NOTAS DE LOS AUTORES.
Shiomei &Kitiara : Konichi wa Minna-san!!!
Shiomei: Minna-san esta vez estamos estamos aquí Kitiara y yo para presentarles una historia totalmente distinta a las otras que hemos escrito. Esta idea de trabajar juntas fue idea de Kitiara-chan y pues yo acepté gustosa trabajar con una excelente escritora y persona como ella. ^- ^ ¡Espero disfruten la historia tanto como nosotros lo hacemos al escribirla!
Kitiara: Espero que os guste a todos, a mi personalmente me parece una idea muy divertida. Y podéis apostar que conseguiré liar a Shiomei-chan con alguno... En fin... leer! (jejeje)
DISCLAIMER.
Shiomei & Kitiara: Los personajes de Rurouni Kenshin son propiedad de Nobuhiro Watsuki y solo para que lo sepan nosotras no somos familiares de él, tampoco amantes ni menos hijas o nietas. Así que ni soñar con heredar algún día los derechos de autor de Nobuhiro-sensei. * Shi&Kit suspirando* ¡ Qué le vamos a hacer!
Kitiara: Shiomei tengo una idea, secuestramos a Nobuhiro... lo torturamos y le obligamos que nos firme un contrato con los derechos de autor. jejejeje) (Expresión sádica en las autoras que se ríen malignamente).
ALERTA.
¡¡¡Solo para decirles que en esta historia pueden prepararse para lo que sea!!! No recomendado para gente con problemas cardíacos ^_^
UNA HISTORIA MÁS QUE ENREVESADA
Fan fiction escrito originalmente por Shiomei y Kitiara
PRÓLOGO
El viaje de casi un día ciertamente nos había cansado. ¿ Quién iba a creer que viajar en avión podía ser tan aburrIdo? Pero lo fue. Para colmo no había al menos un muchacho con el cual de tratar de " ligar", como dijo, aquella vez, y usualmente dice mi compañera de viaje y recién adoptada nee- chan.Y esto lamentablemente también era cierto.
Un vuelo en una aerolínea de las más baratas con asientos poco comfortables pero que nos dieron la exquisita ocasión de pensar durante todo el viaje que aunque sin comodidades llegaríamos a Japón por tan solo $ 200. Al menos ese era nuestro consuelo. Uno que, por cierto, no nos duró mucho porque nos quedaba apenas dinero para gastar allí.
El viaje, que ciertamente no es nada para describir, se hizo menos aburrido por la compañía de la una y la otra.Algunas horas hablábamos de todo y de nada, esencialmente de nada. Divagábamos entre teorías extrañas sobre los posibles descendientes del Kenshin-gumi y en la posibilidad de hacerle probar la comida del avión a la azafata, que por cierto nos miraba con mala cara cada vez que empezábamos a reír histéricamente como un par de desquiciadas. Ahora que veo todo en retrospectiva puedo asegurar que durante todo el viaje esos fueron nuestros momentos más cuerdos, por más temible que esto suene. Después de todo, nuestra ansiedad era comprensible y absolutamente perdonable, ya que por fin visitaríamos el país de nuestros sueños y, sobre todo, ¡sin padres!. Al final, pensando mas que nada en la posibilidad de que nos envenenasen la comida, decidimos callarnos y seguir el viaje lo más normalmente posible.
Hubo otros momentos en los que cada una sacaba su disk man, excepcionalmente al mismo tiempo y la mayoría de veces en distintas ocasiones; esto no tenía importancia ya que en realidad lo importante era la única consecuencia común y tontamente repititiva durante todo el vuelo que obtenía este tipo de acción. Como si fuera lo más natural del mundo, ambas comenzábamos una batalla campal, que ciertamente tenía menos batalla que de campal y cuyo fin no era más que el único CD de Rurouni Kenshin que se nos ocurrió traer y por el cual nos olvidádamos por unos segundos de la amistad que nos unía.
Después de una pelea argumentativa, que de retórica se bastaba y sobraba, terminamos acordando que ninguna de las dos lo oiría. Insatisfechas pero aún amigas cogimos un CD, yo uno de Alejandro Sanz, para calmar los ánimos, y ella otro de Marilyn Manson, cuyo rostro plaga sus sueños todas las noches y de quien ella es la más fiel seguidora.
La historia de cómo conseguimos los permisos para viajar es una odisea totalmente diferente. Mientras ella solo avisó en su casa que viajaría, con la libertad acostumbrada y siempre con el temple bien en alto, yo tuve que rogar en la mía para que me dejaran ir a uno de los viajes que se convirtió precisamente en el más importante de nuestras vidas. Finalmente, después de haber agotado todos mis recursos retóricos y mi repertorio completo de plegarias infalibles, me dejaron ir ya que mis calificaciones en la universidad eran buenas y merecía alguna recompensa. En momentos como esos es cuando agradecía que locos como los autores de los textos que leí hubiesen nacido.
Acordamos encontrarnos en USA y decidimos viajar juntas desde ahí con la creencia de que los pasajes serían más baratos. Mentira, en realidad creo que hasta salieron más caros. Sin embargo aunque pasamos por tierra americana, no nos dio tiempo de conocer al país más poderoso del mundo por falta de tiempo y quizá, al menos por mi parte, por una declarada abulia además de mi conocida repulsión hacia cualquier tipo de imperialismo. Por si fuera poco, Kitiara tenía la loca idea de que los norteamericanos tenían sobrepeso y comían mucha crema de cacahuete, suficiente motivo como para que ella no quisiera conocer aquel país. Entonces, por acuerdo mutuo aunque desconocido por aquellos tiempos, ni siquiera propusimos un pequeño tour por los alrededores. Literalmente volamos del lugar lo más pronto posible. De todas maneras nuestro destino era otro país, uno que, a nuestro criterio, era el país ideal. ¿Y cómo no si era la casa de los mangas y animes?
Ella llevaba un pantalón negro, con zapatillas del mismo color además de un polo también negro con un estampado en el que aparecía Hiko Seijuro lanzando una de las miradas más sexys que se puede imaginar.Yo, por el contrario, tenía una falda jean que superaba mis rodillas por un poco más de medio centímetro, unas sandalias de lo más frescas y cómodas, y un tank top con todo el Kenshingumi estampado en él.
Y así fue que en las mismas pero esta vez relajadas del sopor en el que vivimos todo aquel tiempo dentro de aquella máquina infernal nos hicimos paso en la fila para desembarcar el avión. La fly hostess nos despidió con una mirada de alivio y tuve que detener a mi nee-chan para que no le dijera en su cara a la pobre mujer que la comida que nos dieron estaba asquerosa y que le había causado indigestión.
Más relajadas aterrizamos en el aeropuerto de Tokio, la capital. Mientras sufríamos para subir al bus que nos transportaba desde la pista de aterrizaje a la parte central y comercial del aeropuerto, vimos uno de los aviones de la compañía Japan Airlines. Era inmenso e imponente. Me quedé con la boca abierta viendo mientras aquel gran pájaro mecánico se hacía paso entre las nubes, allá en el cielo. Estaba claro que un pasaje en esa "cosa" sería carísimo. "Ni lo sueñes"- me dije a mí misma- " Si es que acaso quieres volver a casa sin ser arrestada por la interpol por robo a mano armada en un banco" ^_^
Dos horas más tarde estábamos en un hotel que podía ser catalogado de ni muy caro ni muy mísero. Lo suficiente para ahorrar lo que más se podía de nuestros viáticos, que ya de por sí eran terriblemente ajustados. Quizá por la presunción de nuestros padres de que con menos dinero, menos posibilidad de gastarlo en una manera inadecuada habría.
Después de acomodarnos en un cuarto para dos, de darnos un baño cada una y de arreglarnos un poco, salimos al pequeño bar que estaba en la parte inferior del edificio de ocho pisos. Caminamos hacia él y la verdad es que estábamos terriblemente perdidas. En aquel hotel eran todos extranjeros como nosotros, pero con el pequeño detalle que casi era seguro que como máximo tres hablaban el mismo idioma.
Vimos que el lugar era muy agradable y nos sentamos en una mesa que daba a la calle. Veíamos cómo estas parecían explotar de gente y de establecimientos repletas de centenares y,me atrevería a afirmar, de miles de personas que se dividían entre las que luchaban por entrar, las que salían y las que estaban dentro. Mi nee-chan ordenó un vodka con lima bien cargado y yo pedí agua mineral porque no me sentía con ganas de ingerir nada que me hiciera regurgitar aquel pollo mal cocinado que había comido en el avión el día anterior. De solo recordarlo me dan ganas de...
Hicimos solo ese pedido al mesero en un inglés bastante entendible para una latina y una española que no suelen hablarlo a diario. Conversábamos tranquilamente, por supuesto, en nuestra lengua materna cuando un joven se acercó a nosotras y nos habló en español logrando hacerse entender bastante bien para ser notablemente japonés
- Señorrriiiitas... la houtel está organizondo un tour a lous lugaires más representativas de la Japón, ¿ quieran suscribarse?-
Nos miramos y nos sonreímos mutuamente.
Asentimos y fue así que nos enrolamos en aquel paseo sin tener siquiera la idea de lo que nos esperaba era mucho más inesperado de lo que creíamos.
Baju qûé nombré las inscriptimos? -
¿ Inscriptir ?- pregunté desubicada
Inscribir, tradujo mi amiga sonriéndome, gesto que respondí en el acto después de dar un breve "gracias"- Muy bien, dijo ella intentando recordar algo levantando una ceja, watashi wa Kitiara desu wo. Entonces, imitándola dije,
- Watashi wa Shiomei desu wo.
El mesero sonrió ante nuestros intentos por comunicarnos en un idioma que no era el nuestro y que era y es tan solo un poco menos desconocido para nosotras que el mismo chino.
Sonriente anotó los nombres y nos dijo:
- Okaeri
- Arigato - ambas contestamos a sabiendas de lo que significaba aquella palabra de bienvenida.
Ese fue nuestro flamante primer día en Japón. Créenla o no, fue divertido.
------ Al día siguiente ------
- Kitiara-chan! Kitiara-chan! Vamos, levántate de una vez!!! - grité mientras destapaba a mi amiga de sus bien amados cobertores. Como no funcionó procedí a echarle algo de agua directamente a la cara.
- ¡Aghh! ¿Estás loca o qué?- preguntó muy molesta Kitiara. Con su cabello enredado y sobándose los ojos rápidamente para desperezarse.
- Es que vamos a perder el tour si no te levantas. ¡Faltan diez minutos para salir! - le dije totalmente desesperada y con ganas de tirarle el vaso del agua para ver si así por fin reaccionaba.
- ¿Qué?! ¡¡¡¡ Diez minutos?!!!! ¿ Por qué no me levantaste antes?- Solo la miré con aquella mirada que le decía - levántate rápido o te quemo viva -
- Vale, vale... jo que pereza... es inhumano madrugar tanto...¿tu ya estás lista?
- Sí. - respondí jalándola hacia el baño y empujándola para luego cerrar la puerta- Y cinco minutos nada más Kitiara. Solo cinco minutos que conozco cuanto te demoras en arreglarte.
- Sí mamá!!!- respondió ella en un tono que reflejaba aburrimiento, sueño y disconformidad. Todo eso a la vez. Reacción tan clásica en ella.
Solo moví la cabeza de un lado a otro y suspiré. Luego una sonrisa se hizo lugar en mis labios. Estaba más que segura que este viaje sería interesante y más si era con Kitiara-nee. En ese instante no pasaba por mi mente que mis palabras se harían obra. ¡Y de qué manera!
---
Media hora después estábamos en un bus con el logotipo del hotel escrito en Kanji, el cual nos dijeron significaba esperanza. Pasábamos por las calles de las que emergían masas y masas de población.
¿ Cómo puede caber tanta gente en una isla?- nos preguntamos.
Estábamos vestidas en ropa sport y llevábamos un equipaje para doce días cuando realmente íbamos tan solo por una sola semana a recorrer las zonas más renombradas de la ciudad. Aunque el itinerario también contaba con un recorrido a la bahía de Tokio y la visita a ciertas ciudades aledañas de conocida importancia, y si es que el tiempo lo permitía conoceríamos la isla Honshu.
Llegamos primero al monte Fuji Yama, en Yokohama y compramos cuadros del mismo en los comercios que hay cerca al lugar.Estábamos dispuestas a comprar muchos "souvenirs" atnto para familiares, amigos y para gozo personal. Aunque de todas maneras el dinero era escaso no podíamos impedirnos aquel deseo de materializar el recuerdo. Recuerdo que insistí en llevar mi lap top al viaje porque no estaba dispuesta a dejarla en el hotel ya que la consideraba como parte esencial de mi vida, creo que hasta ahora lo hago; y Kitiara, por su cuenta, no se separaba de su celular con conexión a internet.
Así que cargadas con nuestras posesiones más queridas y más modernas también, por cierto, seguimos nuestro tour, tan animadas como al principio. Descubrimos los primores de la cultura japonesa y con cada nuevo descubrimiento, nuestro asombro incentivaba nuestra necesidad casi imperciptible, en ese tiempo, de ver, saber y conocer más, más y más.
Entramos a un templo budista y escuchamos por primera vez el shômyô. Hasta vimos un juego de budo. Asistimos a un teatro netamente japonés y visitamos muchos museos como el Museo Nacional de Tokio, el mayor museo de arte japonés. el Museo Caligráfico, el Museo Nacional de Arte Occidental, el Museo de Arte Popular Japonés y por último llegamos al Museo del Tesoro del Santuario Meiji.
Entramos muy animadas a este recinto. Era una sensación de casi complicidad con todo alrededor. Algo dentro de nosotros se estremecía de alegría con los pocos sucesos y objetos que reconocíamos. Era como hacernos parte de esa época y de sus costumbres. Era vivir Rurouni Kenshin de una forma más personal, más cercana y hasta nos atrevíamos a pensar que eramos parte de su vida.
Este era el último museo del día y teníamos las maletas en las manos porque nos hospedaríamos en una sucursal que tenía el hotel por esas calles.
Kitiara y yo dábamos vueltas alrededor de las obras de arte. Ella vio una pintura que le gustó mucho y comenzó a verla más de cerca. Yo comencé a vagar por ahí cuando en una vitrina, en uno de los cuartos de exposición y colocado en una esquina vi una espada muy curiosa: tenía el filo invertido y automáticamente se me escapó la palabra de la boca antes de que mi cerebro diera la solución: Sakabatto.
Hice caer mi maleta y por primera vez en la vida no lamenté la posibilidad de haberle hecho daño a mi lap top. Llamé sin pensarlo dos veces a Kitiara.
- ¡Kitiara ven! ¡ya!
Kitiara al oír mi voz se acercó rápidamente dejando de lado aquella pintura y cuando me iba a preguntar qué me sucedía vio que mi mano señalaba una espada que nos era extrañamente muy familiar.
No por gusto éramos y somos fieles fanáticas de Rurouni Kenshin. Ella, en estado de claro estupor, no dijo nada má. Su mente seguramente tenía la misma certidumbre que tenía yo. Me preguntó luego de unos momentos:
-¿Es una Sakabattou? ¿como la de Kenshin...?
- Yo creo que sí, igual incluso es la de el!!- respondí casi histérica
- ¡Vamos Shiomei! Era solo un mito. Aquel samurai solo existió en la leyenda y en la mente perturbada de un escritor de anime...y la sakabatto con él...- dijo ella queriendo convencerme de una realidad más real que la que su mente comenzaba a crearle en la cabeza.
Moví la cabeza negativamente y dije,
- ¡Mira, no tiene seguro la vitrina!
- ¿Sí? Pues cogela... y así comprobamos mi teoría - dijo ella con el escepticismo que le es característico y una sonrisa esbozada recientemente en el rostro.
- Muy bien, pero cógela tú primero- respondí
Ella abrió la vitrina rápidamente sin que necesitara comandarla dos veces. Cogió la espada e intentó sacarla de su saya. Falló en el intento, parecía atascada. Nos quedamos mirando, como si hubiéramos descubierto un gran secreto que ni nostros entendíamos o, mejor aún, no queríamos entender. Luego moví la cabeza afirmativamente y jalé con fuerza la funda.Después de unos cuantos forcejeos se movió por fin el mango que parecía haber estado pegado a la saya. Antes de que pudiéramos hacer o decir algo, una luz muy potente que provenía de la espada nos encegueció para luego envolvernos en ella.
Luego se hizo la oscuridad
Continuará....
Notas finales: ^-^ ¿Qué les apreció? ¿Qué hacemos ahí nosotras? Bueno, pues creímos que sería interesante hacer una historia con nosotras dentro. ¡¡¡Este fic tendrá muchas más rarezas y nosotras no seremos las únicas no se preocupen!!! ^-^
Shiomei: Yo estoy prologando la historia por acuerdo con Kitiara-nee, y pues este fic irá alternando de escritor, con la consecuente intervención de nuestras sugerencias y colaboraciones. ¡Espero les haya gustado el prólogo! ¡¡¡Se vienen experiencias muy divertidas e interesantes!!!
Kitiara: El siguiente cap. lo escribo yo! Aunque seguro que no me sale tan bien como a Shiomei pio pio...
¡¡¡Sean buenos y déjennos reviews!!! Domo arigato de gozaru yo!!!!
JA NE! Cariños,
[Shiomei&Kitiara] ^_^ "The Masters"
* Shiomei*--- conste que no yo no puse eso... je je je
*Kitiara en bersek* --- SHIOMEI QUÉ DICES?!?!?!?
*Shiomei* --- Oh nada, nada querida nee-chan...
Shiomei &Kitiara : Konichi wa Minna-san!!!
Shiomei: Minna-san esta vez estamos estamos aquí Kitiara y yo para presentarles una historia totalmente distinta a las otras que hemos escrito. Esta idea de trabajar juntas fue idea de Kitiara-chan y pues yo acepté gustosa trabajar con una excelente escritora y persona como ella. ^- ^ ¡Espero disfruten la historia tanto como nosotros lo hacemos al escribirla!
Kitiara: Espero que os guste a todos, a mi personalmente me parece una idea muy divertida. Y podéis apostar que conseguiré liar a Shiomei-chan con alguno... En fin... leer! (jejeje)
DISCLAIMER.
Shiomei & Kitiara: Los personajes de Rurouni Kenshin son propiedad de Nobuhiro Watsuki y solo para que lo sepan nosotras no somos familiares de él, tampoco amantes ni menos hijas o nietas. Así que ni soñar con heredar algún día los derechos de autor de Nobuhiro-sensei. * Shi&Kit suspirando* ¡ Qué le vamos a hacer!
Kitiara: Shiomei tengo una idea, secuestramos a Nobuhiro... lo torturamos y le obligamos que nos firme un contrato con los derechos de autor. jejejeje) (Expresión sádica en las autoras que se ríen malignamente).
ALERTA.
¡¡¡Solo para decirles que en esta historia pueden prepararse para lo que sea!!! No recomendado para gente con problemas cardíacos ^_^
UNA HISTORIA MÁS QUE ENREVESADA
Fan fiction escrito originalmente por Shiomei y Kitiara
PRÓLOGO
El viaje de casi un día ciertamente nos había cansado. ¿ Quién iba a creer que viajar en avión podía ser tan aburrIdo? Pero lo fue. Para colmo no había al menos un muchacho con el cual de tratar de " ligar", como dijo, aquella vez, y usualmente dice mi compañera de viaje y recién adoptada nee- chan.Y esto lamentablemente también era cierto.
Un vuelo en una aerolínea de las más baratas con asientos poco comfortables pero que nos dieron la exquisita ocasión de pensar durante todo el viaje que aunque sin comodidades llegaríamos a Japón por tan solo $ 200. Al menos ese era nuestro consuelo. Uno que, por cierto, no nos duró mucho porque nos quedaba apenas dinero para gastar allí.
El viaje, que ciertamente no es nada para describir, se hizo menos aburrido por la compañía de la una y la otra.Algunas horas hablábamos de todo y de nada, esencialmente de nada. Divagábamos entre teorías extrañas sobre los posibles descendientes del Kenshin-gumi y en la posibilidad de hacerle probar la comida del avión a la azafata, que por cierto nos miraba con mala cara cada vez que empezábamos a reír histéricamente como un par de desquiciadas. Ahora que veo todo en retrospectiva puedo asegurar que durante todo el viaje esos fueron nuestros momentos más cuerdos, por más temible que esto suene. Después de todo, nuestra ansiedad era comprensible y absolutamente perdonable, ya que por fin visitaríamos el país de nuestros sueños y, sobre todo, ¡sin padres!. Al final, pensando mas que nada en la posibilidad de que nos envenenasen la comida, decidimos callarnos y seguir el viaje lo más normalmente posible.
Hubo otros momentos en los que cada una sacaba su disk man, excepcionalmente al mismo tiempo y la mayoría de veces en distintas ocasiones; esto no tenía importancia ya que en realidad lo importante era la única consecuencia común y tontamente repititiva durante todo el vuelo que obtenía este tipo de acción. Como si fuera lo más natural del mundo, ambas comenzábamos una batalla campal, que ciertamente tenía menos batalla que de campal y cuyo fin no era más que el único CD de Rurouni Kenshin que se nos ocurrió traer y por el cual nos olvidádamos por unos segundos de la amistad que nos unía.
Después de una pelea argumentativa, que de retórica se bastaba y sobraba, terminamos acordando que ninguna de las dos lo oiría. Insatisfechas pero aún amigas cogimos un CD, yo uno de Alejandro Sanz, para calmar los ánimos, y ella otro de Marilyn Manson, cuyo rostro plaga sus sueños todas las noches y de quien ella es la más fiel seguidora.
La historia de cómo conseguimos los permisos para viajar es una odisea totalmente diferente. Mientras ella solo avisó en su casa que viajaría, con la libertad acostumbrada y siempre con el temple bien en alto, yo tuve que rogar en la mía para que me dejaran ir a uno de los viajes que se convirtió precisamente en el más importante de nuestras vidas. Finalmente, después de haber agotado todos mis recursos retóricos y mi repertorio completo de plegarias infalibles, me dejaron ir ya que mis calificaciones en la universidad eran buenas y merecía alguna recompensa. En momentos como esos es cuando agradecía que locos como los autores de los textos que leí hubiesen nacido.
Acordamos encontrarnos en USA y decidimos viajar juntas desde ahí con la creencia de que los pasajes serían más baratos. Mentira, en realidad creo que hasta salieron más caros. Sin embargo aunque pasamos por tierra americana, no nos dio tiempo de conocer al país más poderoso del mundo por falta de tiempo y quizá, al menos por mi parte, por una declarada abulia además de mi conocida repulsión hacia cualquier tipo de imperialismo. Por si fuera poco, Kitiara tenía la loca idea de que los norteamericanos tenían sobrepeso y comían mucha crema de cacahuete, suficiente motivo como para que ella no quisiera conocer aquel país. Entonces, por acuerdo mutuo aunque desconocido por aquellos tiempos, ni siquiera propusimos un pequeño tour por los alrededores. Literalmente volamos del lugar lo más pronto posible. De todas maneras nuestro destino era otro país, uno que, a nuestro criterio, era el país ideal. ¿Y cómo no si era la casa de los mangas y animes?
Ella llevaba un pantalón negro, con zapatillas del mismo color además de un polo también negro con un estampado en el que aparecía Hiko Seijuro lanzando una de las miradas más sexys que se puede imaginar.Yo, por el contrario, tenía una falda jean que superaba mis rodillas por un poco más de medio centímetro, unas sandalias de lo más frescas y cómodas, y un tank top con todo el Kenshingumi estampado en él.
Y así fue que en las mismas pero esta vez relajadas del sopor en el que vivimos todo aquel tiempo dentro de aquella máquina infernal nos hicimos paso en la fila para desembarcar el avión. La fly hostess nos despidió con una mirada de alivio y tuve que detener a mi nee-chan para que no le dijera en su cara a la pobre mujer que la comida que nos dieron estaba asquerosa y que le había causado indigestión.
Más relajadas aterrizamos en el aeropuerto de Tokio, la capital. Mientras sufríamos para subir al bus que nos transportaba desde la pista de aterrizaje a la parte central y comercial del aeropuerto, vimos uno de los aviones de la compañía Japan Airlines. Era inmenso e imponente. Me quedé con la boca abierta viendo mientras aquel gran pájaro mecánico se hacía paso entre las nubes, allá en el cielo. Estaba claro que un pasaje en esa "cosa" sería carísimo. "Ni lo sueñes"- me dije a mí misma- " Si es que acaso quieres volver a casa sin ser arrestada por la interpol por robo a mano armada en un banco" ^_^
Dos horas más tarde estábamos en un hotel que podía ser catalogado de ni muy caro ni muy mísero. Lo suficiente para ahorrar lo que más se podía de nuestros viáticos, que ya de por sí eran terriblemente ajustados. Quizá por la presunción de nuestros padres de que con menos dinero, menos posibilidad de gastarlo en una manera inadecuada habría.
Después de acomodarnos en un cuarto para dos, de darnos un baño cada una y de arreglarnos un poco, salimos al pequeño bar que estaba en la parte inferior del edificio de ocho pisos. Caminamos hacia él y la verdad es que estábamos terriblemente perdidas. En aquel hotel eran todos extranjeros como nosotros, pero con el pequeño detalle que casi era seguro que como máximo tres hablaban el mismo idioma.
Vimos que el lugar era muy agradable y nos sentamos en una mesa que daba a la calle. Veíamos cómo estas parecían explotar de gente y de establecimientos repletas de centenares y,me atrevería a afirmar, de miles de personas que se dividían entre las que luchaban por entrar, las que salían y las que estaban dentro. Mi nee-chan ordenó un vodka con lima bien cargado y yo pedí agua mineral porque no me sentía con ganas de ingerir nada que me hiciera regurgitar aquel pollo mal cocinado que había comido en el avión el día anterior. De solo recordarlo me dan ganas de...
Hicimos solo ese pedido al mesero en un inglés bastante entendible para una latina y una española que no suelen hablarlo a diario. Conversábamos tranquilamente, por supuesto, en nuestra lengua materna cuando un joven se acercó a nosotras y nos habló en español logrando hacerse entender bastante bien para ser notablemente japonés
- Señorrriiiitas... la houtel está organizondo un tour a lous lugaires más representativas de la Japón, ¿ quieran suscribarse?-
Nos miramos y nos sonreímos mutuamente.
Asentimos y fue así que nos enrolamos en aquel paseo sin tener siquiera la idea de lo que nos esperaba era mucho más inesperado de lo que creíamos.
Baju qûé nombré las inscriptimos? -
¿ Inscriptir ?- pregunté desubicada
Inscribir, tradujo mi amiga sonriéndome, gesto que respondí en el acto después de dar un breve "gracias"- Muy bien, dijo ella intentando recordar algo levantando una ceja, watashi wa Kitiara desu wo. Entonces, imitándola dije,
- Watashi wa Shiomei desu wo.
El mesero sonrió ante nuestros intentos por comunicarnos en un idioma que no era el nuestro y que era y es tan solo un poco menos desconocido para nosotras que el mismo chino.
Sonriente anotó los nombres y nos dijo:
- Okaeri
- Arigato - ambas contestamos a sabiendas de lo que significaba aquella palabra de bienvenida.
Ese fue nuestro flamante primer día en Japón. Créenla o no, fue divertido.
------ Al día siguiente ------
- Kitiara-chan! Kitiara-chan! Vamos, levántate de una vez!!! - grité mientras destapaba a mi amiga de sus bien amados cobertores. Como no funcionó procedí a echarle algo de agua directamente a la cara.
- ¡Aghh! ¿Estás loca o qué?- preguntó muy molesta Kitiara. Con su cabello enredado y sobándose los ojos rápidamente para desperezarse.
- Es que vamos a perder el tour si no te levantas. ¡Faltan diez minutos para salir! - le dije totalmente desesperada y con ganas de tirarle el vaso del agua para ver si así por fin reaccionaba.
- ¿Qué?! ¡¡¡¡ Diez minutos?!!!! ¿ Por qué no me levantaste antes?- Solo la miré con aquella mirada que le decía - levántate rápido o te quemo viva -
- Vale, vale... jo que pereza... es inhumano madrugar tanto...¿tu ya estás lista?
- Sí. - respondí jalándola hacia el baño y empujándola para luego cerrar la puerta- Y cinco minutos nada más Kitiara. Solo cinco minutos que conozco cuanto te demoras en arreglarte.
- Sí mamá!!!- respondió ella en un tono que reflejaba aburrimiento, sueño y disconformidad. Todo eso a la vez. Reacción tan clásica en ella.
Solo moví la cabeza de un lado a otro y suspiré. Luego una sonrisa se hizo lugar en mis labios. Estaba más que segura que este viaje sería interesante y más si era con Kitiara-nee. En ese instante no pasaba por mi mente que mis palabras se harían obra. ¡Y de qué manera!
---
Media hora después estábamos en un bus con el logotipo del hotel escrito en Kanji, el cual nos dijeron significaba esperanza. Pasábamos por las calles de las que emergían masas y masas de población.
¿ Cómo puede caber tanta gente en una isla?- nos preguntamos.
Estábamos vestidas en ropa sport y llevábamos un equipaje para doce días cuando realmente íbamos tan solo por una sola semana a recorrer las zonas más renombradas de la ciudad. Aunque el itinerario también contaba con un recorrido a la bahía de Tokio y la visita a ciertas ciudades aledañas de conocida importancia, y si es que el tiempo lo permitía conoceríamos la isla Honshu.
Llegamos primero al monte Fuji Yama, en Yokohama y compramos cuadros del mismo en los comercios que hay cerca al lugar.Estábamos dispuestas a comprar muchos "souvenirs" atnto para familiares, amigos y para gozo personal. Aunque de todas maneras el dinero era escaso no podíamos impedirnos aquel deseo de materializar el recuerdo. Recuerdo que insistí en llevar mi lap top al viaje porque no estaba dispuesta a dejarla en el hotel ya que la consideraba como parte esencial de mi vida, creo que hasta ahora lo hago; y Kitiara, por su cuenta, no se separaba de su celular con conexión a internet.
Así que cargadas con nuestras posesiones más queridas y más modernas también, por cierto, seguimos nuestro tour, tan animadas como al principio. Descubrimos los primores de la cultura japonesa y con cada nuevo descubrimiento, nuestro asombro incentivaba nuestra necesidad casi imperciptible, en ese tiempo, de ver, saber y conocer más, más y más.
Entramos a un templo budista y escuchamos por primera vez el shômyô. Hasta vimos un juego de budo. Asistimos a un teatro netamente japonés y visitamos muchos museos como el Museo Nacional de Tokio, el mayor museo de arte japonés. el Museo Caligráfico, el Museo Nacional de Arte Occidental, el Museo de Arte Popular Japonés y por último llegamos al Museo del Tesoro del Santuario Meiji.
Entramos muy animadas a este recinto. Era una sensación de casi complicidad con todo alrededor. Algo dentro de nosotros se estremecía de alegría con los pocos sucesos y objetos que reconocíamos. Era como hacernos parte de esa época y de sus costumbres. Era vivir Rurouni Kenshin de una forma más personal, más cercana y hasta nos atrevíamos a pensar que eramos parte de su vida.
Este era el último museo del día y teníamos las maletas en las manos porque nos hospedaríamos en una sucursal que tenía el hotel por esas calles.
Kitiara y yo dábamos vueltas alrededor de las obras de arte. Ella vio una pintura que le gustó mucho y comenzó a verla más de cerca. Yo comencé a vagar por ahí cuando en una vitrina, en uno de los cuartos de exposición y colocado en una esquina vi una espada muy curiosa: tenía el filo invertido y automáticamente se me escapó la palabra de la boca antes de que mi cerebro diera la solución: Sakabatto.
Hice caer mi maleta y por primera vez en la vida no lamenté la posibilidad de haberle hecho daño a mi lap top. Llamé sin pensarlo dos veces a Kitiara.
- ¡Kitiara ven! ¡ya!
Kitiara al oír mi voz se acercó rápidamente dejando de lado aquella pintura y cuando me iba a preguntar qué me sucedía vio que mi mano señalaba una espada que nos era extrañamente muy familiar.
No por gusto éramos y somos fieles fanáticas de Rurouni Kenshin. Ella, en estado de claro estupor, no dijo nada má. Su mente seguramente tenía la misma certidumbre que tenía yo. Me preguntó luego de unos momentos:
-¿Es una Sakabattou? ¿como la de Kenshin...?
- Yo creo que sí, igual incluso es la de el!!- respondí casi histérica
- ¡Vamos Shiomei! Era solo un mito. Aquel samurai solo existió en la leyenda y en la mente perturbada de un escritor de anime...y la sakabatto con él...- dijo ella queriendo convencerme de una realidad más real que la que su mente comenzaba a crearle en la cabeza.
Moví la cabeza negativamente y dije,
- ¡Mira, no tiene seguro la vitrina!
- ¿Sí? Pues cogela... y así comprobamos mi teoría - dijo ella con el escepticismo que le es característico y una sonrisa esbozada recientemente en el rostro.
- Muy bien, pero cógela tú primero- respondí
Ella abrió la vitrina rápidamente sin que necesitara comandarla dos veces. Cogió la espada e intentó sacarla de su saya. Falló en el intento, parecía atascada. Nos quedamos mirando, como si hubiéramos descubierto un gran secreto que ni nostros entendíamos o, mejor aún, no queríamos entender. Luego moví la cabeza afirmativamente y jalé con fuerza la funda.Después de unos cuantos forcejeos se movió por fin el mango que parecía haber estado pegado a la saya. Antes de que pudiéramos hacer o decir algo, una luz muy potente que provenía de la espada nos encegueció para luego envolvernos en ella.
Luego se hizo la oscuridad
Continuará....
Notas finales: ^-^ ¿Qué les apreció? ¿Qué hacemos ahí nosotras? Bueno, pues creímos que sería interesante hacer una historia con nosotras dentro. ¡¡¡Este fic tendrá muchas más rarezas y nosotras no seremos las únicas no se preocupen!!! ^-^
Shiomei: Yo estoy prologando la historia por acuerdo con Kitiara-nee, y pues este fic irá alternando de escritor, con la consecuente intervención de nuestras sugerencias y colaboraciones. ¡Espero les haya gustado el prólogo! ¡¡¡Se vienen experiencias muy divertidas e interesantes!!!
Kitiara: El siguiente cap. lo escribo yo! Aunque seguro que no me sale tan bien como a Shiomei pio pio...
¡¡¡Sean buenos y déjennos reviews!!! Domo arigato de gozaru yo!!!!
JA NE! Cariños,
[Shiomei&Kitiara] ^_^ "The Masters"
* Shiomei*--- conste que no yo no puse eso... je je je
*Kitiara en bersek* --- SHIOMEI QUÉ DICES?!?!?!?
*Shiomei* --- Oh nada, nada querida nee-chan...
