Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenece; me adjudico la trama de la historia.
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Sometimes
- ¡Hija despierta que se te hace tarde! – No hubo respuesta alguna - ¡Vamos, Sora, que ya me voy y me dijiste que te dejara en pie! – Nuevamente no hubo respuesta - ¡Sora levántate ya! – traté de abrir mis ojos lo más que pude y divisé en mi intento, el rostro de enfado que trae mi madre.
- No me grites – murmuré. Odio cuando me levanta a gritos.
- No dejaste opción – mi madre lanzó un suspiro - Me voy a trabajar. Espero que te levantes y vayas a clases – mi madre tomó su bolso que se encontraba en mi escritorio – Cierra bien la puerta cuando salgas, Nos vemos en la cena - y salió de mi habitación.
Me levantó tranquilamente de mi cama, ya no había opción para seguir durmiendo. Mi madre había espantado todo el sueño que aún me quedaba ¡cómo detesto que me despierte así!
Tomo la toalla que hay a los pies de mi cama y camino en dirección al baño. Que mejor para tratar de despabilar el sueño que una ducha de agua fría, pero no lo haré. Seguiré con mi rutina del agua caliente porque con el inicio del otoño las mañanas son más frías aunque al medio día sale el sol.
Abro lentamente la llave de agua caliente y me colocó bajo el agua que comienza a salir pega en mi cuerpo de manera suave y poco a poco el vapor queda impregnado en el baño. Lavo mi cabello y con una esponja froto mi cuerpo…aun así…no me dan ganas de asistir a clases.
Al terminar me dirijo a mi habitación y me coloco el uniforme de la preparatoria: falda y medias azul marino, camisa celeste con la insignia del colegio, zapatos negros y chaleco azul marino, obviamente del colegio. La falda me llega cuatro dedos arriba de la rodilla, no es corta ni larga aunque muchas veces me han dicho que debo bajarla, no hago caso. Cepillo mi cabello y lo dejo suelto; tomo mi bolso y salgo en dirección a la cocina, cojo un jugo y un paquete de galletas y salgo de la casa sin antes recodar de haber echado llave tal como dijo mi madre.
Camino lento en dirección a la preparatoria…hoy entramos tarde ya que la profesora de lengua ha tenido una actividad extra así que, en vez de entrar a las 8 como es costumbre, entramos a las 9:15, más de una hora de diferencia y mañana no hay clases. Esta semana es la mejor de todas.
Mientras camino me pongo a pensar en lo que haré hoy en la tarde, quizás dormir un rato y luego salir con alguna amiga, aún no lo sé.
Mi cabello se revuelve por la brisa otoñal y trato de arreglarlo pero no puedo. Mi cabello es demasiado largo, lo tengo hasta media espalda y de color rojizo al igual que mis ojos pero éstos son un poco más oscuros. Dicen que tengo una linda figura, esbelta y delicada, de estatura promedio. Lo único que me gusta es mi sonrisa.
Al llegar a mi destino toco el timbre para que alguien me abra. Mi preparatoria es privada así que a esa hora, 15 minutos antes del recreo, no se ve nadie en el patio central salvo un par de chicos que platican animadamente en la escalera, deben haberlos sacado de clases lo más seguro.
Me siento en una de las jardineras del patio central, frente al edificio de entrada. El sol ya comienza a salir y me saco mi chaleco, lo doblo y lo introduzco en mi bolso que se encuentra en el piso, además aprovecho de sacar el libro que llevo conmigo mientras espero a mis amigas.
Al levantar la cabeza lo veo. Va caminando descuidadamente y con una mano detrás de su cabeza; primera vez que lo veo, debe ser de un curso más abajo que yo o quizás de mi nivel, no lo podría saber. Se voltea a verme y me queda mirando un largo rato sin detener su paso lento y distraído. No hay sonrisas ni nada, yo tampoco sé quién es. Luego, dirige su mirada hacia las escaleras y sigue caminando. Veo su perfil, su cabello rubio y sus ojos azules fueron los que me conquistaron ¿conquistaron? No lo sé, pero ha sido lo mejor del día.
Me levanto de mi asiento al ver llegar a mis amigas, me dirijo hacia ellas y justo tocan el timbre del recreo por lo que el patio se llena. Conversamos un buen poco pero yo trato de verlo nuevamente. Sin embargo, no lo consigo.
La mañana sigue tranquila pero aburrida. Dos horas de biología, dos de historia, una de química y una de física. Al terminar salgo lo más rápido posible para ver si lo encuentro pero todo es nefasto, no hay nada por los alrededores.
Camino a mi casa. Me gustaría saber su nombre, quién es, de dónde viene, por qué logró cautivar mi mirada. Hace menos de un mes que terminé con mi novio y aparece él para perturbarme los pensamientos.
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El fin de semana pasó rápido y no pensé en él. Sin embargo, al entrar a la preparatoria se me vinieron todos los recuerdos de cómo es, pero este fin de semana estuvo marcado por la visita de mi ex novio.
- ¡Señorita Takenouchi, ponga atención a la pizarra! - es el profesor de matemáticas. Nunca he sido buena en esta materia pero tampoco mediocre, simplemente que no se me da natural como escribir o leer. Los números no son lo mío. Le miro fijo y sigo en mis pensamientos, una clase menos de matemáticas no influirá en mis exámenes porque estudie o no, me va siempre igual.
Mi ex novio. Duré con él cinco meses, no fueron malos pero tampoco fueron buenos. Al verlo otra vez es como si los recuerdos se hicieran más presentes y no quisieran quedarse en lo que son, recuerdos. Me siento angustiada por no poder ayudarle de la manera que busca, es todo muy confuso aún. Han pasado solo semanas pero aun así no puedo dejarte de lado. Me ha ayudado mucho, me ha escuchado y tratado muy bien, a pesar de todo lo que ha pasado entre nosotros. No lo voy a poder olvidar nunca, aún tengo el momento en que me pidió que fuera tu novia. Años de amistad incondicional se había vuelto para él ¿amor? No estaría tan segura pero cambió sus sentimientos hacia mí.
Ya no me mirabas como amiga, su mejor amiga, sino como una chica que le gustaba mucho. Fue mi error aceptar con un sí su propuesta porque nunca le he querido como algo más que un amigo. Traté de hacerte feliz, de darle todo el cariño que en esos momentos podía. Sin embargo, fue en vano. Me involucré con otro chico que si me gustó y él lo supo. Sin más, me perdonaste y borraste aquel momento. Seguimos a adelante pero no funcionó; nunca le di un beso, un abrazo, tan solo me atrevía a tomar su mano. Fue una relación sin emociones, todo iba "bien", no existían las peleas o los momentos tristes; todo era feliz.
Y llegó el momento de partir. Me sinceré con él y se fuiste de mi lado. Le comprendí, era obvio que no iba a permanecer ahí después de lo ocurrido pero jamás imaginé se iba a ir a otra ciudad. Sufrí el perderle, a un amigo, el único en que había confiado ciegamente. Me dolió verle partir, me sentí culpable. Siempre me había apoyado en todo lo que ocurría en mi vida y no fui capaz de hacerle feliz, a pesar de que dice lo contrario, yo lo siento así.
Ahora ya no queda más que recoger lo que fue nuestra amistad y armarla otra vez; juntar los buenos momentos, ésos de risas, juegos, alegrías y también los tristes porque son aquellos que nos han enseñado a crecer. Ahora, somos simples amigos.
Lanzo un suspiro, no logro entender como es que aun él me logra sacar suspiros y ocupar dos horas de mi día pensando en lo que fue lo nuestro ¿hubo nuestro?
El timbre sonó y guardé mis cosas. Ahí estaba mi cuaderno, escrito con todos estos pensamientos vagos y confusos, llenos de preguntas sin respuestas.
Bajé las escaleras con mis amigas y compañeras, y nos sentamos en el pasillo detrás de las jardineras, nuestro lugar de recreo no sin antes pasar el baño.
Conversamos del fin de semana y cuando fijé mi vista al frente estaba él. A lo lejos lo puede observar sin ser vista, su sonrisa es hermosa y sus cabellos rubios de revuelven por acción del viento. No logro ver esos ojos que alguna vez se encontraron conmigo ¡Cómo desearía verlos! Son tan dulces.
Trató de entrar otra vez a la conversación, sin mas no lo logro, estoy demasiado distraída observándolo.
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- ¡Yo quiero participar, Kari!- la semana anterior había transcurrido muy rápido, entre tareas, trabajos y preparativos para los exámenes.
Quiero participar en la organización y representabilidad de los estudiantes de la preparatoria con dos fines: tratar de conocerlo y salir de clases, quizás lo segundo ni tanto pero sí me gustaría ocupar mi tiempo en algo más que leer y escribir.
Esta misma semana celebro mi cumpleaños número 16 y mis amigas están invitadas, sin embargo, no todo podía salir bien ya que al entregar las pruebas de física mi ánimo decayó pero no lo mostré. Me sentí segura frente a los demás y con la seguridad de que sabía mi pronóstico, sin embargo sabía que mis días estaban contados para tanta actividad.
A pesar de las calificaciones y los exámenes de la última semana, la celebración de mi cumpleaños fue todo un existo. Aunque hubieron roces entre las chicas se pasó muy bien y con ánimos de repetir una ocasión similar pero en otro lugar.
No dormí en todo el fin de semana ya que todos los trabajos se me juntaron para el mismo día y ahora de encuentro somnolienta en clases de filosofía, pero trato de entender algo.
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- Hay que pasar por las salas para dar a conocer a la gente que está participando en esto. Tú lees los propósitos - me dijo Kari antes de partir nuestro recorrido.
Ocupamos los 15 minutos finales de matemáticas. Alcanzamos sólo dos cursos y pude ir conociendo los chicos con los que participaría, muy simpáticos todos.
Luego del receso pedimos la hora de electivo historia, tan solo nos dieron 15 minutos y debíamos aprovecharlos al máximo y así lo hicimos.
Partimos por los del tercer piso y al entrar al salón 1-b está él en primera fila. Me miraba fijo y luego lanzó una risa forzada. Quiero salir de aquí pero no puedo, toca mi turno de presentación y digo mi salón, 3-a, dos cursos más que él. No me atrevo a seguir hablando y otro toma mi turno, siento como el mundo se viene a mis pies. Lo miró yo esta vez pero está en otra cosa. Todo se ha acabado ¡y sin empezar!
Salimos de ahí y seguimos pero nos pasamos del tiempo y la profesora nos retó al entrar al salón. Llegamos tarde y yo con el ánimo partido en mil pedazos ¿cómo es posible que este tipo de cosas sólo me suceda a mí?
En todo el resto de la semana no he dejado de pensar en su mirada. Por alguna razón esa mirada me cautivó por completo y ahora no sé qué hacer. Este fin de semana también es largo ¡gracias a Dios! Necesito salir de este lugar y desahogarme, llorar y pensar que él es imposible para mí.
Llevo todo el fin de semana pensando en él, a pesar de que me junté con mi mejor amiga, Mimi, y le conté todo lo sucedido. Él ha ocupado gran parte de mis pensamientos, desearía mucho saber su nombre, acabar con este suplicio pero no lo puedo evitar y sé que si sé tu nombre aquella sensación que me invade acabará por esfumarse y sólo quedaran los recuerdos de aquellos momentos en que fijaste tu vista en mí.
A pesar de todo lo que yo pueda sentir no sé cómo se sientes con respecto a esto que ha pasado, pero para mí debe de haber algo especial en aquellas miradas. Desearía mucho que así fuera porque es una de las pocas cosas que en el último tiempo me han hecho lanzar tantos suspiros. Sé que le veré todos los días o los que le encuentre, pero desde aquel día en que aparecí en su salón no se fija en mí…y esto ha provocado que la tristeza me inunda ¿serás tan importante para mí cómo para poder derramar lágrimas? Tal vez, pero son lágrimas de cristal que en cualquier momentos se van a volver a quedar en mi para otra ocasión.
Sin embargo, pueden volver a salir y esto me provoca ganas de saber de ti, de que te acerques a mi como también de olvidarte y dejar de pensar en la que puede ser tu opinión y dejar que el mundo siga girando.
Hoy el día ha amanecido gris pero le he visto, sin mas tú no te has fijado en mi existencia. Lo dejo pasar, no sé qué piensas tú de mí, además que desde temprano le he contado a Kari que es lo que pasa. Me dijo que lo suponía ¿tan obvio es? Lo dudo, es la única que se ha dado cuenta ¿tanto me conoce? Ni idea.
En el descanso traté de conseguir su atención pero no lo logré y creo que ya no lo haré jamás. Todo lo que una vez hubo se fue directamente a la caja de olvidos y lo peor de todo lo que está sucediendo es que ha invadido mis pensamientos ¡No sé qué hacer!
Me gustaría saber el porqué de tu ignorancia, quizás lo sepa pero me gustaría tanto saberlo ¡Es lo único que me interesa ahora! Ha llegado a perturbarme todo lo que pienso y realizo ¿Por qué tenías que llegar? Con esto vuelvo otra vez al recurso que ya hacia olvidado, mi imaginación y no me queda otra que meterme… ¡No quiero! ¡Quiero que te vayas de mis pensamientos! Me ha hecho recordar lo que ya había olvidado
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Los días han pasado y tu recuerdo se me hace presente cada vez que estoy en el receso más largo ¿Por qué será? No lo sé.
Se lo comenté hoy en la mañana a Kari y quedó sorprendida ante tal revelación, hace mucho que no me dirige la mirada ni mucho menos lo he visto. Quizás un poco pero ya no es lo mismo; ahora lo puedo mirar y puedo estar tranquila sin necesidad de verlo, ya no me provoca emociones, es todo plano.
Sólo quiero verte una vez más, despedirme de ti, de tu dulce recuerdo ¿pero cómo?
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Continuará…
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