Hola! Aleprettycat (al fin) reportándose con un nuevo multichapter, es mi primer fanfic de Pokespe (lo escribí antes que el set de drabbles).
Espero que les guste, no olviden los reviews, son muy valiosos para mí.
CAPITULO 1: Una visita, un favorcillo.
-¡Oh! Vamos Chris- insistí por enésima ocasión
-Ya te dije que tengo demasiado trabajo ésta semana, Gold-
Pero había que admitirlo, Chris era una chica difícil de convencer cuando su deber estaba de por medio. Desde hacía un buen rato había mantenido una larga conversación con Chris, que en ocasiones parecía perderme el hilo por estar tan metida en sus papeleos. Desde hacía un par de meses me había decidido a confesarle todo lo que sentía por ella, por lo que, desde entonces, me la había pasado planeando un viaje que no requería más que un par de días. Pero la "chica súper seria" era tan responsable que se negaba a dedicarme un par de días lejos de todo y todos... Así que decidí cambiar la estrategia.
-Está bien, chica seria. Tú ganas -No se escuchó nada por el auricular. Mi estrategia había funcionado.
-¿Perdón?- exclamó ella, sorprendida -Gold, el chico terco y testarudo... ¿se está rindiendo?- Auch, no esperaba esa descripción de mí. Suspiré un tanto molesto por ello antes de continuar.
-No realmente, Chris- dije mientras aún intentaba calmarme -pensaba proponerte que, en cuanto termines tus pendientes de ésta semana hiciéramos ese viaje - Chris se quedó callada por unos momentos, pensando en mi razonable propuesta.
-¿En serio? ¿En serio estoy hablando con Gold? ¿O eres un Ditto acaso?
-¡Crystal!-exclamé irritado, yo era el de las bromas. Y no es agradable que te tomen a broma cuando intentas hablar en serio. -Claro que soy yo, el único y original Gold de Pueblo Primavera. -Ella no dijo nada por un rato que se me hizo un tanto preocupante.
-¿Tan importante es eso para ti?- su voz se escuchaba suave y dulce. Me sacó una sonrisa en el rostro-
-Sí, Chris. Es muy importante para mí.
La semana se había pasado lenta y tortuosa para mí, a tal grado que a un día del acordado, ya me encontraba caminando por las calles de Ciudad Malva, recorriendo las calles para llegar a la casa de cierta experta en capturas pokémon.
Después de perderme un poco por la ciudad, logré llegar a su casa. Estaba parado frente a la puerta debatiéndome si debía tocarla o mejor volver después. En realidad me había adelantado un día a lo acordado. Así que debía pensar en algún pretexto como para estar ahí antes de lo esperado.
Escuché un grito que, era obvio, sólo podría ser de Crystal. Temiendo lo peor toqué la puerta y una mujer de cabello rubio y coletas me abrió la puerta. De no haber sido porque ya sabía que era la madre de Chris hubiera caído en el error de confundirla con su hermana mayor o con una de sus primas puesto que se veía muy joven, además de ser más aniñada que su propia hija.
-¿Gold?- preguntó sorprendida de verme - ¿Qué te trae por aquí?
-Buenos días, señora. -saludé cortésmente -¿está Chris en casa?
-Sí, claro. Pasa- la madre de Chris se hizo a un lado para que pudiera pasar al interior de la casa- Deja voy a avisarle que estás aquí- dijo mientras cerraba la puerta detrás de mí y subió las escaleras con dirección a la habitación de la pokédexholder.
Esperé en la sala pensando un poco en mi pretexto de mi pronta llegada, cuando sentí los índices de Crystal picarme las costillas y dí un respingo asustado.
-Gold- me llamó para que volviera mi vista hacia ella luego del susto que me había metido.
-Hola Chris- saludé avergonzado- ¿cómo haz estado? Hace un momento te oí gritar, ¿todo bien?
-Todo bien, gracias- respondió sin estar del todo convencida, la duda brillaba en sus ojos y levanté una ceja para hacerle saber que no me había tragado esa mentira- Bueno... sobre mis gritos...
-¿Qué? -pregunté con la intención de hacerla continuar.
-Ven- dijo tomándome por la muñeca y guiándome hacia las escaleras- te explico arriba.
Y con esa breve explicación ambos llegamos a su habitación. Chris cerró la puerta detrás de nosotros. Era un comportamiento extraño, demasiado extraño.
-Emm, ¿Chris?-pregunté.
-Shh- exclamó indicándome que guardara silencio. Luego se quedó pegada a la puerta esperando algo en silencio, luego se separó de ella con un suspiro aliviado.
-¿Qué fue todo eso?- pregunté exigiendo una respuesta, me molestaba sentirme ignorado.
-Ésta mañana tuve una especie de... accidente.
-¿Qué?- grité alarmado, pero ella se apresuró a cerrarme la boca con ambas manos.
-Guarda silencio ¿quieres?- asentí con la cabeza y ella me quitó sus manos para continuar con su explicación. -Lo importante aquí es que, a raíz de éste accidente mi madre no me deja salir de casa y... por ello...
-No podremos irnos de viaje- completé comprendiendo a dónde quería llegar con esa explicación.
Me sentí un tanto desanimado con la noticia y un aire incómodo nos envolvió a ambos. ¿En serio no podría irme de viaje con Chris?
-Estaba ayudando en el orfanato limpiando unas repisas algo altas, por lo que estaba apoyada sobre un banco intentando alcanzarlas. En eso llegaron unos cuántos niños persiguiéndose y por ver que no se fueran a resbalar con todo lo que yo tenía en el suelo me distraje y caí al suelo.
-¿te lastimaste mucho?- me mordí el labio ante lo obvio y absurdo de mi pregunta. Era obvio que se había lastimado, sino su madre no le pondría peros para salir.
-Me torcí el tobillo y la muñeca, nada grave- En ese momento volví mi vista buscando las áreas afectadas y fue ahí que las vi. Una venda que hacía bulto en su tobillo izquierdo, sobresaliendo de su calceta, y una muñequera en su brazo izquierdo.
-Me hubieras dicho- musité.
-¿Qué?- preguntó, quizá no me había escuchado.
-Que me hubieras dicho- repetí con fuerza, haciéndola retroceder un par de pasos -¿Qué tal que si en mis tonterías te lastimo más?
Era un regaño, tenía que sonar como uno. Pero su sonrisa amable me dejó ver que ella había notado mi preocupación por ella. Desvié mi mirada un tanto avergonzado y con la sensación de que mis mejillas estuvieran calientes.
-¿Y por qué gritabas hace rato?- pregunté con la intención de salir de esa vergonzosa situación. Su sonrisa se borró de golpe.
-Mi mamá me acomodó el tobillo antes de vendarlo- admitió avergonzada.
-Entonces, de verdad te duele- dije más para mí que para ella, bajando la mirada, preocupado.
-Por cierto Gold... -volví mi vista hacia ella - ¿Me puedes decir qué haces aquí HOY? -preguntó haciendo énfasis en la última palabra - Se supone que nos veríamos mañana.
Tragué saliva, no esperaba que me sacara el tema tan pronto y me había agarrado en curva, mi cerebro no podía pensar en un pretexto convincente con su mirada amenazante.
-¿Gold?- Se acercó a mí presionándome aún más.
Tenerla tan cerca sólo me nublaba el pensamiento ¡y en la forma menos adecuada en éstos momentos!
Antes de que me diera cuenta, yo ya estaba casi recostado sobre su cama y ella me observaba como si fuera su presa. Pero se escuchó el ruido de la perilla de la puerta al abrirse y Crystal me jaló del cuello de mi chamarra para sentarme sobre el borde de la cama, mientras ella se sentaba a mi lado, como si estuviésemos platicando pacíficamente. Su madre se asomó por la puerta y nos volvimos a verla.
-Chris, la comida está lista- dijo con una mirada de "no los interrumpo, ¿verdad?" -No se tarden o se enfriará.
Ambos asentimos y su madre bajó las escaleras de vuelta a la cocina. En cuanto dejamos de escuchar sus pasos Crystal habló.
-Te salvó la campana, Gold- sonreí amenazado.
-¿Nos vamos?- pregunté caminando hacia la puerta y ambos bajamos hacia el comedor.
La comida no podía haber sido más deliciosa. Comí hasta saciar mi apetito por completo y reposaba recargado en el respaldo de la silla mientras me limpiaba los residuos de comida con un mondadientes. Mientras tanto, mis pokémon y los de Chris, tomaban una merecida siesta luego del atrancón que se habían dado. Haber llegado desde un día antes no había sido tan mala idea después de todo.
Mientras Chris recogía los platos de la mesa sonó el teléfono de la casa y su madre corrió para atenderlo. Ella permaneció ahí, hablando un largo rato y colgó justo al mismo tiempo de que Chris había terminado de limpiar la mesa. Cuando su madre volvió, Chris tenía la clara intención de escaparnos para que me siguiera interrogando, pero su madre le ganó las palabras.
-Gold- dio dirigiéndose a mí. En el acto me senté derecho y con completa atención a lo que pudiera decirme. -Necesito hacer un viaje y no tengo a alguien que se encargue de que ésta muchachita - dijo tomando a Chris por los hombros- no haga cosas indebidas en su estado. ¿Te puedo pedir que te quedes aquí hasta que regrese?
Eso olía a broma... ¡Eso tenía que ser una broma! Nuestros rostros se desfiguraron con aquel comentario y todo permaneció en silencio, hasta que la madre de Chris juntó las palmas y dijo
-Bueno, como no escucho ninguna queja, así será- Sonrió. Y se puso de pie- ¡Gracias, Gold!- se encaminó hacia su habitación, supongo que para empacar.
Nuestros cerebros terminaron de procesar la información y sólo atinamos a soltar la misma expresión
-¿Qué?
Y así es como comienza la aventura, jaja.
Todos los domingos subiré un capítulo, así que... ¡hasta el próximo domingo!
Aleprettycat, fuera ;)
