Retazos

Capitulo 1: ¿Confías en mí?

Harry sabia que nunca debía preguntar a Ginny Weasley, Potter ahora, a qué hora llegaría de del Profeta, si Lily estaba comiendo lo suficiente, o si no le parecía que Albus leía demasiados libros. Si con James no era demasiado estricta con sus gritos, o si el pastel de melaza que tanto hacía era comprado o realmente lo hacía ella.

¿Es que estás insinuando que no cuido la alimentación de mi hija, Harry?¿Es que no crees que tu hijo se quedará ciego de tanto leer? Sé que usa lentes como tú, pero estás diciendo que no lo vigilo lo suficiente. ¿Es que dices que soy muy dura con James? Pero si tú siempre te ríes de los desastres que hace y yo tengo que quedar como la mala de la historia. ¿Es que estás diciendo que no confías que heredé la habilidad culinaria de Molly Weasley? ¿Es que desconfías de los jugadores de Quidditch o de mí? Por Merlín y el mismo Dumbledore sin chiquillos de veintitantos, yo una mujer de mas de treinta.

Lo peor que podía hacer era cuestionar a su esposa, Ginny Potter, por que había dos probabilidades: que pegara el grito en el cielo ( James decía que tendría que ser la comentarista de los partidos de Quidditch en el colegio) o le había el castigo del silencio por horas. Suspiró masajeándose las sienes. Odiaba desconfiar de Ginny, nunca lo había hecho. Primero por que ella le daba mucha seguridad, segundo por que ese monstruo interno hacia tiempo que estaba dormido( en cuanto a celos se refería) y tercero por que el hechizo mocomurciélagos de Ginny hacia años que estaba inactivo. De hecho, desde que eran novios, ante de casarse, que ella no se lo lanzaba.

Porque pese a que él era el único que podía calmarla (más aún cuando estaba embarazada y parecía una leona que se había tragado una pelota según Ron) ella se imponía en su sentido de mujer independiente. Era así que Harry dejo que trabajara en el Profeta tras tener a Albus pero pidiéndole que no descuidara a los niños. "¿Es que acaso insinúas que yo seré una madre desnaturalizada que pondré las escobas y quaffles por encima de mis hijos?" Había permitido que nadie en el diario se enterara que era su esposa. Le decían Ginny Weasley y muy pocos sabían de su matrimonio. No quería favoritismos y gente molestosa pidiéndole una exclusiva con su esposo. Esa parte era comprensible. Había permitido que se vaya a las convenciones de Quidditch en América que se hacían cada dos años. Había dejado que fuera a cada partido del Mundial pasado estando embarazada de Lily y el comiéndose la situación en misiones. Había dejado que se metiera en camarines de jugadores de Quidditch de toda nacionalidad y extractivo sin rechistar. Confiaba en ella, la verdad que lo hacía.

Pero aquella noche el reloj y su taza de café lo hacían pensar lo contrario. Ella venía usualmente a las cinco de trabajar, recogía previamente a los chicos de la Madriguera y se disponía a hacer la cena. Pero aquel día le había mandado una lechuza pidiéndole que los recogiera él y avisándole que tardaría en salir del trabajo, que cenaran algo rápido. Él sabía mucho de cocina por vivir con los Dursley, si él no se alimentaba nadie lo hacía. La cuestión era que pasaban de las nueve y sin rastro de la pelirroja.

Y estaba el detalle que había visto a Dean Thomas ese mismo día en Gringotts. Sonriente, con barba y una bolsa de galleons recién retirado. Le había contando que estaba de visita en Inglaterra por cuestiones de trabajo. "Ya sabes como es el Quidditch, Harry. La competencia, el dinero..toda esa parte es una mierda, pero quiero volver a mis raíces". Dean se había convertido en un jugador muy requerido tras marcar la mayoría de los puntos en la última Liga. Era algo así como la estrella del momento tras que Oliver Wood se retirara hacía un año. Los Wigtown Wanderers y los Puddlemere United se lo estaban peleando, pero él dijo que quería irse a los Chuddley Cannon. Oh, casualidad, el equipo preferido de Ginny, donde ella hacía la mayoría de las notas y donde casi siempre estaba. Bastidores, cenas, cumpleaños de los jugadores, del entrenado. Hasta del asistente o aguatero. Ginny estaba. Era como si la conocieran de toda la vida y hasta la apodaban" Ginger". Harry lo aguantaba y hasta les caía bien. Robert, el entrenador, siempre iba a los cumpleaños de los chicos y hasta a su fiesta de aniversario anual.

-Harry, me asustaste.-musitó una mujer de pasados los treinta, esbelta y con una pollera recta, llevándose una mano al pecho. Lucía cansada y algo ojerosa.- Pensé que estarías durmiendo.

Harry se aclaró la garganta y se llevó el café a los labios. Necesitaba algo de fuerzas para no enojarse y dejarla explicarse. Estaba actuando extraño, como nerviosa y no quería enojarse.

-No sé que pasa- articuló él como mirándola de lado. Estaba extraña- Me mandas a recoger a los niños a tu madre, dices que no llegas a cenar…y vaya que te has tardado. Ginny, dime que pasa.

Ella suspiró cansinamente, dejó su bolso en el perchero y se sentó en el mismo sillón que su esposo, frente a frente.

-Hoy no me quedé trabajando hasta tarde- confesó bajando la mirada. Harry se pregunto dónde estaba esa Ginny Potter que miraba al frente siempre y nunca lloraba.- Barnabas nos dio el día libre incluso..porque están muchos jugadores de Quidditch de otros países en esa convención sobre tácticas de juego y planificación que organizó Oliver Wood. Y ..hoy en la mañana recibí una lechuza de Dean Thomas..y.- Harry palideció un momento y su monstruo adolescente ronroneó con el gato viejo de Hermione.-..está en Londres y necesitaba mi ayuda.

-Sé que está en Londres..yo lo vi esta mañana-alegó subiéndose los anteojos, algo serio- me dijo que esta planeando jugar aquí en Inglaterra y que hay varios clubes debatiéndoselo

-Exactamente-asintió ella algo tranquila. No sabia por que estaba tan nerviosa, pero aquí iba su explicación.- Bueno..Dean quería que yo lo ayudara a hablar con el dueño de los Chuddley, ya sabes..de todos los clubes siempre quiso jugar en este..y pues.. hablé con Robert y nos quedamos en encontrar en el Cabeza de Puerco con él y Hermes.

-Fuiste a cenar con Dean Thomas-sacó como conclusión Harry temiéndose lo peor. Ni había escuchado que Hermes, el dueño del club y Robert habían ido con ellos-Ginny..odias que desconfíe de ti pero no eres capaz de decirme..

-¿Es que acaso no escuchaste que fuimos con Robert y Hermes? ¿Es que acaso no conf….

-¡Que si confío en ti, Ginny Potter!-corrigió enfatizando su apellido- Confío en ti desde que me diste ese pastelillo delicioso en esas navidades en tu casa, confío en ti desde que me ordenaste prácticamente deshacerme del libro del príncipe, confío en ti desde que lo escondiste y desde que me di cuenta que te quiero!

Ginny tenia los ojos cristalinos y el pecho de su esposo subía y bajaba. Estaba algo exaltado y sus anteojos de carey habían resbalado levemente por el puente de la nariz. Pero no enojado. Ella sonrió enternecida y comprendiendo lo mucho que la amaba. Se acercó levemente y le enderezó los lentes chuecos. Le acaricio la cara con delicadeza y Harry cerró los ojos ante el contacto. Su respiración se había acompasado y se acercó más hasta juntar sus frentes.

-¿ Por qué siempre me preguntas si confío en ti, Ginny? Te he demostrado con creces que si lo hago.

-Acepto que soy difícil de aguantar, y que tu eres el único capaz de controlar mi genio-respondió cerrando los ojos- ..incluso cuando tenia antojos extraños en mis embarazos

-Tarta de melaza con jamón-recordó Harry y ambos rieron-..cuando tuviste a James, tarta de cerezas con puré de patatas cuando estabas de Albus y pastelitos de crema con arroz integral cuando fue Lily-ambos rieron de lo ridículos gustos de la pelirroja y se besaron sutilmente.

-Que memoria que tienes, Harry-masculló ella abriendo los ojos. Él la miraba fijamente-.. te pregunto si confías en mi por que desde que te fuiste de misión con Harry y Hermione, y acabaste conmigo ese año, sentía que no lo hacías. Que por eso me había cortado. Que no creías que yo era lo suficientemente valiente o confiable para contarme tus planes, ni hablar de participar en ellos.

-Pero..

-Intentabas protegerme, que no sea tu mecha, lo sé-musitó con un dedo en sus labios. Harry lo besó tiernamente-..pero eso del héroe que se sacrifica para todos ha pasado, Potty Potter-explicó en parte afirmándolo-Lamento ser a veces muy independiente, sé que no debo demostrarte ni a ti ni a mis hermanos que puedo valerme por mi misma..por que lo saben. Y también siento no haberte dicho lo de Dean. Sé que no fue correcto habértelo ocultado..y también sé que nunca me pedirías que no lo ayudase.

-Ahora no sé si te dejaré-bromeó sonriente y ella lo golpeó en el hombro. Harry asintió y la besó efusivamente.

-Ah…otra cosa-recordó el hombre ahora con su esposa en sus piernas y una mano debajo de su falda-La próxima reunión o cita para ayudar a Thomas, yo voy contigo. O al menos avísame, calabacita-susurró algo autoritario. Ginny soltó una risita, encantada de verlo celoso.

-Claro que sí, Señor Jefe del Cuartel de Aurors. Si quieres envía a uno de los aurors del cuartel para vigilarme-bromeó volviendo a besarlo y moviéndose sobre él.-No..vaya..a…ser..que..me vean haciendo en pleno..bar..con Dean..lo que..estoy haciendo..contigo-farfulló entrecortadamente frotándose con la pubis de su esposo. Harry gruñó por lo bajo y le subió la pollera al tope.

Ella soltó una risa satisfecha. Obviamente que no le diría que Dean estaba casado con Padma Patil y tenía cinco hijos. Ver a Harry Potter celoso y salvaje valía una mentira piadosa.