Sorpresas

¿Lo habría encontrado? ¿Habría Amanda encontrado el hombre que la hiciera feliz? ¿Lo habría olvidado? todas estas preguntas revoloteaban en la mente de Aiden Mathis, quien manejaba su auto rumbo a su casa, luego de una larga jornada. Debía admitir que le encantaba hacer el trabajo duro de Takeda, encargarse de desplazar a su competencia de manera ''Diplomática'', una sonrisa se formo en sus labios al pensar en esa palabra. No se quejaba, era bien pagado por sí mismo y el mismísimo Takeda le había heredado una porción de su fortuna, la cual por supuesto él había agrandado. Tuvo apenas un segundo para reaccionar cuando una niña irrumpió en la calzada siguiendo a un perro. Frenó en seco y dio un volantazo para no atropellara.

El Ferrari se estrelló contra un muro, pero no le hubiera sucedido nada si otro coche no lo hubiera golpeado. Cuando la segunda colisión se produjo, Aiden sintió un fuerte dolor en el cuello y se des mayó.

Alguien había llamado a Takeda, informándole lo ocurrido.

Con los ojos cerrados y su concentración fuera de lugar Emily se alzo del suelo empezando a desesperarse por la tardanza de su maestro. Las puertas corredizas se corrieron y su maestro irrumpió en la sala.

El la estudio por un momento y alzo la ceja ante una idea.

-¿Qué pasa?-pidió ella sin dejar de mirarlo ni un instante, la tensión empezaba a crecer y eso la irritaba por de mas.

- quiero que te sientes-ordeno el asiático con autoridad y serenidad al mismo tiempo. Ella obedeció con cautela, sentándose frente a él. Como un alumno ante un maestro a punto de empezar una charla de interés.

-Aiden Mathis ha tenido un accidente de coche hace unas horas- soltó de golpe el hombre, un nudo se formo en la garganta de Emily

-¿Ha muerto? -consiguió preguntar.

-Tiene una lesión cerebral, Está vivo y mañana podrás estar junto a él.

Los ojos de Emily se abrieron como platos de la impresión, estar con Aiden Mathis era lo último que necesitaba en estos momentos. Podía percibir la presión que crecía en su pecho.

-No me interesa- replico ella apenas pudo ordenar sus prioridades, una mueca se escapo de su maestro.

-Nada de peros- Takeda se alzo del suelo seguido por ella-. No quiero que el orgullo te impida correr a su lado. Además no es una sugerencia, es una orden, debes cuidar de Aiden, muchas personas lo quieren muerto y tu misión será velar por el y por sus intereses hasta que él se recupere.

Emily se sentía frustrada, no podía perder su tiempo con él, no después de haberle entregado su corazón y el solo lo había hecho pedazos

-¿Qué hay de mi venganza? ¿Tengo que dejarlo todo por él?- Emily necesitaba una razón muy fuerte para aplazar sus planes solo por él.

-Tal vez Aiden te sirva de pared contra los Greyson, no dudes de sus capacidades-comento Takeda y al ver que ella replicaría hizo un gesto indicándole que había acabado la conversación entre ambos.

-¿Qué tal está Aiden Doctor?- pregunto Emily retorciéndose los dedos

-Físicamente, sólo tiene un enorme dolor de ca beza y unos cuantos moratones -sonrió el mé dico-. Sin embargo, su memoria ha sufrido daños.

-¿Su memoria?

-se dio un fuerte golpe en la cabeza y estuvo inconsciente varias horas. Des pués de un golpe así, lo normal es sentirse deso rientado durante un tiempo, pero por desgracia en su caso parece que va a ser más largo de lo normal.

-¿Qué quiere decir eso?- preguntó Emily con la boca seca.

-Le hemos hecho unas cuantas pruebas y todas arrojan el mismo resultado: Aiden confunde las fechas.

-¿Las fechas?

-Ha olvidado los últimos 7 años de su vida -le informó el médico-. Está perfectamente resta blecido y recuerda todo lo demás sin ningún problema, pero esos últimos 7 años están borra dos.

-¿Está usted seguro? –pregunto casi perpleja

-Sí, ni siquiera se acuerda del accidente.

-¿Cómo le ha podido pasar una cosa así?

-No es raro perder la memoria después de un golpe fuerte en la cabeza. A veces, ni siquiera es necesario un golpe, basta con un trauma emocional o un estrés prolongado para que se produzca un episodio de amnesia, En cualquier caso, irá recuperando la memo ria poco a poco.

-¿Cómo se lo ha tomado?

-se mostró muy sorprendido.

-Es una suerte para nosotros que haya venido usted porque le va a ser de gran ayuda -dijo el mé dico-no teníamos idea que el señor Mathis estaba casado

Emily abrió los ojos de par en par al oírlo decir que era esposa de Aiden, la sola idea la sacudió emocionalmente

-Aiden y yo hemos estado... distanciados -de claró

-Le agradezco su sinceridad y le aseguro que esto no saldrá de aquí, pero me gustaría pedirle que no le contara usted al paciente nada que lo pudiera preocupar -le rogó el médico-. Aunque él no quiere admitirlo, todavía está en observación y no quere mos que nada impida su completa recuperación.

Emily asintió y mil ideas se cruzaron por su mente y solo sabía que no le gustaban este tipo de sorpresas..