¡Hola, a todos! No me odien porque comienzo una nueva historia sin haber podido terminar las que ya tengo publicadas. Desgraciadamente, tengo malas noticias: me quedé sin computadora y por dicho motivo me es imposible sentarme a escribir como me gustaría. Actualmente he pedido una prestada por unos momentos para presentarles este nuevo fic que he comenzado a escribir mucho tiempo atrás pero que no quería publicar hasta no haber avanzado lo suficiente.
En fin, no dejaré mis demás historias sin finalizar pero actualizaré esta, que tenía perfectamente resguardada en mi drive.
Esta historia es algo relativamente nuevo porque sería la primera vez que escribo usando un personaje original y la primera vez que también pongo a -Neville Longbottom como protagonista. Por eso, todas las críticas constructivas que quieran hacer serán bienvenidas.
FLORES DEL MAL
CAPÍTULO UNO
UN CONTRATO VINCULANTE
Alessia no quería simplemente ceder ante la tentación que representaba tener a su hermano contemplándola con insistencia. No importa incluso que ella supiera demasiado bien que aquel era el sillón favorito del muchacho: ni tan lejos ni tan cerca del fuego de la chimenea para obtener el calor justo y perfectamente posicionado para poder tener un libro en las manos y leerlo sin esforzar la vista por falta de luz. Además, era jodidamente cómodo. Los demás sillones de la casa parecían ser hechos de rocas a comparación de ese.
—Alessia, no te lo repetiré de nuevo ¡Devuélveme mi sillón!—le ordenó Theodore Nott.
Ella no se movió.
—Ni siquiera estabas en la casa hace media hora—le recordó ella—, así que yo llegué primero.
—Si nos ponemos a pensar, en realidad, yo llegué primero a esta casa y a este sillón, así que como tu hermano mayor tengo derecho a reclamar el maldito sillón como mío si eso es lo que quiero hacer.
—Sabes tan bien como yo que nací muchos meses antes, que festejes tu cumpleaños primero no tiene nada que ver, así que no intentes sonar como "maduro"—le aconsejó aunque ella sabía demasiado bien que él realmente no se comportaba como cualquier otro adolescente—. Y dado que no tenemos ningún lazo sanguíneo que nos una, no tienes ningún derecho a actuar como hermano mayor ni a reclamar nada de esta casa. Todo sigue siendo aún de tu padre.
Él rodó los ojos y, perdiendo la poca paciencia de la cual era poseedora, se inclinó hacia ella y la sacó de allí con brusquedad, sólo para luego dejarse caer con total desencanto y despreocupación.
— ¡Maldita sea, Theo!—protestó—Que tengas más fuerza que yo no te da derecho a lastimarme de ese modo—se quejó mientras ponía una expresión de dolor mientras se frotaba donde las manos de su hermano la habían tomado.
Él no pareció creerle al principio pero cuando ella siguió frotando su piel, su expresión cambió.
— ¿Te lastimé?—preguntó con preocupación.
Rápidamente se puso de pie y fue hacia ella a comprobar el daño, sintiendo que la culpa lo carcomía pero Alessia fue mucho más rápida y, con una risa divertida, se apartó de él y de un salto cayó en el sillón. Él la miró indignado. Ella era una de las pocas personas que le importaban en su vida y la muy condenada lo sabía demasiado bien porque no dudaba en sacar ventaja de eso. Pero antes de que él pudiera ir en busca de su venganza, las puertas dobles de la habitación en la que se encontraban se abrieron de repente. Los dos se enderezaron rápidamente al ver a Nott padre entrar con cara de pocos amigos. En realidad, siempre parecía estar de mal humor pero ese día en particular parecía ser capaz de lanzar un hechizo a cualquiera que se le acercase demasiado.
—Vete—le ordenó a su hijo haciendo una seña con su mano hacia la puerta—. Tengo que hablar con Alessia a solas.
Theo miró a su hermana con curiosidad, preguntándole silenciosamente si sabía de qué se trataba aquello pero ella parecía igual de desconcertada que él. El anciano patriarca de la familia solía apenas reconocer la presencia de la hija de la mujer con la que se había casado años atrás por lo que era demasiado sorprendente que pidiera hablarle en privado.
— ¡Vete!—le gritó a su hijo cuando notó que éste no se movía.
Theo dio una última mirada a Lessi, para confirmar que ella estaba de acuerdo con eso antes de marcharse, aunque sin dejar de sentir preocupación por tal circunstancia. Una vez que se marchó, el hombre hizo un rápido movimiento de su varita y cerró las puertas, dejándolos a los dos completamente solos. Alessia se movió inmediatamente cuando lo vio acercársele, dándole el sillón para que se sentara si eso era lo que quería pero él parecía preferir estar de pie y caminar por la sala como si fuera incapaz de quedarse quieto por demasiado tiempo.
Era un hombre mayor, de cabello entre cano y un rostro lleno de arrugas. Quizás pudiera pasar por un anciano adorable si no tuviera un humor de mil infiernos y su expresión no estuviera siempre fruncida como si estuviese oliendo algo en mal estado. Sus ojos no transmitían ni un poco de calidez o amabilidad, especialmente para ella.
—Cuando me casé con tu madre le prometí que te cuidaría como si fueras hija mía—dijo él repentinamente.
Alessia estuvo a un segundo de bufar pero era demasiado inteligente como para hacer eso. Más allá de cualquier promesa, aquel anciano era un maldito hijo de puta que la quería tener lo más lejos posible de su vida y si ella tuviera algún lugar a donde ir, con gusto se marcharía. Pero no lo tenía. Su único familiar siempre había sido su madre pero tras haber fallecido hacía siete años se había quedado sin nadie. Bueno, sin nadie no, tenía a Theo pero los dos aún eran menores de edad y no podrían jamás valerse por su cuenta.
—A pesar de que puedo ver en ti mucho de su apariencia, claramente tienes la actitud rebelde e incorregible de tu asqueroso padre.
Ella se tensó al oírlo hablar así pero aún así, cuando replicó sus palabras, lo hizo con la mayor calma que fue capaz de reunir.
—No conociste nunca a mi padre. No puedes decir eso.
—No lo necesité conocer—contestó él con prontitud—. Tu madre me habló lo suficiente y con verte me basta. Ella era una buena bruja por lo que todo lo malo que hay en ti debe ser por causa de él.
Theo le había advertido cientos de veces que no se dejase llevar por las estúpidas palabras de aquel anciano pero era tan difícil no hacerlo. ¿A caso no podía entender que después de que su madre se casó con él, a su modo, se transformó en lo que un padre debería ser? ¿A caso le costaba tanto mostrarle un poco de afecto? Y, en caso de que no la quisiese, podría al menos respetarla. Pero no, aquello nunca había sido así y no cambiaría ahora porque a su modo de ver ella sólo había sido un bulto molesto que había venido adjunto a su madre, uno del que había querido deshacerse desde el primer momento.
— ¿Esto es todo lo que querías decirme? ¿O hay algo más aparte de insultos?—le preguntó con frialdad.
—No te estaba insultando, chica impertinente, simplemente aclaraba un hecho. Yo, que siempre me he considerado un hombre benevolente, te he aceptado como parte de mi familia, te he dado comida, te he vestido y pagado tu educación. Creo que es momento de recibir una retribución.
Alessia abrió los ojos enormemente, alarmada por esas palabras.
— ¿Quieres que te page?
—No con dinero pero sí. Quiero que hagas algo, que lo hagas bien.
— ¿Qué?
Estaba alarmada con la infinidad de posibilidades que había aunque intentaba disimularlo. Dentro de su pecho su corazón latía desbocadamente pero su rostro lucía su piel ligeramente bronceada como siempre, sin mostrar expresión alguna, ni rubor, ni palidez.
—El Señor Oscuro ha…
—Creo que una vez ya hablamos de este tema—gruñó entre dientes Alessia, con las manos apretadas en puños, al darse cuenta de la dirección que estaba tomando aquella conversación.
—Y yo te dije cientos de veces que me importan poco tus opiniones. Estás en mi casa y aquí harás lo que yo ordene. El Señor Oscuro ha presentado un dilema y para poder resolverlo yo te he ofrecido como voluntaria.
Alessia se quedó de piedra por unos segundos al oír eso, incapaz de reaccionar, pero cuando lo hizo, la furia la llenó.
— ¡No tenías ese derecho!—gritó— ¡Me importa una mierda lo que tú hagas con tu vida! Si quieres unirte y seguir fielmente a ese psicópata, hazlo, pero no me incluyas a mí en tus malditos planes porque no moveré ni un dedo. Mis ideales no son los mismos que los tuyos, siempre te lo he repetido cientos de veces.
—Es extraño que digas eso cuando eres tú misma una Slytherin, el fundador de tu casa es el ancestro del Señor Oscuro, y tienes amigos que son sus seguidores.
—Al único que puedo llamar amigo es Draco…
La sonrisa del hombre se volvió felina repentinamente.
—Exactamente.
—Él no es…
—No era—la corrigió.
Alessia se sintió empalidecer. Siempre había temido que ese momento llegase. No por ella, sino por Draco. Él podía ser un maldito egocéntrico la mayor parte del tiempo pero no quería seguir a aquel bastardo. Si lo había hecho ahora estaba segura que había aceptado bajo amenaza o presión de sus padres… su padre, se corrigió, porque Narcissa Malfoy, a pesar de creer en la supremacía de sangre, no estaba dispuesta a extralimitarse y arriesgar la vida de toda su familia siguiendo al Señor de las Tinieblas. Pero se había casado con un hombre que sí era capaz de hacerlo y, por ende, su destino estaba fijado.
—Aún así, no te ayudaré.
—No te pedí que por favor lo hicieras, te lo ordené.
—No—negó con la cabeza repetidas veces—. Me iré inmediatamente si es necesario.
—Theodore quedará conmigo y tomará la marca entonces.
— ¿Me estás extorsionando? ¿Si yo no hago lo que me ordenas lo obligarás a convertirse en un Mortífago?
Él asintió.
—Conoces bien a mi hijo, estoy seguro que no durará ni un mes. ¿Qué digo? Una semana y estará muerto.
¿Cómo alguien podía ser así? ¿Cómo alguien podía decir esas cosas con tanta frialdad como si no le importara la vida de su propio hijo? ¿Cómo podía ser tan cruel?
—Y ni siquiera piensen en irse por ahí juntos. Creo que eres lo suficientemente inteligente como para darte cuenta que nos resultará fácil encontrarlos.
Ella intentó no mostrarse tan asustada pero no estaba segura de haberlo logrado al notar la expresión de satisfacción del hombre. Especialmente porque él notó rápidamente sus ojos brillosos cuando las lágrimas de desesperación acudieron. Necesitaba encontrar un modo de salir de aquel inconveniente, no quería hacerlo, no quería que nada le sucediera a su hermano… ¿qué opción tenía?
—Dime qué tengo que hacer—le pidió en un susurro, no porque estaba dispuesta a aceptar sin más sino porque quería conocer los planes en los que estaba involucrada.
— ¿Aceptarás?
—No sin conocer antes lo que debo hacer.
—No tienes opciones. Lo harás por las buenas—sacó la varita y jugó con ella entre sus manos—… o por las malas. Tú decides.
— ¿Qué harás? ¿Me lanzarás un Imperius?—preguntó sin dejar de mirarlo fijamente, oyendo como su propia voz temblaba.
—Sería una de mis opciones—dijo con seriedad—, pero hay muchos métodos que puedo utilizar para convencerte.
Alessia se consideraba una persona lo suficientemente inteligente como para saber cuándo era conveniente ceder. Ella no iba a arriesgar su vida ni la de Theo. No quería hacerlo pero no le quedaba otra opción. Aceptaría, oiría los planes y luego vería cómo salir de ellos. Aunque sonara egoísta sabía que era lo suficientemente inteligente como para poder resolver aquella situación.
— ¿Qué debo hacer?—preguntó con un hilo de voz.
Quiso sacar su varita y hechizarlo cuando lo vio sonreír de manera triunfante. ¡Bastardo!
—El señor Oscuro ha creído oportuno tener un informante.
—Creí que para eso estaba Snape—comentó.
—No dentro de la Orden, sino dentro de las amistades de Potter. El Señor Oscuro necesita saber de sus planes. Por más que esté guiándose por Dumbledore, asegura que el chico tiene cerebro.
— ¿Y crees que yo voy a poder acercarme? ¿Tengo que recordarte que soy Slytherin y que, por obvias razones, ni él ni sus amigos confían en mí? No podría ni acercarme a dos metros sin que saquen sus varitas contra mí.
— ¿A caso eres tan inútil que no sabes defenderte?
—Por el contrario, lo he hecho. Me he defendido y he defendido a Draco, ese es el problema—intentó hacerle ver lo obvio—. Ellos nunca dejarán que me acerque. No confiarán en mí.
—A menos que haya un motivo justificado para estar allí—la contradijo.
— ¿Y cuál sería?
—Un contrato matrimonial.
Alessia no pudo evitarlo aunque lo intentó y terminó soltando una risa sarcástica que retumbó en la cerrada habitación.
— ¿Y con quién será el contrato?—preguntó aún con cierta burla en su tono de voz.
Ella no conocía realmente a ninguno de los tres Gryffindor pero podía asegurar que Potter no tenía ningún familiar vivo que pudiera involucrarlo en dicha situación y que los Weasley no se participaban desde hacía más de un siglo en esas tradiciones.
—Longbottom.
Alessia se quedó viéndolo con incredulidad, esperando que le dijese que todo se trataba de una broma de mal gusto pero debió de haber supuesto que aquel hombre no tenía precisamente sentido del humor.
— ¿Estás bromeando? Por favor, dime que sí. Ese chico es una amenaza para él mismo y para todos los demás. He perdido la cuenta de la cantidad de veces ha hecho explotar sus calderos en Pociones.
—Sus capacidades escolares me importan poco. Es amigo de Potter, eso es lo que interesa.
—Realmente dudoso—comentó Lessi—. No lo he visto ser muy unido a Potter. Sus amigos son Weasley y la chica Granger. Longbottom no está dentro de sus confidentes.
—Pero como tú misma has dicho, no podrás acercarte a ellos sin más. Una alianza matrimonial con el chico Longbottom será tu vía de entrada. Tendrás una excusa para estar con él y lo incentivarás a que se junte más con Potter. Además, no hay que olvidar que él estuvo también involucrado en el incidente del Ministerio de Magia.
Ella negó con la cabeza una y otra vez. ¡Aquel era un plan ridículo!
—No funcionará. A pesar de que Longbottom parece un idiota, y la mayor parte del tiempo actúa así, no lo es. Sospechará de mí.
—No si cumples bien tu papel. Emplea tus atributos, conquístalo, utiliza todas las artimañas que siempre usan las mujeres para obtener lo que quieren.
— ¿A caso pretendes que me acueste con él?—cruzó los brazos encima de su pecho.
—Si es necesario—dijo con monotonía, sin importarle realmente si se volvía una puta.
Alessia se sintió gravemente insultada pero no fue capaz de decir nada en voz alta. No quería arriesgarse a desatar su furia. Él nunca la había lastimado físicamente con verdadera intención pero estaría mintiendo si decía que no la asustaba. Los gritos nunca faltaron en esa casa y aún menos los castigos.
—Yo me encargaré de Longbottom pero, ¿y la abuela?—preguntó, buscando con todas sus fuerzas cualquier tipo de impedimento— Tengo entendido que es una vieja huraña y que está algo loca. Ella conoce la reputación de esta familia, no querrá firmar ningún tipo de contrato matrimonial.
—Creo que me subestimas… ¿A caso has olvidado cuál es el hechizo que mejor manejo?
No, no podría olvidarlo nunca. El Imperius era su especialidad. Se le daba tan bien que la persona no tenía recuerdos borrosos sino todo lo contrario, recordaba haber hecho tal cosa e incluso podía llegar a creer que lo hizo por propia voluntad.
—Aún así, puede arrepentirse después y romper el contrato.
El hombre soltó un bufido desdeñoso.
—Está tan desesperada por controlar la vida de su nieto y hacer de él un hombre como lo fue su inmundo padre que no dejará pasar esta oportunidad. Aunque no quiere aliarse con seguidores del Señor Oscuro tampoco desea quedar fuera de la comunidad mágica. Si llegase a romper un contrato matrimonial sería un enorme escándalo y estoy seguro que no quiere participar de eso.
Ella tenía una ligera idea de lo que era que alguien controle tu vida hasta en los aspectos más mínimos.
— ¿Cuándo irás a verla?
Él sonrió nuevamente mientras, ahora sí, se dejó caer en el sillón por el que Theo y ella habían estado discutiendo antes. Esa expresión no le inspiró nada bueno. Alissa esperó con el corazón en la boca a que él le respondiese.
—Ya fui—dijo.
Hizo un movimiento con su varita y frente a la mesa de té que tenía delante de los sillones apareció un pergamino enrollado: el contrato. Alessia miró aquello como si fuera un objeto maldito. Para ella, en realidad, lo era. Era el que la condenaba a pasar el resto de su vida atada a un chico vergonzoso y algo tonto que no le inspiraba absolutamente nada más que indiferencia. Y lo peor de todo era que tenía que hacerlo para salvar su propia vida y la de Theo.
— No pongas esa cara—gruñó el hombre—. Una vez que el Señor Oscuro salga victorioso cancelaré de inmediato este ridículo acuerdo. No pienso permitir que ni tú ni Theodore se relacionen con traidores.
—Me estás obligando a relacionarme con ellos ahora—protestó.
—Es por una causa justificada. Nadie, incluso Theodore o Malfoy, tienen derecho alguno a cuestionar tus acciones.
Ella sabía perfectamente que no tenían derecho a hacerlo pero eso no significa que no lo harían. ¡Por Merlín, cómo le gustaría tener el valor suficiente como para revelarse contra él y contra todo el maldito mundo! Pero no, estaba condenada a vivir aquella vida siendo sumisa, obedeciendo a aquel loco que estaba cegado por el deseo de poder y que, a su vez, seguía a alguien mucho más loco que él.
…
— ¿Qué te dijo?—preguntó de inmediato Theo cuando vio salir a su hermana de la sala.
Ella le lanzó una mirada seria mientras negaba suavemente con la cabeza. Aquello lo dejó desconcertado. ¿Qué demonios significaba eso? ¿Qué no quería hablar? Sin importarle si era así, la siguió cuando subió las escaleras y se encaminó a su habitación.
—Vamos, ¿qué te dijo?—insistió.
—Dame un momento, Theo—le rogó ella—. Aún debo procesar la información.
Lessi entró a su cuarto pero no cerró la puerta porque sabía que su hermano la abriría de todas formas. Dejó caer su cuerpo en la cama y enterró el rostro en su almohada combatiendo sus ganas de gritar o de llorar. No estaba segura cuál reacción llegaría primero. Sintió la mano de él suavemente acariciando su espalda. Ella giró el rostro hacia un lado y Theo aparto con suavidad los mechones claros que tenía frente a su rostro.
— ¿Tan malo fue?
Lessi no le contestó inmediatamente. Había sido muchísimo peor que malo pero no quería decírselo. Ella sabía cómo era él. El usualmente tranquilo chico se volvía una fiera cuando discutía con su padre y sin duda alguna lo haría cuando se enterara que la había amenazado si no cumplía con su parte del plan.
—Me informó sobre mi contrato de matrimonio.
La mano de Theo se detuvo de repente. Lessi giró ligeramente el rostro para ver su expresión desencajada. Si hubiera estado de mejor humor, quizás hubiera sido capaz de burlarse un poco de él.
— ¿Qué?
Se giró en la cama para quedar boca arriba.
—Nunca has tenido problemas para oír, Theo…
—Lessi, ahora no bromees—le ordenó con severidad— ¿Estás hablando en serio? ¿Mi padre te arregló un contrato matrimonial?—al verla asentir con la cabeza, preguntó— ¿Con quién?—su hermana dudó y algo dentro de él se llenó de alarma— ¿Malfoy?—preguntó mientras sus ojos se abrían enormemente.
— ¡Oh, Circe, no!—exclamó ella mientras negaba repetidamente con la cabeza.
— ¡Gracias a Merlín!—exclamó aliviado.
—Pensé que era tu amigo.
—Lo es, Lessi, lo que me permite conocerlo mejor que nadie, incluso mejor que tú. Sé que no sería un buen marido para ti.
—Eres un poco duro juzgándolo.
Theo puso los ojos en blanco.
—Yo sé porqué te lo digo.
— ¿Por qué?
Él estrechó su mirada.
—Deja de cambiar de tema y dime quién es. ¿Lo conozco?
Lessi sabía que retrasar lo inevitable era ridículo y, aunque no quería hacerlo, terminó confesándoselo.
—Neville Longbottom.
Esa expresión podría haber ganado como la que mejor plasmaba el desconcierto. ¡Y era increíblemente cómica! Los ojos grandes de Theo parecían haber duplicado su tamaño y su boca estaba torcida en un gesto que estaba entre el desagrado y la incredulidad.
— ¿Longbottom?—preguntó sin dejar de observarla— ¿En serio?
—No es como si hubiera tenido oportunidad de elegir.
—No—negó repetidas veces con la cabeza—, no lo permitiré.
Se puso de pie de inmediato y comenzó a acercarse a la puerta pero su hermana, adivinando sus intenciones, saltó de la cama y corrió, cruzando delante de él para colocarse delante de la puerta, lanzándole una mirada de advertencia.
—No saldrás de aquí a cometer alguna estupidez, Theodore.
— ¡Te obliga a casarte con Longbottom!—exclamó él, casi gritando.
—Yo acepté.
Theo entrecerró los ojos.
— ¿Te maldijo?
—No, fue por propia voluntad.
No estaba mintiendo. Al menos, no del todo. Ella había aceptado participar de aquello aunque había sido bajo amenaza. Sin embargo, eso no quería que él lo supiera. Su hermano era muy protector y no quería que fuera a enfrentarse a su padre. Theo podía tener la juventud y la velocidad a la hora de lanzar hechizos pero el anciano patriarca tenía años de experiencia, especialmente con los mortífagos, y claramente sacaba mucha ventaja a la hora de un duelo.
Theo se volvió a acercar a ella sin dejar de mirarla con desconcierto.
—No lo entiendo—dijo— ¿Por qué aceptaste? Ni siquiera te gusta Longbottom.
— ¿Cómo lo sabes?—le preguntó a modo de reto.
—Simplemente lo sé. Soy inteligente, observo a las personas, te observo a ti. Nunca le diste ni una segunda mirada a ese idiota.
— ¡Oye! Estás hablando de mi prometido—le advirtió.
— ¡Por favor, Alessia, dime de una vez! ¿Por qué aceptaste?
Ella no tenía idea alguna de cómo convencerlo.
—Yo… simplemente… es algo que debo hacer—murmuró.
—Aquí hay algo más que no me quieres decir.
—No hay nada más, Theo—aseguró.
—Mientes.
—Theo, por favor…
—No. Me preocupo por ti, es mí deber cuidarte y protegerte. ¿Por qué, Lessi? ¿Por qué demonios aceptaste?—le preguntó con cierto desespero.
Ella apartó la vista, incapaz de mirarlo a los ojos. Él no dejaría el asunto hasta obtener una respuesta pero Lessi no quería dársela. Él siempre la había visto como una niña indefensa a pesar de que no era así y toda esta situación implicaría estar en un grave peligro.
—Alessia, mírame—le ordenó. La chica lo hizo. —Habla. Dime qué sucedió.
—El Innombrable necesita un espía alrededor de Potter—las palabras salieron rápidamente de su boca.
Él se quedó de piedra ante la mención del Señor Oscuro. El tema no era recurrente en esa casa pero tanto él como Alessia sabían dónde se encontraba la lealtad del viejo Nott y por ende eso los obligaba a seguirlas también. Al menos, pasivamente… hasta ahora.
— ¿Y mi padre te propuso a ti?
—No podía negarme, Theo. Lo sabes muy bien.
Lo peor de todo es que lo sabía pero eso no quería decir que iba a dejar que las cosas quedaran como estaban.
…
Neville amaba a su abuela a pesar de que había veces en que no dejaba de avergonzarlo con sus comentarios y actitudes. Él realmente quería a la mujer que lo había criado. Sin embargo, en esos momentos, después de haber oído tan desconcertante noticia, le resultaba algo difícil poder decir cuáles eran sus sentimientos hacia ella.
—Creo que no… no entiendo…—murmuró el muchacho mientras contemplaba a la anciana con el ceño fruncido.
— ¿Qué es lo que no entiendes? He conseguido involucrarte en un contrato matrimonial con Alessia Nott.
Eso había oído la vez anterior pero seguía sin entenderlo.
— ¿Por qué hiciste eso, abuela?
— ¿Cómo que por qué? ¡Es una importante oportunidad! El señor Nott llegó esta mañana a hablar conmigo sobre este acuerdo, lo tenía redactado incluso. Sólo tuve que firmarlo.
—Pero… Nott es un Mortífago. Lo vi en el Ministerio… Él estaba con Malfoy pero antes de que lleguen los de la Orden del Fénix desapareció y no quedó preso como los demás.
— ¿Estás completamente seguro que era él?—inquirió la anciana mirándolo fijamente.
Neville se movió con incomodidad en su silla. Bueno, había creído que sí, que era él pero quizás había visto mal y se había confundido. Después de todo, todo el mundo conocía su torpeza y su incapacidad para hacer muchas cosas. Se olvidaba las contraseñas para entrar a la sala común de Gryffindor y era incapaz de hacer una poción decente. Aquel día había estado con el corazón acelerado, corriendo por su vida, asustado como nunca antes… quizás sí se había confundido, pensó con tristeza, odiando la sensación de sentirse un tonto.
—No—murmuró finalmente.
— ¿Ves?—preguntó su abuela entonces— No puedes ir simplemente lanzando comentarios como ese sin tener en cuenta que ofenderás a una antigua familia—lo aleccionó con tono grave—. Además, no puedes hablar de ese modo de la familia de tu prometida.
Neville parpadeó completamente conmocionado por esta última palabra. ¿Prometida? Según lo que le había enseñado, un contrato matrimonial no implicaba un inmediato compromiso, sino una promesa de comprometerse en el futuro para luego casarse. Debían de haber reuniones y charlas de por medio.
—Abuela—la llamó con suavidad, queriendo sacarla de su error—, no nos hemos comprometido aún. Este contrato…
—Era un contrato vinculante—aclaró la anciana antes de que él pudiera seguir—. Lo que quiere decir que inmediatamente después de que firmé, te volviste su prometido. ¡Y deja de poner esa cara, señorito! Es mejor así. Un contrato como este no puede ser roto fácilmente. Simplemente su padre o yo podremos impedir su casamiento.
Neville sintió que todo el peso del mundo comenzaba a caer encima de sus hombros y dentro de su pecho se instauraba una abrumadora necesidad de gritar. Pero, por supuesto, no lo hizo. Su abuela lo reprendería si se le ocurría hacer tal cosa.
—Pero… ni siquiera la conozco.
—Comenzó contigo el colegio.
—Sí, pero… estamos en distintas casas—intentó hacerle comprender—. Ella es una Slytherin y yo un Griffyndor. Ni siquiera nos hablamos. Además—bajó la cabeza con vergüenza—, seguramente piensa que soy un tonto…
— ¡Claro que no! Eres el hijo de Frank Longbottom, no puede pensar tal cosa. Además, tu gran hazaña en el ministerio no pasó desapercibida para nadie—aseguró, mirando el recorte de periódico en el que había salido la noticia de lo sucedido.
Su abuela había estado tan orgullosa de aquello que había guardado aquello e incluso lo había enmarcado. Sin embargo, Neville se abstuvo de decirle que él no llegaba a ser ni siquiera la sombra de lo que su padre había sido. No importaba que ahora incluso tuviera una varita nueva o lo creyera un verdadero héroe.
— ¿Estás realmente segura que esta es una buena idea, abuela?—cuestionó— Estamos en un tiempo complicado. El Ministerio mandó folletos con consejos de seguridad… Él ha vuelto—se estremeció levemente de terror ante el mero pensamiento.
—Por eso este es el mejor momento. Nosotros no cambiaremos nuestros ideales pero tampoco debemos dejar de lado nuestras costumbres. Tu padre conoció a tu madre en el colegio y cuando comprendí que realmente la amaba, me negué rotundamente a firmar un contrato con alguien más pero tú, querido, estás libre. Esta es una oportunidad realmente única. El señor Nott fue quien me buscó y no fui capaz de negarme. Lo sucedido en el Ministerio debió de impresionarlo—aseguró la mujer mirándolo con orgullo.
Neville se movió con incomodidad bajo su atenta mirada.
—No fue tan impresionante. Fue Harry quien lo enfrentó.
— ¡Vaya niño es ese! Harry Potter tiene más valor que todos los Aurores juntos.
Era obvio que su abuela estaba realmente impresionada con Harry y no podía culparla, él también lo estaba. Simplemente le hubiera gustado que por una vez en la vida fuera él quien motivara dicha emoción. Estaba seguro que incluso prefería tenerlo como nieto.
Sin embargo, en ese momento, no le importaba demasiado eso, sino que lo que realmente le preocupaba era Alessia Nott. Esa chica jamás le había dirigido la palabra y debían de haber sido dos o tres veces en todos los años que llevaba conociéndola que ella se había dado cuenta de su presencia, todas para reírse de alguna torpeza suya. Además, había rumores que decían que estaba saliendo con Draco Malfoy. Nunca nadie los había visto involucrados en un beso o encerrados en algún armario como hacían muchas parejas que querían pasar algún momento a solas pero estaban siempre juntos, habían sido pareja en el Baile de Navidad de su cuarto año e incluso habían salido los dos solos a Hogsmeade. Si realmente eran novios o en cualquier tipo de relación que iba más allá de la amistad, lo último que deseaba hacer él era meterse en medio. Draco Malfoy era un tanto intimidante.
Pero el que realmente debía de preocuparle era Theodore Nott. El hermano de la chica lo asustaba. Él no seguía los pasos de nadie, ni siquiera lo de sus propia casa. Habían sido unas cuantas veces que oyó rumores de que se había enfrentados a sus propios compañeros slytherins por quién sabe qué motivos. Y si había sido capaz de discutir con sus propios amigos, ¿Qué le impedía hacerlo con él? Incluso capaz querría hechizarlo.
— ¿Has entendido?
Neville salió de sus pensamientos tan pronto como oyó aquella pregunta y miró a su abuela con desconcierto, sin saber que se suponía que debía de responderle. La mujer lo miró decepcionada, negó suavemente con su cabeza y lanzó un suspiro de resignación, como si dijera que no se podía esperar otra cosa de él.
—Te estaba diciendo—recomenzó—, que el próximo viernes vendrá a cenar tu prometida. Debes arreglarte bien para darle una buena impresión. Báñate, péinate, perfúmate… ¡Y no te olvides de ir a comprarle un obsequio!
— ¿Qué debo comprarle?—preguntó el chico con desconcierto— No la conozco, no sé qué le gusta.
Su abuela quedó pensativa por unos instantes hasta que finalmente dijo:
—Estoy segura que se te ocurrirá algo.
Espero que este primer capítulo les haya gustado.
Sé que el personaje de Neville parece demasiado inseguro en este primer capítulo pero a medida que avance la historia su confianza y personalidad irán evolucionando, al igual que sucederá con Lessi.
