Drive
Por el día, una coordinadora de escenas de riesgo para películas. Por las Noches, una peligrosa delincuente.
Esa es la vida de Elsa Winter, y la única que pudo desear.
Some Heroes Are Real...
Fic. Notablemente inspirado en el libro "Drive" de James Sallis. A la vez en el film del mismo nombre de "Nicolas Winding Refn"
Sus finos dedos batían aquel vino tinto que olía perfecto.
La luz parpadeaba en una forma intermitente, mientras el sudor caía de su frente.
El humo proveniente del cigarro de Olaf le molestaba, le molestaba el asqueroso olor de la nicotina.
Ella observaba cada movimiento de Olaf. El platinado pescaba cartas a por montón, mientras gruñía por lo bajo.
Observó bajo la mesa, viendo como los cuatro ases salían de su manga.
El peliblanco soltó el cinco de corazones, a lo que la rubia le respondió con el As.
-Ya no voy. -Soltó el peli blanco, casi soltando el cigarro de su boca.
La platinada recogía el dinero de la mesa. 600 dólares. Era su premio.
-¡AH!, algún día te ganaré. -Tomó un sorbo a su cerveza, seguro era un sabor horrible esa mezcla. La nicotina junto al sabor dulce de la cerveza "Corona".
Miraba como el local comenzaba a llenarse de personas locales y algunos extranjeros.
"Tila tequila". Era el mejor bar de Arendelle hills, bueno, lo era para ella.
El ambiente era un poco depresivo, algunas personas solo iban a desahogarse con el alcohol, otros a apostar, probar suerte en el póker.
Tila era una gran persona, era como una abuela para todos. Ella Cuidaba de cada persona como si fuese alguno de sus hijos y cuidaba que comieran y mucho.
-Niña. -Habló el peliblanco. -¿Ya sabes de que va el trabajo de hoy?.
-Es solo un aficionado, nada complicado.
La noche era hermosa en la ciudad, apenas eran poco más de las ocho, pero ya había oscurecido.
Las estrellas adornaban el vacío del espacio visto desde sus ojos.
El viento volaba su chaqueta, al igual que su cabello... También el maldito humo de aquel cigarro.
-Sabes... Te he conseguido un hogar. Es una pequeño departamento en Gelat Hills.
-Gracias. La verdad, ya estaba harta de vivir en lo bajo de bevrore.
-Ni lo digas, es lo menos que puedo hacer por ti. Has vivido mucho tiempo en barrios del Este, al igual que en tu auto.
La luz y el ruido del televisor eran lo único que le acompañaban en ese viejo departamento en el este de Arendelle.
Jamás hacía amigos en donde se quedaba, le bastaba con los que tenía. En ese departamento solo había gente con la que Elsa no podía comunicarse, principalmente migrantes en busca de una mejor vida.
Todos los idiomas posibles habían pasado por sus oídos, desde Español hasta japonés. El español, al igual que el Noruego, lo dominaba, había estudiado desde preescolar distintos idiomas, mas nunca los llevaba a cabo.
Abrió la cortina, mirando a través de la gran ventana de su habitación.
Observaba como la gente transitaba por toda la ciudad. Arendelle era un paraíso turístico para todo el mundo, aunque ella jamás supo que le veía la gente.
Era una ciudad desesperante, demasiado tráfico y siempre con turistas en medio de la calle, tratando de sacar la mejor fotografía posible. Por las noches se llenaba de aficionados a las carreras, delincuentes y prostitutas, a la vez, de gente pretenciosa de la televisión, actores de renombre que salían a fiestas y ofrecer sonrisas a la cámara.
Era el paraíso perfecto para el crimen, y lo sabia con perfección.
Su móvil sonó, bailando entre las sabanas de su cama, deteniendo su danza cuando la rubia contesto.
-Hay 100.000 calles en esta ciudad.
-Tú no necesitas saber la ruta, yo me la sé.
-Tú me das un lugar y una hora, yo te doy un período de cinco minutos. Si pasa algo durante ese periodo, soy tuya... pase lo que pase. Si algo pasa un minuto antes o después... te las arreglas solo. ¿Entiendes?.
-Muy bien, no puedes volver a llamarme a este número.
Colgó, cerró aquel viejo móvil y tomó su mochila.
Conducía por la avenida principal, le encantaba ver como la luz de la ciudad golpeaba el capó de su automóvil y este se iluminaba con distintos colores.
Aprovechó de paso para arrojar el móvil por la calle, eliminando cualquier rastro de su participación en esto. Más tarde compraría otro móvil.
Entró en aquel viejo garaje en el que trabajaba desde hace tiempo.
Hace años que llegó a trabajar junto a Olaf, siendo socia de él tanto en negocios limpios, como en negocios sucios.
Olaf estaba de espalda, recargado a un Mustang del 68 y fumando, como siempre.
-¡AHÍ ESTÁS!. Lo tengo justo aquí. -El peliblanco empezó a caminar, seguido por la platinada. -Es de lo más común y corriente, como querías, pero le metí 300 caballos, así que va a volar.
-Gracias.
Olaf miró a la platinada. -Vaya, Elsa. Pareces un zombi. ¿No has dormido?. ¿Te puedo ofrecer Benzedrina, Dexedrina, Cafeína, Nicotina?... ¡Ay!, no fumas, es cierto. Mejor, así no te tumban los dientes tan fácil. -Se detuvo. -¡Ahí está!. Chevy Impala, el auto más popular en Noruega. Nadie se va a fijar en ti.
Eran un poco más de las once, seguramente a esa hora estaba por terminar el partido de los Kongsvinger IL.
Elsa, llegó a la séptima del Este. La mayor parte del alumbrado público estaba apagado.
Estacionó frente a una casa de empeño del lugar, observando como de entre las sombras salían sus clientes.
Los tipos parecían nerviosos, se removían el uno al otro, no parecían con más de 30 años y ambos encapuchados.
Elsa, miro como rompían la puerta trasera, entrando a la fuerza al local.
Se quitó su reloj, un reloj de Bob esponja sacado de un lugar de comida rápida. Puso el cronometro... Cinco minutos, era todo.
La teoría de Elsa resultó correcta. Los tipos eran novatos en robos. Ni siquiera pudieron romper la cerradura, así que le metieron un tiro, seguramente alertaría a alguien cercano.
No le debería tomar importancia, en menos de cinco minutos ellos ya no serían su problema.
Miraba como las manecillas avanzaban, mientras ella apretaba el volante con fuerza y sus guantes le apretaban las muñecas.
Aquel pica dientes bailando en su boca era su calmante natural, parecía ruda con ello en la boca, aunque ciertamente podría romperte la nariz con un solo golpe.
En el radio se podía escuchar como los Kongsvinger IL iban ganando el partido, mientras en el radio policial pedían refuerzos en un tiroteo en Zamrznut.
-2.14 en el Este. Robo e invasión en una casa de empeño. -Se escuchó en aquel radio policial.
-Unidad 9 en camino. -Respondió un hombre.
1 Minuto era el restante en su reloj.
El primer hombre llegó al auto, entró arrojando una bolsa negra al otro lado del asiento trasero.
El otro hombre salió a toda prisa del local, disparando antes de salir.
Elsa arrancó el auto a toda velocidad cuando subió el hombre.
Las llantas del auto rechinaron ante el repentino aumento de velocidad, sacando humo y dejando marcas en el suelo.
El paso de marcha era rápido, mucho más rápido que las respuestas en aquel radio policial.
Constantemente se pedían refuerzos a la zona, contactando con la mencionada unidad 9.
Las luces de la patrulla estaban intermitentes en el semáforo de la octava.
Elsa aprovechó y estacionó el impala tras una cabina de tráiler.
-¿Qué estás haciendo?. ¡Arranca! El oficial nos vera.
-Cierra el pico, túmbense. -La rubia cortó las luces del auto. -Será como un viejo auto aparcado.
El coche patrulla paso cerca del impala. Los hombres estaban rezando en el asiento trasero, temblando y abrazándose entre ellos.
Cruzó la calle, pasando el semáforo y atravesando la quinta. El Impala se mezclaba entre los otros autos.
Demasiados Impalas en la calle, mezclándose entre el mismo de la rubia.
En el radio policial ya no se escuchaba ninguna llamada de refuerzo o ayuda, era hora de dejar a estos dos.
El agua del río llegaba hasta mojar las llantas del auto.
Elsa paró en seco, apagando el impala.
-Hasta aquí. -Quitó los seguros. -Desde aquí están solos.
Ambos bajaron quedando en la oscuridad del río, mientras observaban como el auto se alejaba en la niebla.
Las luces del impala iluminaban el viejo garaje de Olaf. El viejo peliblanco salía en su bata de dormir para recibir a la platinada.
-Niña, joder. Pensaba que no lo lograrías.
Elsa salía del auto con estilo, jamás perdiendo su gracia al caminar. Se paro frente a Olaf y se sacó el pica dientes de la boca. -¿En serio? ¿Tan poca fe me tienes?.
-No es eso, es solo el escándalo que armaste en la zona.
-¿Escándalo?.
-¿Fuiste tú?. Se armó un tiroteo entre policías y unos desconocidos.
-No tuve nada que ver, probablemente otros locos.
El peliblanco abrió un cajón de su repisa, sacando un sobre y unas llaves. -Tengo que alabarte. Fue una entrada y salida perfecta, algo claro de ti. -Las llaves y el sobre pasaron a las manos de Elsa. -Toma te los ganaste.
-¿Qué es?.
-Toma el EVO, el verde.
-Gracias...
El motor del EVO sonaba hermoso, respondió al primer golpe de la llave.
Un EVO VIII, color verde oscuro. El auto dejaba ver hermosura en tuneado. El color verde se mezclaba junto aquel vinil azul, junto aquellos rines cromados y los vidrios polarizados.
El neón blanco del auto se mezclaba a la perfección con las luces de la ciudad. Era un baile de colores egocéntricos.
Los rugidos del motor eran lo único audible en las solitarias calles.
Llegó rápido al que sería su nuevo hogar, tal vez durante meses.
El edificio no era algo ostentoso o que llamase la atención, era como cualquier otro de la zona, algo perfecto para pasar desapercibida.
Dejó aparcado al EVO cerca de la entrada, saliendo de este y perdiéndose entre los demás coches.
Tomó sus cosas, entre ellas, una mochila, repleta de dinero. Un maletín y una pequeña bolsa con ropa interior.
Caminaba por todo el estacionamiento en dirección al elevador, este se abrió.
Del elevador salió una mujer, una hermosa pelirroja con notables pecas en el rostro.
Entre ambas paso tiempo, conectaron sus miradas. Aquellos ojos Aqua se conectaron con los Azules de Elsa. Era hermosa...
Entró a su departamento, estaba oscuro y olía ligeramente a libro viejo y humedad, tendría que arreglarlo con un aromatizante.
Eran cerca de 30 metros cuadrados. La ventana dejaba entrar la luz de la noche, lastimosamente la vista era pésima y daba a un enorme espectacular.
La habitación era sin duda lo mejor, la cama seguro y había sido testiga de cualquier tipo, pero por lo menos tenía televisión. Ya no tenía que cargar con aquel televisor viejo y mal oliente.
Nunca dejó de pensar en aquella pelirroja. ¿Quién es? ¿Vivirá aquí?. No dejaba de pensar en ella, ni siquiera cuando se desvestía para entrar a bañarse.
Un error muy grande es el hecho de solo tener un cambio de prendas, seguro mañana tendría que salir a comprar más.
Su teléfono comenzó a vibrar en su bolsillo, y la rubia no dudó en tomar la llamada.
-Diga...
-Elsa, ¿puedes hacerme un favor?.
-¿Cuál?.
-Zamrznut, un amigo.
Apenas y alcanzaban la 1 Am.
Levantó aquella puerta de aquel garaje. Dejando a su vista un Mitsubishi Eclipse del 2003, algo golpeado y con impactos de bala en el frente.
Paseaba junto al auto, llegando hasta la puerta trasera.
-Identifícate o muere. -Salió de una voz desconocida al costado de la rubia.
-Cuando amenaces a alguien con un arma, por lo menos asegúrate que el seguro no este puesto.
-Mierda.
-Soy la conductora, yo te sacaré de aquí.
-Llegas tarde. ¿Tienes coche?, este está hecho una mierda.
-No. Mis reglas, tu coche. Esto es así.
-¡Pues vamos ya!
El coche apenas y respondía al arranque, el motor y el interior estaban hechos una porquería.
-Todo se fue a la mierda. Chris murió. Los malditos Italianos nos jodieron todo.
El Eclipse surcó la calle, sacando humo del motor.
-¿Cuál es el plan?. -Preguntó aquel hombre. Tenía rasgos Asiáticos, no parecía más de treinta años y su voz temblaba.
-Tienes que calmarte, y contarme que esta pasando.
-El asalto era simple, simplemente llegábamos y disparábamos. Le quitaríamos la droga a los Italianos, pero salió mal y mataron a mi amigo.
-¿Eso...
-Me persiguieron hasta aquí, me hirieron el brazo izquierdo y seguro están peinando la zona.
El silencio de Elsa fue la respuesta al hombre.
-Vamos mujer. ¡háblame!. A lo mejor Chris sigue vivo, se llevo uno en la pierna. Es el mejor sitio donde te pueden dar. ¿No?.
-Depende de cómo sea la herida. Si la bala no ha pasado limpiamente, puede haber muchos más daños colaterales. Escúchame; La mafia no perdona, y seguro a tu amigo lo remataron con una bala en la cabeza.
-Solo sal de Zamrznut. Chris sigue vivo y lo sé.
Una camioneta blanca se acerco peligrosamente al Eclipse... Trató de embestirlos.
-¡SON ELLOS!.
-Solo cállate, me pones nerviosa.
La marcha del eclipse estaba dañada, seguramente por los daños exteriores. La camioneta, una Escalade de Porsche. Era mucho más rápida que aquel Mitsubishi.
-¡MIERDA VAMOS A MORIR!.
Elsa ignoró por completo al llorón. Giró a la derecha sobre los callejones de Zamrznut, entrando en aquel pasillo estrecho mientras el auto tumbaba y arrollaba cualquier cosa que estuviese a su paso.
-Nos van a matar, Oh Dios mío, Dios mío...
El auto casi volaba sobre el asfalto, siendo seguido por la camioneta muy de cerca.
-Agárrate, tengo un plan.
El hombre hizo caso a la indicación de la platinada, ésta, giró en seco a la izquierda entrando nuevamente a un callejón. Este callejón era mucho más estrecho el eclipse apenas entró, sacando chispas por los costados.
La Escalade venía a toda velocidad, pero chocó ante la diminuta entrada del callejón.
-¿Ves?. No era tan difícil.
-Dios mío, dios mío, dios mío... -El hombre se tambaleaba en un intento por relajarse. -Dios, eres muy buena en esto. Corre al centro, nos veremos con mi jefe.
-Para ser un asesino y ladrón a sueldo eres demasiado paranoico y nervioso. Debes ser realista y afrentar que tu amigo está muerto, y seguramente tú también lo estarás cuando le digas a tu jefe lo mal que salió tu plan.
El callejón del centro estaba en oscuridad total, apenas y siendo iluminado por las luces del coche.
Había un auto frente a ellos, un Mercedes R63 AMG color plateado, escoltado por dos hombres con AK-47 en manos. El hombre que le acompañaba hasta el momento no dejaba de temblar, preguntarle lo obvio "¿Se enojaran conmigo?". La respuesta era un rotundo "Si".
-Tengo miedo, estos tipos... Sabes yo no soy un criminal, solo necesito el dinero para mi colegiatura...
-Calma, seguro no pasará de una golpiza.
-Pero yo...
-Solo baja y habla con tu jefe.
El chico bajó del auto, metiendo un sonoro portazo al mismo.
Del Mercedes bajaba un viejo arrugado, canoso y muy bajito. Era muy bien conocido por la rubia.
-Señor Weselton. Le juró que no sé lo que ha pasado y yo no pude...
-Silencio, ya todo ha acabado. -Dijo el viejo con extrema paciencia, mientras daba una sonrisa sarcástica con sus dientes podridos y amarillos.
-Lo que importa es que la conseguí. ¿No?.
-Tienes mucha razón, hijo mío.
-Señor no sabe lo agradecido que estoy con usted. En verdad lo sé señor, pero yo no sabia..
-Si, Si, Si... Cálmate. ¿Ya?. Los errores se cometen. Uno aprende de los errores... Dime, ¿Haz hablado con tu madre? ¿Cómo sigue?.
-No señor, no he hablado con ella.
-Eso es bueno, muy bueno.
Todo este tiempo un guardaespaldas del anciano se había colocado tras el chico.
Fue fácil atravesar su garganta.
-Señor Wesel...
El guardaespaldas volvía a su puesto, mientras que el anciano se acercaba más y más a la ventanilla de Elsa.
-Dile a tu jefe que volveré a llamarle si necesito otro reparto. Y por cierto, toma esto. -El viejo arrojó una maleta a la cara de Elsa, siendo golpeada con fuerza. -Dile a Olaf que compre galletas para perro con ese dinero, así no pasará hambre.
La platinada solo asintió con la cabeza, y salió en reversa de aquel callejón. Tendría que hablar con Olaf sobre la situación.
-El puto Weselton de mierda. Está a cargo de la mafia de Noruega. Ese cabrón lleva aprovechándose de Arendelle desde antes que yo naciera. Le habría hecho un gran favor a la ciudad si le hubiese pegado un tiro. Pero es una pelea que no puedo luchar... Mucho menos ganar.
El tono de marcado era eterno. Olaf no tomaba el teléfono.
-Eh, ¿Cómo ha ido? ¿Has terminado el trabajo?.
-Trabajar para el puto Weselton, la puta comadreja... ¿Creías que me parecería bien trabajar para él?.
-El dinero es el dinero, Elsa. Tienes que empezar a dejarte de miramientos cuando se trata de dinero. Has empezado a rechazar trabajos a por montón. ¿Tienes idea de lo que podemos hacer con esa pasta?.
-Me da igual. No trabajo con cualquier idiota.
-¿Quién le hace asco a un dinero extra, eh?. Hablando de eso, más vale que duermas y bien, te conseguí un nuevo empleo, serás doble en el cine... La industria cinematográfica Nórdica tendrá una nueva cara.
-No sé si aceptarlo.
-Venga será una pasta extra para los coches, es un trabajo desapercibido. ¿Alguna vez has visto el nombre de un doble en los créditos? ¿A un doble en un galardón?.
-Lo pensaré.
-Mañana, diez en punto en mi garaje. Por favor, no llegues tarde.
Colgaba el teléfono público con algo de enojo. ¿Cómo le pudo haber hecho esto?. Olaf sabe lo mucho que Elsa odia a estos sujetos, y va y los mezcla... Sin duda le tendría más ojo a futuros trabajos.
Ya no había nada que hacer, ojala y el día de hoy no trajera consecuencias para nadie. Lo último que quería en la vida era mezclarse con gente tan lacra como Weselton.
Caminaba lentamente por las frías calles de la ciudad.
La oscuridad de callejones le invadía. Algunos maleantes salían de entre estos, algunos ebrios y otros drogados. Algunas personas estaban robando, mientras las prostitutas estaban en las esquinas, esperando a su próximo cliente.
Estaba en camino a su hogar, ya estaba algo cansada y derrotada de todo lo ocurrido en éste día, pero, la noche era aún joven, más no para ella. Elsa solo quería irse a dormir.
Su edificio ya estaba al cruzar la calle, era ligeramente alumbrado por el local frente a él. El local era un auto-servicio, 24/7.
Al lado una tienda de ropa, seguramente mañana compraría algo de prendas en ella... Ahora solo iría a su cama.
Odiaba ser el centro de atención. Odiaba a aquellas mujeres que le maquillaban, mirándola fijamente y repitiéndole lo hermosa que era. Odiaba que todos la mirasen ¿Cómo no?. Su hermoso cabello y rostro perfecto resaltaban ante todo de ahí.
Su perfecto cuerpo y su cabello resplandeciente dejaban en vergüenza a grandes actrices que estaban en el área. Jessica Alba, Megan Fox, Scarlett Johansson y Angelina Jolie estaban en aquel estudio de cinema, pero quedaban en segundo plano cuando Elsa pasaba junto a ellas. La rubia se robaba las miradas.
No era algo de su estilo, el estar frente a las cámaras y ser grabada en cualquier momento no era algo que le agradase, prefería romper y destruir las cámaras que tenía cerca.
Caminaba vestida con aquel traje de policía ajustado. Caminaba con extrema sensualidad.
-Hola. -Un chico, apenas y poco más de 18 años le cortó el paso. -Mi amiga. -Señaló una mujer un poco más chica que la rubia, cabello oscuro y ojos verdes. Volteaba furtivamente a la rubia. -Te manda esto. -Le extendió la mano, entregando un ramo de flores, un peluche y una carta.
-Gracias...
El chico volvió a con la mujer, esta corrió con dificultan sobre sus tacones, tratando de esconderse tras un monte de vestuario.
La carta simplemente decía "Llámame" seguido de un número telefónico, uno al que jamás llamaría.
Elsa estaba recargada en un hermoso Malibu del 2011. Aquel frappé estaba delicioso, pero le había manchado el cuello de la playera, algo ligero.
El sol se reflejaba en los lentes oscuros de la rubia. Todas las miradas estaban sobre ella, algunas eran de odio, algunas querían matarla con la mirada. Las miradas de amor y deseo sobraban entre hombres y mujeres en el set.
-Niña. -El peliblanco llegó a su lado. -Lo sabes, si no estás cómoda, déjalo. No tienes porque hacerlo.
-Olaf... -Suspiró. -No estoy molesta por esto, es solo que sabes lo mucho que detesto a Weselton y su mierda y vas y me arrastras.
-Ya te lo dije, son solo negocios.
-Solo un negocio, nunca más vuelvas a mezclarme con esa gente.
-Bien, en verdad lo siento.
-¡OLAF!. - Un hombre con rasgos asiáticos se acercaba algo enfadado al peliblanco. -¡OLAF!- Repitió.
-Justin, ¿Cómo estás?.
-Estoy mal. ¿Donde carajo está tu doble?.
-Lin, te presento a Elsa. -El hombre examinó detenidamente a la rubia, viendo cada centímetro de ella.
-¿Tú eres la doble?.
-Si...
-Más vale que sepas conducir perfectamente. Más te vale que valgas esos veinticinco mil dólares.
-Solo pide, yo lo haré.
-Bien. -Sonrió el hombre. -Harás esta coreografía. -Le extendió un libreto a Elsa, estando marcado un párrafo enorme.
-Hecho...
El motor del Malibu rugía con cariño, era como un tierno gatito ante la presión que Elsa imponía sobre el acelerador.
Las manos de Elsa, cubiertas por guantes negros, estaban firmes sobre el volante.
-Disculpa antes de empezar. -Comenzó hablar una chica al costado de Elsa, entregándole un contrato. -Debes firmar este contrato, donde quita todas la responsabilidad al estudio de posibles accidentes y heridas que pudiera sufrir.
Elsa firmó aquel contrato, seguido de tragarse un sermón completo por parte de Lin, acerca de no fallar y que esta era su única oportunidad.
Estaba apenas conociendo al sujeto, y ya le estaba cayendo mal.
Se colocó aquella mascara de "Vin Disel", seguido del collarín. Todo estaba preparado, solo era brillar ante la cámara, mientras se le daba todo el crédito al calvo actor por tan buena maniobra que Elsa hará.
-¡1, 2, 3... ACCIÓN!. -La cámara comenzaba a grabar, mientras la rubia aceleraba el vehículo a fondo. El auto rechinaba ante la brutalidad del cambio de velocidad.
Elsa tomó perfectamente aquella curva, dando una vuelta cerrada mientras colocaba el auto en dos ruedas.
Derrapó en armonía cuando el auto tocó ligeramente el suelo con las cuatro ruedas y aceleró nuevamente a fondo. El último obstáculo era un salto. Un salto sobre una rampa de cuatro metros, mientras a los costados se llevaría una explosión controlada.
El malibu lo pasó sin problema, dejando atrás la estela de fuego y humo que se levantaba, pareciendo un halcón en el aire a punto de caer en picada a por el ratón. Eso era lo que Elsa hacía con los coches, les daba una vida diferente, una nueva y genial vida.
El auto quedó intacto, tal vez ocuparía un poco de pintura encima tras las ligeras flamas que le alcanzaron, pero nada grave.
Todos quedaron anonadados con la Azaña de la rubia, al igual que la imagen de está saliendo del auto, quitándose la mascara, y dejando al aire libre su hermosa cabellera. Todo eso daba una imagen preciosa.
-¡GRAN TOMA!. ¡GRAN TOMA!. -Gritaba Lin. -Perfecto, magnifico. ¡JODER! -Se acercó a Olaf. -Subiré el contrato a medio millón, siempre y cuando esté lista para grabar.
-Excelente. Gran toma. ¿Cómo te sientes, niña?.
-De maravilla...
-Lo hiciste muy bien, lo hiciste perfecto.
Aquellos pantalones ajustados resaltaban su cadera y su trasero.
La blusa a botones le resaltaba sus pechos. Simplemente se veía sensual. Ella derrochaba sensualidad.
Los tenis le quedaban perfecto, se ajustaban a sus delicados pies.
Miró el monte de ropa en una esquina, sería toda la que utilizaría durante todo el tiempo que se quedaría a vivir en su actual edificio.
Salió del probador, con aquellas prendas entre los brazos, directo a pagar.
Toda la ropa era marcada en la registradora. Sacó el dinero de su bolsillo izquierdo. Levantó la mirada y su mirada fue captada por aquellos tres vestidos en el estante.
"¿Vestidos?" "¿En serio?". Jamás había usado vestido, jamás desde la muerte de su padre. Por lo general él era quién le compraba vestidos infantiles para jugar a la princesa o en Halloween, cuando Adgar le compraba a Elsa un monte de dulces... Jamás salía a pedir golosinas.
¿Porqué ahora? ¿Era buena idea comprarlos?.
El primer vestido era uno de color verde azulado con un corpiño verde azulado con el contorno color bronce, mangas negras, una capa magenta con un símbolo ya conocido... el símbolo del antiguo reino de Arendelle, la monarquía Nórdica. Bajo él, estaban unos zapatos de color marrón oscuro con contornos dorados, medias azul verdosas y unos guantes del mismo color que las medias.
El segundo vestido era más elegante y sensual. Vestido azul con una hendidura en la rodilla derecha alta, un corpiño cristalizado, mangas azules y blancas, una capa larga con una estela de brillantinas transparentes y zapatos de tacón alto de un color y material que asemejaban al hielo. El vestido era acompañado con unas incrustaciones para el cabello en forma de copos de nieve.
El tercer y último vestido era parecido al segundo, pero con los hombros cristalinos con flores magenta incrustadas y sin mangas. Un vestido verde con una hendidura en la rodilla derecha alta, corpiño verde con hojas incrustadas y flores magentana a la altura del pecho, una capa transparente con diseños florales y flores moradas incrustadas, zapatos verdes de tacón alto de una forma iguales a los del segundo vestido, asemejando al hielo y unas incrustaciones de flores Magentas.
Todos los vestidos eran perfectos, pero era una pena que el destino de ellos era empolvarse en el armario de la rubia... Aunque tal vez.
-Señorita... Señorita... Son 200 dólares. -La encargada de la tienda le habló a la rubia, pero no la sacó de sus pensamientos. Aun se debatía sobre el si o no comprar los vestidos.
Camino por inercia, acercándose a la estantería de los vestidos.
-También me llevaré los vestidos.
La encargada tragó en seco. Algo de angustia y asombro paso por sus ojos.
-Señorita... Esos vestidos...
-¿Ocurre algo?. -¿Para que preguntaba?. Ni siquiera los iba a usar.
-Cada vestido... Cuesta Veinticinco mil dólares. Son hechos de los más finos materiales y Pertenecieron a la Reina...
-Me los llevo...
Las tres empleadas ahí presentes abrieron los ojos ante el asombro, seguramente esos vestidos llevaban tiempo en la estantería.
Ni siquiera se probó los vestidos, solo los tomó, pagó y salió en dirección a su departamento.
Los vestidos se veían hermosos, hermosos... Colgados en aquel perchero, a punto de ser ocultados tras la puerta del armario.
Era una pena el destino de aquellas prendas tan finas y hermosas.
Aquel auto-servicio era en parte un restaurante, algo de "Tina´s o tira´s... Ni siquiera vio el nombre, solo entró. Estaba demasiado hambrienta.
Se sentó frente aquella gran ventana, viendo su edificio y la calle principal. La luz del sol era un calor infernal sobre la ciudad. Ella odiaba el calor, amaba el frío, deseaba que todo el año fuese invierno.
Aunque el aire acondicionado del local ayudaba a restaurar la infernal temperatura. No era tan infernal, solo 24 grados.
El menú se veía delicioso. Desde sándwiches hasta grandes y lujosos platillos como langostas o lasaña.
-¿Puedo ayudarle?.
Elsa levantó la mirada del menú. Sus ojos quedaron impactados, jamás de los jamases había visto algo tan perfecto, tan bello, tan hermosos, tan precioso, tan agraciado... Nunca vería algo igual, algo de tan gran magnitud de hermosura... Pero ahí estaba.
Era una mujer con una figura esbelta y de piel clara. En sus hermosos ojos turquesa se podía ver reflejada a si misma. Mejillas sonrojadas, unos labios finos, cabello largo, rubio rojizo atado en dos coletas trenzadas... Hacia parecerla más como una niña, algo tierno y hermoso. Su flequillo al lado derecho de la frente y una perfecta y hermosa capa de pecas por todo el rostro y se extendía hasta sus dedos, donde apenas y eran visibles.
"Elsa reacciona". -Era su subconsciente, ¿Porqué hacerle caso?. Era mejor seguir viendo aquella diosa ante ella, seguramente estaba a punto de morir y estaba viendo el paraíso frente a sus ojos.
-Emmmm, ¿Hola?.
-¡Oh!, disculpa. Si, yo, yo quisiera, emmm. Un sándwich, un pancake y un chocolate helado, por favor. -Soltó todo a pulmón, dictando lo primero que vio en el menú.
-Enseguida...
Apenas y podía ver su reflejo sin sentir vergüenza, el palillo nuevamente en sus dientes bailaba para tranquilizarla. Perdió el control fácilmente. ¿Quién será ella?. Seguramente su nombre es tan hermoso como lo es ella.
-Aquí está su orden. -Nuevamente esa Freya, la Freya que estaba levantando pasiones en la rubia.
-Gra-gracias...
La pelirroja pareció examinar a Elsa por un momento, mientras la rubia bajaba la mirada.
-Oye, disculpa. ¿Tú eres la nueva residenta del edificio de enfrente?.
-S-Si.
-Si te he visto, eres obviamente tú. ¿Quién más sería la hermosa rubia del departamento junto al mío?.
Espera... ¿Hermosa?.
-S-Si. -¿Qué te pasa Elsa? ¿Acaso eres estúpida? ¿Solo sabes decir "SI"?... Si
-¿Cuál es tu nombre?. ¿Es tan hermoso como tu rostro?.
-Soy Elsa, mucho gusto.
-Elsa, mucho gusto. Yo soy Anna...
Muchas gracias a quien llegó a este lugar en el fic., agradezco mucho el tiempo que dedicaron a leer esta historia.
Esta será la primera historia que quiero y tomaré en serio.
Sé que mi ortografía está del asco, al igual que mi desarrollo de historia... Así que agradecería mucho algunos consejos, quejas, sugerencias ó señalarme algún error que cometí respecto al fic.
Nuevamente agradezco a quien prestó su tiempo para leer, y sin más que decir me despido, sin antes desearles lo mejor ;). Un beso, un abrazo y hasta pronto (Corazón).
