Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen.

Aclaraciones: Universo alterno. Three shots.

-Bla bla - Diálogo.

-Bla bla - Pensamientos.


~oO:: Querido profesor ::Oo~

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Capítulo I/III

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En actitud desganada, dejó escapar un suspiro suave mientras observaba a los demás alumnos que estaban a su alrededor.

Odiaba la historia. De hecho, no encontraba nada más aburrido que asistir a ésa clase. ¿Qué gracia tenía? ¡Ninguna!, al menos, para ella.

Descargando otro suspiro, se enderezó en el pupitre cuando observó que el profesor se acercaba a ella con un alto de hojas.

—Tendrás que estudiar más, Yamanaka — le dijo entregándole un papel.

Apenas lo escuchó, supo que nada bueno había en ese papel. ¡Demonios! Apostaba toda su colección de vestidos de Vera Wang de la última temporada, que la calificación era peor que deficiente.

—Uhm… — gimoteó infantilmente cuando notó que un gigantesco 30 estaba al centro de la hoja anotado con lápiz rojo. —Maldición.

—Presta atención, Yamanaka. Eso debes hacer.

Alzando los ojos hacia su profesor que estaba a un lado de ella mirándola casi con reproche, asintió en silencio, dedicándole una mirada de pena que derretiría a cualquiera.

—¿Podría hacer algún trabajo para subir la calificación? — pidió lo más adorable, dulce e inocente que pudo.

—No.

Y esa negativa, sabía que era rotunda. ¿Por qué tenía que ser tan inflexible?

¡Mierda! — se mordió el labio inferior. —¿Por favor…? —le dedicó una sonrisa tímida, simulada, obviamente.

—No.

Bajando la mirada y los hombros, asintió en silencio, rendida.

Al parecer no tendría vacaciones.

—Procura estudiar más, porque así como vas, serás la primera en reprobar.

—Sí, Kakashi-sensei… — no estaba contenta, en absoluto.

—Pon atención a la clase de hoy — y de inmediato se fue hacia la pizarra.

—Sí, seguro — murmuró entrecerrando los ojos y arrugando en un acto de rabia el papel.

Algo tenía que hacer, eso estaba más que claro. No podía continuar así, ya que iba en dirección a la repetición del año.

¡Ahh! No quería ni pensarlo, porque si eso pasaba, adiós tarjetas de crédito, adiós vacaciones de verano en Los Ángeles, adiós navidad en Europa, adiós todo…

¡Nooo! — no podía permitirlo, debía hacer algo. Por supuesto que ése algo no consistía en estudiar, ya que lo que menos quería era perder el tiempo. E Ino Yamanaka no perdía el tiempo.

Calentándose la cabeza en qué hacer para mejorar las calificaciones, se la pasó en busca de una estrategia sin prestar atención alguna a las palabras de su profesor.

Pensó en su amigo de infancia, Shikamaru. Quizá debería pedirle ayuda a él, ya que era un sabelotodo, y de seguro la ayudaría a estudiar, dado que en más una ocasión había sido así.

Sonriendo, recordó que en una oportunidad, en la cual había necesitado su ayuda para matemáticas, las horas de estudios pasaron a caricias lascivas, besos desesperados y gemidos imperiosos.

Lo bueno de esa vez, era que Shikamaru estaba en la misma clase de ella, por lo que luego de las horas de estudios que compartieron por todo un semestre basándose sólo en sexo desenfrenado, habían valido la pena, pues él siempre terminaba haciéndole la prueba a escondidas del profesor.

Para su desgracia, actualmente Shikamaru ya no era su compañero de curso, porque había sido adelantado por su gran capacidad mental. Sí, era un verdadero genio.

Uhm… — al parecer, las opciones estaba nulas.

No conocía a nadie más que la ayudara. Bueno, su amiga Sakura era muy aplicada, no obstante con la poca paciencia que tenía la pelirrosada y lo mucho que peleaban, no era muy factible esa opción.

¿Qué haré…?

Para cuando la clase finalizó, Ino ni siquiera fue capaz de notar que los alumnos ya estaban cargando los libros y cuadernos para irse de la sala, debido a que la clase ya había terminado.

—¿Permanecerás todo el día ahí, cerdita?

Saliendo automáticamente de la ensoñación, la rubia miró a su amiga antes de caer en cuenta de que todos se estaban yendo de aquel lugar.

—Maldición —susurró, comenzando a guardar sus pertenencias en un bolso de Dolce & Gabbana de color púrpura.

—Nos vemos mañana, cerda.

—Está bien, frentezota — replicó dedicándola una sonrisa de fastidio. Odiaba cuando Sakura la llamaba cerda.

Apenas la pelirrosada salió del aula, Ino se levantó y se dispuso a ir, sin embargo, al avanzar unos cuantos pasos y notar un pequeño libro de color naranja en el escritorio del profesor, se detuvo.

Posiblemente se le había quedado a Kakashi, ya que en más de una ocasión lo había visto portando ese objeto que era el foco de su atención.

Con curiosidad se acercó hacia dicho lugar para recoger el pequeño libro.

La sorpresa fue gigantesca cuando leyó el título. "Icha Icha Paradise"

No era estúpida, Ino jamás lo fue, por lo que tenía consciencia de que el contenido escrito en el libro, era la perversión pura. Por supuesto, aquello lo sabía debido a que el autor era parte de su familia.

—Uhm… —con rapidez ojeó unas cuantas páginas antes de leer el volumen del libro.— Icha Icha Paradise Vol. VI; Hebefilia*.

Sonriendo sádica, dejó escapar una carcajada siniestra.

Oh, sí, podría obtener múltiples beneficios por el descubrir de los vicios de Kakashi.

¿Quién dijo que estar emparentada a Jiraiya no era buena idea?

Ahora que lo pensaba, qué afortunada era que los hombres leyeran las idioteces calentonas que escribía su tío.

Claramente, ahora podría sobornar a Kakashi con la nueva edición que estaba próxima a publicarse –cerca de 3 meses-, para conseguir buenas calificaciones.

Esto, será tu perdición, querido profesor… — dijo para sí, comenzando a caminar hacia la puerta, sin embargo, su camino fue interrumpido por el dueño del libro.

—Yamanaka.

Haciendo contacto visual con Kakashi -que ocultaba la mitad inferior del rostro con una bufanda de color negro-, le dedicó una sonrisa sugestiva, acompañada de una postura un tanto coqueta.

Si quería subir las calificaciones y lograr un buen rendimiento, tenía que empezar desde ese mismo momento.

—Kakashi-sensei — su timbre de voz fue armonioso y melódico. —Justo lo estaba buscando — osciló con elegancia sus largas pestañas.

Él, enderezando rígidamente la columna, asintió en silencio. Por descuido había dejado olvidado el libro del cual era un fan acérrimo. ¿Cómo es que pudo olvidar algo tan importante para él?

No obstante, lo que le preocupaba, era que su inocente alumna probablemente ya sabía de qué trataba el libro, pues no tenía que ser adivino como para deducir que la curiosidad de Ino era muy vivaz.

—¿De casualidad se le olvidó algo? — preguntó no mostrando ningún intento por esconder el libro, ni mucho menos su insinuante actitud.

—Sí, la verdad es que

—Se le quedó esto, Kakashi-sensei —lo interrumpió divertida, extendiéndole el pequeño libro para que lo recibiera. Ya había notado lo nervioso que estaba él.

Carraspeándose la garganta, Kakashi cogió el Icha Icha y rápidamente lo guardó en el bolsillo de su pantalón, casi avergonzado de que ella supiera que había bajo la portada.

—Gracias, señorita Yamanaka — aunque quiso, no pudo evitar que la voz le saliera un tanto débil. No propia de él, en absoluto.

—No hay de qué, profesor… — le guiñó un ojo con lentitud. —Cuando quiera… —seductoramente pasó al lado de él, meneando con énfasis las caderas para realzar los pasos. —Adiós, sensei. — Sonriendo internamente, se felicitó a sí misma por lograr que él casi se la comiera con la mirada de su único ojo.

Kakashi la miró de soslayo, y una vez que ella pasó por su lado, se volteó a verla. Aunque pudo, no fue capaz de evitar que sus ojos se enfocaran en el trasero de la rubia.

Definitivamente, las alumnas no deberían ir a clases con faldas tan diminutas.

Mordiéndose el interior de la mejilla por tan ardiente vaivén de caderas, sacudió la cabeza a ambos lados para eliminar las imágenes provocativas que había formado su mente.

¡Maldición!

—… — soltando un suspiro de alivio, sacó el libro de su pantalón y lo abrió en la página 62.

No sabía si era la gracia del destino o qué, pero precisamente el volumen del Icha Icha que estaba leyendo, trataba de una chiquilla que se le insinuaba al protagonista, que era un hombre mayor, y éste sentía el imprudente deseo de estar con ella.

Mierda…

Era hombre, por lo que su naturaleza no lo dejó en paz de las ilustraciones que una vez más se le aventuraron por la cabeza. Lo peor de todo, es que esta vez, la imagen de la mujer que se le encarnó en lo recóndito, era una que bien conocía.

Sí, su inocente alumna; Ino Yamanaka.

—Oh, Dios…

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Apenas llegó a su casa, Ino corrió hacia la habitación de su hermano Naruto, quién tenía la colección completa del Icha Icha Paradise.

Cuando estuvo en el cuarto de él, los ojos se le clavaron en el estante que tenía todas las ediciones del libro. Sin embargo, luego de recorrer las portadas con la vista, se detuvo en el volumen VI de la colección.

Minuciosamente lo sacó de aquel lugar y se lo llevó a su habitación.

Luego de horas de estar leyendo –recostada en la cama-, la sorpresa fue gigantesca.

No podía mentirse a sí misma, por lo que tenía que reconocer que las creaciones poco honestas de su tío, eran bastante tentadoras. Ahora entendía el porqué la obra tenía tantos lectores y era tan adorado por los seguidores.

Había leído los primeros 5 capítulos del libro, por lo que ya sabía de qué trataba.

Era muy simple, y fantasioso para hombres que bordeaban los 30 -40 años, si es que no más. El rango era bastante difícil de definir, después de todo, se trataba de hombres.

El protagonista –Alfred-, era un inversionista que luego de conocer a la hija de 17 años de su socio mayoritario, las hormonas se le habían revolucionado como un adolescente.

En definitiva, la historia se basaba en los métodos de conquista y en el cómo Alfred se las arreglaba para sobrellevar una relación con una menor de edad, con los altos y bajos que tenían que sopesar para no ser descubiertos.

Era provocador, caliente y prohibido, razón por la cual no había podido para de leer.

Sobre todo ahora que después del capítulo 5, en donde Alfred había llevado a la inocente Mía hacia su departamento, en donde era muy probable que comenzara una nueva escena de sexo y revuelos emocionales.

Lo mejor de todo, trataba en que, pese al deseo que había sentido en un comienzo Alfred, había sido disminuido por el tomar de las riendas de Mía, quién lo conquistó y lo llevó a pecar en los lugares más peligrosos del lugar de trabajo de Alfred.

—Oh, maldita sea… — susurró al leer el comienzo del capítulo 6.

Vaya que estaba caliente la descripción…

Su tío... o era muy depravado, o simplemente era un Dios del sexo como para saber qué hacer, pues para tener inspiración, terminantemente debía tener experiencia como para llevar la hilada de la historia a términos realistas y creíbles.

Es tan… — se mordió el labio inferior, al momento que un majestuoso plan se le aproximaba por la psique.

Quizá el adaptar y practicar la historia del libro con su querido profesor, sería una idea bastante satisfactoria para ella, pues si trataba de adquirir experiencia del sexo opuesto, bienvenida sea.

Además, sacaría provecho no sólo a costilla de satisfacción personal, sino que por el objetivo principal que tenía su plan; el obtener mejores calificaciones sin tener que estudiar.


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TO BE CONTINUED...

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*Hebefilia: Atracción hacia las (o) adolescentes.

¡Hola! Sí, yo de nuevo. xD Como pueden ver, se trata de una pareja crack que hace tiempo tenía en mente, pero que con la sequía no había podido consolidar. ^^ Serán sólo 3 capítulos, a menos que me extienda mucho. Uhm... sé que debería estar actualizando mis otros fics, mas si no publicaba éstos, no iba a poder seguir escribiendo. Jaja.

Ojalá les guste, ya que es mi primer Kaka/Ino. Sino... háganmelo saber a través de un review. Ya saben que las amenazas de muerte, críticas, sugerencias, tomatazos y más, son siempre bien recibidos.

Nos vemos.

Pd: El método de calificación, es chileno por donde lo miren, lo explicaré brevemente, la nota máxima es un 70, siendo la menor un 10. Así que comprenderán que un 30 no es la mejor calificación que existe. De hecho, es bastante deficiente.