Una vida mejor.
-"Ah, un hermoso día seguramente en Japón. El sr. Dickenson teniendo una vida mísera y llena de frustración y dolor debido a que siendo un pedófilo y pederasta en potencia no había logrado cumplir sus enfermos cometidos con los Blitzkreig boys, decidió saciar su lujuria, visual y mental haciéndoles venir a la sede de la BBA en Japón con la estúpida excusa de una reunión entre ellos y los g-revolutions…"
-Bryan cierra la boca.-dijo Tala con una sonrisa divertida al haber escuchado el monologo de introducción del pelilavanda. El otro por su parte soltó la carcajada retorciéndose en su asiento de la gracia cometida.
Helos ahí. En un avión rumbo a Japón a los bliztkreig boys.
-no entiendo por qué aceptamos la propuesta de ese anciano.-se cuestionó Spencer, mientras miraba su blade.
-porque Tala así lo quiso.-respondió un tanto desganado Bryan al momento de reclinar su asiento. Bostezó un par de veces y estirando los brazos preguntó.- ¿oigan muchachos cuanto falta para llegar?
-…10 hrs aproximadamente.-respondió el pelirrojo sin darle mucha importancia y luego frunciendo el ceño por lo que había dicho el chico.-si mal no recuerdo fuiste tú quien insistió en venir.-le reprochó el joven ruso.
Spencer sonrió al escuchar al pelirrojo. Cierto, había sido Bryan quien atosigo a Ivanov para ir a Japón.
-¡vaaaaaya, ya falta poco!-dijo con sarcasmo Bryan acomodándose en su asiento para después sonreír de forma burlona.
-no desesperes, hemos soportado peores cosas que un simple vuelo.-comentó el más alto de los tres colocándose una frazada sobre sus piernas.-lo mejor para no sentir el viaje es dormir.-sugirió el chico cerrando los ojos y reclinó su asiento.
Bryan lo miró indiferente y murmuró cosas incompresibles por lo bajo. Era obvio que estaba fastidiado de estar tanto tiempo en el avión. Estaba aburrido, frustrado porque no se había podido sentar a lado de Tala…para fastidiarlo como de costumbre (qué pensaban, eh?).
-Tala…-pronunció el peli grisáceo mirando en dirección al dueño de wolborg.
-¿qué sucede?-preguntó indiferente.
Hubo un silencio largo después de aquella respuesta-pregunta y luego…
-… me gustas...-dijo con un leve sonrojo.
El pelirrojo al oír esto rápidamente dirigió su vista a él, mientras que el que supuestamente dormía abrió los ojos casi al instante.
-¡¿qué?!-preguntó exaltado Spencer.
Tala se limitó a simplemente mirarlo horrorizado. Sintió palidecer y pronto a sudar frío.
Bryan los miró sorprendido al ver la reacción de sus compañeros y soltó la carcajada.
-¿realmente se creyeron eso?-decía entre risas.
Spencer tomó su botella de agua la cual estaba a menos de la mitad y sin dudarlo la lanzó directo a la cabeza de Kuznetsov.
Un fuerte golpe y un quejido fue lo que se escuchó en el avión privado.
-¡¿pero qué demonios te pasa Spencer?!-preguntó furioso sobándose la parte afectada.
-algunos tratamos de dormir.-respondió sin más el rubio y volvió a acomodarse en su asiento. Aunque bien lo había hecho por haber dicho semejante barbaridad.
Por su parte el pelirrojo reprimió una risa.
-¡¡muy gracioso Tala!!-le reprochó Bryan aún con una de sus manos sobre su frente.
Tala sin poder contenerse dejó salir aquella sonora y divertida risa.
Bryan y Spencer lo miraron asombrados, hacía mucho tiempo que su líder no reía de tal manera. Pronto Spencer también comenzó a reír, pero no exactamente por el golpe que le había dado al peli grisáceo, sino porque reía de felicidad al ver que su líder --por al menos este instante-- reía feliz.
Bryan los miró sin comprender, alojando confusión en su mirada.
-¡¡ya verán ustedes dos!!-exclamó molestó y luego sonrió malévolamente.-¡¡guerra de cacahuates!!-exclamó al momento de abrir una bolsa de maníes y lanzarlos como proyectiles a sus dos compañeros.
-¡¡Bryan qué demonios haces!!-gritó Tala refugiándose en su asiento y cubriéndose con ambas manos.
-¡¡Al ataque!!-se escuchó decir efusivamente a Spencer tomando otra bolsa de cacahuates y arrojárselos a Bryan y también a su líder.
-¡¡ ¿pero qué rayos les pasa?!-cuestionaba el pelirrojo entre molesto y desesperada tratando de eludir dicho proyectiles con saber dulce.
-¡toma esto Bryan!-decía Spencer ocultándose tras uno de los asientos arrojando más maníes a su oponente y unos cuantos al pelirrojo también.
Pronto Tala se puso de pie y tomando una bolsa de cacahuates se la arrojó entera a Bryan.
-¡basta ya!-les regañó a ambos.- ¡parecen niños!-bajó su tono de voz, recuperando así su postura de líder frío y calculador.-qué vergüenza, comportarse así personas de su edad.
Pronto la mirada de los otros dos se iluminó y sonrieron maliciosamente viendo a Tala.
Una gota de sudor se deslizó por su rostro y un escalofrío su espalda.
-¿qué… por qué me miran así?-decía el pelirrojo retrocediendo un paso.
-¡¡contra Tala!!-gritaron ambos.
-¡¡NOOOOOO!!
Mientras que en la cabina del piloto…
-otra vez discutiendo, ¿no?-decía el copiloto mirando de reojo al capitán.
-así parece ser.-dijo con una gota en la cabeza.
De nuevo con los chicos y la guerra del maní…
-¡¡ahhh, ya verán cuando aterricemos!!-los amenazaba el de ojos turquesa ocultándose de sus agresores tras unos asientos.
-¡claro!-asintió Bryan con una gran sonrisa aún arrojando cacahuates.-¡¡dentro de 10 hrs!!
-¡¡siente la furia del dúo dinámico!!-dijo entre risas Spencer.
¡¿Pero qué les pasaba a esos dos?! No entendía por qué le hacían esto. Pronto llegó a él la respuesta… querían divertirse. Sí, querían divertirse. Nunca hacían nada especial, siempre entrenando o discutiendo de vez en cuando… pero nunca, nunca… jugaban… jamás hablaban de temas "normales" de chicos de su edad. Tal vez, sólo por está ocasión debía dejarse llevar…
Sonrió de manera nostálgica y haciendo aún lado su apariencia de líder tomó una bolsa de cacahuates. La abrió con rapidez y tomó desprevenidos a sus agresores.
-ya verán…-murmuró divertido.-¡¡venganza!!- gritó con una gran sonrisa para luego reír desjuiciadamente arrojando maníes en todas direcciones
-¡¡es el apocalipsis, Tala está participando!!-decía casi en shock el peli grisáceo refugiándose en su lugar.- ¡ha perdido la cordura!-agregó colocándose ambas manos en la cabeza.
-¿tiene cordura?-interrogó Spencer con sarcasmo.
-es… ¡es genial!-exclamó felizmente Bryan poniéndose de pie y continuando el ataque.
Media hora después...
El pasillo estaba lleno de maníes y una azafata limpiaba el lugar, mirando con rencor a los muchachos.
-sólo por que están bien buenos…-pensaba la joven mujer aspirando los lugares.- ¡santo cielo!, soy una pedófila…-pensó angustiada.
-… y la culpa de todo la tiene Spencer.-dijo el Kuznetsov lavándose las manos del asunto mientras miraba de reojo a la azafata.-qué comportamiento tan infantil, qué decepción.-decía con seriedad.
-¡¿qué dices?!-exclamó molesto levantándose de su asiento.- ¡si fuiste tú el que comenzó a lanzar maní por todo el avión!
Bryan se hizo el ofendido y continuó vociferando su inocencia. Tala miraba a ambos chicos discutir… como siempre. Rodó sus ojos en señal de aburrimiento y miró por la ventanilla, sólo faltaban 9 hrs y media.
Cuando al fin la azafata terminó de limpiar el lugar se retiró, claro, no sin antes dejar una clara advertencia de no volver a arrojar alimentos en el avión; Spencer ya se hallaba prácticamente estrangulando Bryan, el cual a su vez tenía el puño sobre el rostro del rubio. La escena era apreciada con poco interés por el capitán del equipo, él cual después de notar que su amigo más allegado de la infancia comenzaba a tornarse del color de su cabello decidió interceder.
-suficiente.-pronunció con frialdad el pelirrojo.- mátense si quieren cuando lleguemos a Japón.
Ambos dejaron de lado su "labor" y le miraron algo molestos.
-"sí Tala, también nos preocupas" ¬¬.-dijo sarcásticamente Spencer.
-¡Tala no nos quiere!-gritó mientras fingía llorar.
El pelirrojo se reservó los comentarios de dicha expresión por parte de Kuznetsov.
15 minutos después…
-¡muy bien!, ahora adivina ¿quién soy?-decía Bryan mientras cerraba los ojos poniendo una expresión sumamente seria y se cruzaba de brazos.- "déjame en paz".-pronunció con frialdad.
Spencer rió un poco y respondió sin más rodeos.
-qué fácil, Kai.-Bryan asintió sonriendo.-es mi turno.-se aclaró un poco la voz y comenzó su interpretación.- ¡qué feliz soy, viejo!, jajajaja, ¡mostaza!
El peli grisáceo rió divertido por tal actuación y entre risas respondió "Max".
Poco después dirigieron su atención a Tala y trataron de persuadirlo para participar.
-anda Tala, esto quedará sólo entre nosotros.-comentó Bryan poniendo una carita difícil de ignorar.- por favoooor.
Tala lo miró extrañado.
-ya participaste en la guerra del maní.-le recordó el rubio tratando de animarlo a entrar a las imitaciones.-ahora no hay vuelta de hoja.
-¡Taaaalaaa!-pronunció el dueño de Falborg con una carita de ángel.
Bien, ¿qué más podía hacer?
-de acuerdo.-asintió el pelirrojo en un suspiro.
-¡síii!-dijeron ambos emocionados.
Comenzó a pensar en quién sería el más fácil de imitar, alguien sin personalidad, pero que fuese fácil de adivinar, y lo consiguió, sabía exactamente quién sería. Dejó salir una de sus sonrisas características y empezó.
-¿listos?-preguntó a sus compañeros, los cuales asintieron emocionados.
-comienza ya.-ordenó prácticamente Kuznetsov.
-"el beyblade está girando muy rápido, Tyson".-dijo conteniendo su risa y por último agregó.-"oh, no, Rei está a punto de perder"… pista: justo cuando el blade del chino está a fuera del plato.-finalizó.
Los otros dos rusos contuvieron su risa los más que pudieron y Spencer respondió.
-¿el cuatro ojos de los g-revolutions?
Tala dejó salir una risita maliciosa.
-correcto.-respondió burlonamente.
10 minutos después…
De acuerdo, las cosas no iban muy bien ya. Tala comenzaba a irritarse y querer estrangular a Bryan por molestarlo con comentarios poco "decentes", mientras que Spencer trataba de calmar la situación con… haciendo… ¿nada?
-¿qué?, ¡yo no tengo la culpa de que hayas accedido fácilmente a mi sugerencia en esa ocasión!
-¿qué fue lo que dijiste Kuznetsov?-preguntó de manera amenazante.
-la obvia e indiscutible verdad.-repuso Bryan mirándolo de reojo. Cuando Tala estuvo a punto de ponerse de pie para ir a golpearlo a Bryan se le ocurrió una idea, que estaba completamente fuera del tema.- ¡lo tengo!-dijo llamando su atención.- ¿no creen que deberíamos pasar a ver a Kai antes de ir a la BBA?
Tala arqueó una ceja mientras lo miraba.
-eso no viene al caso.
-¿qué has dicho?-dijo Spencer levantándose el antifaz que se había colocado para dormir.
-¡sí!, ya saben.-dijo divertido.-no sería mala idea ir a visitarlo y pasar el rato y…
Pronto fue interrumpido por Spencer.
-creo que lo que realmente tramas es tratar de convencer a Kai de quedarnos en su mansión.-dedujo el rubio fulminándolo con la mirada.- y eso no va a suceder.
-técnicamente es la mansión de su abuelo.-le corrigió Bryan con una gran sonrisa.
Tala dejó ver una sonrisa, cosa que llamó la atención de los otros.
-cierto. No sería mala idea.-hizo una pausa y se cruzo de brazos.-además, me encantaría ver la cara de Hiwatari al vernos llegar.
-bien dicho, Tala.-animó la situación el dueño de Falborg.
Spencer suspiró.
-aún así Kai nos echaría.
-¡pero el viejo no!-aclaró Bryan levantando el dedo índice.-no olvides que seguimos agradándole a Voltaire.-agregó haciendo un guiño.
-no entiendo como puedes pensar de manera tan optimista.-dejó en claro Spencer.- deja de decir estupideces, ¿no opinas igual, Tala?
El pelirrojo miró hacia el techo del avión y luego miró divertido a ambos muchachos.
-estoy de acuerdo con Bryan. Después de todo, una vez trabajamos para él.-dijo bajando el tono de voz antes de finalizar la frase.
"Voltaire" pensó Tala al recordar a aquel hombre. A diferencia de Boris él no les gritaba, de hecho en las pocas ocasiones que tuvieron contacto con él siempre dejaba en claro que quería un buen trato para ellos… aunque claro, Boris desobedecía a sus espaldas.
Llevó su mano a uno de los bolsillos de su pantalón y sacó su celular. Pronto comenzó a marcar un número.
-¿a quién llamas?-preguntó curioso Spencer.
-Voltaire.-respondió quedamente el joven.
-¿no creerás que íbamos a aparecernos así como así frente a ese viejo, eh?-dijo Bryan mientras lo miraba burlonamente.
-hmm.-bufó el más alto algo apenado.
En Japón: Despacho del gran Voltaire
La vida parecía ser más dura con el paso de los años. Y es que el tiempo no perdona aún teniendo todo el dinero del mundo.
Sin embargo, su mayor enemigo no era el tiempo ni el trabajo, sino la soledad. Su único nieto lo detestaba… y todo por errores casi imperdonables del pasado.
Aún cuando su nieto viviese con él era lo mismo decir que estaba solo… solo.
Abrió una gaveta de su escritorio movió algunos documentos y poco después abrió un pequeño compartimiento secreto que se hallaba en la misma. Sustrajo una pequeña fotografía y la tomó con ambas manos.
La miró durante unos segundos y suspiró nostálgico.
-muchachos…-susurró aún viendo la fotografía, que no era otra más que la de los en ese entonces "Demolition Boys".
Podía verse a un grupo de niños no mayores de 8 años, sentados en un gran sofá junto a una ventana, en la cual podía verse nevar. Y ahí, Spencer estaba en la esquina del mueble, seguido de Bryan el cual sonreía visiblemente y a su lado Tala, el cual miraba a la cámara con encantadora inocencia.
¿En qué había pensado en ese entonces? Su cabeza estaba llena de ideas oscuras repletas de estupidez… y lo estuvo durante mucho tiempo… lo suficiente como arruinarles las vidas a niños inocentes.
Volvió a guardar la fotografía y suspiró nuevamente.
-debería pedirles perdón…-se dijo casi en un susurro. Algún día moriría y debía tener la conciencia tranquila… pero no sabía cómo debía hacerlo. Lo más seguro era que Tala y los demás lo repudiaran y no quisiesen ni siquiera escucharlo.
Se había enterado de los planes de Dickenson para reunir a dicho equipo con los G revo… ese equipejo en el cual su nieto ahora estaba.
-Sí tan sólo pudiese hablar con ellos…-pensó el anciano recordando la última vez que lo vio en persona.
ring, ring
Sonó el teléfono sacándolo de sus pensamientos.
Aquel hombre se sorprendió. Pocos, muy pocos conocían ese número. ¿Quién sería?
Levantó el auricular lentamente y lo llevó a su oído.
-¿quién habla?-preguntó fría y seriamente.
-¿señor Voltaire? – se escuchó del otro lado.
Los ojos del hombre mayor se ensancharon, ¿acaso era posible?, ¿sus oídos no le mentían?... esa voz… esa voz era la de…
-¿Tala?-preguntó no muy convencido, pero rogando porque fuese él.
-sí, Sr.-respondió al instante.
¡IMPOSIBLE!, ¿en verdad era él?, pero, pero… ¿cómo?, ¿no se supone que lo odiaban después de todo lo sucedido?, ¿acaso esta era la oportunidad que había pedido hacía poco?
Se quedó mudo durante unos instantes, aún no asimilaba bien lo que sucedía.
-¿hola?... ¿Sr. Voltaire?
-… ¿a qué debo su llamada, joven Ivanov?-preguntó tratando de escucharse lo mas calmado e indiferente posible.
-nosotros…
Voltaire guardó silencio. Un minuto, ¿acaso el pelirrojo había dicho "nosotros"?
Tala tardó en responder… de hecho apenas formulaba su plan.
-…deseamos hablar con usted…
-¿hablar?, ¿exactamente sobre qué?
-…sobre hacer… las pases…-dijo con voz entre tierna y melancólica.
Vaya, nada de rodeos…y el premio a mejor actor del año es para... ¡¡Tala!!
El hombre se quedó completamente perplejo. Sintió una sensación que no podía explicar, como mariposas en el estómago y al mismo tiempo calambres, calidez y frío.
-…ya veo…-pronunció débilmente. No sabía que debía decir. Trató de tranquilizarse lo más que pudo y de esa forma al fin pudo continuar.- no creo que sea propio hablar sobre un tema como ese por esta vía.
-¿qué sugiere entonces?-preguntó fingiendo incomprensión. Casi estaba listo, sólo un poco más.
-los veré en mi residencia.-finalizó el viejo mientras tomaba un pañuelo y se secaba la frente.-los estaré esperando.
-como usted desee.-dijo el joven con aquel tono de inferioridad que solía utilizar en el pasado para acatar órdenes.
Voltaire se dejó caer pesadamente sobre su asiento, aún anonadado por dicho acontecimiento. No sabía si estar feliz o confundido.
Pronto comenzó a sentir impaciencia... ya deseaba la llegada de sus queridos niños.
-¿qué?-se dijo así mismo al reflexionar lo que pensaba.
Sonrió débilmente y se recargó en el escritorio colocando ambas manos bajo su barbilla. Tenía que admitirlo, les guardaba cierto cariño… después de todo, en su tiempo fueron mucho más obedientes que Kai. De hecho a veces se preguntaba por qué tuvo que tener a un nieto tan vago, rencoroso e indisciplinado como Kai. Por qué no un nieto obediente, un poco alegre, responsable, con actitud de un buen líder; después de todo sería el heredero de su gran fortuna.
Suspiró al pensar en todo lo que pedía al mismo tiempo en que cerraba los ojos. Sabía que su nieto no era nada de eso, ¿por qué no podía serlo?, ¿por qué no podía ser…Tala?
Abrió los ojos al instante. Sorprendido por aquel pensamiento.
Tala, eso era. Tala era quien poseía todas aquellas cualidades… con algo de falta de cordura, pero ¿quién no tiene defectos?... tal vez la tendría de no haber experimentado tantas veces con él…
Era bien parecido, responsable, un excelente líder, con una gran personalidad y más alegre que Kai. Era perfecto. Todo lo que pedía que Kai fuese. Pero desafortunadamente no era su nieto.
Al menos le consolaba el hecho de que era amigo de Kai, o algo así. Sabía que no se llevaban bien y que Ivanov le tenía algo de celos, pero aún así no podía evitar pensar en que él, Bryan y Spencer eran las mejores amistades que Kai pudiese poseer, no esos vagos que ahora se hacían llamar "amigos" de su nieto.
Viko tiene algo que decir: bueeeno, no es mi primer fic de beyblade, pero si el primero que publico. Mi amor por beyblade renació nuevamente hace unas tres semanas atrás o cuatro todo
gracias a mi siempre amado Tala (Yuriy), así que decidí hacerle un fic junto con el resto de su equipo. Ojalá les guste.
Quise hacer un "poquito" distinto el concepto que tienen los blitzkreig boys de Voltaire. Siempre me ha gustado la idea de que Tala viese en Voltaire una especie de figura paterna o un abuelo y que éste a su vez los viera como algo más que simples marionetas.
Ahhh, mi Tala es tan lindo y Voltaire los ve como sus nietoz xDDD, no me echen a la hoguera con leña verde!! Esas son mis ideas. Besos. Espero sus comentarios buenos o malos :s
