Hola queridos lectores… primero quiero agradecerles por el apoyo que he estado recibiendo de su parte, en serio son un amor de personas por comentar que les gustan las locuras que escribo. Ahora bien, este fic lo hice inspirado en la canción: Jessie's Girl, no, no es un song-fic, es un AU. La verdad me sorprende que haya escrito esto... clasificación M por obvias razones.
Espero les guste.
Steven Universe no me pertenece…
Amatista era mi mejor amiga, siempre juntas, jugándole bromas a las demás personas, me la pasaba bien con ella cada vez que salíamos, era divertida hasta que empezó a salir con una chica. Al principio estaba enojada con esta nueva chica que estaba de entrometida, arruinaba los momentos en los que pasaba con Amatista, siempre llamándola por celular para que luego ella le contestara y yo pasara a segundo plano. Era aburrido salir con Amatista sabiendo que en cualquier momento llamaría su chica para interrumpir. El momento en que llegue a mi límite fue cuando Amatista dijo que sería buena idea que conociera a su novia, que de seguro me agradaría y que podríamos volvernos muy buenas amigas. Quería decirle que no quería conocerla, pero Amatista siempre había sido una muy buena amiga, así que ¿Por qué no? Había una posibilidad de que su novia me agradara y otra que no lo hiciera. Quedamos en juntarnos en un restaurante de Ciudad Imperio en donde estuve esperando a que llegara Amatista con su novia mientras observaba las puntas de mi cabello de manera distraída sentada en la mesa de hasta el fondo. Pasaron unos veinte minutos hasta que finalmente logre divisar un melena de cabello lila seguido de una chica de cabello rubio corto. Ella observaba a Amatista con esos ojos verdes que eran magnéticos mientras le sonreía, sus mejillas se tornaron color rosa en el momento que entrelazaron sus dedos.
— ¡Hey L! — me saludo Amatista causando que dejara de observar detenidamente a su novia para que la saludara.
—Amy. — conteste cruzándome de brazos sin levantarme del asiento en el que estaba. Su chica me veía tratando de ocultarse detrás de ella.
—Lapis… ¡Ella es P-Dot!— dijo con una enorme sonrisa dejando al descubierto a una chica de baja estatura, pero de perfecta estatura para Amatista. Su cabello estaba desordenado pero eso era lo más atractivo de ella. —Nerd, ella es Lapis. — continuo diciendo alborotándole más el cabello con una de sus manos mientras que ella solo soltaba un pequeño gruñido con el ceño fruncido.
—Amatista ¡¿Cuantas veces debo decirte que no me llames nerd?!—murmuro enojada quitando las manos de la susodicha para intentar acomodarse el cabello, sonreí internamente, ella definitivamente tenía carácter. —Soy Peridot. —dijo dirigiéndose a mi extendiendo su mano.
—Lapis… Lapis Lázuli. — respondí estrechando su pequeña mano que encajaba perfectamente con la mía. Sentí como si un hormiguero recorriera por todo mi cuerpo, no debía pensar de eso modo. Solté su mano rápidamente ganándome una mirada de desconcierto.
—Lázuli…— dejo escapar mi nombre de sus labios mientras se formaba una sonrisa en su rostro. — Amatista habla mucho de ti. — comento sin borrar esa preciosa sonrisa que de seguro me atormentaría en las noches. Entre en pánico cuando escuche que Amatista le había hablado de mi… esperaba que omitiera las partes ridículas y cuando decía que de seguro ella tenía un mal gusto para las chicas. Ella había demostrado todo lo contrario. ¿Qué debía contestar a eso? ¡¿Qué Amatista nunca dijo que tenía una novia sexy?! Y es que a veces odia que ella no me dijera nada de su novia… lo único que sabía era cuando pasaban la noche juntas porque al día siguiente Amatista estaría de mejor humor, bueno, más de lo normal. Abrí la boca para contestar algo… pero no lograba formular ni una sola palabra. La chica frente a mi dirigió su mirada hacia Amatista, la veía con los ojos brillantes, llenos de admiración y de algo más, era la palabra que no quería mencionar. Fruncí el ceño ¿Por qué Amatista siempre tenía las mejores cosas? ¡Siempre! Ella trabajaba como instructora de boxeo, tenía un buen departamento con una vista hermosa a la ciudad que cuando caía la noche era iluminada por las luces de los edificios. Y ahora tenía una novia bonita que la veía de esa forma tan especial, sin dejar de sonreírle. ¿Y yo qué tenía? Un departamento que lo pagaba con mi salario de mesera, había pasado por una relación inestable y ahora era completamente una soltera que posiblemente morirá con cientos de gatos. Solté un suspiro de fastidio mientras tomaba el menú entre mis manos de vez en cuando dirigiendo miradas furtivas para observar a la novia de Amatista. Ordenamos comida, mientras trataba de adaptarme a la conversación, pero era difícil viendo como ambas hablaban tan animadamente como si hubieran sido hechas la una para la otra. Y como si hubiera tenido la razón desde un principio… sabía que había sido la peor decisión que tome al aceptar venir a este lugar. Estaba desesperada por regresar a mi departamento y tratar de descansar un poco sobre esta horrible situación. Me sentía como si estuviera en la secundaria, esperando a que sonara la campana para poder regresar a casa… con el tiempo caminando tan lento de manera tortuosa. En situaciones así me hubiera gustado que Amatista ni siquiera hubiera venido. Pero por supuesto que vendría… después de todo ella me presentaría a su novia que en este momento estaba comiendo una rebanada de pizza mientras el queso se estiraba con cada mordisco que daba. No pude evitar soltar un suspiro de frustración por todo lo que estaba pensando.
—Peri… si enrollas la pizza de este modo, no tendrás problema con el queso. —explico Amatista mostrándole la manera de enrollar la pizza, de un bocado se lo metió a la boca. —Ves. — dijo con la boca llena mientras veía la cara de disgusto de Peridot.
—Eso es desagradable…— murmuro apartando la mirada causando que Amatista soltara una risa.
— ¡Vamos Lap! Demuéstrale a P-Dot que tú también comes así. —exclamo, con una sonrisa, no lo haría, sabiendo que a ella no le gustaba, negué con la cabeza mientras bebía un poco de agua, Peridot me dirigió una mirada de agradecimiento con la que casi me ahogo con el agua que estaba bebiendo. Esta debía ser la peor noche de mi vida, cuando ya habíamos terminado de comer, Peridot pidió la cuenta esperando con un semblante neutro. Agradecía que ya habíamos terminado con todo esto, regresaría a mi departamento para tomar un baño y finalmente tratar de descansar de todo esta situación. Una vez pagada la cuenta Amatista y su novia se retiraron del restaurante mientras que Amatista colocaba un brazo alrededor de ella. ¿Por qué yo no podía tener una novia como la de Amatista? Me preguntaba mientras me cruzaba de brazos enojada. Regrese a mi departamento, todo el camino pensando en las miradas que Peridot le daba a Amatista, de cómo la tomaba de la mano y como mi nombre sonaba tan bonito cuando salía de sus labios. Con ese último pensamiento me frustre demasiado, quería que la novia de Amatista fuera la mía, que me viera de la misma manera en la que veía a Amatista. Con lo poco que pude observar… es que Peridot ama a Amatista con cada parte de su cuerpo y eso era lo que más me preocupaba, que de un momento a otro empecé a imaginar la forma de quitarle la novia a mi mejor amiga. Apoye mi espalda contra la puerta de mi departamento con cansancio, sabía que sería una noche larga, porque era consiente que en cualquier momento la novia de Amatista se adentraría a mis pensamientos, me dirigí a la pequeña cocina de mi departamento para servirme un vaso de agua fría, para despejar cualquier tipo de pensamiento. Me cambie la ropa que llevaba para ponerme algo más cómodo para dormir un poco.
—Lázuli. — resonó la voz de Peridot en mi habitación, observe a mi alrededor para encontrarla parada en el marco de la puerta con una sonrisa traviesa plantada en su rostro, me levante rápidamente para sentarme a la orilla de la cama. No sabía cómo había llegado hasta aquí, pero no me quejaba, ella estaba vestida con unos diminutos shorts que pedían a gritos ser bajados y una camiseta que dejaba al descubierto su ombligo dejando a la imaginación todo lo que pudiera hacer cuando la tuviera lo suficientemente cerca, empezó a caminar hacia mí de una manera tan provocativa, meneando sus caderas de un lado hacia otro. Podía sentir como mi corazón se aceleraba con cada paso que daba. —Hey. —susurro mientras se sentaba en mis piernas y colocaba sus brazos alrededor de mi cuello.
—H-Hey…— respondí con la garganta seca, sintiendo como mis mejillas se calentaban, me sentía abrumada con todo lo que estaba ocurriendo, como si se tratara de un impulso coloque mis manos en su pequeña cintura atrayéndola más hacia mí, no teniendo control sobre mi cuerpo. Ella abrió sus piernas para que pudiera colocarme entre ellas y que no quedara ni un solo espacio entre nosotras. Estaba encantada con ese movimiento tan audaz, enterré mi rostro en su cuello, inhalando su embriagante olor mientras ella soltaba suspiros. Con eso solo me estaba provocando, coloque mis labios en su cuello, iniciando mi recorrido, ella ladeo su cabeza para permitirme un mejor acceso enredando sus dedos en mi cabello mientras murmuraba mi nombre… yo quería que lo gritara y que resonara por todo mi departamento. Mis manos aun colocadas en su cintura, dibujando pequeños círculos con las yemas de mis pulgares en ese pequeño espacio donde su piel estaba expuesta, capturé sus delicados labios de manera desesperada, queriendo hacerla mía en este preciso momento. De un momento a otro ya la tenía debajo de mí, sonreí ante la maravillosa vista, el rostro de Peridot estaba completamente sonrojado, respirando de manera irregular mientras su pecho subía y bajaba, sus ojos entrecerrados y con un brillo lleno de emoción, su cabello completamente desordenado extendido en mi almohada. Se mordió el labio inferior mientras yo me los humedecía. Volví a besarla, intentando de rasgar esa tela que solo estaba estorbando. Peridot arqueo su espalda, indicándome que continuara, mientras tiraba de mi cuello para mantener nuestros labios conectados. Mis manos fueron viajando por su abdomen hasta llegar a sus perfectos senos, ella soltó un gemido cuando empecé a tocarlos, su piel sintiéndose como la escarcha en un día nevado a medida que mis manos tacaban cada parte de ella, continúe con mi tarea, descendiendo hasta el nacimiento de sus pechos, sosteniendo uno con mi mano mientras que al otro le daba tratamiento especial.
—Lázuli…— pronuncio mi nombre de manera entrecortada tratando de regular su respiración, envolviendo mi cintura con sus piernas mientras enterraba sus uñas en mi espalda como si no quisiera soltarme. Continué en donde me había quedado, plantando pequeños besos en su abdomen hasta llegar a sus shorts… empecé a deslizarlos por sus piernas hasta dejar al descubierto los pétalos de su estigma, levante la mirada para observar su expresión de placer. Debía continuar, no podía quedarme con las ganas de adentrarme a negros agujeros y viajar a través de lácteas vías. Sin dudarlo separe sus piernas para recorrer con mi lengua su estigma, saboreando cada milímetro, era como el licor y la miel, estaba fascinada por los sonidos que salían de la boca de Peridot. Quería perderme en la cueva del milagro y regalarle todo el placer que ella necesitara y toda la emoción que Amatista no le podría dar.
Me sobresalte, mi corazón estaba acelerado, tenia dificultad para respirar. La oscuridad y soledad de la noche predominaban en mi habitación, había sido un sueño… ¡No! No era un sueño… era una pesadilla. Estaba sudando mientras mis manos temblaban, me dirigí al baño para mojarme la cara… eso era lo que más necesitaba en este momento. Abrí el grifo para tratar de calmarme, se había sentido tan real que era difícil creer que solo había sido mi subconsciente jugándome una de las peores bromas. Solté un poco de aire para tratar de calmarme, sentía que en cualquier momento me hundiría con mis propias fantasías. Esa chica me estaba volviendo loca, ni siquiera sabía cómo la vería después de esto. Me repetía con frustración, se supone que más tarde debía ir a uno de esos torneos de boxeo en donde participaría Amatista… y posiblemente Peridot estaría allí también, aunque intentara cancelarle a Amatista… estaría segura que ella vendría hasta mi departamento para arrastrarme a esa competencia. Asi que intentar cancelarle no sería una opción, trataría de ignorar a la chica de Amatista. Fruncí el ceño observando la hora, eran las cuatro de la madrugada y después de esa pesadilla no quería volver a dormir. Tenía miedo que al cerrar los ojos y que Peridot se colara en mis sueños.
Es la primera vez que escribo lemon, así que apiádense de mi T-T yo no pedí ser creada… ahora si me podrían decir que les pareció estaría muy agradecida. Estoy dispuesta a escuchar concejos para escribir lemon, porque lo que escribí fueron un montón de figuras retoricas para hacerlo más sutil.
