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Capítulo 1: Vehemencia


―Ganon... dorf...―Musitó entrecortado, con los ojos abiertos de sobremanera, rojos, apunto de soltar algunas lágrimas que apenas se asomaban de sus ojos marrón claro, veía, pidiendo clemencia a aquel enorme Gerudo, que le impedía moverse, y casi hablar, con una sola de sus manos bastó para aprisionarla contra el muro, además de cortarle el aliento al impactarla contra aquel muro de mármol negro.

La joven de cabellos oscuros, sólo se remolineaba e inútilmente intentó zafarse de aquella violenta agresión.

El rey de las tinieblas, de una manera frívola, le veía a su merced, mientras notaba que ella perdía cada vez más el aire, el varón dijo de manera apática ― Sólo eres mía, me perteneces solamente a mi...―

La joven le escuchó, intentó hablar, dándole la razón ―A-aahg... Lo... Lo soy...― Le tomó con ambas manos de aquella otra mano masculina, tratando de no hacerlo enojar más de lo que ya está, el Gerudo, éste se aproximó hasta tenerla cara a cara, sin soltarle más que un poco del fino y delgado cuello femenino, con esa intimidante mirada dorada le reprochó. ―¡¿Entonces qué hacías con él?! ―Demandó fúrico.

A lo que la joven, demoró un momento en contestarle, en ese instante de silencio, Ganondorf la observó detenidamente, escuchando su rápido respirar, sintiendo la calidez de sus delgadas manos posadas en la suya, el color llamativo de su vestido rojo, su aroma de mujer, y claro el rostro de la joven, le veía tan sumisa, tan dócil, era un rostro que le agradó ver, cosa que hizo que actuara de la misma manera... Agresivo...

―...E-eso es por...― Sus palabras fueron acortadas, por lo siguiente que sucedió ―...Ganon... Ganondorf...―Musitó con mucho esfuerzo y le apretó más, pues el nombrado rey se le ocurrió comprimirle más el cuello, cosa que alarmó a la ya asustada dama.

―¿Sí?― Preguntó él sonando despreocupado, con la vista fija y penetrante en la joven.

―Gah... N-no... No...―Negó con la cabeza levemente, y apretó sus ojos, tirando finalmente esas cálidas lágrimas. Pero, cuál fue su sorpresa, volvió abrir sus párpados, al sentir que el enorme Gerudo le besó, atónita, hizo ruido con su garganta, y sintió que aflojó el agarre, por un instante para besarle de manera más obscena, logrando sentir que el varón se abrió paso, jugando con su lengua, haciéndola participe de tal acto, que realmente le dejó sorprendida, sintió que de repente la tomó bruscamente de su fina barbilla, alzándola un poco más, para él poder besarla con más fuerza, causando incluso que no pudiese quejarse a gusto, ni respirar del todo aún.

Así son las cosas la dama sólo podía limitarse a hacer eso, quejarse, oírlo, verlo disfrutar y aceptar lo que el rey quisiera. Por supuesto, Ganondorf no desaprovechó la oportunidad, movió una de sus piernas, para enterrar su rodilla en la entrepierna de la dama, que inevitablemente soltó una exclamación, pareció adrede aquél acto, el Gerudo lo quiso oír, y sonrió con satisfacción, la joven tomó un poco de aire, para simplemente volver al principio, Ganondorf estaba que se la comía, ya no parece estar molesto, sino algo más con un aura de lujuria, sólo continuó besándola sin darle cuartel.

Hasta que se detuvo para verla un momento, cansada, retiró su mano y su rodilla así como su presencia, dándole un momento de alivio a la joven, la cual llevó su mano al cuello enrojecido por el agarre, apenas tomó un respiro, pero… fue más una trampa. El tremendo Gerudo la tomó de uno de sus antebrazos y la jaló con ímpetu hacia a la cama, y ya ahí la arrojó con fuerza; hasta hacerla rebotar una vez en aquellas sabanas negras, la joven asustada, intentó echarse para atrás, huir, pero Dragmire se le fue encima, causando que no pudiese levantarse, y le tomó de ambas delgadas muñecas, que deprisa colocó sobre su cabeza ― Que...Qué haces...― Musitó alarmada, casi temblando.

―...Es obvio, ¿no...? Te estoy dando una lección...― Dijo, mientras llevó una de sus manos a su pantalón, sacando su enorme, caliente, y duro miembro, le obligó con esa misma mano; a que se abriera de piernas, que le mostrara esa delicada intimidad femenina para apoderarse de manera bestial de ella, está vez.

―Ganondorf... ¡Ah! ¡No!― Opuso resistencia, impidiéndole, pero fue inútil. El varón inclinó su cabeza, para morder ayudándose con su mano, a desgarrar tan estorboso vestido carmín, para dejar a la vista lo que anhelaba, sonrió acercando su ser a la delicada entrepierna ― ¡Gah...!― Soltó una leve exclamación al igual que se estremeció al sentir el tacto de tremendo y ardiente miembro del rey.

―No te estoy preguntando...―Simplemente lo pasó un poco, sintiendo el calor que emanaba, la suavidad, notando el vello oscuro en el monte de venus, lo colocó en su lugar, y le embistió para metérsela de un solo empujón. Causando que la dama soltara un grito, además de retorcerse por el dolor. ― ¡Aaaaaaaaaaaah!― Pero sólo era el principio, de muchas otras.

―¡...Ah...Ah...Ah...Ah...Ah…! ―Exclamaba a cada tremendo vaivén del fornido Gerudo, trató de contener los gemidos, cerrando sus ojos y apretando su boca, cosa que no le agradó mucho al rey, que al darse cuenta de ello, se detuvo un segundo si acaso para, sorprenderla volviendo a metérsela con mucha fuerza, logrando que de nuevo gritará que gritara únicamente para su satisfacción... ―Guh... ¡Aaaah! Ga-non... ¡Uh! Ganon…dorf... N...no... Basta...― El nombrado seguía con lo suyo, haciendo caso omiso contra lo que dijera su víctima, sólo siguió dándole duro, simplemente parecía que la rompería con tremendas embestidas y más al aumentar la intensidad de ello, para oírle gritar, casi suplicándole ―¡Ah! ¡Ah! ¡Ganon...dorf! ¡G-gaaaaah! ¡Det…Detente! ―No lograba decirlo del todo bien debido a brusco movimiento, el Gerudo comenzó a gruñir, de lo rápido que lo hacía parece que...

―Guh... Gaaah...―Exclamó el varón, cortamente... Al haber terminado dentro de ella, lo cual pareció haberlo calmado a primera instancia.

En cambio, la mujer sintió casi lo mismo que aquella vez, su cuerpo se estremeció de los pies a la cabeza, de una manera estrepitosa, causando que de momento quedase sin habla, sólo jadeaba entrecortadamente ―Gah...Aaah... Aaaah...― E intentaba recuperar el aliento perdido, se percató que Ganondorf no sacó el miembro de su intimidad, además de sentir que volvió a endurecerse estando dentro de su húmeda y caliente cavidad femenina, giró su vista con estupefacción, al pelirrojo y éste sólo la tomó de la cintura despegándola de las sabanas, a la vez que él se acomodó, cruzándose de piernas, adoptando una postura conocida como la flor de loto, la sentó sobre su fornido regazo, ella le rodeó la cintura con sus piernas, le incomodaba un poco al abrirse tanto de piernas, pegó a la delicada joven a su cuerpo, acercándose a su oído oculto tras esos largos cabellos negros, diciéndole, es más ordenándole ―…Muévete...―

Obviamente ella se espantó, pero no podía darse el lujo de desobedecerle, ―Esto... Es humillante...―Pensó para sí misma, tomando el fornido cuello oscuro de Ganondorf, para aferrarse a él, y comenzar a balancear su pelvis, montarlo, lo intentó una vez, despacio, sintiendo todo ese jugo que el otro acababa de liberar dentro de ella, soltó un gemido, dulce y suave cerca de uno de los oídos del rey, que aprovechó para buscarse pasó debajo de la falda de ese vestido carmín, acariciando y estrujar sus nalgas, lo cual hizo que la joven se sobresaltara, entendiendo que así debía seguir. Continuó, despacio, con calma, pues la molestia aún persistía, así como el placer, pero sin dejar de pensar en otras cosas, no disfrutándolo al máximo. Ganondorf la rodeó con uno de sus fuertes brazos, y llevó su mano libre a los cabellos negros de la dama, tirando de su mechón, para alzarle el rostro, y obligarle a que le viese a los ojos, ella se detuvo sintiendo ese enorme bulto palpitante en su interior. Pero con la mirada expectante de su amante. ―Te enseñaré cómo se hace...― Dijo sonando de lo más normal.

Aun así la dama se asombró al oírle decir aquello, y el Gerudo la envolvió completamente de la cintura con ambos enormes brazos, y la comenzó a mover a su antojo. ―Kuh...―Expresó ella, seguido de otros más calientes quejidos ― Ah... Ah... Ah... Ah...― se aferró a un hombro, y al cuello de Dragmire, con fuerza, a la vez que le obligaba a montarlo de manera brusca. ―Ganondorf... Ganondorf... Aaaah... ― Le llamó con avidez, cosa que le hizo estremecer, la movió de nuevo para verle a la cara, encontrándose con el rostro sonrojado de la joven, la cual le sorprendió al verla ir directo a besarle, causó que detuviera la penetración, sólo un momento, para disfrutar de tan placentero contacto, y al cabo de un minuto; volvió a menear sus caderas, despacio para no romper el caliente beso que le obsequió, ella fue quien se separó, dejando ver unos escasos hilos de baba que desaparecieron, ya no le veía igual, y ni siquiera se percató que ella misma volvió a encargarse de la tarea inicial, notó en el rostro de Ganondorf que comenzaba a quejarse, ella sonrió levemente, acercó sus manos al pectoral del macho, intentando que cayera a la cama, Dragmire entendió; así que se dejó caer, la pelinegra, se posicionó mejor, estando sobre él, le miró apasionadamente a los ojos, mientras se recogía un mechón de sus cabellos, el varón respiraba agitadamente al igual que la dama, la cual pasó sus manos del pecho a los lados donde se encuentra el sujetador de la capa, y luego se volvió al fornido cuello donde le beso mientras volvió a mover sus caderas a la de él, quería oírle gemir, pero también deseó otra cosa en secreto.

Se incorporó, y se apoyó en el pecho de la ennegrecida armadura del Gerudo para hacerlo bien, introdujo por completo el ardiente miembro de Ganondorf, para ambos deleitarse de una manera placentera, y por supuesto que el pelirrojo ya estaba llegando a su límite, la joven pelinegra sonrió al ver cómo se retuerce de placer el rey de las tinieblas, le dio gusto, pero aún no era suficiente. Se detuvo, lo cual causó que Dragmire se extrañara, y le miró absorto con esos ojos dorados ―...N...no te detengas... Sigue...― Suplicó sumiso él.

A lo que la joven le miro sonriente, sin quererse mover al parecer, entonces Ganondorf la tomó de las manos y la jalo para que cayera sobre su cuerpo, para él mismo encargarse del trabajo, pero al hacerlo la joven volvió a moverse, se levantó un poco para verlo y llamarlo ―…E-está bien… Hazlo... Vente de nuevo, Ganondorf... ― Pidió ella de una manera seductora, sin sonar vulgar.

―Ah...― Exhaló el varón.

La dama le volvió a montar con frenesí, auxiliándose con sus rodillas sin despegarse mucho del pecho de Dragmire, le puso atención a su rostro, le gusto verlo un momento sumiso, necesitado de placer. ― Ay... Aaah… Ganondorf... ―

―¡Gah! Ya... Ya no aguanto más...― La abrazó de la nada, aferrándose completamente al ser femenino, a la vez que él mismo la penetraba, la cama parecía que se rompería con la tremenda brusquedad que lo hacía, al igual que el delgado cuerpo femenino entre sus brazos que sólo exclamaba y gemía, apretando sus ojos gritó ― ¡Ganondooorf! ¡Aaaaaaah!―

―¡Gaaah... Eleniiiii…! ¡Grraaaaaaaah!― Exclamó y gruñó al haber explotado junto con ella.

Volvió a soltar todo ese caliente semen dentro de su amada, la cual se contrajo de placer, al igual que el Gerudo.

―Aah… Aaah… Lo dijiste...― Susurró acostada en el pectoral del varón.

― ¿Eh?― Expresó Ganondorf cansado al oírle decir aquello ― ¿Qué?―

―Me llamaste por mi nombre... ―Se arrastró un poco hasta llegar al rostro del varón para besarle tiernamente en los labios, y con una sonrisa le dijo ―Gracias, Ganondorf...―

―...No... No tienes porqué agradecerlo... Eleni. Quiero que sepas…― Le tomó de las manos, llevándolas a sus labios dándole un delicado beso en ellas, aun diciendo ― … que en verdad eres la única para mí... No soporto verte con alguien más.―

―... No deberías ser tan celoso y posesivo... Me hiciste daño, hiciste que incluso te temiera... Debería estar molesta contigo, e irme, pero no lo estoy, y no te dejare. ― Contestó de una manera tranquila, y tierna sin dejar de ver a los ojos del rey.

―Ah... Qué alivio. ― Soltó un suspiro ― Moriría si me dejaras...―

― ¡Ja, ja, ja! Claro... Si tú te mueres, yo misma voy... Y te busco al inframundo... ―

―¿Eh? ―Expresó con sorpresa ― ¿Harías… eso por mí?―

―Sin duda alguna... ― Sonrió al final de la frase, cosa que conmovió mucho en el interior de Dragmire.

Él le abrazo tiernamente, ella solo sonreía ―Me quedaré contigo... Siempre...―

FIN


Notas del autor: Esto no era planeado ni nada… o_o Sólo se me vino a la mente, lo escribí y esto fue lo que salió xD Espero que les haya gustado No soy experta en éste tipo de Fic, pero, hice el intento por segunda vez, y aquí ya revelo el nombre de mi OC, la cual sigue envuelta en misterios, que aún están en proceso, no sé realmente si haga un fic especifico de esto, pero por lo pronto es todo lo que he hecho, y de haber sabido que esto se me vendría como relámpago, lo hubiera metido en el anterior a este xD En fin… sin más qué decir, ¡saludos y bendiciones!