N/A: Esta historia ya ha sido publicada en inglés. La autora estaba a punto de borrarla por razones que no recuerdo. No pedí permiso de traducirla, así que anuncio que nada de esto es mío. Si la autora llega a leer esto, que no acuse de plagio ni nada. Simplemente recupero una historia que me pareció excepcionalmente perfecta.

Capítulo I

Puse mi última caja en el maletero de mi Nissan y lo cerré, alejándome para mirarlo. El auto tenía ya unos años y necesitaba una remodelación, pero no estaba mal para ser mi primer auto. Se suponía que era un regalo de mi madre, pero para mí era un mensaje: Vete.

Pero eso estaba bien. Dejarme irme ya era regalo suficiente.

El novio de mi mamá salió de la casa con una bolsa. "Te traje algo de contrabando, Bella" sonrió. "Galletas de animalitos, regaliz, M&Ms, y también creo que puse algo de fruta orgánica ahí." Me sonrió, sus ojos se reían y tomé la bolsa agradecida. "Masticar te mantendrá alerta" me guiñó el ojo.

"Gracias, Phil" sonreí. Probablemente lo extrañaría más que a mi mamá, y eso que sólo lo había conocido por un par de años.

"Si tienes problemas de este lado de Sacramento, llámame" dijo preocupadamente. "Sé que tu papá te está cuidando, pero él no es el único."

Me estiré para darle un abrazo mientras mi mamá aparecía en la puerta. "Gracias, lo haré" le dije. Me soltó y fue hacia mi mamá, dándole un abrazo menos entusiasta.

"Maneja con cuidado" dijo dándome una sonrisa, y me sorprendió. No había tenido muchas sonrisas de su parte últimamente. Mis años de adolescente estaban arruinando una relación de por sí ya tensa.

"Lo haré" prometí.

Besó mi mejilla, y entonces me encaminó al auto. Había cajas y maletas acomodadas en todo el espacio libre excepto por el asiento del conductor, pero Phil las había acomodado para que no me bloquearan la vista trasera. Apreciaba eso.

"Avisa cuando llegues a Bakersfield" dijo Phil mientras subía a mi auto, prometí que lo haría. Me alejé, esperé hasta que estuve fuera de la vista de la casa antes de buscar y sacar el paquete de Charlie de debajo de mi asiento. No quería que lo viera mi mamá, porque sabía que se sentiría como si Charlie estuviera tratando de impresionarla, pero él simplemente se preocupaba.

Abrí la caja y saqué las cosas que Charlie me había enviado para el viaje: un GPS, un celular, una tarjeta de crédito de emergencia, y reservaciones de hotel en Bakersfield y Redding. El regalo me había dejado un nudo en la garganta cuando había llegado por correo. Mucho dinero había sido gastado en eso, pero era más que eso. Le importaba a Charlie.

Escribí la dirección del hotel en Bakersfield en el GPS y empecé a manejar otra vez, hacia el norte.

El viaje de Phoenix, Arizona a Forks, Washington toma alrededor de veintiséis horas si no te detienes o te pierdes. Una persona determinada podría hacerlo en un día, y una persona normal podía hacerlo en dos. El hecho de que mi papá hiciera reservaciones en dos lugares diferentes en el camino demostraban lo bien que me conocía. Sabía que el GPS no evitaría que me perdiera, pero que me ayudaría a regresar al camino cuando lo hiciera. Y sabía que era de las que respetaban el límite de velocidad, particularmente porque no estaba acostumbrada al auto. Saqué mi nuevo celular y revisé los números que me había programado. El departamento de tránsito de Arizona, California, Oregón y Washington, AAA, y claro, ECE. Era "En Caso de Emergencia" y Charlie decía que los paramédicos a menudo revisaban los teléfonos por un número ECE para saber a quién llamar si había un problema. Su propio teléfono era mi contacto ECE, y lo seleccioné y presioné el botón para llamarlo.

Sabía que no respondería porque estaba en el trabajo hoy, pero cuando su buzón de voz respondió hablé. "Hola Charlie, sólo quería avisarte que voy en camino. Comencé antes y tengo mucho café así que no tienes que preocuparte. Te quiero. Te veo pronto." Cerré mi teléfono y sujeté el volante.

Debería de estar más molesta por esta mudanza de lo que estaba. Las personas solían estar tristes, lo sabía, cuando se iban de casa, pero yo no lo estaba. Tenía un par de amigos con los que podría mantener el contacto, pero mi novio y yo habíamos decidido no intentar continuar las cosas a larga distancia. Eso era algo difícil, pero no estaba sintiendo ningún tipo de pérdida.

Era tiempo de avanzar.

Lo más difícil de la mudanza iba a ser la escuela. En Phoenix, era relativamente fácil esconderse entre la multitud y evadir la atención. Cuando más de tres mil personas iban a tu escuela, nadie notaba a la chica que se sentaba en la esquina y leía un libro durante las asambleas. Pero Forks sería diferente. De acuerdo al paquete que Charlie me había enviado, había unos doscientos cincuenta y un estudiantes que iban a mi escuela.

Las personas podrían notarme.

Suspiré, tratando de sacar el pensamiento deprimente de mi cabeza. Me recordé que quería esta mudanza. Quería una relación con mi papá y eso era más que un día festivo y un mes en el verano. Y quería poner un buen par de miles de kilómetros entre mi madre y yo.

Me detuve un par de veces para comer y estirarme y sólo me perdí una vez. Dios bendiga el GPS. Con eso en el auto, no me entraba tanto pánico al perderme. La voz computadorizada me guiaba calmadamente de regreso al camino.

Eran casi las ocho de la noche cuando llegué al hotel en Bakersfield, lo que significaba que había hecho un viaje de ocho horas en diez horas. No estaba mal para ser yo.

Charlie no me había llamado, y probablemente no lo haría por un par de horas. Era el jefe de policía en Forks y era algo adicto a su trabajo. Nunca había tenido definidos sus horarios de trabajo antes, pero cuando lo llamé y le dije que mi mamá me dejaría mudarme con él, acomodó su horario. Se dio una semana de martes a sábados, trabajando de las nueve de la mañana a las nueve de la noche. Parecía mucho tiempo para mí, pero parecía feliz con el hecho de que podía verme irme a la escuela en las mañanas y pasar los domingos conmigo.

Y supongo que yo también estaba feliz. Charlie y yo no teníamos mucho en común, pero era bueno que quisiera encontrar algo que hacer juntos.

Añadí a Phil a mi lista de contactos y le envié un rápido mensaje, haciéndole saber que estaba en el hotel de Bakersfield. Ordené pizza para cenar y leí un libro para matar el tiempo. Justo después de las nueve, mi teléfono sonó, mostrando "ECE" en la pantalla. Sonreí y lo abrí. "Hola Charlie."

"Hola pequeña" respondió entusiasmado. "¿Ya llegaste al hotel?"

"Sí, sana y salva."

"¿Es un buen lugar?" preguntó. "El sitio web se veía bien."

Me reí un poco. "Ya sabes. Piscina. Elevadores."

"Elevadores" sonrió. "Muy importante."

"Oh, sí, me estoy poniendo en forma" bromeé pobremente. Probablemente era la persona más débil del planeta.

Hablé con Charlie por unos minutos más, hasta que estuvo satisfecho de que mi día había estado bien. Me deseó suerte para el día siguiente y se despidió.

El día siguiente fue prácticamente lo mismo. Empecé el camino antes de la nueve, así que hablé con Charlie antes de que se fuera a trabajar, pero cuando llegué al hotel esa noche fue mucho antes de que él estuviera en casa. Leí algo más, hablé con él unos minutos una vez que llegó del trabajo y entonces me fui a la cama. Comencé el proceso en la mañana, esperando ansiosamente terminar mi viaje.

Charlie había insistido en que planeara mi viaje de forma que llegara el domingo, para que pudiera darme la bienvenida. Me llamó varias veces durante el día para revisar mi progreso, y podía escuchar la anticipación formándose en su voz. Era bueno, pero me preguntaba cuánto duraría esta ansiedad una vez que estuviéramos juntos. No estaba acostumbrado a ser padre, y temía que él sintiera que me entrometí en su vida como mamá lo hizo antes. Sus horas de trabajo lo mantendrían fuera de la casa mucho, así que esperaba que eso evitara que se cansara de mí.

Cuando entré a los límites de Forks, lo llamé de nuevo. "Estoy en el centro de la glamurosa ciudad de Forks" le dije alegremente a Charlie mientras maniobraba entre las calles. "Lo que significa que en unos doce segundos llegaré a los suburbios y en otros tres estaré enfrente de la casa."

"Este lugar no es tan pequeño" se rió Charlie.

"Por favor, Charlie, mi clase en Phoenix tenía casi el mismo número de personas que este ciudad entera."

"Suficiente" dijo y podía escuchar la sonrisa en su voz. "Encantadora, te digo, Bells, vas a amar la vida de la pequeña ciudad. Las personas son más amables aquí."

"No lo creo" bromeé. "Creo que las personas se mudan a las ciudades pequeñas porque hay más lugares para esconder los cuerpos."

"¿Por eso te estás mudando aquí?" bromeó conmigo.

"Claro. No creías que quería ver tu vieja cara arrugada todos los días, ¿o sí?"

"Hey" dijo seriamente. "No estoy arrugado, sino desgastado. Eso es lo que te hace el tener hijos saliendo de la preparatoria, no lo olvides."

"Sí, padre" dije con una sonrisa. "Como sea, ya casi estoy ahí, pero probablemente debería prestar atención para no perderme."

Él se rió. "Sólo tú podrías perderte en una ciudad de este tamaño."

"Sí, pero realmente puedo, así que voy a colgar." Sonreí. "Te veo en unos minutos."

Mi muy útil GPS me guió por los suburbios de Forks hasta la pequeña casa blanca donde Charlie esperaba, caminando en la entrada. Me estacioné enfrente de la casa, y antes de poder apagar el auto él estaba a mi lado, tratando de abrir mi puerta.

Apagué el motor y le quité el seguro a la puerta, saliendo para poder ser atrapada en un abrazo. "¿Cuándo se hizo tan grande mi pequeña?" gruñó, apretándome fuertemente.

"Sabes Charlie, a cierta edad, deja de ser un cumplido que te digan grande" bromeé con reproche.

Él se rió y se alejó. "Bueno, eres la niña grande más linda que he visto en mi vida" dijo, torciendo su bigote mientras sonreía. "Pero Bells, ¿quién le pone seguro a su auto mientras están adentro del auto?"

"¿Qué? ¿Quieres que me roben mientras subo al auto?" le pregunté. "Todas las chicas de ciudad sabemos que hay que cerrar las puertas tan pronto como entres al auto."

"Tu madre te corrompió, arrastrándote a ese lugar" dijo amargadamente, quitándole el seguro a la puerta trasera. La abrió y tomó una caja. "Vamos, hay que instalarte."

Una puerta se abrió cruzando la calle y escuché mi nombre. Miré a quien era una de las vecinas de mi papá, pero no podía recordar su nombre. Se apresuró a cruzar la calle tan rápido como su forma se lo permitió y corrió a darme un abrazo."Isabella, ¡es genial tenerte aquí!" dijo alegremente. "Hemos estado muy emocionados por que llegaras. Tu padre no ha hablado de nada más por semanas."

"Estoy… realmente emocionada de estar aquí" dije, tratando de no enojarme por ser llamada por mi nombre completo.

"Sé que tu padre trabaja hasta tarde" la mujer continuó, "pero siempre puedes llamarme si necesitas algo o vienes después de la escuela cuando sea."

"Um, gracias" dije, sorprendida.

"¿Ves?" dijo Charlie, "¿Qué te dije? Los de las ciudades pequeñas son más amables." Asintió hacia su vecina. "Gracias por cuidar a mi niña, Martha."

"Cuando sea, cuando sea" dijo ella, restándole importancia. "Sabes que te ayudaría con las cajas-"

"No" Charlie la interrumpió. "Tienes ese problema con la ciática, no deberías cargar cosas."

Ella asintió como disculpándose.

"Bella y yo podemos con eso" dijo dulcemente. "Tú ve a descansar."

Martha sujetó mi brazo y me dijo que fuera cuando sea, entonces se fue a su casa de nuevo.

Charlie me ayudó a cargar mis cajas dentro del cuarto subiendo las escaleras. El único baño separaba mi cuarto del de Charlie, pero tenía el presentimiento de que sería capaz de escuchar cada sonido que hiciera en mi cuarto de todos modos. Había descubierto hace años que las paredes de esta casa eran delgadas. "Puse una escalera enfrente de la casa debajo de tu ventana" me dijo mientras metíamos mis cosas. "Así que si hay un incendio o algo, tu sabes, serás capaz de salir sin lastimarte."

No pude evitar sonreír. Charlie había vivido toda su vida en una lucha contra todas las cosas horribles que podían pasar. Estaba segura que era producto de su tiempo en el Departamento de Policía de Forks, pero se preocupaba por todo.

"Y no lo hice antes, pero quitaré unos estantes del garaje mañana para que puedas meter tu auto ahí."

"Oh no, no te preocupes" le dije. "Yo aparcaba mi auto en la calle con mi mamá."

"Llueve mucho más aquí" refunfuñó.

Me encogí de hombros. "No me importa. Prefiero hacer eso a hacerte mover más cosas." Realmente no quería serle un estorbo.

"Lo intentaremos" accedió Charlie. "Si se vuelve un fastidio, moveré los estantes."

Asentí.

Terminamos de poner las cosas en mi cuarto, y Charlie casi me ayudó a desempacar. Comenzó a hacerlo, pero la primera caja que abrió tenía mi ropa interior arriba, y se fue. Se escapó abajo a ver la televisión mientras yo me instalaba en mi cuarto.

Se veía exactamente igual que siempre que venía a visitar en el verano. Había una cama con una cabecera de madera algo gastada recargada en la pared, y un escritorio debajo de la ventana que daba al patio delantero.

Desempaqué de la forma que hice todo lo demás – entre capítulos. Me sentaba en la cama y me permitía leer un poco antes de obligarme a bajar mi libro y desempacar una caja. El trabajo era más soportable cuando había una buena novela, lo que hacía que me gustara más hacerlo. Solía enloquecer a mi mamá cuando me decía que limpiara mi cuarto y me encontraba leyendo, pero era mi forma de hacer los deberes. La tarea también. Raramente podía hacer algo sin ratos de lectura.

Guardé casi la mitad de mis cosas, entonces decidí parar por esa noche y pasé el resto de la noche leyendo enfrente de la televisión mientras que Charlie la veía. Quizás no era la típica relación de padre e hija, pero honestamente, realmente nunca había sabido relacionarme con él cuando lo visitaba. Tomaba cerveza y veía deportes, algo que nunca pasaba con mi mamá incluso cuando sus novios estaban de visita. Mi mamá era más del tipo que bebían vino y veían a Oprah.

Alrededor de las diez, me cansé de leer y me levanté, estirándome. "Me voy a la cama" le dije a Charlie,

Me sonrió, arrugando la bronceada piel alrededor de sus ojos. Siempre estaba bronceado, incluso en medio del invierno. Charlie tomaba ventaja de estar mucho tiempo afuera. "Gran día mañana" dijo. "Comenzar el semestre nuevo."

Suspiré. "Sí, gran día. Escucha, ¿no podríamos hablar de estudiar en casa? Eres un tipo inteligente, podrías enseñarme."

Charlie se rió negando con la cabeza. "Lo harás bien, Bells. Es una ciudad pequeña, ¿recuerdas? Las personas son cálidas en las ciudades pequeñas."

"Quizás los adultos son cálidos en las ciudades pequeñas" le dije, sacudiendo mi cabeza. "Pero la preparatoria siempre será eso, no importa a donde vayas."

Se rió levemente. "Tengo plena confianza en ti."

Suspiré. "Eso te hace el único." Me incliné y lo besé en la mejilla. "Buenas noches Charlie."


La historia tiene 2 partes y una parte más que va al mismo tiempo que las dos. Se actualizará conforme se tenga traducido todo. Ojalá les guste y dejen un review