Viernes, 12 a.m. Tras una semana agotadora llena de fechas de entrega y horas extra en el trabajo, Ja'far llegó a su habitación nervioso. A lo largo del día había bebido cuatro cafés, un Red-Bull, y varias Coca-Colas para mantener su cerebro a flote. Pero en ese momento, su cerebro se encontraba en el limbo, y su cuerpo era más el de un zombi. A pesar de su estado actual, estaba contento. Le encantaba su trabajo, su jefe le había elogiado, convirtiéndose así en un ejemplo a seguir en la oficina, y eso le compensaba en gran parte todo el curro.
Nada más llegar a su pequeño refugio, se tumbó en la cama, intentando cerrar los ojos para ver si caía rápidamente en los brazos de Morfeo. Pero Morfeo no estaría en casa, pues no lograba conciliar el sueño. Gruñó con fuerza, enfadado consigo mismo por haber tomado todos esos brebajes. Se encontraba en ese estado físico y mental en el que sentía sueño, pero su cuerpo no le hacía caso. ¿Qué podía hacer? Pues lo más lógico que podía hacer un ser humano: conectarse a Internet desde su ordenador. Así se desplazó lentamente al escritorio, arrastrando los pies protegidos por sus zapatillas de andar por casa, y sin ni siquiera quitarse la ropa del trabajo, decidió liberar su cerebro a Internet.
Pasaron los minutos, y a más o menos a las dos horas desde que se conectó se aburrió tremendamente, cosa muy rara. ¿Qué podía ser más entretenido que ver a gatitos durmiendo en una cesta, o ver una serie que ni siquiera tuvo que pagar? Ah, sí, había algo. Una palabreja que empezaba por P. Antes de eso, debía asegurarse de que la puerta estaba cerrada. Tras eso, tecleó con rapidez una dirección web que se sabía de memoria. En su pantalla se abrió una ventana con pop-us de chats falsos de chicas que estaban locas por él; de publicidad con sonido salido del mismísimo averno que él como un muchacho precavido que era, había silenciado sus altavoces; y de decenas de cuadritos con títulos con muchas equis y signos de suma. Una página web de matemáticas no era, desde luego.
Pero, ¿quién podía culparle? Había trabajado toda la maldita semana, por lo que no se había podido amar a sí mismo. Eso no podía ser así. Además, tenía como excusa que la masturbación relajaba los músculos y liberaba tensiones. Agh, qué demonios, no tenía por qué justificar nada. De este modo, le dio un clic a un vídeo, se untó las manos con un poco de gel, y comenzó la faena.
Las actrices no eran buenas interpretando ni el guión sólido narrativamente hablando, pero Ja'far dejó apartado su lado cinéfilo y se fijó en otros argumentos igual de sólidos. Agitaba la mano de arriba a abajo, pasando de movimientos lentos a más rápidos de forma gradual. De estar completamente callado, Ja'far comenzó a soltar leves gruñidos de placer, mientras sentía que su zona inferior se iba calentando por momentos. Sus ojos se iban desplazando de la pantalla del ordenador para ver las caras de las chicas, a su mano para no perder el ritmo. Sentía cómo sus piernas se estremecían ante las placenteras punzadas. Y él, poco a poco, empezaba a sentirse extasiado respirando con más agitación.
Sin embargo, la alegría no le duró mucho tiempo al pobre Ja'far. Con la persona que vivía una puerta cerrada no iba a impedirle entrar. La puerta se abrió de un portazo tan tremendo que Ja'far saltó de su silla, casi cayéndose (pues era una silla con ruedas). El chico de las pecas tapó su prominente erección como decentemente pudo, y se giró con furia para ver la cara del ser que iba a morir en los próximos 10 segundos. Este ser, entretanto, había entonado sus palabras con fuerza mientras entraba triunfante a la habitación, pero tuvo que modular el tono hasta decibelios que solo podían sentir oídos sensibles:
—¡OYEEE, JA'FAAAAR! NO TENGO SUEÑO, VAMOS A VER UNA… ¿película?
Ja'far, rojo como el tomate más rojo, gritó airado:
—¡S-SIN! ¡¿ES QUE NO SE TE OCURRE TOCAR LA PUERTA ANTES DE ENTRAR?!
Sinbad, que así era como se llamaba el intruso, era el mejor amigo de Ja'far. Aunque en esos momentos Ja'far estaría cuestionando de su amistad, y de si enterrar a Sinbad en el jardín de los vecinos o en el descampado del barrio. Sinbad, completamente en blanco, se quedó recto como un palo mientras procesaba en su cerebro lo que había hecho sin querer. Ja'far estaba soltando bramidos como un toro, sentado en una pose bochornosa en un vano intento de taparse. Sinbad tragó saliva y dijo completamente avergonzado:
—Ja'far, lo siento mucho. Pensé que estabas en la cama. Como te había visto tan cansado… N-no era mi intención.
—Ya, me lo imagino. Pero, como te he dicho, podías haber tocado antes de entrar. Para eso cierro la puerta, Sin —respondió Ja'far mientras suspiraba fuertemente. Se cerró la bragueta, cerró igualmente la pantalla del ordenador, y posó sus codos en el escritorio mientras apoyaba la cabeza en las muñecas, intentando calmarse del disgusto. Ja'far no estaba viendo la carita de pena que estaba haciendo su amigo, completamente culpable de aguarle la fiesta a su compi inseparable. Tartamudeando, Sinbad intentó despedirse a la vez que retrocedía para irse del cuarto y salir corriendo como una doncella con lágrimas en los ojos:
—B-bueno, será mejor que me vaya. Y-ya te he molestado lo suficiente.
—Me da igual. Haz lo que te dé la gana —Ja'far lo dijo más para sí mismo que para Sinbad, aunque soltándolo de forma desconcertante. Sinbad se quedó inmóvil ante la tajante respuesta, y decidió que lo sería mejor no moverse del sitio, como ante el encuentro con un T-Rex. El silencio imperó un largo rato y ambos seguían con la misma pose: Sinbad tieso como un palo sin ninguna expresión, y Ja'far apoyado en el escritorio, notando su erección pero con pocas ganas de tocarla.
De repente alguien por fin habló, y no era nadie más que Sinbad.
—Esto, ¿y qué porno estabas viendo?
—Una de la página que siempre visito —respondió de forma casi inmediata, mientras se giraba para verle. Lucía más calmado, pero con un pequeño mohín en la boca. Ja'far conocía tanto a su amigo que sabía que no lo había hecho aposta, así que prefería dejarlo pasar. Ha sido un corte tremendo, sí, pero bueno, podría haber sido peor, se decía. Sinbad seguía con una leve mirada lastimera y se acercó a él para ir a abrir el ordenador, curioso de ver qué peli había visto Ja'far. Y así, como si no hubiera ocurrido absolutamente nada, se dispusieron a verla juntos como si se tratara de un clásico del cine.
—Anda, si esa ya me la he visto —comentó Sinbad mientras se acomodaba en la cama y se holgaba su camiseta, dejando el ordenador delante de él. Ja'far se quitó las zapatillas y se sentó a su lado, apoyando su espalda la pared acolchada de almohadas y tirando a la papelera la servilleta que había usado para limpiarse las manos.
Como la película estaba por la mitad, decidieron ver la otra mitad restante. Más que intentar disfrutarla, estuvieron comentándola irónicamente. Sinbad tuvo que ir dos veces al baño de la risa. Ja'far no paraba de soltar remarques cómicos de la cinta; tales como que se veía la sombra de un miembro del equipo en una toma, o había un fallo de ráccord en otra. Cuando terminaron la película, Sinbad le robó el portátil a su dueño.
—Vale, ya nos hemos reído bastante. Vamos a ver una buena —Con destreza tecleó el título de otro largometraje en el buscador, e hizo clic en el vídeo. Ja'far se encogió de hombros, acomodándose entre los cojines mientras esperaba a que se cargara la película. No había sido la primera vez que había visto una porno con Sinbad. Y Ja'far sabía que no iba a ser la última si su amigo seguía rodando por ahí. Sinbad tenía razón en que era mejor que la anterior porque las actrices estaban más voluptuosas y no se veían tantos fallos. Pero más que eso, lo que estaba poniendo a Ja'far era, como siempre, estar en compañía. Solo el morbo de tener a Sinbad al lado, intentando ocultar su erección al igual que él, era demasiado.
Así, a los cinco minutos Ja'far tuvo que sentarse para bajarse la bragueta, y terminar lo que había comenzado. Justo cuando iba a empezar notó cómo la mano de Sinbad quería sustituir la suya. Sorprendido, le miró. Sinbad tenía una cara suplicante mezclada con culpa, sin mencionar un leve rubor en sus mejillas. Antes de que pudiera decir nada, Sinbad le suplicó:
—Déjamelo a mí, por favor.
Ja'far no hizo nada aparte de quitar su mano. Sinbad sonrió con dulzura a modo de gracias, y acercándose al bote de gel que estratégicamente había colocado cerca, se impregnó las manos de este. Ja'far no evitó soltar un suspiro descarado al descubrir el plan de Sinbad. Sinbad así comenzó a mover la mano con maestría, apretando suavemente para que notara su tacto. Ja'far respiraba más agitado, mientras miraba cómo Sinbad estaba ensimismado en tu tarea. Sus miradas se cruzaron cuando Sinbad se percató de la mirada de Ja'far, y sonrió levemente aunque ruborizado.
Lo siguiente que hizo Sinbad fue tumbarle a lo largo de la cama. Suerte que era lo bastante espaciosa para ambos y para el portátil que se había quedado encendido en una esquina. Estaban lo suficientemente cerca para sentir la respiración del otro, pero a la vez con un mínimo de espacio para desenvolverse. Sinbad, viendo que Ja'far estaba acelerando su respiración, comenzó a mover la mano más rápido, y Ja'far no podía sino soltar leves quejidos entrecortados. Sus latidos eran fuertes; tanto, que hasta Sinbad los escuchaba. Y Sinbad, viendo que Ja'far tenía la cara ruborizada, le estaba mirando y notando la erección de este tan caliente como el vapor, también comenzó a gemir y a notar su propia erección crecer de a poco. Demasiado tiempo llevaba callado Sinbad, algo demasiado raro en él, por lo que tuvo que decir algo, que fue:
—Normal que ligues tanto con las chicas, con esa cara que pones…
—¿Sabes que calladito estás más guapo, Sin? —Sonrió Ja'far con desparpajo. Le molestaba que Sinbad le recordara sus andanzas con mujeres, y más en esos momentos. Sinbad decidió apretar con suavidad el frenillo, haciéndole soltar un gemido a Ja'far muy llamativo como dulce venganza por su contestación. Seguidamente movió con agilidad la mano y siguió con su patrón de movimiento. Ja'far sacudió las piernas mientras arqueaba la espalda por toda la emoción recibida. Todo le quemaba, toda esa ropa le estaba sobrando. Pero quería esperar, no podía parar ahora mismo. Sinbad siguió hasta que empezó a ver que Ja'far estaba en frenesí, y entonces el movimiento de su mano lo volvió lento para intensificar el orgasmo. Ja'far estaba disfrutando por completo, pero no por mucho ya. De una sacudida intentó apartar la mano de Sinbad, pues estaba a punto de correrse. Pero Sinbad se negó, resultando al final que el líquido seminal se derramara por toda su mano.
Ja'far, recuperando la respiración, le miró algo avergonzado. Sinbad por el contrario le miró divertido, y lascivamente se agachó para lamerse la mano que aún estaba sujetado el pene del chico. Ja'far se sobresaltó: Sinbad nunca antes había hecho eso. Era cierto que no había sido ni de lejos la primera masturbación que le había hecho, pero nunca había llegado a más. ¿En qué estaba pensando Sin? Justo después, Sinbad se incorporó, mientras se relamía a gusto los labios. Sinbad parecía que estaba satisfecho, pero no del todo. Ja'far se fijó entonces en el bulto en el pantalón, y lo comprendió: ya era hora de responderle. Primero se quitó la camisa, que a estas alturas estaba arrugada y sudada a más no poder. Luego apartó el portátil, colocándolo en el suelo cerrado y apagado. Finalmente, empujó a Sinbad para que se tumbara en su cama, y le quitó su camiseta para que no agonizara de calor. Antes de que pudiera empezar Sinbad le interrumpió, pidiéndole algo muy raro:
—Ja'far, antes de eso… ¿No te importaría besarme?
El nombrado se quedó de piedra. ¿Qué mosca le había picado? Encima, Sinbad le estaba mirando con determinación. Se atrevió a preguntar:
—¿Y eso a qué viene?
—Quiero probar cómo besas, nada más. Si lo haces tan bien como correrte, tiene que ser una maravilla.
Maldita sea, se dijo. El morbo que le daba Sinbad no se lo podía dar nadie, de eso estaba seguro. Sus deseos eran órdenes para Ja'far, a lo que se acercó dándole un apasionado beso que se fue intensificando como si de una competición se tratase. Ja'far mordía con suavidad los labios de Sinbad, y Sinbad intentaba aprisionar la lengua de Ja'far con la suya. En la habitación lo único que se se escuchaba eran las fuertes respiraciones de los dos, intentando atraparse. Ja'far notaba cómo la erección de Sinbad estaba reclamándole atención, y como buen muchacho que era no iba a dejarla desatendida. Dio un ósculo final tras devorar por completo los labios de su compañero, y con ese beso declaró su próximo movimiento. Sinbad sonrió con un leve jadeo de acompañante, y dio su veredicto:
—Je, lo sabía.
Ja'far le miró divertido. Con fiereza le quitó toda tela que le importunaba, cosa que excitó más a Sinbad. Tras pasar por el ritual de la lubricación, empezó a masturbarle. Ja'far se colocó encima de él, provocando una agradable presión en la ingle de Sinbad. Con la mano derecha seguía con el delicioso movimiento en el falo de Sinbad. Sinbad a su vez estaba ruborizado, casi rojo, y apartaba la mirada de forma candorosa ante los ojos oscuros de Ja'far entre gemidos. Si Sinbad decía que Ja'far ligaba tanto por la cara que ponía, claramente Sinbad no se imaginaba lo que la suya le ganaba de calle. La mano libre de Ja'far jugueteaba con el aire, rozando inadvertidamente en ocasiones la oreja o la mejilla de Sinbad. Cuando surgía ese roce, Sinbad se giraba por instinto en busca de la mano. Cuando Ja'far se dio cuenta de eso, le acercó el pulgar a la boca, y Sinbad empezó a chuparlo con sensualidad. Ja'far dio un respingo de la impresión, y quiso recompensarle apretando con la mano la base del pene, a lo que Sinbad soltó un quejido más fuerte de placer. Era música para sus oídos. Agitó la mano con más firmeza, mientras notaba que los jadeos de Sinbad iban en crescendo. La manera de interactuar de Sinbad le resultaba curiosa: a veces arqueaba la espalda, otras veces abría las piernas, luego giraba delicadamente la cabeza evitando el contacto visual… Ja'far revisaba atentamente todo movimiento que hiciera, era digno de admiración. Al cabo del tiempo, y viendo cómo Sinbad estaba llegando al éxtasis, empezó a preparar su movimiento final.
Redujo la velocidad de su movimiento en la mano, haciendo que su compañero se quejara con un leve chasquido. Pero la queja de Sinbad no duró mucho, pues Ja'far inmediatamente comenzó a frotarse contra él, completamente desnudo, sintiendo una fricción placentera. Sinbad aferró sus brazos en las caderas de su compañero, empujándose para aumentar el movimiento de vaivén. Ya no solo Sinbad gemía, ambos estaban soltando quejidos de placer. A veces se miraban, con un Ja'far sereno pero con un leve rubor en las mejillas que parecía rubí por su blancuzca piel respondiendo a un Sinbad que sonreía de oreja a oreja totalmente colorado. El movimiento llegó a incrementarse hasta que finalmente Sinbad se corrió y el semen manchó parte del abdomen de Ja'far. Se quedaron quietos unos segundos, recuperando la respiración. Sinbad estaba completamente abochornado, pero sonriente. Ja'far como analogía a lo que había hecho Sinbad, se pasó un dedo en el abdomen. Lamió el semen degustándolo, sin quitarle el ojo de encima a Sinbad para que viese cada detalle de lo que estaba haciendo. Sinbad soltó una carcajada ante el descarado acto. Se incorporó para darle un ligero beso a Ja'far en los labios y arrastrarle a las profundidades de las sábanas de su propia cama. Ya en ella, Ja'far se acercó otra servilleta que tenía a mano y se limpió la barriga para no manchar nada.
—¿Me puedo quedar aquí a dormir contigo? —preguntó Sinbad con mucha cortesía.
—Claro, ¿por qué no? —le respondió, y Sinbad se acurrucó con más fuerza, sonriente. Si Ja'far hacía dos horas estaba casi insomne, ahora estaba que se caía del sueño. Vaya que sí liberó tensiones. Tras un suspiro, opinó abiertamente—. Somos unos tíos muy raros, Sin.
—Se llama "follamigo". Y es lo más genial del mundo.
—Será "masturbamigo", ¿no?
—Da igual cómo lo digas, Ja'far. Lo importante es lo que sientas en tu corazón —respondió Sinbad completamente serio. Ja'far soltó una carcajada, al igual que Sinbad, y apaciguado, cerró los ojos por el sueño. Sí, lo importante era que esa noche iba a dormir descansado, y bien acompañado.
¡Hola! ¡nawcutebubu al habla!
Aunque tengo varias historias en mente con Sinbad y Ja'far, esta ha sido la primera que me ha salido (porque es la más corta). ¡Espero que os guste!
He querido retratar otro tipo de relación entre ambos, porque aunque obviamente me encantan estos dos en plan acaramelados y con muchos "te quiero" y tal, no viene nada mal una visión más salvaje y bromántica, ¿verdad? En el plano sexual, he querido probar otra visión que no sea el clásico mete y saca. Espero que haya podido transmitir a dos tíos hechos y derechos dándose muuuucho cariño.
Y sobre el tema del AU ha sido más que nada por cambio, y para reforzar la idea de que tanto Sin como Jaffie son mega colegas hasta el punto de que se comprenden en varios aspectos. Eso sí, mantendrían la misma edad que en la historia original.
Cualquier crítica es bienvenida, y de nuevo, ¡gracias por leer!
