encuentros con aquél ser despreciable, mujeriego, ladrón y terriblemente pirata, porque sí, aquella palabra lo definía por completo: pirata, un deshonesto, idiota, estúpido y arrogante pirata.

No, definitivamente no entendía lo que le había visto… ¿Acaso había enloquecido? O quizás no, quizás si sabía el por qué estaba allí, el por qué él también estaba en aquél lugar, junto a ella, tomando su cintura y mirando el horizonte, observando aquél glorioso mar que estaba frente a sí.

Aún no entendía si había sido su espíritu de pirata, su inteligencia, su habilidad para meterse en problemas y la facilidad con que salía de ellos, quizás fuese su cobardía y a la vez valentía, porque si, te lo había demostrado varias veces, podía serlo, podía ser valiente y cobarde a la vez y… ¡Joder! Sí, perfectamente sabías el por qué estabas allí.

El por qué tus manos se enredaban en su cabello, y el por qué tu boca se juntaba con la de él, en un beso apasionado, salvaje, lujurioso, así cómo era él, así en cómo te había convertido, no sabias cómo- no, en realidad si sabías; pero de nuevo no querías admitirlo, te avergonzaba hacerlo…-, pero lo había hecho, había logrado que lo desearas, que lo quisieras y aún peor que esto había logrado que lo amaras.

Que lo amaras con una intensidad indescriptible, tanto que dudabas haber amado antes de aquella manera, porque ahora que lo analizabas, no, definitivamente nunca habías amado a Will de esa manera, entonces sí, aquél hombre de cabello marrón oscuro y largo-que usualmente lleva con trenzas y rastas-, sonrisa torcida, ojos marrones, barba de chivo y demás características, llamado Jack y apellidado Sparrow.

- ¿Qué tanto piensas Elizabeth?-cuestionó cuando terminó el beso.

Suspiras, suspiras porque te encanta oir su voz cerca de tu oído, sobre todo en momento tan intimos como aquellos… ¡Joder! Maldito Pirata, lo había logrado, logrado su cruel objetivo: enamorarte, enamorarte a ti, Elizabeth Swann, enamorarte de una manera tan estupenda como aquella, en que tu corazón palpitaba tan sólo al verlo, al escucharlo… ¡Por Dios! ¿Cómo era posible que amaras a un pirata de esa forma?

- Nada Jack, no pienso en nada, mejor continua besándome... ¿Quieres?

Tal vez era por eso, tal vez porque no deberías, porque no era correcto, quizás era por eso que amabas a Jack Sparrow, porque era un maldito y desgraciado pirata.