TORN APART
Lore-chan
Capitulo uno: Rebeldía
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Satoe Tachikawa pegó el grito en el cielo al ver el nuevo piercing de su hija de tan solo 17 años.
Habían discutido una vez más y Mimi Tachikawa le había sacado la lengua fastidiada por su nuevo castigo y el arete en su lengua brilló más que el que ya tenía en el ombligo. Nuevamente la habían puesto en detención en la preparatorio después de que el director al descubriera fumando descaradamente frente a la sala de profesores.
La mujer creyó que al irse de los Estados Unidos para asentarse en Odaiba, que era una ciudad mucho más tranquila, la haría cambiar. Pero se equivocó rotundamente. Desde que se separó del padre de la muchacha que ésta había tomado una actitud rebelde… primero se pintó el cabello rosado, luego le siguió el cambio de vestimenta a uno demasiado negro y roquero para su gusto, pronto apareció un tatuaje en el inicio de la nuca: una gran flor de loto… más tarde el piercing en el ombligo y ahora remataba el piercing en su lengua.
-¡Te vas a sacar eso en este mismo instante! –gritó siguiéndola a su dormitorio. Mas ella ni siquiera respondió - ¡Mimi te estoy hablando!
Pero la chica de largos cabellos rosados le cerró la puerta en sus narices y en un par de segundos una música estridente comenzó a sonar.
No había caso.
Satoe ya había hecho de todo, castigos severos, la matriculó en un internado pero se escapaba todos los días a fumar y a beber a un parque cercano. Terminaron expulsándola. Hizo eso en dos establecimientos más con la misma suerte… cansada tuvo que inscribirla en la preparatoria de la ciudad o iba a perder otro año.
Le contrató a un profesor particular para que la ayudara a salvar el año, pero ella se encerraba en su habitación bajo llave y maldecía con fuerte palabras si su madre osaba a tocar su puerta. Quizás debió dejarle la custodia a Keisuke Tachikawa, ella no podía controlarla.
Ella no era así, ella cambió de forma drástica desde el momento en que sus progenitores le informaron del divorcio… su padre tenía una familia escondida hace un par de años al otro lado de la ciudad de New York y eso destrozó a Mimi. Ella tenía en un pedestal a Keisuke, lo adoraba con todo su ser…
Su figura paterna se había roto y de la peor forma.
Satoe también había quedado destrozada y su hija no ayudaba en su duelo.
La mujer de ojos oscuros arrastró los pies hasta la cocina aguantándose las lágrimas. Estaba a punto de soltar la toalla y llamar a su ex marido para decirle que él debía hacerse cargo de Mimi. Se apoyó en el mueble de la cocina resignada… ya se cumplirían dos años en Japón y sentía que no avanzaba. Cada cuatro pasos que daba hacia adelante, retrocedía seis.
Tomó su celular desde el bolsillo de su delantal dispuesta a marcar ese número que la llamaba una vez al mes para comunicarle que había depositado en su cuenta cuando vio que su hija pasaba rauda por el pasillo hacia la puerta.
Salió disparada de la cocina pero lo único que alcanzó a ver fueron sus mechones rosas desapareciendo tras la entrada.
Tenía que actuar.
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Mimi corrió bajando las escaleras lo más rápido que pudo, sabía que a esa velocidad su madre nunca podría alcanzarla.
Sonrió triunfal cuando vio la salida del edificio. Esa noche no tenía pensado volver a su casa y sabía perfectamente a donde iría.
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En esos instantes, Hiroaki Ishida reprendía a su hijo Yamato. Había estado desaparecido por tres días y la única explicación que le dio fue que se estuvo quedando en la casa de su mejor amigo. Pero el olor a alcohol y a marihuana que su aliento y ropa expelía le decían lo contrario. Podría apostar a que estuvo con sus compañeros de esa banda de música que se le había ocurrido formar hace ya un año… desde ese momento todo se volvió una locura entre ambos.
El rubio llegaba tarde, si es que llegaba… vivía en detención en la preparatoria donde había conocido a una chica tanto o más rebelde que él mismo.
Y esa dupla era dinamita.
-¡¿Dónde estabas Yamato?! – Volvió a preguntar perdiendo la paciencia – ¡Tu maldito celular apagado!
El muchacho debido a los efectos de la droga rió y levantando su brazo derecho, en donde se podía apreciar un tatuaje con las iniciales KoD en su antebrazo, le pidió que no siguiera hablando.
-Ya estoy acá… ¿no debería ser suficiente?
-Te juro que voy a meterte a un internado… ¡Sólo causas problemas!
-Me gustaría verte intentarlo – dijo soltando una carcajada.
Hiroaki apretó los puños conteniéndose de hacer algo de lo cual podría arrepentirse y el timbre sonó en el instante preciso en que iba a volver a gritarle a su hijo.
Yamato reaccionó de inmediato y corrió a la puerta.
Tras ella estaba Mimi, al verse ambos jóvenes rieron como si se hubieran contado el mejor chiste del mundo.
-Buenas Noches señor Ishida – saludó la pelirosada mordiéndose el labio inferior. Aquella acción provocó un escalofrío en el hombre que desvió la mirada al suelo.
-Me estaban castigando… llegaste justo a tiempo – le dijo Yamato - ¡Voy a salir! – avisó y sin esperar respuesta salió del departamento.
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Yamato armó un porro y antes de que Mimi alegara ya se lo estaba extendiendo. Estaban en la cima de un juego para niños en un parque cercano. El juego consistía en un domo de cuerdas y Mimi tuvo que sujetarse con cuidado para no caer.
-Debí haberme puesto unos pantalones – masculló inhalando la primera calada. Vestía una corta falda de cuero negro, unos bototos hasta media pantorrilla y una corta camiseta de KoD que el mismo Yamato le había regalado. Pero ella para darle un toque más femenino y más escandaloso a los ojos de su madre la había rajado en la parte superior y le caía por bajo el hombro dejando ver gran parte de su sostén de color uva.
El rubio rió.
-Me hubieras dicho… te habría pasado unos míos – Mimi lo miró enarcando una de sus cejas, no iba a vestir pantalones negros rasgados en la rodilla.
Se quedaron en silencio, intercambiando caladas… distrayéndose con las personas que a esa hora los observaban con mala cara.
-Estoy castigada una vez más – sonrió ella divertida.
-¿Descubrió tu nuevo piercing? – rio su amigo.
Ella le sacó la lengua mostrando la joya.
-Deberías hacerte uno tú también… no duele casi nada.
-No te dolió porque habías fumado marihuana.
-Pues entonces fúmate uno antes de hacértelo.
Rieron como tontos por varios minutos a carcajadas.
-¿También te castigaron a ti? – preguntó Mimi fumándose ahora un cigarro.
-No alcanzó…
-¿Dónde estuviste? … te estuve llamando para que fuéramos donde mis amigos… y
-Estuve con Taichi – interrumpió guiñándole el ojo.
Mimi entendió de inmediato y atinó a negar con la cabeza mientras dibujaba una sonrisa cómplice en su rostro.
-Te apuesto que lo hiciste tanto que apenas te puedes sentar – le dijo dándole un empujón en hombro.
-¿Celosa? – preguntó levantando una de sus cejas coqueto.
-Antes lo estaba, ahora me da lo mismo… eres tan gay que celos es lo último que puedo sentir en estos momentos.
-Pero aun así quieres besarme – le susurró acercándose a su rostro.
-Que saco con besarte si no se te para ni aunque me tengas desnuda en frente tuyo.
-Pues probemos una vez más…
Yamato la tomó de la nuca y la acercó a sus labios para devorarla en un beso que sabía a la mezcla de tabaco y marihuana. Mimi lo tomó les cuello para acercarlo más y abrió su boca aún más para besarlo profundamente con desenfreno. El beso duró varios minutos y cuando se separaron se miraron con una sonrisa cómplice.
-No sentiste ni una mierda, ¿cierto?
-Lo siento… Taichi besa mucho mejor – le dijo el rubio– pero tengo que admitir que el piercing le dio su toque especial.
-¡Eres tan gay!... eres un desperdicio, te lo voy a repetir una y otra vez hasta el final de los tiempos.
Yamato se arqueó en una carcajada.
-Habríamos hecho una excelente pareja – suspiró Mimi terminándose el cigarro – los dos tenemos un desastre en nuestras cabezas.
-Yo no te veo tan triste cogiéndote a mi papá… ¿viste la cara que puso cuando le guiñaste el ojo?... debe de creer que no sé nada.
-hablando de eso… ¿vas a llegar hoy a tu casa? O … ¿te iras a gastar con Taichi?
-Me voy donde Taichi… sus padres están de vacaciones junto a Hikari así que tenemos el departamento para nosotros solos.
-Taichi es bisexual ¿Por qué no hacemos algo entretenido los tres? – preguntó Mimi acercándose al cuello de su amigo para morderlo.
-No voy a compartir a mi novio, Mimi. Además tenerte ahí en medio… me distraería… quizás y hasta ni me funcione.
-Eso no tienes cómo saberlo hasta que suceda – la pelirosa volvió a besarlo con pasión, aprovechó la cercanía y deslizó su mano por su entrepierna acariciando su miembro que de a poco comenzaba a reaccionar –…Quizás a ti no te pasan cosas conmigo, pero a él sí.
Yamato esbozó una sonrisa, la tomó de la mano para bajar con cuidado del domo.
Ya estando abajo la introdujo dentro de una especie de cisne gigante donde los niños jugaban a las escondidas. La aprisionó contra la pared del lugar y sin preguntar metió sus manos por debajo de su camiseta agarrando sus senos.
-A ti te gustan tanto los hombres como las mujeres, Yamato… un hombre completamente gay no hace esto.
-Ya cállate… estoy probando – le dijo masajeando sus pechos - … y no le encuentro la gracia a decir verdad.
-Proponle a Taichi el trío y te aseguro que le vas a encontrar la gracia.
Yamato se separó finalmente de ella al sentir vibrar su celular.
-Hablando de mi novio – sonrió el rubio mostrándole a su amiga el mensaje que acababa de recibir de él – tengo que irme.
-Eres malvado – la Tachikawa le dio la espalda saliendo del juego – me dejaste hirviendo…
-Mi papá no trabaja hoy… deberías ir a visitarlo. La última vez que te acostaste con él, estuvo tan contento que obvió que llegara gateando al departamento de lo borracho que estaba. Hasta estuve a punto de contarle que era gay.
Mimi tan solo rió.
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Hiroaki iba a acostarse… estaba cansado.
Yamato le había mandado un corto mensaje en donde indicaba que no iba a llegar ese día a dormir. ¿Qué demonios iba a hacer para controlar a ese hijo suyo?
Apagó la luz del salón y cuando iba camino al baño el timbre sonó. Se llevó la mano a la frente masajeándosela como si estuviera juntando paciencia. Estaba casi seguro de quien era la persona que estaba allá afuera. Discutió internamente en si ir a abrir o simplemente encerrarse en su dormitorio.
Tener relaciones sexuales con una menor de edad, que además que era amiga de su hijo rebelde no era lo que esperaba a su edad. ¿En qué momento las cosas se le escaparon de las manos y se dejó llevar por el arrebato del momento y por la perfección del cuerpo de esa chica de tan sólo 17 años?
-Sé que estás ahí… - dijo ella tocando el timbre una vez más.
Ishida se acercó a la puerta, mas no la abrió.
-Vete a tu casa, Mimi – respondió y la verdad era que quería abrirle la puerta.
-No me voy a ir… ábreme la puerta Hiroaki.
-Ve por alguien de tu edad…
-Los de mi edad no me follan como tú lo haces.
El hombre no pudo evitar sonreír ante aquello. Nunca debió besarla esa tarde en que la vio llorando en el salón de su departamento, pero ella se desahogó en sus brazos… le contó el divorcio de sus padres, la profunda ira que sintió al saber que Keisuke Tachikawa tenía otra familia y que incluso ella tenía un medio hermano.
No debió haberse acercado tanto a sus labios para besarlos y saborear su boca dulce y salada al mismo tiempo debido a las lágrimas, tampoco debió acostarla sobre el sillón para comenzar a desnudarla y hacerla suya… no debió y ya no debía más.
-Vete a casa, Mimi – insistió.
-Hiroaki… - la chica guardó silencio por un par de segundos antes de gritar a viva voz - ¡Quiero que me lo hagas en este instante!
El hombre abrió la puerta de golpe y la jaló al interior rápidamente.
-¡¿Estás loca?! – Exclamo alarmado - ¿Quieres que me lleven preso o qué?
Mimi rió traviesa apoyándose en la puerta ya cerrada.
-Al menos así me dejaste entrar.
Lo tomó de la camisa y lo atrajo a su cuerpo… un beso llevó a otro… uno tras otro más profundo y más demandante.
Mimi Tachikawa terminó azotándose la espalda contra la pared intermitentemente mientras el padre de su amigo entraba y salía con una habilidad adquirida a través de los años, embestía con esa experiencia y destreza que la joven disfrutó desde el momento en que le entregó su virginidad.
-Más fuerte… más rápido – pidió con la voz entrecortada.
Y no tuvo que repetirlo porque así se lo hicieron.
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MAIGAAAD!
Esta historia va con cariño para Mimato bombon kou (Te prometí un trío YAMICHI y se viene) y para LadyMimato. Dos chilenas calentonas igual que yo jajajajaj
Asi que mis watchis se viene, se viene y prometo con todo mi corazón hacer un lemon decente, me veré todas las pornos gays y de trios habidas y por haber para que salga algo bueno :P
Os quiero, os adoro!
PD: descubri que amo, amo, amo el Miroaki (asi decidí llamar a esta wea de mezcla de Mimi y Hiroaki jajajaj) me gusta tanto como el michi y el mimato asi que si saben mas de historias con esta pareja me avisan, me mandan PM, mensajes de humo… etc. Porque encontré la tercera pareja mas bakan de digimon jajajajaj
Sujetate los chitekos Akiyoshi Hongo si me tuvieras de escritora dejaría la pata'! chao con el sorato penca que metieron! Fuera Sorato!
