Este fic es un regalo estival para Mayu-chan Kagamine y está incluido en el Foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black". La idea de la que parte este fic pertenece a Mayu-chan y los personajes, lugares y demás cosas que reconozcáis son de la increíble JKR. Lo que no os suene para nada, mío, mío, mío.
Querida Mayu-chan, ya se que en tu petición reflejabas que todos debían ser engañados (o traicionados) por alguien ajeno. Me he tomado la libertad de cambiar ese pequeño detalle para que se ajuste más a la posibilidad de una relación Harry-Voldemort porque ¿Qué mejor motivación que la traición de aquel que siempre has considerado un pilar fundamental de tu vida? Espero que te guste ese pequeño cambio y disfrutes de tu regalo.
CAPÍTULO 1.
"TRAIDORES LOS HAY EN TODAS PARTES, POTTER"
Alucinando. Estaba aluciando en colores. Porque esa era la única explicación medianamente racional que se le pasaba por la cabeza ante lo que, de manera fortuita e involuntaria, acababa de escuchar.
-¿Cómo es posible que ese viejo chiflado me la haya estado jugando durante cinco años seguidos? –murmuró entre dientes Harry.
Sí. Él, el Niño-que-vivió, el Elegido, el imbécil-al-que-le-habían-visto-cara-de-pardillo, acababa de descubrir que descubrir que toda su puta vida era una mentira, un engaño fruto de las maquinaciones del viejo senil y manipulador de Dumbledore. Se había acercado a la pequeña reunión clandestina que mantenían Albus, Lupin, McGonagall y Kingsley. Dio gracias por la ausencia de Ojoloco. Si él hubiese estado allí, seguiría en la inopia. Rechinó los dientes al recordar la conversación de la que había sido testigo.
"Los cuatro adultos cuchicheaban en un círculo junto a la entrada de la enfermería. Él había estado visitando a Hermione, que permanecía inconsciente después de su enfrentamiento con un mortífago en el ministerio. Oculto bajo su capa (no quería hablar con nadie. No con la muerte de su padrino tan reciente. No estaba para pésames insulsos ni muestras de falsa pena), estaba decidido a pasar de largo pero al escuchar su nombre y el de Voldemort en la misma frase, le picó la curiosidad.
-Pero Albus, si Harry descubre el verdadero lazo que tiene con Voldemort puede enfadarse mucho.
-No seas angustias, Minerva. Lo hemos aleccionado muy bien desde que entró en nuestro mundo para que lo odie. Todos los intentos de Tom por ponerse en contacto con el chico los hemos tergiversado de tal manera que, a ojos del chico, parecen ataques contra su vida y la de sus amigos.
-Minerva tiene razón. Estamos arriesgando mucho –Lupin se frotaba las manos nervioso. Había cogido cariño al chico desde que fue su profesor en tercero.- ¿Y si Harry descubre que la profecía es falsa?
Harry se tapó la boca cuando un gritito estuvo a punto de escapar de sus labios. ¿La maldita profecía por la que casi mueren él y sus amigos era falsa? Siguió escuchando.
-No. Lo hemos hecho tan sumamente bien que hasta Tom lo cree. Si él supiera que puede recuperar su humanidad gracias a Harry y que ambos están destinados a llevar a nuestro mundo a la grandeza, nos iría muy mal.
-No sé, Albus. Me parece cruel mantenerlos separados. Ya has visto el aspecto de Voldemort. –Kingsley suspiró, apenado- Según pasan los años y sus enfrentamientos con Harry se suceden, va empeorando. Y a más odio le profese Harry, más se resiente su salud.
-Eso es lo que llevaba buscando desde hacía años, Kingsley –Albus sonrió fríamente. Clavó sus azules ojos en sus compañeros- No voy a permitir que alguien como Tom me quite lo que siempre me ha correspondido por derecho. Ni mi familia, ni magos más poderosos que él lo han conseguido, menos lo harán un mocoso miope y un proyecto de hombre como Riddle."
Y ahí dejó de escuchar. Se sentía tan furioso, tan frustrado y engañado, que temió descubrirse ante aquellos traidores y cantarles cuatro verdades bien dichas. Mascullando maldiciones había caminado por los interminables pasillos de aquel maldito colegio hasta llegar a las mazmorras, territorio de los Slytherin. Se quedó mirando fijamente la armadura que guardaba el paso a la sala común de las serpientes. Después de unos minutos de pensarlo detenidamente, tomó una decisión. Esperó pacientemente a que alguno de sus compañeros apareciese. Tuvo la suerte (o desgracia, aún no lo decidía) de que el primero fuese Draco Malfoy. El chico se le quedó mirando, sorprendido.
-¿Qué narices haces tú aquí, Potter? ¿No deberías estar recibiendo tu palmadita en la cabeza por parte de nuestro amado director?
-No. Lo que he recibido ha sido una puñalada por la espalda –su voz estaba cargada de rencor y resentimiento. Malfoy sonrió, divertido. Era toda una novedad ver a San Potter cabreado con su idolatrado director.- ¿Sabes por dónde anda Snape?
-Estará en la sala común. Como queda poco para las vacaciones estará dando su discursito de siempre pre-vacacional. –Draco frunció el ceño.- ¿Qué estás tramando?
-Quiero que me lleve ante Voldemort.
Harry tuvo que contener una carcajada al ver la expresión de incredulidad de Malfoy ante su petición. El rubio lo miraba fijamente, como si dudase de la cordura del moreno. Al final recobró la compostura.
-¿Te has dado un golpe y la neurona falleció por fin?
-No. Quiero hablar con Severus. Es importante. Y lo de ver a Voldemort… lo digo completamente en serio.
-Tú mismo. Al que van a acabar enterrando es a ti… -Draco murmuró la contraseña de su sala común y entró, seguido por Harry. La casa de Slytherin estaba allí al completo. Y un bosque de varitas fue lo que recibió al Gryffindor cuando entró allí. Snape se había quedado helado al ver a su odiado alumno en sus dominios.
-Draco –la voz del profesor era puro terciopelo. El aludido retrocedió unos pasos, quedando por detrás de Harry. Si alguien se tenía que llevar una maldición, que fuese el cuatro ojos.- ¿Por qué tenemos la desgracia de sufrir la presencia de este pobre proyecto de mago?
-Quiere que lo llevemos ante el Señor Tenebroso. –Draco sonrió- No me miréis así. Ha sido cosa del cuatro ojos. No mía. Aunque yo encantado…
-Malfoy… -Harry no podía molestarse por las palabras de su archienemigo. Si lo analizaba bien, tenía más razón que un santo. Pero no podía, no, no quería arrepentirse de aquello.- Snape, si quiere, puede acceder a mi mente. Tengo unos recuerdos que le van a resultar… muy interesantes.
El profesor de pociones se acercó a él y sin pedir permiso, entró en los recuerdos del chico como un elefante en una cacharrería. Harry aguantó la molestia sin emitir ni un quejido. Cuando Snape terminó, sonreía como un niño la mañana de Navidad.
-Creo que el Señor Tenebroso va a estar más que feliz, Potter.
-Veo que no me equivoqué al pensar que usted era un traidor a Dumbledore y a la Orden.
-Traidores los hay en todas partes, Potter. Pero yo no soy un traidor a la Orden. Soy un traidor a la causa de Dumbledore, que es bien distinto.
-Como sea. ¿Cuándo veré a Voldemort?
-Cuando quieras. Estará encantado de recibirte.
