"El cambio es una ley de la vida. Y aquellos que miran solo el pasado o al presente se perderán
seguro en el futuro"

John F. Kennedy


Regresión a la media.

Había sido un día como cualquier otro, nada en ese día le había dado una señal del que sería el peor día de su vida desde la muerte de sus padres. No tuvo preparación para lo que vio ese día, nada la había alertado, ningún comportamiento inusual, ninguna mirada triste, nada, absolutamente nada.

El anhelo y la ilusión con la cual había subido corriendo a su habitación se desvaneció en cuanto abrió la puerta y su visión acaparó toda la habitación, sin embargo, sus ojos se quedaron fijos en un punto en específico. Su pecho ahora dolía a traición.

Regresión a la media, o lo que es lo mismo que decir que en la vida tiene que haber cosas muy buenas y cosas muy malas, pero una vez pasan la tendencia es volver al equilibrio, a la media. Ella había escuchado ese término hace tiempo de labios de su amigo Kiba sin prestarle la debida atención. No sabía exactamente porqué eso venía a sus pensamientos en ese momento, pero no pudo hacer más que reír amargamente en su interior.

Había salido huyendo de su casa sin pensar hacia dónde dirigirse posteriormente, el dolor había hecho que actuara temerariamente, ¿la culparían? Su corazón aún ardía por lo que sus perlados ojos habían visto.

"Cuando las cosas son completamente malas, lo más probable es que estén a punto de regresar a un punto medio, un punto de calma y paz dónde nada será ni demasiado bueno ni demasiado malo" — Le había explicado su castaño amigo. Tapó un sollozo con ambas manos mientras recuperaba el aliento, ahora lo entendía bien.

La balanza se había inclinado al extremo donde las cosas malas serían el día a día. ¡Qué poco le había durado la felicidad! Se negaba a creer lo que había presenciado, él no podía hacerle eso a su hermano y a ella, ¿verdad?

Ella, que lo había creído un rayo de luz entre su oscura y maltratada existencia, había visto esperanza de salir adelante, de tener un buen futuro junto a las personas que quería. Él, que se había mostrado como todo un príncipe, torpe, pero encantador, a fin de cuentas. Ellos, que habían sido inseparables desde que se conocieron, atrayéndose el uno al otro con un fuerte magnetismo.

Mientras Hinata Hyuga recordaba el rostro de tragedia de Naruto Uzumaki al descubrir uno de los mayores dolores que cargará en toda su vida, se dejó caer sin fuerzas sobre la grama con las manos sobre su pecho, tratando de menguar el dolor de su desgarrado corazón.

Todo había acabado para ella.