Derechos: Los personajes de Saint Seiya pertenecen al Sr. Kurumada y a aquellas personas que han pagado por los derechos. Yo los utilizo sin ánimo de lucro.
Advertencia: Será un fic Yaoi; es decir relaciones homosexuales entre hombre. Si eso os disgusta dejad de leer.
No se desarrolla en un Universo Alterno (AU) pero la historia está… modificada. Ya os daréis cuenta (si es que alguien la lee…) No son cambios excesivamente bruscos solo… la trama está un poco amoldada a la necesidad de mi musa…
Prólogo
Camus elevó la vista hacia el cielo tremendamente azul y completamente limpio de mácula. No estaba acostumbrado al terrible calor y tampoco al color cegador del cielo griego, tras esos años pasados en Siberia. Pero, finalmente, había regresado a aquel lugar que, en cierta medida, había echado de menos, por ello se encontraba de un extraño buen humor.
Mientras atravesaba la explanada de tierra para alcanzar los interminables peldaños, con esperanza de llegar al Templo de Acuario, divisó una fina silueta, con una abundante cabellera azul, que bajaba hacia él.
-"Tan hermoso como siempre, Milo" –Pensó, reconociendo inmediatamente al Caballero Dorado de Escorpio, tras no haberlo visto durante los últimos tres años.
Cuando le habían presentado a los otros Caballeros de Oro, Milo había llamado su atención inmediatamente. Fue extraño porque, Camus que jamás soportó la superficialidad, sintió, instantáneamente, deseo de hacerse amigo de ese bonito muchacho de largo cabello azul y ojos claros; gracioso y que parecía tan seguro de si mismo.
Camus dudó; pero se dijo que era un buen momento para hablar un poco con él.
¿Milo?- llamó
El Santo de Escorpio no lo había visto, pues un grupo de Caballeros pasaba al mismo tiempo. Milo se giró hacia él; su cara mostraba sorpresa, no lo había reconocido. Camus se desilusionó un poco -"¿Qué esperabas? Nuca habéis hablado. ¿Cómo quieres que se acuerde de ti?" –pensó, regañándose.
-¿Milo, el Santo de Escorpio? –preguntó, con la intención de que Milo pensara que el único motivo de su llamada, era el de asegurarse de que efectivamente era él.
-Indudablemente- respondió Escorpio de manera… ¿coqueta?
Milo lo examinaba detenidamente, de esa forma que sólo él era capaz de mirar; y se preguntaba quién sería aquel que preguntaba por él.
-Soy el Caballero de Acuario. ¿No recuerda a sus compañeros de armas, Caballero de Escorpio? –dijo fríamente. -"Espero que al menos recuerde mi nombre"
Milo le dedicó una sonrisa, mostrando que aquella presentación sí le decía algo. Camus estaba tan ocupado mirando aquellos hermosos ojos turquesa, rodeados de largas pestañas negras que no se dio cuenta de que Milo le tendía una mano. Acuario dudó un instante sin razón, vagamente sorprendido por ese gesto tan familiar por parte de Escorpio hacia él. Pero, finalmente la estrechó.
-Entonces ¿Has vuelto al Santuario, Camus?
-"¡Bien! Incluso se ha dado cuenta de mi ausencia"
-Sí, mi misión en Siberia ha finalizado. El Patriarca ha dictaminado que me reporte –explicó y aunque estaba completamente feliz, por el hecho de que Milo recordara su nombre. Su voz era fría.
Buscaba desesperadamente algo más que contar, pero charlar nunca había sido su fuerte y los tres años vividos en Siberia no habían mejorado aquella faceta poco desarrollada. Su deseo había sido el de retener un poco más a Milo. Pero éste, además, parecía tener prisa.
-Si quieres que charlemos un poco, pásate por mi Templo un día de estos –le dijo Escorpio- Chao Camus.
-A más ver, Caballero –contestó.
Camus lo miró, hasta que lo perdió de vista. Le hubiera gustado que Milo se girara un instante para mirarlo… -¡Tonto! El maestro tenía razón… nunca debí haber leído tanto teatro Romántico…" Continuó su ascenso.
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Camus deseaba hacerle una visita a Milo, pero no podía precipitarse hacia su casa. Dejó pasar dos días y sorprendentemente, fue el propio Milo quién vino a verle.
Milo era alguien muy sociable, contrariamente a él. Tenía una manera agradable de hablar, decir las cosas con ligereza sin darles demasiada gravedad o importancia.
"Debe de sentir un poco de lástima por mi y por mi soledad" pensó Camus viendo como Milo persistía, haciendo un esfuerzo por mantener la conversación completamente solo (exceptuando los monosílabos a las preguntas directas que Camus daba). El Acuario le estaba agradecido y se decía que, por el Escorpio valía la pena que hiciera algunos esfuerzos para mostrarse más sociable.
Comentarios de la Autora: en fin, ahí va, espero que no haya muchas faltas de ortografía ni expresiones extrañas, si las hay por favor me lo decís (y me dejas así un lindo review nn)
¡Besos!
