Advertencias: esto es shonen-ai/yaoi, así que homofóbicos pintan poco aquí; AU, mayor OCC, y creo que por ahora está todo.

*Ni GW ni HP no me pertenece. Sólo la trama.*

- Blah, blah- diálogos.

- "Blah, blah"- pensamientos.

(Blah, blah) = notas de la autora.

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1.- Despertar.

El sonido de voces desconocidas le despertó, poniéndole instantáneamente en alerta. Trató de levantarse para descubrir donde se encontraba, mas un penetrante dolor en el pecho le obligó a recostarse. Ahora recordaba por qué no era buena idea esperar tanto para abrir el paracaídas; si Duo se enteraba no le dejaría olvidar su lapso de estupidez durante meses, tal como lo hizo cuando Heero terminó por ponerse el hueso roto de su pierna en su sitio sin ayuda alguna (1).

Aunque peor sería si Quatre era quien se enteraba primero. El rubio CEO podía ser uno de los mejores estrategas que había conocido, pero eso no le quitaba el enorme complejo de "mamá gallina" que cargaba (2). Puede que no recordase a su propia madre, mas con el joven heredero cerca dudaba que llegase a necesitar una.

- Veo que estás despierto- le sorprendió una voz femenina.

Heero había estado tan distraído pensando en las reacciones de sus amigos, que no había oído las pisadas bajando la escalera que estaba a su derecha, y no había visto antes.

Giró la cabeza para observar a la desconocida y descubrir si era un peligro para él, pero lo que se encontró le dejó claro que no lo era.

Frente a él se encontraba una mujer algo mayor que él, con un niño de unos cuatro o cinco años en brazos, que el castaño supuso era su hijo.

La madre llevaba el largo y oscuro cabello suelto, llegándole hasta la cintura en una abundante cascada de rizos negros. De figura delicada, rostro de finas facciones y una altura cercana a la de Duo, la joven madre parecía una muñeca de porcelana a pesar de ir vestida con una camisa de hombre demasiado grande para ella y unos vaqueros desteñidos.

El rasgo más destacable en ella eran sus enormes ojos de un impresionante verde esmeralda, que el pequeño en sus brazos parecía haber heredado. A diferencia de los de ella, los del niño escondían algo salvaje bajo la inocencia propia de su edad.

Ahí terminaba el parecido entre madre e hijo, pues el chiquillo no sólo tenía el cabello de un castaño acaramelado, sino que su rostro y cuerpo tenían una estructura ósea completamente diferente. Si no se equivocaba, el pequeño llegaría a ser más alto que su madre.

- ¿Cómo te encuentras?- otra vez fue sorprendido por la voz de la mujer.

Al principio no respondió a la pregunta, más interesado en observar la habitación en que se encontraba y analizar posibles rutas de escape en caso de que su primera impresión sobre su anfitriona fuese errónea.

La habitación resultó ser la sala de estar de, más tarde descubriría, una pequeña cabaña de montaña que parecía estar muy bien cuidada a pesar de los años de uso que delataban los pocos muebles que alcanzaba a ver, además de la pequeña colección de fotos que decoraba la enorme chimenea de piedra que iluminaba toda la estancia. En cada fotografía podía verse el paso del tiempo a través de los cambios que sufría una niña pelirroja durante lo que parecían ser los momentos más importantes de su vida.

Finalmente se giró de nuevo hacia la mujer e, ignorando lo que le había preguntado, decidió que era hora de saber cómo había llegado hasta allí y dónde exactamente estaba.

- ¿Dónde estoy?

La morena parecía sorprendida de haber obtenido alguna clase de reacción después de estar tanto rato en silencio, así que tardó un poco en responder.

- Estás en mi casa. Te encontré hace cuatro días cerca de lo que, supongo, era un helicóptero- Heero pudo detectar el leve tono interrogativo en su voz y se limitó a asentir a la silenciosa pregunta- la explosión del aparato casi me da un infarto, cuando te vi todo cubierto de sangre pensé que estabas muerto. Realmente debes de gustarle a alguien ahí arriba para que hayas sobrevivido a semejante caída con sólo tres costillas rotas, un hombro dislocado, un par de heridas de bala y un corte en la pierna en necesidad de sutura.

La única muestra de que Heero se había sorprendido ante el estado de su cuerpo fue el leve tic en su ceja derecha. El ex-piloto estaba seguro de que, antes de perder el sentido, su cuerpo estaba en peor condición de lo que la mujer decía, así que le dedicó una de sus peores miradas con la idea de intimidarla hasta que le dijese la verdad.

La ojiverde soltó un bufido y le miro como si el de ojos azules fuese un niño pequeño en medio de una rabieta.

- He visto miradas peores y más intimidantes que esa- le comentó con un deje de humor en la voz- aunque no me creas, soy bastante buena tratando heridas de toda clase. La guerra se encargó de eso.

Algo en su interior se retorció de culpa al escuchar eso. Como todos sus compañeros, Heero no se sentía orgulloso de todo lo que había tenido que hacer para llegar a donde estaba ahora. Y el encontrarse cara a cara con alguien que podía haber sido afectado por sus malas decisiones no hacía más que aumentar dicha culpa.

- Ey, agente Yuy, ¿a qué viene esa cara larga?- preguntó de nuevo ella, empezando a preocuparse por su paciente.

- ¿Quién…- como si pudiese leer su mente, la mujer señaló hacia algo a sus espaldas.

En el respaldo de una silla, no muy lejos del sofá-cama en el que había estado durmiendo, se encontraba lo que quedaba de su uniforme.

- No fue muy difícil de descubrir tras ver el uniforme y comparar tu placa con tus documentos- ante el brillo de enfado que empezaba a entreverse en sus ojos, se apresuró a añadir- espero que no te moleste… mucho, pero no he sobrevivido tanto tiempo sin terminar con una buena dosis de paranoia, y no iba a arriesgarme a meter a un posible delincuente en mi casa sólo porque lleva un uniforme que podría haber robado. Mucho menos con mi pequeño lobo en la casa.

Aunque no le gustaba la idea de alguien metiendo las narices entre sus pertenencias, podía entender sus razones porque él tenía el mismo "defecto". Aunque uno no es realmente un paranoico si van a por él. Asintió para dar a entender que no estaba (muy) enfadado por sus acciones.

Su atención volvió a centrarse en el niño, quien había estado extrañamente inmóvil y callado en los brazos de su madre.

Lo más raro de todo era que no había despegado sus brillantes ojos verdes de la figura del ex-soldado, pegándose a la mujer no por miedo sino como si estuviese marcando su territorio; la imagen de un depredador al acecho llegó a su mente. Por un momento, Heero tuvo la infantil necesidad de abrazar a su salvadora para ver que haría el chiquillo.

Tenía que dejar de pasar tanto tiempo con Duo, realmente empezaba a creer a Wufei cuando decía que la idiotez del loco de la trenza era contagiosa (3).

Decidió olvidarse, temporalmente, de la actitud desafiante del crio, y averiguar el nombre de su anfitriona. Normalmente esa sería su primera acción, pero culpaba a su dichoso compañero de su lapso de sentido común (4).

- ¿Quién eres?- preguntó en el tono más intimidante que poseía.

- Oh, vaya, ¿dónde están mis modales?- exclamó sorprendida ante su descuido- es un placer conocerte, agente Heero Yuy; mi nombre es Ani Black, y este adorable cabezota es mi hijo, Teddy Lupin (5).

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Y aquí está el primer capítulo de mi nueva historia, ya me "diréis" que os parece.

1.- Tenéis que admitir que eso fue una burrada tremenda _ _U

2.- La verdad, cada vez que veo a Quatre preocupándose por los demás me da la sensación de que sería una buena madre… y sí, he dicho madre ¬¬

3.- Adoro a Duo, pero puede que termine metiéndome un poquito con él…

4.- Ya veréis a que me refiero.

5.- Ani no es un OC, y que yo sepa tampoco ha ningún personaje en HP o GW que se llame así. Tendréis que esperar a saber quién es, pero creo que lo he dejado bastante claro o al menos con pistas suficientes para descubrirlo.

Sé que esto no es lo que había prometido, pero no me gustaba cómo me estaba quedando la secuela de "Sangre y balas" y he decidido empezar desde cero, así que os pido aun más paciencia. Además de que he estado más ocupada de lo esperado con el nuevo curso, así que no he podido actualizar nada.

Una buena noticia es que ya estoy de vuelta con nuevos fanfics y nuevas ideas para los ya existentes. Quien sabe que podéis encontraros a partir de ahora en mis historias, más vale que os vayáis preparando para muchas sorpresas.

¡Ah, y feliz Halloween!

Nos leemos,

Alanna.