Kaixo!
Bueno, mi primera incursión en fics de Naruto. Esto será un conjunto de one shots (o quizá alguno de dos) sobre los Uchiha, según entendi el abanico que es su símbolo hace la alución al título, que pueden controlar el fuego. Y bueno, ya que mi principal fuente de Naruto es el manga, si es que me meto con personajes/situaciones que han pasado en los últimos capítulos, pondré la advertencia al principio, señalando el spoiler y de que capítulo del manga mas o menos hablamos.
No tendrán ninguna secuencia cronológica, ni habrá shipping, así que todo apegado a lo que ha salido en el manga. Quizá retome algun otro personaje que no sea del clan, pero ya vendrá con el tiempo, además que (como es comprensible) el personaje puede repetirse. De momento. Uno de los personajes mas queridos/odiados.
Aquel que dejó todo por venganza.
La venganza es el manjar más sabroso condimentado en el infierno. Walter Scott
La madera bajo sus pies parecía que era ya parte de su forma, la agilidad, el silencio, la capacidad de fusionarse con su entorno en orden de ser invisible y aumentar su letalidad. Él había trabajado, cada día tras esa fatídica noche se esforzó por obtener la fuerza que le permitiera cumplir el cometido jurado.
La venganza.
Y la muerte del ser odiado.
Que alguna vez fue el objeto de toda su admiración y el deseado ejemplo a seguir. Y las cosas habían cambiado, aquella persona seguía siendo quien le impulsaba como en aquellos ingenuos años de la niñez, pero ahora no era por el deseo de mostrarse digno de ser llamado su hermano o de que su padre le reconociera; no, ahora todo era diferente, ahora 'él' era el combustible de su sed de fuerza, la cara que le impulsaba más allá de sus límites y sus propios miedos.
Aquél que le hacía querer ser invencible.
Había buscado la máxima fuente del poder que pudiera darle posibilidades de confrontarle. Sus años de esfuerzo y privaciones le hicieron creer que era fuerte, pero le dejaron ver que era aún muy débil y la letalidad del chidori fue inútil, su hermano siempre estaba a un paso delante de él, no, no a un paso, si no a jornadas de camino.
Y entonces supo que su condición natural jamás le permitiría poder alcanzar su ansiada meta, requería de ayuda y la ayuda no estaba en Konoha. Ni en los ninjas con los que había crecido y había formado lazos, la cúspide que le haría alcanzar la fuerza suprema se hallaba más allá del mundo ordenado de las aldeas ocultas.
En la oscura clandestinidad del sannin renegado.
Y ahí estaba, en la casa que ocupó desde que quedó solo por las ensangrentadas manos de su hermano. Recorrió con la mirada todo a su alrededor, contaba con todas las comodidades físicas para llevar una buena vida, tenía la fama y el carisma para poder llegar a la cumbre de la pirámide de poder de Konoha, el respeto de cientos, el cariño de varios, la amistad profunda de otros…
Pero no importaba.
Nada de lo que ahí tenía le servía, nada le haría aplacar el fuego que cada día le consumía por dentro. Nada le daría la venganza que ansiaba. Y como había aprendido en la academia y en sus misiones. La protección del débil, el trabajo en equipo, la búsqueda del orden y la paz, la unión entre las aldeas… todo eso era lo importante en el mundo de las aldeas ocultas, la ambición personal no tenía cabida ahí.
Y por eso Sasuke Uchiha no pertenecía ahí.
Porque la ambición de venganza no era parte de los ideales de los rectos genin, chūnin y jōnin. Él estaba solo. Así como estuvo esa mañana cuando despertó en el hospital tras recorrer las calles repletas de los ensangrentados cuerpos. Y como ese día cuando se juró que habría de teñir sus manos con la sangre de Itachi, esa noche mientras guardaba algunas pertenencias en su mochila se afirmaba bien en la cabeza la decisión de abandonar ese lugar y seguir a Orochimaru.
En el fondo entendía las claras intenciones del hombre, pero a Sasuke no le importaba ser mera herramienta para otra ambición personal, si existía la posibilidad de ser más fuerte y superar a su hermano, no importaba. Porque la fuerza que se requería para vencer al prodigio de los Uchiha era una que pocos podían poseer, y si Orochimaru no pudo vencerlo, quizá en algún momento, con los años y el entrenamiento, podría ser aún más fuerte que el mismo sannin, y entonces, verían quien usaba a quien.
Pero todo a su paso. Ahora tenía que encontrarse con los ninjas del Sonido que le llevarían ante él.
Una mirada final a la fotografía que yacía cerca de su cabecera…
Y se aferró a su decisión.
Porque ya nada importaba.
Solo el poder y el camino decidido. Porque él era un vengador, y un vengador no puede convivir con los ideales de un ninja de Konoha.
Él estaba solo. Y él habría de matar a Itachi.
Le dio la espalda al gesto de satisfacción y alegre de Kakashi, la cara idiota de Naruto, la cara despreocupada y emocionada de Sakura… y a todo lo que había aprendido y conocido en su vida en Konoha. Todo quedaba atrás.
Apagó las luces. Caminó por las calles empedradas una última vez, ahora elegida la senda no habría nada porque voltear la vista. De pronto la vio, ahí parada frente a él con un gesto que pasó de la sorpresa a la desesperación al ver su equipaje, Sakura.
Algunas palabras tan inútiles como desesperadas, suplicando, ofreciendo, pidiendo, prometiendo, reclamando, cuestionando… pero lo que la kunoichi no sabía era que un Uchiha jamás se retracta de sus decisiones.
Y aunque jamás consideró sus ofrecimientos, no podía dejar de agradecerle el gesto.
Y se fue sin voltear la mirada, bajo la luna como último testigo de sus pasos en la ciudad que lo vio nacer, crecer y convertirse en quien habría de vengar a quienes perdió.
Saludos!
