Prólogo

Usagi POV

Mi nombre es Usagi Tsukino, tengo diecinueve años y estoy estudiando el primer año del grado superior de Informática. Todo me va bien, tengo dinero,sencillez, unas amigas maravillosas pero me falta algo: El amor. Había salido con infinidad de chicos y me había acostado con algunos de ellos pero ninguno me satisfacía. ¿Acaso no había ningún hombre para mí? Al parecer así era. Sigo manteniendo relaciones con los hombres aunque ahora no tantas. En estos momentos me dirijo a una de las tantas citas que tenía cada semana pero presentía que esta vez iba a ser diferente. ¿Por qué? No lo sé, solo lo presiento.

-Está bien Usagi. ¿Desde cuando te pones nerviosa cuando vas a ver a un chico?- Sacudí la cabeza de un lado a otro eliminando ese pensamiento y me dirigí al restaurante indicado no sin antes -como no- chocar con alguien. Tenía esa maldita costumbre.

-Perdón...- Se disculpó alguien con voz de chica.-

-No pasa nada, iba despistada.-

-Yo también.-

Me tendió la mano para ayudarme y yo la cogí, al instante sentí una sensación extraña pero como siempre, mi torpeza era tan grande que me tropecé con algo y caí en sus brazos. Era una sensación agradable. Olía a rosas y utilizaba el mismo perfume que yo. ¿Coincidencia? Nah, yo no creía en eso, intenté separarme pero ella me lo impidió. Debía aparentar los veintiuno.

-¿Cuál es tu nombre, cabeza de chorlito?- Me había llamado cabeza de chorlito... ¿A mí?

-Eh, Usagi. ¿Y el tuyo cara de luna?- Le devolví pero ella tan solo sonrió.

-Serenity. Siento haber chocado contigo. -Y tal como apareció, se fue.

Me encogí de hombros y me adentré a mi destino, al ver al chico, no sentí lo mismo que hacía unos días. ¿Sería a causa de ese encuentro? No, serán paranoias mías y me adentré para encontrarme con mi objetivo del día.

Serenity POV

Era la primera vez que alguien me llamaba cara de Luna, sonaba tan bien de sus labios...

-¿Pero qué estás pensando, Serenity? Tú tienes novio y debes cumplirlo aunque no lo ames, aunque sea una relación arreglada, debes hacerlo.-

Me intenté convencer a mi misma pero parecía que me negaba a ello. Al instante, mi mente voló hacia aquella cara con la que me había topado hace un rato. Sonreí ante la cara de molestia que tenía cunado me vio y recordé su nombre.

-Usagi... Bonito nombre.-

-¿Quién tiene un bonito nombre?- Preguntó un hombre de cabello negro como la noche, de ojos verdes, muy cachas mientras me rodeaba con sus fuertes brazos y depositaba un beso en mi cuello. No sentí nada pero lo fingí.

-Obviamente tú. ¿Quién sino?- Odiaba subirle el ego pero no me quedaba más remedio que hacerlo. Sonrió triunfante.

-Todo yo soy bonito y perfecto.- Dijo orgulloso de si mismo.

¡Venga, va! ¡A ver quién la dice mas gorda! A ese hombre no había nadie que le dejara la autoestima por los suelos. Yo lo he intentado varias veces y no funcionaba, al contrario, se lo subía más y así era mi novio, aunque no podía evitar quererlo, no lo amaba y después del encuentro con aquella chica menos pero... ¿Qué me pasaba con esa chica de pelo rubio, recogido igual que yo y de ojos azules? No podía quitarme de la cabeza su cara, ni los deseos de abrazarla que tenía. ¿Qué estaba ocurriendo conmigo? ¿Me estaría estresando y, con ello, veía cosas que no eran? Desde siempre que mi mente no carburaba bien y eso a veces me ha salvado de algunos problemas.

Esta noche me tocaría dormir con él y sabía que me entregaría a él como casi cada noche. Cabe decir que tenía buen sexo con él, claro está que nunca he estado con otro hombre así que simplemente me dejaba llevar por él y, esta vez, no me equivocaba pero no logró encender esa pasión en mí que siempre me recorría al verlo completamente desnudo delante mío. ¿Estaba confundida? Mi mente vagó y el rostro de él fue substituido por el de esa chica y su cuerpo se iba transformando también en el de una bella mujer. Paró los besos y lo miró asustada. ¿Qué me estaba pasando?

-Por favor, hoy no, me encuentro muy cansada.- Le supliqué.

-Está bien. Estás cansada porque yo soy el causante de eso. ¿Verdad?-

¡Ja! Si fuera eso créeme que no estaría aquí perdiendo el tiempo charlando contigo. Si por mi fuera, me iría lejos de aquí, dispuesta a olvidarme de todo pero no podía, ese maldito contrato me lo impedía, ese maldito papel que me obligaron firmar cuando tenía trece años, sin saber lo que eso significaba... Casarme con un hombre al cual no amaba. ¿Se podía ser feliz así?

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Mmm, creo que soy la única que escribe historias raras. Es un universo alterno y aquí no son madre e hija así que no me acuséis de incesto xD.