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Este fic participa en el Reto: ¡Para morirse del miedo!
Como actividad dentro del foro: Secreto en el Valle del Fin
Disclaimer: Los personajes mencionados pertenecen a Kishimoto Masashi-sama.
La historia es mi versión de una leyenda japonesa...
EDITADO
¡LECTURA BAJO SU PROPIO RIESGO!
Contiene escenas no apta para personas sensibles.
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· · NO SIGAS A EXTRAÑOS... ¡NUNCA! · ·
(Hay lugares que es mejor no conocer)
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/13h53/
— ¡Te dije, ¿no?!
— ¡Estamos bien-dattebayo! ¡MIRA! —colocó el mapa delante de su cara y le hincó un ojo en el proceso — P-perdón, Sakura-chan.
— ¡Na~ru~TOOOO! —el golpe lo tumbó en el suelo, recuperó el papel de direcciones y caminó hacia su novio— ¿Me ayudas, Sasuke-kun? —sin responder se aproximó a ella y empezaron a leer el mapa.
— ¡Na... Naruto-kun!
— Tranquila, Hinata. —ella lo ayudó a levantarse y le ofreció un pañuelo para que se limpie la tierra del rostro— Estoy acostumbrado a sus golpes. —dijo con una sonrisa torpe y ella sonrió incómoda.
— Aquí dice que si te pierdes, es normal pedir indicaciones. —le señaló a su prometida un párrafo del libro que llevaba leyendo desde que dejaron el bote.
— ¡Era mejor esperar al guía~! —refunfuñó Ino ignorando a Sai.
— ¡Chouji, Karui! ¡Hasta que nos alcanzan-tteba... yo? —fue ignorado por completo.
— Cariño~
— ¡Te dije que no! —golpeó al pachoncito en la barriga con dulzura y rudeza al mismo tiempo— Debemos guardar comida ahora que estamos ¡perdidos! —señaló la última palabra mirando a Naruto con molestia. Él abrazó a Hinata por la cintura y sumergió la cara en sus pechos haciendo pucheros mientras se deleitaba de la suavidad.
— Y-ya, ya. También fue culpa mía. —lo consoló acariciando su cabellera, pero él se separó para mirarla asombrado. Ella sonrojó en su dirección— Es que... a-ahora que somos pa... pa...
— ¡Pareja! —ayudó Ino con picardía.
— Tenía que apoyarte. Así como trabajan Sakura-san y Sasuke-kun. —ella miró a los mencionados concentrados en el mapa intentando descubrir dónde se encontraban.
— ¡HINATA~! —la abrazó sonriendo complacido por sus palabras y llorando como adolescente; esta vez llevando su pequeño cuerpo entre sus fornidos brazos provocando que su rubor creciera más.
— ¡¿Q-Qué haces tú?! —exclamó Karui cuando Chouji la abrazó con ternura como estaba haciendo Naruto con Hinata.
— Gracias por cuidarme, cariño. —la morena sonrojó y arrugó la frente, pero no negó la muestra de afecto, sino que la retribuyó.
— Volvamos. —dijo finalmente Sasuke— Regresemos a la orilla y subamos al bote.
— Sí. Mañana podremos venir con un guía de verdad. —acotó Sakura arrugando la frente al mirar de perfil a Naruto, quien permaneció abrazado a Hinata con cariño y como protección.
— "Encender una fogata de hojas verdes y permanecer tranquilos" —citó Sai al acercarse a Ino; arrimada a un árbol cercano a la pendiente.
— Deja de leer eso, Sai. ¡Admira el paisaje! —ella inhaló el perfume del ambiente y se aproximó a un arbusto cuyas flores le parecieron hermosamente llamativas. Sai apartó la vista del libro y detuvo a su prometida del hombro.
— Ino, esa es venenosa.
— ¡KYAAAH!
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/15h32/
Empezaron el descenso, unos más molestos que otros.
— Según el diseño —inició Sasuke mirando el mapa—, esta isla no es la del santuario.
— ¡Entonces no fue mi culpa-dattebayo! —enérgico y feliz tendió la mano para ayudar a Hinata a bajar por la ladera— ¡Fue tu culpa, idiota!
— Un buen guía se habría dado cuenta que este no es el mapa de la región. —respondió Sasuke.
— ¡Cállate, maldición!
— Naruto-kun tiene razón, Sasuke-kun. Tú manejabas el bote.
— No te metas en sus berrinches, Chouji. —alertó Karui sujetándose de la espalda de su esposo mientras él pisaba con firmeza y se aferraba de los troncos para bajar. Permanecieron entre ofensiva y defensiva de Naruto y Sasuke por casi una hora hasta que Hinata tropezó con un madero porque Naruto no alcanzó a sostener su mano para pasar al siguiente tronco
— ¡HINATA! ¡¿Estás bien?!
— Sí, Naruto-kun. —ella sonrió apenada por preocuparlo y sostuvo su mano para ponerse de pie— Tropecé con... con eso.
— "La constitución de las leyes de Japón no se aplican aquí" —leyó Sai en voz alta después de quitar las piedras y suciedad del tiempo con la bota; el letrero estaba muy viejo.
— ¡¿Hay un pueblo aquí?! —exclamó Ino sorprendida acuclillándose junto al letrero. Sakura se aproximó a Sasuke para ver el mapa, así como Karui , una vez que todos llegaron a suelo base de la empinada colina.
— ¿Por qué la isla no tiene habitantes si no está en el mapa? —expresó en voz alta y todos se miraron preocupados.
— Al bote, pronto. —secundaron la idea del Uchiha con rapidez.
Cuando por fin dieron con la orilla, unos treinta minutos en caminata recta, se toparon con una escena nada atractiva para los hombres. El bote ya no estaba, y poco lo notaron cuando sus ojos fueron atraídos por un hombre sin ropa sentado a la orilla del afluente sobre una gran roca; miraba el horizonte.
Naruto corrió a tapar los ojos de su novia, Sasuke tomó a Sakura de los hombros y la volteó en dirección al bosque, Karui sonrojó y levantó los ojos para centrarse en el cielo, mientras Ino colocaba las manos en sus caderas.— ¡Ese hombre no se compara con mi Sai! —presumió con su prometido a su lado, quien sólo le sonrió de la manera que conocía guardando el librillo en su pantalón. A pesar de que Hinata no veía nada, sonrojó por las palabras y Sakura quiso voltear para presumir a Sasuke, pero este no se lo permitió.
— ¡HEY, TÚ! —Naruto bramó incómodo y molesto, el sujeto se bajó de la roca, Sasuke se acercó junto al rubio cuando se aseguró de que Chouji cuidara de que no volteara para presumir como Ino. — ¿Dónde está el bote? —el sujeto volteó con rapidez y sonrió de una extraña manera que parecía más una forzada mueca.
— ¡BIENVENIDOS~!
— ¡Mierda!
Naruto cubrió la parte inferior del tipo con su brazo cuando el sujeto abrió los brazos, como si esperara un abrazo. Sasuke permaneció serio e intrigado por su apariencia; no le daba buena espina el sujeto, pero su sensatez se fue por un tubo cuando escuchó a Sai. — Es más grande que el tuyo, Naruto. —el rubio sonrojó y asustó al mismo tiempo cuando escuchó eso de atrás de su espalda.
— ¡C-cállate, imbécil! —Sasuke miró a su amigo levantando una ceja— ¡E-este paliducho me espió cuando estaba en los baños termales!
— No pregunté, Naruto. —el rubio apretó la mandíbula aún más molesto, Sasuke ignoró la buena broma y se concentró en el tipo— ¿Dónde está nuestro bote?
— ¡Mil disculpas! —el hombre recuperó una postura menos demostrativa, pero su parte inferior seguía colgando y moviéndose con el viento; el único incómodo parecía ser Naruto que seguía suavemente colorado y cubriendo la mitad del cuerpo del sujeto con la manga del abrigo— ¡Creímos que llegó sólo a la isla y lo llevamos a la aldea! —todas sus palabras parecían una fea grabación rayada que chirriaba en los oídos de Sasuke.
— ¿Aldea?
— ¡No tenemos visitas hace mucho tiempo! ¡Vengan, vengan! —caminó hacia un arbusto cercano y se colocó unos pantalones rasgados sucios. « ¡Gracias a los dioses! » Pensó Naruto aliviado.
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/16h48/
Por la orilla caminaron unos diez minutos, y de pronto el hombre se perdió frente a sus ojos dentro de la espesa maleza del bosque. — No es buena idea, chicos.
— Chouji tiene razón. Ese pervertido no me da buena espina. —agregó Karui mientras le quitaba de la boca a Chouji un paquete de galletas que había sacado de la mochila.
— No hay otra forma. —Sasuke respondió— A menos que pienses nadar cinco kilómetros en aguas frías.
— ¡Y si hay más de esos locos pevertidos! —Naruto golpeó sus puños con el cejo arrugado— ¡No dejaré que los veas, Hinata!
— Ustedes no lo han hecho aún, ¿verdad? —murmuró Ino a Hinata, Sakura volteó para ver su expresión, pero sonrieron con secretismo al ver un rostro rojo en Hinata. Todos dieron un brinco cuando el hombre desapareció entre el follaje de un segundo a otro.
— "Permanecer juntos en todo momen..."
— ¡Para con ese libro, Sai!
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/17h02/
Quince minutos dentro de la maleza los llevó a un lugar de colores opacos y unas construcciones caídas. El lugar completo estaba olvidado y emanaba un olor desagradable. — ¡Kya! ¡Sangre! —gritó asqueada Ino pisa un líquido rojizo.
— Seguro fue uno de nuestros cazadores. —todas las chicas saltaron y abrazaron a la persona más cercana cuando el sujeto de la playa apareció desde atrás.
— ¿Cazadores? —dijo Sasuke apartó a Naruto colocando la mano en su rostro, Ino, Sakura y Hinata permanecieron juntas, Karui acarició a Chouji para que se calmara y Sai regresó la mirada al libro intrigado por saber a qué animal le pertenecía tanta sangre si no se habían topado con, siquiera, un conejo en todo el día.
— Cazamos para comer. —la manera en que se expresó creó una onda fría en la columna de todos pero ninguno lo expresó— La posada está allá. ¡Aquí pueden hacer lo que deseen!
Naruto volvió a abrazar a Sasuke cuando vio aparecer de la nada a otro hombre de una contextura similar, vestido, con una máscara a un costado del rostro. Sin presentarse o saludar, agarró la cara del sujeto y la lamió con placer. Sasuke volvió a empujar a Naruto del rostro mientras se apartaban de los sujetos con horror.
— Este pueblo debe ser muy liberal. —comunicó Sai cuando Ino lo tiró del brazo para que avanzara con el resto.
— Busquemos el bote y larguémonos antes de que anochezca. —manifestó el moreno. Por reflejo Hinata miró su reloj, pero este ya no se movía. Chouji y Sakura, que también llevaban uno quedaron fríos y entre los tres lo dieron a conocer.
— No hay señal en el celular. —dijo Ino para dar la hora; todos la imitaron y descubrieron con espanto que no tenía ni conexión a internet.
— ¡Una cabina! —Karui tomó a su esposo del brazo mientras los demás intentaban por todos los medio de agarrar señal— ¡Andando, cielo!
— Esto... esto es malo.
— ¡Tranquila, Hinata! —Naruto la contempló asustada y se aproximó para abrazarla— ¡Yo te protegeré de cualquier indecente-datteba...! —un grito alertó a todos.
— ¡E-esa fue Karui-san! —un par de pasos más allá, encontraron la cabina vacía y no tardaron en correr hacia, lo que parecía ser, la parte central de la vetusta y tenebrosa aldea a unas casa de distancia.
— Es como las películas donde todos se pierden y...
— No digas esas cosas, Sakura. —aún declarando aquello, Ino sujetó la mano de Sai con fuerza. El grito llegó como una horrible reprimenda desde una cabaña, la más grande del lugar, en cuya entrada se hallaban Karui regañando a Chouji frente a un grupo de individuos adornados y decoraciones tan llamativos como la choza. Había una mesa con varios jarros y algunas frutas extrañas.
— ¡Karui-san! —Sakura fue la primera en el lugar; seguida muy de cerca por su novio.
— Este tonto olió esto y me obligó a venir. —refunfuñó con la mano en las caderas. Todos suspiraron aliviados.
— ¡Bienvenidos! —expresaron unos sujetos con máscaras de animales cubriendo sus rostro. Saludaban efusivos, animados y sus apariencias diferían tanto en tamaño como en contextura. Sai sintió las manos de Ino en los hombros, Hinata se acercó a Naruto y este la rodeó por los hombros mientras Sasuke se colocaba a unos pocos centímetros de Sakura cuando se vieron rodeados de, al menos, unas treinta personas disfrazadas o pintadas. La situación se sentía tensa, tanto, que incluso Chouji tomó a Karui de la mano y la acercó a su cuerpo estando tan alerta como los otros.
— ¡No deberías beber cosas que no conoces! —reclamó la doctora del grupo sin notar a la muchedumbre.
— Tengo sed y hambre. —repuso culpable al mirar a Sakura— Disculpa, Sakura-san.
— ¡¿Y mis disculpas?!
Una sutil y suave fragancia, casi inodora, llegó a sus olfatos, pero ninguno le dio importancia, ya que evitaba en gran medida el nauseabundo ambiente del sitio.
— Este tónico, te permite sacar tu yo más profundo. —comentó casual un tipo delgado de máscara azul. Sakura levantó las cejas. — Ayuda a florecer tu nuevo ser. —agregó otro de estatura alta y gordo cuerpo con voz acuosa.
— De acuerdo~ —Ino tiró de la manga de Sakura, esta de Chouji, Karui de Naruto, quien no soltó ni un segundo a Hinata, y Sasuke junto a Sai, se aproximaron al círculo de reunión. La rubia empezó a susurrar— Si no me equivoco, es la descripción de estupefacientes. ¿Verdad, Sakura?
— Sí.
— ¡Qué mierda tomaste, Chouji!
— Tranquila. Sólo necesita té de pimienta y dormir hasta que se le pase el efecto.
— ¿Dónde está el hostal? —preguntó Sai levantando la cabeza de círculo en dirección al con pintura y máscara celeste.
El sujeto señaló la única edificación de dos pisos que se encontraba a varios metros de distancia; la segunda más alta era aquella extraña cabaña. Sujetando a sus respectivas parejas y apegándose entre ellos abrieron camino entre la multitud que los observaba en silencio.
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/17h26/
Llegaron al lugar con asombrosa rapidez y mirando hacia atrás cada cinco segundos. Al entrar notaron incienso casero en cada pared, el piso limpio y las paredes mohosas parecían haber sido recientemente limpiadas a la rapidez. Un letrero en recepción, vacía, les indicaba que tomaran la llave de la alcoba que gustasen; aunque no tenía más de 10 habitaciones en el segundo piso.
— ¿O sea, gratis? —Naruto siempre se alegraba por ello; esta ocasión no. Al revisar cada una de las alcobas encontraron apenas era una cama de plaza y media, una cajonera vieja, una mesa sencilla y una ventana central— ¿Acaso es un hotel para solteros?
— Será mejor dormir en habitaciones continuas. —expresó Sasuke ya que era imposible que más de dos personas pasaran la noche en el mismo cuarto.
— ¿Salir por el bote no sería mejor opción, Sasuke-kun?
— Ya anocheció y Chouji pronto se verá afectado por el brebaje.
— Me siento bien.
— Es mejor evitar, Chouji. —Ino palmeó su espalda para consolarlo, aunque su mirada de reproche decía a todas luces "Por tu culpa debes dormir en este asqueroso lugar." Cada pareja entró a una alcoba.
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— No te parece extraño, Naruto-kun. —Hinata tomó asiento al borde de la cama mientras Naruto dejaba las mochilas de ambos en una esquina. Él la miró mientras tomaba lugar a su lado indicando con sus bellos ojos azules el porqué de su comentario.— Mira —ella señaló la pared y allí, sobre la puerta, se encontraban dos ramas de incienso; claramente prendidos hace poco menos de una hora— ¿Para qué poner eso si no desprende aroma?
— Quizá es para ahuyentar insectos. —comentó casual. Ella bostezó, él igual. Llevaban desde las diez de la mañana caminado en esa isla y el cansancio no se hizo esperar. Se levantó para sacar una colcha de su mochila— Duerme, no tengo sueño aún.
— ¿Seguro? —él le sonrió, ella asintió lentamente, le dio un beso en la mejilla. Se quitó el abrigo y los zapatos, pues la noche no era fría y tomó lugar en el colchón. Él desvió la mirada con rapidez cuando sus ojos se enfocaron en sus pechos al sobresalir diminutamente por el escote de la blusa. Sonrojó por el pensamiento fugaz, aspiró profundo para relajarse y permaneció recostado en la pared.
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— ¿Qué haces, Sasuke-kun? Ni siquiera desprende aroma. —Sakura miró por la ventana como caían las ramas encendidas de esa maleza después de que Sasuke la quitara de la puerta y las tirara.
— Olvídate de eso y descansa. Saldremos temprano en busca del bote. —Él tomó lugar en la cama y estiró el brazo como señal para ella; pues siempre lo utilizaba como almohada. Ella sonrió y sonrojó suavemente, caminó hasta la cama y sin quitarse siquiera el abrigo, se abrazaron sobre las sábanas.
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— Perdóname, cariño. —agregó Chouji costándose en la cama algo mareado y con ojos de cachorro. Karui tomó asiento a su lado y acaricio su cabello después de asegurarse de que bebiera el contenido completo de un refresco. — ¿Me das las galletas que...?
— No, estás castigado. —refunfuñó con cariño— Y siéntete afortunado de que al menos estoy acariciándote para que duermas. —Chouji sonrió complacido por sus palabras, algo tosca, pero afectivas y la abrazó por la cintura. Ella, a punto de cerrar los ojos, se levantó y tiró las ramas sobre la puerta por la ventana. Su esposo la miró extrañado. — ¿Qué? Podría causar un incendio. —tomó lugar como antes y ambos se quedaron dormidos por el ajetreado día.
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— Sigo sin descubrir qué tipo de planta es. —expresó al oler la planta por tercera ocasión.
— No aparecer en este catálogo tampoco. —Ino volteó aburrida en dirección a su prometido.
— ¿No me digas que en lugar de ropa y comida sólo empacaste información, Sai? ¡Por que eso es...! —él cerró el libro y lo dejó sobre la mesita.
— Tu comportamiento es por miedo. —dijo tranquilo mirándola a los ojos. Ella abrió los párpados, se cruzó de brazos y giró el rostro suavemente ruborizada. Él sonrió y se aproximó a ella con la linterna. — Para que dejes de pensar en ello debes ocupar tu mente en otra cosa.
— ¡No voy a leer ninguno de tus libros, Sai, antes prefiero caminar por la calle sin maquillaje!
— Yo sugería que tuviéramos sexo. —ella giró el rostro más roja y sorprendida; aunque ya debería estar acostumbrada pues él era así de directo— Liberaríamos endorfinas y eso nos mantendría en calma. —Se quitó el abrigo y desabotonó la camisa, ella cerró los ojos y se acercó a él para vestirlo de nuevo.
— ¡C-Como se te ocurre! —expresó nerviosa abotonando la ropa— ¡P-podrían escucharnos y-y...! —Sai sonrió mientras la veía rosada y nerviosa; ya no con miedo ni en sus ojos ni en su voz.
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/01h17/
Una extraña sensación la despertó en la madrugada.
— ¡¿Na... Naruto-kun?! —acostado junto a ella, abrazándola por la espalda— ¡¿Q-qué haces?! —las manos del rubio se deslizaban por la colcha y entraban en su camiseta— N-no... Aahh~ —no pudo contener el gemido ante el tacto que le proporcionaban aquellas grandes y masculinas manos en sus pechos; masajeándolos con algo de rudeza. Sentía su respiración en la nuca y aunque la sensación era placentera, se alarmó cuando una de las manos comenzó un peligroso descenso a su pantalón. Cuando sus dedos acariciaron su vientre contuvo otro gemido con sus manos; sentía su rostro arder. — E-espera... Di-dijimos que... ¡Aahh~!
— Te deseo, Hinata. —escuchó con un tono de voz profundo y bajo cerca de su oreja, como si estuviera seduciéndola. Aflojó el cinturón de la chica e introdujo su mano en la ropa interior. Lamió su cuello creando una electrizante sensación estremecer su cuerpo, pero la dureza de su hombría acalorada rosando sus pantalones por la parte de atrás la trajeron a la realidad.
— Y-yo... es que... ¡Mmmnnh~! —el tacto en su intimidad dejó que un sonoro sollozo de placer que aplacó con rapidez mordiendo su labio. La vergüenza la invadía al pensar que sus amigos la hubiera escuchado. Jamás creyó que fuera tan sensible y que los dedos de Naruto le causaran tal deseo— Na... Naruto-kun, los de-demás... ¿eh? —Naruto realizó un movimiento rápido y brusco al apartarse de ella, pero en lugar de alegrarle sólo se preocupó, pues Naruto lo hizo para tomarla por el hombro y acostarla sobre la cama para situarse sobre ella. La luz que ingresaba por la ventana debido a la luna le demostraba un torso fornido y brillante debido al sudor; ella abrió los ojos antes de cerrarlos con fuerza cuando descubrió que estaba completamente desnudo. Pero no pudo permanecer abochornada mucho tiempo, pues el brusco desprendimiento de su blusa la espantó. — N-no estoy lista, Naruto-kun. —Expresó levemente alterada, pero antes de tomar asiento, Naruto la sujetó por las muñecas con una sola mano y las colocó sobre su cabeza. En un par de tirones se deshizo del brasier, de su pantalón y de las pantis. — ¡M-me lastimas!
— Te deseo, Hinata. —Cuando acercó su rostro a ella para robarle un beso, divisó aquellos ojos azules carentes del hermoso brillo lunar— Serás mía ahora... y para siempre. —Hinata quedó espantada al verlo así. No era su Naruto. ¡No era su Naruto! Después de succionar su boca con pasión bajó hacia sus blancos y suaves pechos. Hinata, ya completamente asustada, no pudo contener otro suave gemido cuando lamió una de las rosadas cúspides con alocado deseo.
— ¡Basta, Naruto-kun! —Intentó zafarse, pero él apretó el agarre. Llevó la mano libre hasta su parte íntima mientras jugueteaba con su parte más sensible. Hinata intentaba liberar, pero el peso de él era demasiado para su delgado cuerpo. Antes de poder gritar por ayuda, ya aterrada por su comportamiento, Naruto introdujo su lengua en la boca para reclamar besos apasionados que eran disfrutados de manera unilateral. Ella abrió los ojos con espanto cuando sintió la fogosidad y la firmeza de su miembro intentando abrirse camino entre sus piernas. Las lágrimas comenzaron, los gritos se ahogaban en la garganta del rubio y la mano libre tomó una de sus piernas para separarlas y poder acomodarse sobre ella como le plazca.
— Serás sólo mía... Hinata.
— ¡BASTA, POR FAVOR!
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/00h46/
El impacto de una rama en la mejilla, la despertó. Se encontraba rodeada por el bosque y su esposo la llevaba en el hombro.— ¡Chouji! —no le respondió— ¡Oh, genial! —rodó los ojos— La estúpida bebida te volvió sonámbulo. —reclamó molesta, pero el pensamiento desapareció cuando percibió tanto sus muñecas como tobillos atados con fuerza; tal era que la lastimaba.
— Hueles sabroso...
— ¿Qué dijiste? —golpeó su espalda con fuerza; sin respuesta— Suéltame, Chouji. ¡Me duelen estas ataduras!
— Exquisita...
Llegaron a un claro en el bosque y la arrojó en el suelo como un saco. Golpeo en seco y sus piernas empezaron a hormiguear.
— ¡Si serás idiota! —una mueca de dolor asomó en su hermoso rostro— ¡Chouji, despierta! —él dio media vuelta— Pueden haber animales salvajes, regresemos amor. —si con reclamo no llegaba a él, entonces apelaría la compasión, pero Chouji caminó hacia una mesa rota y tomó un madero, tan apolillado que se destrozó en su mano. El brillo del metal lo atrajo hacia unos arbustos— Ayúdame. —arrugó la frente— La caída me lastimó y me tiemblan las piernas.
— Te ves tan apetitosa... —murmuró en tono bajo, lamiendo sus labios.
— No lo haremos en este... —Sus palabras se cortaron el la garganta cuando contempló observar los ojos vacíos de su esposo con la luz de la luna; un escalofrío la recorrió de pies a cabeza— ¿Chouji? ¿Amor? —Abrió los ojos esclava del espanto al ver en la mano de su dulce de leche un hacha oxidada del tamaño de su cabeza. Intentó ponerse de pie, pero el dolor en su cadera se lo entorpecía. El sudor frío comenzó a recorrer su frente mientras se alejaba con la mayor rapidez que podía; arrastrándose.
— ¡¿Cho-Chouji?! —temblaba sin parar y no por la fría ventisca que recorría las ramas del bosque creando susurros de horror— ¡E-es suficiente! —su espalda topó con un gran abeto— ¡Cho-chouji! ¡Ya-ya no me está gustando esta broma! —murmuró en gritos contenidos. Las lágrimas de completo miedo rodaban por su rostro y caían sobre su camiseta roja sin saber qué hacer al ver cómo levantaba el hacha mohosa y oxidada sobre su cabeza sin dejar de murmurar algo que, en el horror de la situación, no lograba comprender.
— ¡AUXILIO! ¡CHICOS! —Gritó por ayuda con todo su aliento, pero lo único que llegó como respuesta, fue el sabor metálico del líquido carmesí en su boca, acompañado de un agudo dolor en su brazo derecho. La respiración se detuvo al mirar su brazo sostenido por cartílagos derramando cálida sangre sobre de blusa. Entró en shock. Un segundo golpe en el estómago le impidió cerrar los párpados, pero lo peor no fue ver su cuerpo mutilado. No. Aquello que le quitó la respiración fue ver a su esposo, a la persona que amaba con el alma, llevar un pedazo de su carne, ¡SU CARNE!, a la boca para masticarlo con deleite.
— Delicioso... —en el mismo instante en que logró comprender sus murmullos, Karui gritó presa del terror.
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/00h59/
El picor y el ardor lo despertaron. Todo le daba vueltas y no podía mover más que su cabeza para observar cómo era rodeado de hiedra venenosa y su blanca piel se llenaba de ronchas. — ¡Belleza~! —exclamaba al girar y danzar alrededor suyo— ¡BELLEZA~!
— I-Ino, despierta... —musitó mareado. Sintió la calidez de la sangre recorrer su frente y divisó entre nubarrones a su prometida saltar como una chiquilla en una dulcería— ¡Ino! —Estaba atado sobre una mesa sucia, llena de pedazos de carne podrida y sangre coagulada que podía apreciar por el olfato. Tenía el cuerpo estirado en aquella larga mesa y cada extremidad amarrada a las patas, inmovilizándolo en su totalidad, pero eso y la comezón no eran lo pero. No. Lo peor era saber que estaba completamente desnudo. Ya algo más despierto notó que ella llevaba puesta su ropa y el brillo en sus ojos se había desvanecido, como si una cortina de humo cubriera sus hermosos irises azul-verdoso.
Entonces un grito despavorido, de una voz femenina, provino del bosque.
— ¡Ino, e-esa fue Karui-san!
— ¡Belleza~! —Sin parar de tararear, colocaba más y más hiedra sobre el cuerpo dejando sólo la cabeza descubierta. El ardor era insoportable y no podía comprender cómo había llegado a atarlo con tal fuerza, pero debía moverse para liberarse. Un golpe en la frente con una roca del tamaño de un puño estremeció su mundo por completo. — Las plantas no se mueven. —agregó con una voz siniestra y la mirada llena de aire homicida. Cuando el mareo poco a poco le daba paso a la coordinación, vio a su ángel sosteniendo una gigantesca roca en la mano y plantas en la otra.
— Ino... ya no... despier-
— ¡Las plantas tampoco hablan!
Un segundo golpe en la frente lo dejó todavía más perdido y la sangre empezó a fluir con más rapidez. Involuntariamente hizo caer otras ramas de esa hierba cuando giró la cabeza para enfocarla— ¡Las plantas no se mueven! —gritó histérica y dio dos terribles golpes más. Sai sentía que todo a su alrededor se oscurecía con rapidez, cerró los ojos conservando las pocas fuerza trató de permanecer inmóvil; rogando que no le diera otro golpe en la cabeza o perdería la consciencia. El ardor, la comezón y el mareo eran como figuras lejanas que apenas podía vislumbrar.
En el oscuro silencio que Ino mantenía —quizá a espera de que su planta dejara de vivir— Sai logró receptar tenues gritos a la distancia. Alaridos que expresaban a todo pulmón y con gran felicidad y emoción crueles palabras: — ¡Mueran! ¡Mueran!
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/01h09/
— ¡DESPIÉRTALOS!
El frío recorrió sus cuerpos como llamas por el agua derramada en sus cuerpos; emanaba un aroma asqueroso. Abrieron los ojos al mismo tiempo con lentitud, la cabeza les mataba del dolor, pero nada comparable con la insensibilidad de sus brazos— ¡Que empiece!
— ¡Rápido! ¡Explica rápido y que ya se maten! —gritó un tipo que poco a poco lograron definir. Estrepitosos alaridos provenían de los alrededores. Sasuke entonces comprendió que se encontraban en la cabaña central y el aroma nauseabundo se perdía débilmente por aquel incienso. Apretó los párpados mientras su cuerpo era volteado por una polea. Observó una especie de tarimas donde hombres y mujeres con el rostro pintado, muchos de ellos desnudos otros apenas cubiertos por ramas, se masturbaban ante el espectáculo... Del cual ellos era la atracción principal.
— ¡Sakura!
— ¡S-Sasuk-kun!
Expresaron el nombre de su amor, uno frente al otro, atados como carne en exhibición; totalmente desnudos. Cubrirse era imposible y moverse...
— Verán, enamorados. —un tipo sin dientes delanteros, con rostro pintado en color rojo y unas hojas largas cubriendo sus partes, se acercó a los chicos que pendían de una soga sobre un pozo cuyo fondo oscuro emanaba el putrefacto aroma de la sangre y la carne en descomposición. Sus pies colgaban en el vacío y una polea estaba en la parte superior. Dos cuchillos pendían delante de cada soga, lacerada para que quedaran unas pocas hebras, que al menor movimiento rasgaban su vida— El juego es sencillo.
— ¡Bastardo! —Sakura mantenía sus párpados cerrados y movía sus piernas para cubrir se las miradas asquerosas y libidinosas evitado prestar atención a los sonidos de gemidos y gritos de placer en las tribunas.
— Siempre dicen: "Daré mi vida por ti" —el tipejo realizó muecas de asco— Esta vez es real. — Sasuke no dejaba de mirar al imbécil con ira— Quien ame más al otro, se moverá lo suficiente para que la soga se corte. —señaló la polea en la parte superior del tejado— cuando uno de los cuerpo caiga, ¡y se incruste en las estacas!, el otro será elevado y liberado.
— ¡MALNACIDO! —el tipo se puso de pie y lo dejó gritando mientras el público vitoreaba con emoción.
— S-S-Sasuke-kun... —cuando sus onix la observaron palpó el miedo, el temor de lo que estaba viviendo.
— Tranquila. —intentó calmarla— Saldremos de aquí. ¿Me escuchas? —ella asintió temblorosa por el frío y vergüenza, los párpados cerrados con mucha fuerza— ¡No te muevas!
— E-eso... eso intento... —ella tenía la respiración agitada— No... no siento la-las manos.
— Respira profundo. —agregó lo más clamado que podía para no aterrarla más de lo que ya estaba, ella asintió con rapidez un par de veces y trato de hacer lo que le indicó— Te sacaré, lo juro.
Las lágrimas no tardaron en aparecer por debajo de esas largas pestañas mientras trataba de hacer oídos sordos a los gritos de los infelices.
— ¡MUERAN! ¡MUERAN!
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Da-chan: Hola, chicas. :3 Espero sus reviews con mucho temor de regaños y llantos. D: ¡P-pero no me culpen! :'( Les juro que yo quería hacer algo de terror, pero si leen la leyenda sabran que no había una forma más tenebrosa de hacerla. De hecho, no me gusta hacer este tipo de historias donde mato a personajes que amo o lastimo a los mismos... :'( Por si mi idea no quedó clara... ALDEA INUNAKI es un poblado prohibido donde las personas se dejan llevar por sus más bajos instintos. O eso es lo que yo comprendí al leerla (busquen en internet la leyenda original xD Sí, son unos cuatro párrafos, no más ._.).
Creo que más de una me reclamará que cada pareja no tiene una conclusión, y pues... ¡Tienen razón! Pero ¡hey! Sólo tenía máximo 3000 PALABRAS. ¡Hice un milagro! D: Porque pensaba omitir dos de ellas... :/
EDITADO: ¡Hola! Hace poco tenía las horribles ganas de escribir algo dark, pero no sabía qué exactamente, así que revisé este trabajo que hice hace mucho y me dije: "¿Por qué no aumentar y corregir?" Y eso fue lo que hice. Pero, parece, mi lado sádico estaba fulminante esta semana, así que no sólo corregí las asquerosas faltas (y seguramente habrán más por allí) sino que me fui de largo y le di un final... *nos leemos en el siguiente cap*
Besos y abrazos en papel... D:
PD: Es el primer fic donde hago mención del SasuSaku. No me cae mal la pareja, pero nunca verán algo explícito en torno a ellos.
PD2: ¡N-no digan que soy sádica! ¡P-POR QUE NO LO SOY! Dx
EDITADO PD: Parece que... que sí soy sádica... D:
