Disclaimer: Inazuma Eleven pertenece a sus respectivos autores, yo solamente me rapto a sus lindos niños para crear esta historia loca y fuera de lugar, aclarando que nadie pagaría ni un mísero céntimo por leer esto x'D.
Note: Esta historia esta dedicada al genero Yaoi, es decir, relaciones entre chicos, si el genero no es de tu agrado, eres libre de no leerlo ^^
Summary: [Yaoi] Sentimientos; sublimes, cálidos y… problemáticos, imposible detenerlos. ¡Pero hey! lo importante es un "Final Feliz" ¿Quién logrará obtenerlo?, todosXtodos, ok no xDu. Parejas variadas; es el corazón el que manda ¿o no?
-|- Sentimientos -|-
By
Yu-chan
Pateando el balón, saltando charcos, caminando mientras las gotitas de lluvia comenzaban a ser menos, él había estado toda la tarde bajo el caer de esa agua fría desde la pequeña platica que tuvo con… -con "ese" alguien especial-, teniendo la esperanza que eso le ayudara a no pensar, porque cada que lo hacía una imagen en particular venía a su cabeza, la de ese chico lleno de entusiasmo, la de aquel que le había enseñado otra manera de correr, acompañado de buenos amigos, a encontrarle otro significado a eso, a verle lo divertido y apasionante, recordarle porqué gustaba de… porque jugaba en ese equipo.
No
No era difícil de imaginar que a Kazemaru le gustase Endo ¿cierto?, lo difícil era pensar que podía existir esa clase de pensamientos en un chico hacia otro; era difícil, para quien no lo entendiera.
Para ese entonces había llegado el punto en el que su cuerpo ya no sentía el frío viento golpear su piel. Sus músculos entumecidos apenas podían mantener el balón en marcha, y éste, rodando seguía el curso que los pies del chico le trazaban, pasando charco tras charco.
No había manera de solucionarlo.
Y no, no la había. No había manera de detener ese sentimiento, de congelarlo, de suspenderlo en el aire hasta que poco a poco se desvaneciera, y es que sólo empeoraba cada vez que le miraba, a ese chico castaño de ojos color almendra, de actitud energética y de mirada inocente, él mismo se jodía la vida en pensar que era lindo.
Un chico lindo; su capitán.
Se detuvo después de llegar al puente, ese que estaba cerca -casi debajo- del campo que solían usar los jugadores de Raimon para practicar, para pasar un rato divertido pateando el balón de futbol; y el balón que Kazemaru llevaba en ese momento rodó un poco más del impulso que aún cargaba dentro de sí.
El pelilargo se quedó mirando la nada, sumido entre pensamientos que le hacían perder la cabeza. Ahora, era poco creíble que lo que fue un pequeño sentimiento de admiración le atormentase tanto al evolucionar en algo más. Sus ojos que eran cubiertos por el flequillo que llevaba, comenzaban a ver borroso, estar tanto tiempo bajo la lluvia no había sido buena idea, de hecho fue una muy estúpida idea, pero ahí estaba, sin sentir algún arrepentimiento de haberlo hecho, al contrario, hubiera deseado que esa lluvia fuera más fuerte, más intensa, más fría, más…
Más todo.
Y una segunda alma caminaba bajo aquel cielo abrumador, ese cielo que despedía gotas de lluvia interminables; sin fin. Era un chico de piel un poco tostada, no mucho, de ojos penetrantes color azabache y cabello plateado; él daba grandes y largos pasos para llegar por fin a lo que llamaba hogar, caminaba abrigado y evitando la lluvia con un paraguas rojo, de esos que no pasan desapercibidos aunque los mires a 16 metros de distancia.
El chico apenas había salido del hospital, él venía justamente de ver a su pequeña hermana que seguía en coma. A veces Gouenji se preguntaba si llegaría el momento en que Yuuka despertaría de su sueño sin fin, de verdad lo anhelaba y, mientras su mente estaba ocupada con eso, sus pasos llegaron al lugar donde la primera alma seguía deambulando en penas.
Los pensamientos del segundo fueron lentamente anulados al ver a "ese" alguien frente a él que no le dejaba pasar, cuando su vista se posó en la espalda del contrario, los ojos de Shuuya se abrieron un poco sorprendidos al ver aquella cabellera larga y azul, conocida…
Azul, azul como no lo era ese cielo grisáceo.
—¿Kazemaru…?— pronunció apenas cuando el chico frente a él le volteó a ver.
Ichirouta parecía mirarle… "parecía", pues no se lograba notar por esa mirada ida que tenía, como si mirara a la nada. Fue entonces, cuando Gouenji se había dispuesto a preguntarle qué hacía bajo la lluvia, el peli-azul fue traicionado por sus pies y cayó en picada al suelo.
Al instante se escuchó el ruido de algo caer y salpicar en un charco, impactando contra el suelo mojado; el paraguas rojo había caído en lugar del cuerpo de un amigo.
—¡¿Kazemaru?— Shuuya preguntó exaltado, se había mojado al recibir directamente las gotas de lluvia, incluso también por haber sostenido al peliazul que estaba completamente empapado, pero… eso no importaba.
No, era lo mínimo que importaba en ese momento.
La preocupación del número 10 de Raimon se hizo ver, pues no era normal –nada normal–, que su compañero de equipo estuviera así, no era normal porqué no podía existir razón para que algo pudiera ponerlo de ese modo tan…
Endeble, vulnerable, débil.
Él era un buen jugador, el más rápido de Raimon, por supuesto, lo que sucedía ahora era simplemente una mala pasada, un mal día, y entre "mal día" se quedó cuando los brazos de su compañero se aferraron a él, abrazándole, diciéndole algo, o quizás no era precisamente a él.
—Gomenne… suki desu… suki desu…— se disculpó mientras repetía constantemente, el contrario no sabía si Kazemaru lloraba o eran las gotas de lluvia que escurrían por su rostro, el chico repetía esas palabras tan insistente como si su vida se perdiera al dejar de pronunciarlas.
Suki desu.
Gouenji no supo exactamente lo que estaba pasando y por reacción, abrazó también al otro, acariciando su espalda, tratando de tranquilizarle, reconfortarle, fue entonces que el peli-azul dejó de moverse, de aferrarse a él. La mano amable de Gouenji se posó sobre la frente del otro, ésta ardía y supo entonces que Kazemaru tenía fiebre, no era bueno que permanecieran ahí más tiempo, no para el peliazul.
.:::::: • Tres horas antes • ::::::.
—Ne… si alguien que conoces y consideras un "amigo" te dijera "me gustas"… tú…— la pregunta había sido formulada y el valor por fin tuvo lugar, lo había dicho porqué sentía la necesidad de hacerlo y, por que no podía más con la duda, fue casi como una declaración indirecta y el silencio en ese momento le mataba por dentro.
El chico se quedó ahí parado junto al otro, con las manos detrás de la espalda entrelazadas por los dedos delgados, moviéndose un poco a causa del nerviosismo, miraba hacia el cielo oscuro con sus granes ojos que parecían ambarinos, mirando ese infinito edén nublando que amenazaba con que llovería en cualquier momento, las nubes grises y regordetas se alzaban sobre ellos y parecían decirlo tan claro, como si lo gritaran. El balón -el fiel amigo-, permanecía junto a ellos, entre ambos, siendo pisado por el de cabellera larga que jugaba un poco con ese objeto esférico y bicolor.
—¿Eh?, mmm…— de los labios del otro se escuchó ese sonidito que indicaba que estaba pensando una posible respuesta, no paso mucho cuando alzó la mano y la colocó en la espalda de su compañero —qué dices— dijo con una gran sonrisa y con los ojos cerrados, dejando pequeñas palmaditas en la espalda del peliazul, por su puesto, el contrario le miraba parpadeando un par de veces, sin entender del todo esa reacción —ahora, lo que más me interesa es el futbol— terminó por decir su pensamiento, dejó de tocar al otro para pasar sus manos sobre su cintura, alzando el brazo derecho y apuntando hacia él cielo —es una pregunta extraña, pero no podría corresponder a eso, amo el futbol más que cualquier otra cosa— sentenció energético, con un brillo especial en los ojos.
Y el otro le miraba, sonrió un poco al ver esa pasión en la mirada de su capitán pero, inevitablemente, sus ojos castaños, casi dorados se entristecieron; quizás… esa no era la respuesta que estaba buscando, quizás el otro le había rechazado de esa manera para que no doliera tanto… quizás…
—¡Bien!— gritó el castaño interrumpiendo los pensamientos internos de su compañero —iré a darme una vuelta por el centro de entrenamiento de Raimon, ¿vienes?— invitó, pero el otro solo negó con la cabeza.
—Iie… mejor nos vemos luego…— apenas dijo y dio la vuelta, comenzando a caminar, pateando el balón que, curiosamente era su rival de amores.
—¿Estas… bien?— era imposible no notar que el animo del chico había cambiado completamente a uno más… afligido.
Una sonrisa pequeña se dibujó en los labios de quien pateaba el balón, alzó una mano y se despidió con esta, sin voltear a ver, solo caminando sin mirar atrás, dejando a "ese" alguien especial ahí.
En ese momento y después de ir andando por algunos minutos comenzó a llover, él dejó que la lluvia mojara su cuerpo, su alma y sus pensamientos, quizás y sólo así, estos terminarían por borrarse, deseó que eso que sentía fuera como un rayón de gis sobre la banqueta, pues tarde o temprano, el agua de la lluvia lograría limpiarlo… pero esto no era tan fácil como eso ¿o sí?
Capítulo 1:
Primer Rechazo
¿Me daré por vencido?
Notas de la autora (no es necesario leerlas Uu…):
¡Hola~!
Primer capítulo y algo dramático(?), necesito cortarme las venas con lechuga mojada xD, ok no, tampoco es para tanto (Uu).
Deseo que estos pequeños tengan su "happy ending", pero sería con el tiempo… supongo. Porque… todo mundo quiere a alguien ¿cierto?, el problema será ver si "ese alguien" corresponde a nuestros sentimientos. ¡Qué original mi titulo! -sarcasmo- xD.
Mi primer fic chafita de este anime que ¡esta genial!, deseo crear algo dramático, algo así como un dodecágono amoroso (?), wtf? , ok no, pero ahí va la cosa (Uu)…
Mejor me voe o termino haciendo mis biblias xD, saludos y hasta otra, o eso espero… si me atropella un burro sabré que es porque alguien lo deseó por escribir historias tan pésimas xD.
Comentarios, criticas constructivas, amenazas de muerte(?) son bienvenidas.
Adeú y si llegaste hasta aquí, gracias por leer ^^
