¡Hola! Bien, soy nueva en el mundo de DGM pero me encanta y bueno, esto es un intento de drabble para el reto del foro "Resurgiendo entre las cenizas". No escribo demasiado bien, pero es un intento.

Disclainer: D-Gray Man y sus personajes no me pertenecen. Son propiedad de Katsura Hoshino. Esto participa en el Mes de Apreciación: Abril 2016 - "Cross Marian" Del Foro Resurgiendo entre las Cenizas.

—Adiccion: Mujeres—

Bien, eso era ya la gota que colmaba el vaso. Estaba cansado, sucio, adolorido y sobretodo hambriento por haber trabajado para ganar algo de dinero con el que poder comprar comida. El día había salido productivo, pero cuando llegó a la posada donde él y su maestro se hospedaban se encontró con dos mujeres —sin duda hermosas— que le pedían un pago nada económico por sus servicios.

En eso se fue la mitad de sus ganancias, y sin embargo no fue lo único que tuvo que soportar, pues cuando las chicas se marcharon, vio al libertino hombre que tenía como maestro con otras dos hermosas señoritas —que tendrían unos cuantos años más que él— abrazándole. Fue en ese momento en el que su rabia se encendió hasta límites insospechados, o eso pensó en ese entonces, hasta que le escuchó hablar.

—Vaya, ya estás aquí, mocoso. —Fue su "perla" de saludo.— ¿Conoces ya a estas hermosas mujeres?

—¡Maestro! ¿¡Como se supone que vamos a comer si te lo gastas todo en tonterías?! —Estalló, enfadado.

—Tan joven y amargado, ¡asi no llegarás a viejo! —Rió el general.— ¡Diviertete un poco, estúpido aprendiz!

El muchacho aún no sabía como lograba contenerse para no desgarrar con su brazo izquierdo a aquel hombre. Su autocontrol le asombraba.

—¡Eso lo dices porque no trabajas! —Replicó.— ¡Y tengo quince años!

—Aun no sé por qué lo haces siendo tan bueno con las cartas. —Contraatacó, omitiendo su última declaración y enfureciendo más al albino chico. No lo hacía porque eso solo le daba alas al hombre para gastar aún más.

Estaba preparado para contestar cuando sintió unos brazos que le rodeaban el cuello por detrás y un cuerpo que se pegaba a su espalda de forma atrevida. Alterado, volteó la cabeza y descubrió a una chica, igual de guapa que las demás, sonriendo ladinamente y acercándose de forma "peligrosa" a su rostro. El muchacho enrojeció a más no poder y se separó con rapidez. La mujer se acercó a su maestro, sentado encima de la tarima con un vaso de alcohol en mano y rodeado de las féminas. La recién llegada se situó por detrás y lo abrazó con sensualismo.

—¡No tienes remedio, maestro! ¡Eres un adicto! —Le dedicó su mejor mirada fulminante, profundamente sonrojado y salió de la habitación.

Cross Marian rió a carcajadas mientras bebía un poco de su bebida alcohólica. No le importaba demasiado donde fuera su aprendiz mientras estuviera rodeado de tales bellezas y quizá no estuviera equivocado al decirle adicto, pero no le daba relevancia.

Después de todo, Allen estaría ahí para pagar todas sus deudas, sea con el alcohol o con las mujeres.