Disclaimer: nada de lo que reconozcan es mio.
El Desprecio
La gran enfermedad de hoy en día no es la lepra ni la tuberculosis, sino el no sentirse deseado
-¿No desayunaras hoy conmigo?- tampoco…
Edward se arrebujo el saco con ademan despreocupado, y se estiro en la mesa para tomar una tostada.
-No, voy muy tarde al trabajo. No me esperes para almorzar. Tengo una junta importante.
Que es más importante que yo, por supuesto.
-¿Vendrás temprano a cenar?
De mala manera, Bella llevo un trozo de tocino de pavo a su boca. Mastico lentamente, mientras veía a Edward coger sus llaves y su maletín.
-Creo que ya te dije que no.
Bella golpeo la meza con el puño, llamando su atención por primera vez.
-Dijiste que no vendrías a almorzar….
Edward la miro con dolorosa sequedad.
-Tampoco a cenar.
-¿Por qué no?- gruño.- ¡Porque no! ¡Siempre es lo mismo, siempre!
-Bella, no empieces con tus pataletas de nuevo, por favor.- su calma al hablar no hacía más que enfurecerla.
-¡No te atrevas a irte!- le grito cuando vio que Edward se dirigía a la puerta.- ¡No he acabado!
-No me esperes despierta.- dijo.
Y se fue.
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Bella se miró en el espejo del baño. Se había puesto su mejor conjunto de lencería, y la batita que llevaba encima revelaba su figura. Era solo un diminuto camisón de finas tirantas con un encaje ancho por la parte de abajo.
Sonrió al notar que seguía siendo sexy. A sus treinta años, aun se veía joven y era sexy.
Respiro profundo. Tenía que estar tranquila. Sin embargo, estaba nerviosa y ansiosa. Habían pasado dos meses (¡dos malditos meses!) desde la última vez que Edward la había tocado íntimamente. Siempre estaba trabajando, y cuando no, la noche se arruinaba con alguna pelea. Esta noche no era una excepción. Edward seguía con la misma actitud que tenía en la mañana, y se había encerrado en la habitación de huéspedes luego de que Bella se lo hubiera señalado. Aunque gritado, sería una mejor expresión.
Pero ella lo necesitaba… lo necesitaba demasiado. Así que intentaría ser paciente. Edward era un hombre, la desearía con locura cuando la viera así. A él le encantaba cuando usaba encaje, hasta donde Bella recordaba.
Al fin se decidió a salir del baño, llevando encima del camisón una bata de baño. Quería sorprenderlo.
En la cocina cogió dos copas de champán del 88, el favorito de Edward, y luego se dirigió a la habitación de huéspedes. No se molestó en tocar.
Él se encontraba en la cama, intentando conciliar el sueño. Su expresión de desconcierto hizo sonreír a Bella.
-Hola.- murmuro con voz suave, dejando las copas en la mesita de noche.
-¿Qué haces?- pregunto Edward, sentando en la cama mientras se restregaba la cara con cansancio.
Bella se mordió el labio mientras se quitaba la bata de baño; lo hizo lentamente, sin dejar de mirarlo para no perderse ninguno de sus gestos. Vio como sus ojos se abrían un poco más de lo normal, solo por un segundo, pero igual un sentimiento de satisfacción la recorrió.
-No, Bella…- resoplo bajito.- Estoy cansado. Hoy no.
-¡Pero yo te deseo!- cuchicheo, gateando en la cama hacia él. Se quedó de rodillas a su lado, con una mano acariciando su pecho desnudo.- Por favor, hazme el amor. Soy tu esposa.- reprocho.- Te necesito…
Edward dejo de restregarse la barbilla para fijar su mirada verdosa en el cuerpo de su mujer. Bella sonrió, y se inclinó para besarlo en los labios. El beso solo duro lo que tardo en sonar el teléfono de Edward. Nada.
-Déjalo.
-Tengo de atender.- alego Edward, levantándose de la cama con el teléfono.
Vio desconsolada, aunque no sorprendida, como él salía de la habitación ya con el teléfono pegado en la oreja. Entonces se sintió desnuda, más desnuda y desolada que nunca. Cogió la bata de baño y se la puso, amarrando los tirantes firmemente. Se sentó en la cama a esperarlo, a esperar la excusa que tendría para irse a la oficina, pero rezando porque volviera y la amara en la cama como lo hacía antes. Se bebió las dos copas de champán.
La puerta se abrió, y Edward entro ya vestido con un traje azul marino. Cogió de la mesita de noche un Rolex negro y se lo abrocho en la muñeca.
-Tengo que ir al trabajo…
¡CRACK!
El sonido de las copas de vidrio al estrellarse contra el suelo de madera fue tan repentino, que ambos se quedaron en silencio. Bella tardo un momento en darse cuenta que la mano le sangraba.
-¿Estas bien?
¿Bien? ¿Él quería saber si estaba bien?... ¿Estaba bien?
-Sí.
Edward la agarró del brazo y la llevo a la cocina. Examino su mano un momento, buscando vidrios, y luego puso la mano bajo el chorro de agua. La mueca de Bella solo duro el segundo en que Edward cerro el grifo. Le vendo la mano.
-¿Mejor?
-Sí.
Un silencio incomodo se instaló entre ellos. Bella miraba ausente su mano vendada, Edward miraba la puerta.
-Vete.- Bella lo libero del trabajo de recordarle que lo esperaban.- Yo estaré bien.
Edward la miro largamente antes de hablar.
-Realmente…- resoplo bajito.- Bella, mañana podremos…
-Basta. No me hagas promesas que no cumplirás.
Aqui les estoy subiendo el primer capitulo de este fic Edward/Bella. Ojala les guste, no es mi mejor fic, pero es entretenido (risas). Como veran es muy realista, esto es algo que ocurre en todos los matrimonios. No sera muy largo el fic, como mucho seis o cinco capitulos.
¿un RR? xD
Saludos.!
