Capitulo 1
• Malas noticias Harry
La tarde del domingo comenzaba a ponerse un poco mas fría de lo normal, la lluvia que había comenzado hace ya varias horas no se detenía. No había rastro alguno de gente en la calle. Harry Potter, recostado en su sillón de piel de dragón, observaba y observaba como se consumían las maderas dentro de la chimenea. Las ganas de tirar un jarrón de agua dentro de esta, y salir corriendo con un paraguas abierto hacia la casa de su novia eran inmensas, pero algo le decía que se quedara en casa.
—No te imaginas las ganas que tengo de ir a ver a Cho. No se si quiero besarla y acariciarla, o solo tengo ganas de entrar a su departamento y hacer el amor hasta quedarme completamente dormido junto a ella. No sabes como me tiene loco esa mujer… —Harry Potter ya no era un niño, ahora era un hombre. Con el tiempo se había transformado en un mujeriego, y tenia por que serlo, a las mujeres les encantaba, era muy apuesto, su rostro marcaba ahora sus pómulos, y su pelo era corto (no le gustaba llevarlo muy largo), era alto y de tez malta.
—Mejor no opino, la verdad… no, olvídalo —dijo Ronald Weasley intrigando a su amigo.
Con el pasar de los años la amistad entre ambos había crecido de manera considerable. Ambos pagaban la pensión de un loft muy moderno, y bastante amplio.
Ronald Weasley también tenía su encanto con las mujeres. Aunque no fuese un mujeriego como Harry, el lograba seducirla por medio de sus encantos de bromista. Y por si fuese poco su aspecto físico no estaba nada mal. Sus manos grandes, espalda ancha, cabello y ojos azules eran una de las cosas que mas atraía a las mujeres.
—Vamos Ron, dime que pasa…
—No, mejor no. Tal vez si te digo, te enredes con lo que sientes.
—Ah, ya se lo que es, mira, aun no logro poner un pelo en Cho, se resiste a tener relaciones conmigo. La verdad es que no se que le pase, pero te juro que uno de estos días la tomare a la fuerza y luego ella sola caerá a mis pies…
—Si, seguro… pero sabes algo, no era eso lo que trataba de decirte —decía Ron con un misterioso tono.
—Dime entonces que es eso que tratas de decirme.
—Si insistes, te lo diré.
—Si, eso deberías de hacer, haber si de alguna forma logro sacar a Cho de mi cabeza.
—Bien —Ron se puso de pie, y se apoyo en la pared—, mi madre me a dicho que Ginny esta en Londres.
Harry no dijo nada y fijo sus ojos verdes en el fuego que se comenzaba a extinguir. Aun recordaba a Ginny, una chica hermosa, que ahora debía ser una mujer estupenda y radiante, aun recordaba la relación que había tenido con ella, por años.
—Vaya, bien por ella, supongo que tu madre e de estar muy contenta.
—Si, supongo que si, después de todo mi padre ya no esta con nosotros, y bueno mis hermanos han hecho sus vidas en distintas partes del mundo, y ella se encuentra sola.
—Si, que lastima por Molly.
—Pero Harry, el punto no es ese.
— ¿A no?
—No, el punto es otro.
— ¿Cuál es?
—Si Harry, emm… como te digo, Ginny no viene sola.
— ¿Se ha traído a Hermione de Francia?
—No, Hermione no ah querido venir, dice que quiere estar un tiempo mas.
— ¿Entonces que pasa?
—Ginny viene con su, con su… esposo.
