Compartir habitación con Sebastian Smythe tenía sus días buenos, sus días malos, sus días irritantes y sus días catastróficamente nefastos.

Pero Blaine Anderson se vanagloriaba de su serenidad, de su casi mítica buena voluntad que le permitía tolerar cada uno de los agravios cometidos por su ex novio convertido en mejor amigo.

Pero hay cosas que cruzan la raya.

La primera vez que ocurrió (gracias al cielo) Blaine no se encontraba en la habitación, ni se encontraría hasta la mañana siguiente.

Al parecer Cooper había decidido pasar a visitar a su familia, y su hermano menor decidió quedarse a dormir en la casa de sus padres para poder aprovechar el día junto a él.

Sebastian Smythe vio esto como una oportunidad.

Verán, el período de exámenes parciales en Dalton era realmente extenuante… y aunque su relación sexual con Kurt había progresado velozmente desde que por fin decidieron estar juntos (o mejor dicho, desde que Kurt lo acepto), ni siquiera ellos podían escaparse de las semanas encerrados en sus respectivas habitaciones estudiando.

La tensión sexual acumulada tras dar el último examen de matemática llegaba a niveles abismales.

(O al menos eso le susurraba en el oído Jeff a Nick, entre risas. Los malditos podían burlarse… ellos dormían en la misma habitación así que su relación no sufría de tal predicamento.)

Así que ni bien Blaine dijo que no volvería hasta mañana, Sebastian lo tomo como una señal de los dioses.

En realidad, lo que sucedió, en primera instancia, fue un accidente.

Sebastian y Kurt venían besándose desde el pasillo, riendo como niños pequeños, mientras correteaban ansiosos por llegar. Abrieron la a puerta de la habitación de un golpe, casi que cayendo ambos al suelo.

Ni siquiera lo pensaron en ese instante; la cama de Blaine era la más cercana a la entrada.

Sebastian empujo a Kurt sobre esta, mientras peleaba con quitarle la camisa.

- Vas a romper los botones. - Señaló Kurt desde abajo. Su piel estaba enrojecida por la corrida por el pasillo y los besos alocados. El color parecía descender por su cuello… y Sebastian solo quería ver hasta donde se prolongaba en aquella piel blanca. Sus manos temblaban intentando desabotonar.
- Sebastian. - Masculló Kurt, frunciendo el ceño.

- ¡Sí, si! No los voy a romper… - Tomo aire y comenzó a tener más cuidado.

La labor hubiera sido más sencilla, si justo en ese instante, Kurt no hubiera decidido comenzar a besarle el cuello de manera sensual. Podía sentir los labios del muchacho contorneándose en una sonrisa malvada sobre su piel.

- ¡Lo estás haciendo a propósito, quieres que los rompa…! - Acusó, pero en forma de juego.

"No sé de qué estás hablando" Murmuró Kurt sobre su piel. Sebastian lo separó de su cuerpo para besarle los labios.

Realmente estaban desesperados ese día, Sebastian nunca acabo de quitarle a Kurt la camisa, y él mismo aún tenía puesta la corbata.

En realidad, siendo sinceros, Sebastian si se dio cuenta de lo que ocurría en un momento… pero insistiría en su cabeza que ya era demasiado tarde.

Se encontraba bajándole los pantalones a Kurt, hasta dejarlo en ropa interior, cuando una de sus piernas tocó el suelo, y piso una corbata de moño olvidada que claramente no le pertenecía.

Desde allí volteo a ver su cama al otro lado de la habitación. Impecable y sin marcar.

Fue una fracción de segundo en la que consideró decirle a Kurt de cambiarse… pero cuando volteo a verlo, y lo vio allí de piernas abiertas, tan deliciosamente tentador con su sonrisa provocante…

Ya no importo nada más.

Además… Blaine lo entendería, era solo una cama ¿No?

Con el sexo de Kurt entre sus labios lo menos que le importaba ahora era como iba a pedir perdón.


Blaine los encontró en la mañana dormidos en su cama. Aún con las camisas puestas, pero sus cuerpos y la posición en la que estaban gritaban sexo por todos lados.

Al principio el shock reinó en silencio… minutos más tarde los despertó a gritos en un estado de cólera sin retorno.

Kurt quedó mudo de vergüenza, por primera vez notando que no estaban donde debían estar.

Sebastian le pidió perdón, le dijo que había sido una confusión… que iba a comprarle sábanas nuevas. Juro ante todos los santos y el trasero del profesor de biología que nunca, nunca, NUNCA, nunca más iba a volver a pasar.

El episodio fue olvidado.

Después de todo, Blaine Anderson era un hombre comprensivo. Blaine Anderson sabía que todos podían confundirse alguna vez.


Pasó una semana hasta que Blaine volvió a entrar sin llamar (porque era su cuarto, claro está), y los encontró besándose sobre sus sabanas nuevas.

"¡Pero solo estábamos besándonos Blaine! No pensé que iba a molestarte…"

Blaine lo dejó pasar.

Había sido un par de besos nada más… tampoco podía armar un escándalo por eso, ¿Qué clase de persona sería?

…Y era solo una cama después de todo.

Al parecer, tras ello, Blaine se dio cuenta que se había convertido en una clase de chiste interno entre Sebastian y Kurt.

Sabía que habían estado ahí cuando sus almohadas estaban desorganizadas, o la colcha un poco torcida.

Su paciencia estaba llegando al límite con lo peligroso.

Entonces encontró un paquete de condón abierto en la funda de su almohada.

Ja ja JÁ.

¡Qué curioso!

¿¡Cómo podría haber llegado eso ahí!?


Sebastian había pasado la noche en el cuarto de Hunter Clarington terminando un trabajo práctico que hacían en equipo. De verdad se estaba llevando muy bien con aquel nuevo alumno… y a pesar de su heterosexualidad y su pasión por los gatos, nunca había tenido un amigo con el que compartiera tantos gustos en común.

Era muy temprano, pero aún así se sorprendió, que al volver a su habitación, Blaine aún estuviera durmiendo.

Lo gracioso es que al chico no se le había dado por dormir en su propia cama, sino en la de Sebastian… y estaba tapado de cuerpo completo hecho una bolita allí adentro.

Sebastian rió para sí mismo pensando que esta debía ser una especie de torpe venganza por parte de su amigo. Casi que le daba lástima haber dejado ese paquete abierto de condón a propósito en la almohada del otro para provocarlo.

- Hey, Blainers… ya es de día… - Dijo y se acerco a tomar al bulto por el hombro.

Algo se movió entonces por debajo de las sabanas, y no fue recibido por los rulos zigzageantes de Blaine Anderson, sino por una cabellera rubia, que pronto se convirtió en un rostro masculino de labios anchos.

Sebastian se paralizó.

Sam Evans le sonrió con los ojos entre abiertos, y una expresión de sueño increíble.

- Sebastian… - Dijo en un bostezó, e intentando quedar sentando reveló su torso desnudo. - Blaine fue a buscar café… creo que me quedé dormido de nuevo, jajajaja.. - Y rió tontamente. - ¿Cómo estas…? -

Sebastian seguía catatónico.


Tanto Blaine como Sebastian aprendieron mucho de aquella situación.

La pelea que derivó el encuentro con Sam duró unos buenos tres días, y aunque rogaron a todos sus amigos que les cambiarán de habitación, ni siquiera Kurt quería la convivencia 24/7 con su novio (y además, ser compañero de Thad era un lujo y comodidad).

Al parecer, vivirían en aquella habitación compartida por el resto de sus años en Dalton. Y aunque siempre habría guerras por razones estúpidas, caos, corbatas de moño y cuadernos con dibujos tirados en el suelo… de esas cosas estaba compuesta su amistad.

Ni Blaine ni Sebastian la cambiarían por nada.