Título: Las Cartas de la Vida
Resumen: Han pasado 8 años desde la captura de la última Carta Clow y la vida en Tomoeda ha vuelto a ser normal, pero, la llegada de una estudiante a la universidad hace que la Sakura pierda lo mas preciado para ella. Solo una persona podrá ayudarla a descubrir lo que realmente pasó, pero ¿cómo hacerlo si ni siquiera lo recuerda?...
Tipo: Long -fic
Género: Romance/Fantasía/misterio/acción
Advertencias: basado en CCS y TRC
Las Cartas de la Vida
by ElphabaLii
Cap. 1: Una vida casi normal
Aclaraciones:
Habían transcurrido 8 años desde que Sakura había sellado la última Carta Clow. Desde aquel día la ciudad de Tomoeda volvió a la normalidad y tranquilidad que siempre la caracterizó antes de la seguidilla de sucesos extraños que hubo producto de las cartas. Por su parte, Sakura, dueña absoluta de las cartas, continuó con su vida. Al poco tiempo que convirtió la cata de la nada, ella y Touya decidieron contarle a su padre de la existencia de las cartas, Kero y Yue, para así poder llevar una vida apacible y sin necesidad de esconderse. Naturalmente, se lo tomo con tranquilidad y comprendió lo sucedido, haciendo alusión a que Nadeshiko se le había aparecido antes y le había advertido.
Touya se había ido de la casa y vivía con Yukito.
En cuanto a Syaoran, el tras la captura de la última carta, estuvo un par de meses junto a Sakura, y luego tuvo que regresar a Hon Kong. Tras esto, mantuvieron una especie de "relación" a distancia por unos 6 meses, pero se dieron cuenta de que no podían engañarse, pues, producto de sus estudios, y las responsabilidades que cada uno tenía en su respectivo país, era casi imposible mantenerla, además sus vidas estaban tomando caminos diferentes… al menos, eso fue lo que se dijeron…
Ella estaba parada junto a un lago, había estado ahí antes… veía como las hojas caían sobre el agua… una suave brisa acariciaba su larga cabellera castaña, y una extraña sensación se sentía en el ambiente… de pronto, algo comienza a moverse en el lago, y una intensa luz brota desde el fondo… a lo lejos se siente una desagradable campana, que cada vez suena más insistentemente. De pronto un grito y algo helado y húmedo comienza a correr por su cabeza
—¡Sakura,llegarás tarde a tu primer día en la universidad!
Al abrir los ojos Sakura ve que Kero tiene un vaso en la mano, y ella está empapada
—¡Pero cómo pudiste! —Grita la joven sentándose en la cama— ¡aah, que malo eres!
—¡Sakura, mira la hora es tarde! ¿No tenías clase hoy?
—Pero aun así —de pronto mira el reloj— ¡aaahh, no puede ser… llegaré tarde! —Sakura sale de su cama rápidamente— ¡Pero Kero, ¿cómo pude dormir tanto?
—Eso no me lo preguntes a mi… estabas tan concentrada en lo que sea que estuvieras soñando que a pesar de que el despertador sonaba, tu ni caso le hacías… por cierto, ¿que era lo que soñaste?, te veías inquieta…
Mientras kero hablaba, Sakura ya se había levantado, había corrido al baño y estaba saliendo de él…
—La verdad ya se me olvido… si… no me mires con esa cara, sé que tengo que recordar mis sueños, pero el despertar con agua fría ¡no ayuda!
—Bueno…. Oye Sakura ¿y tu padre?
—Me llamó anoche y dijo que no volverá hasta dentro de una semana, me dijo que le ofrecieron dar otra conferencia en la universidad en pisa… no Kero, no ese tipo de "pizza", me refiero a la ciudad, allá en Italia... ¿Qué solo piensas en comida? ¡aahh, mira la hora, ya me voy!
—Bueno… Sakurita, había pensado que hoy podríamos, tú sabes, saludar a las cartas….
—En el refrigerador hay comida…—dice la joven distraídamente, l tiempo en que tomaba su bolso.
—Sakura, ¿me oyes?, las cartas saku…
— ¡adiós, Pórtate bien!
—Adiós… —Sakura se marcha dejando a kero con un aire de nostalgia y las palabras atravesadas en la garganta— que agitada es la vida de Sakura desde que entro en la universidad… y que aburrida es la mía desde que ya no pasan cosas extrañas… aahh que días aquellos… ¡bueno a comer!
Sakura había entrado a estudiar en la universidad de Tomoeda para ser profesora. Cursaba ya tercer año. Cada día debía cumplir con muchas tareas, pertenecía al grupo de gimnastas de la universidad, y además cumplía con una vida social muy agitada. Si no fuera por Kero, sus conversaciones con Yue y el libro, casi ni recordaría que fue una card captor cuando aún era una niña, y al parecer eso casi ni le preocupaba, pues cada día que pasaba sus deberes como una joven normal la iban absorbiendo más y mas. Ya en la universidad, una joven de larga cabellera negra, rostro blanco y llena de lienzos se le acerca.
—¡Buenos días Sakura! Como siempre luces con mucho entusiasmo —era Tomoyo, quien estudiaba también en la universidad de Tomoeda la carrera de diseño.
—¡Buenos días Tomoyo!, veo que tienes mucho trabajo hoy.
—Sí, debo entregar unos diseños el día de mañana, ¿y tú?... ¿ya hablaste con Taichi?
—¿Taichi?... emm….
—Es que hace un rato me lo encontré en la cafetería, te estaba buscando… veo que está muy interesado —Tomoyo esboza una pequeña sonrisa mientras Sakura se sonroja.
—La verdad… no lo sé… Taichi es un buen chico, pero…
—¡Sakura!
Un chico de cabello castaño oscuro, ojos negros, de buena figura y alto corría hacia donde Sakura se encontraba con Tomoyo
—Por fin te encuentro…—dice el joven al llegar frente a Sakura— luces linda, como siempre.
—En fin. Yo los dejo… adiós Sakura.
—Pero... Tomoyo
—Tengo clases. Taichi, fue un gusto verte— tras decir esto, Tomoyo se marcha dejando los dos muchachos un tanto incómodos.
—¿Como van tus clases Taichi? —pregunta la castaña.
—Bien… mucho estudio, recuerda, debo ser un buen historiador… —tras estas palaras, un silencio incomodo se hace presente por unos instantes, tras el cual Taichi, un poco nervioso, y sonrojándose cada vez más, comienza a tartamudear— emm… bueno... has pensado en mí… has tu… Saku…
—Taichi…—lo interrumpe la joven— …somos buenos amigos desde que entramos a la universidad…
—¡Por lo mismo!... no haríamos una mala… pa… pa…
—Pareja… —Sakura igual se sonroja un poco— lo sé… pero si acepto…
—¡Es sin compromiso! —la interrumpe con aun con la cara roja— solo una cita y vemos que tal, ¿te parece?
—¡Me parece!
La sonrisa de Sakura en conjunto con su respuesta afirmativa, hacen que el rostro de Taichi se ilumine. Parecía como si de pronto el día fuese más bello y alegre.
—Será el próximo viernes, a las 8 pasaré por ti…
—Muy bien…
—Bueno, debo irme Sakura… ¡esperaré ansioso el viernes!
—Yo…
—¡Adiós! —se marcha corriendo con la cara llena de alegría, Sakura queda un poco confundida
—Yo... creo que también dedo esperarlo ansiosa… si... —se trata de auto convencer— …será un bello día viernes
Sakura y Taichi se habían conocido tres años antes cuando entraron en la universidad. Se encontraron en la entrada, ambos un poco desorientados pues no sabían donde debían dirigirse a clases. Chocaron porque Sakura, de forma distraída, no se dio cuenta por donde caminaba y desde entonces se llevaron muy bien.
Sakura se había convertido en una bellísima mujer, su cabello ahora lucia un tanto más largo que cuando era una niña, cayendo sobre su espalda un poco por debajo de los hombros, era de estatura promedio y de muy bella figura. Aun conservaba ese carisma que siempre la caracterizó, y por todo ello Taichi, siendo un joven muy apuesto y de mucha popularidad entre las chicas, quedó prendado de Sakura desde el inicio, pero no había encontrado la ocasión para declarársele puesto que Sakura siempre estaba recibiendo propuestas de chicos las cuales rechazaba sutilmente. El joven nunca entendió el motivo de porque Sakura prefería estar sola, así que trató de buscar un momento apropiado para poder darle a conocer sus sentimientos. Un día de verano, mientras ambos paseaban por el parque, se armó de valor y habló. Naturalmente Sakura se confundió un poco, y al igual que con todos los otros chicos, intentó alejarse, pero como ya conocía a Taichi hace un tiempo, le había tomado cariño. Entonces, y tras conversarlo mucho con su amiga Tomoyo, decidió aceptar tener una cita con él… la cual sería ese viernes que acordaron.
—¡Aahh…te ves divina amiga!
—¿Tú crees Tomoyo? —pregunta una sonrojada Sakura, luciendo un vestido sencillo corto color rosa con una pequeña flor adornando su cabello.
—Sí… Taichi quedará más enamorado después de esta noche.
—La verdad… no sé si quiero que se "enamore más" como dices…
—Sakura… —se acerca Kero con un pedazo de pastel que le había regalado Tomoyo— no crees que ya es tiempo de que abras tu corazón a otra persona… ¡mírate! Eres una chica linda y no me gusta verte triste cuando abres el libro y vez aquella carta —de pronto de abre el cajón donde tenía guardado el libro y sale de él aquella última carta que capturó estando junto a él. —ya supéralo, ¡tienes 20 años! Eran unos niños, y tú misma dijiste que no tenían futuro…
—¡No seas tan cruel Kero…! —Grita Sakura en un tono molesto—…además nadie te preguntó…
—Pero Sakura —interrumpe Tomoyo—, Kero tiene razón…han pasado 8 años… y ni yo supe más de él, ni siquiera de Meiling… amiga... —gagrega al tiempo en que cogí cariñosamente las manos de la castaña—…tú sabes que siempre he querido tu felicidad y Taichi es un buen chico, se ve que te quiere mucho. No me cabe duda que tu también podrás llegar a quererlo si es que te lo propones. Tienen mucho en común, te he visto cuando estas con él y luces feliz. Solo haz el intento. —Sakura la mira y sonríe.
—¡Esta bien!... gracias amigos, siempre saben que decir
A los pocos minutos, suena el timbre…
….
— ¡Syaoran… Syaoran!... —una joven de larga cabellera negra gritaba algo preocupada—donde se metió ahora… ¡Syaoran!
La muchacha entra en una habitación donde un Syaoran bastante más maduro, se encontraba practicando con su espada…
—¡Syaoran!
—¡ahh! —se corta un poco un dedo— ¡pero Meiling cómo se te ocurre irrumpir así estaba…!
—lo sé, practicabas… es solo que… ¡practicas demasiado! Si no estudias, practicas, ¿qué acaso no quieres tener vida?
—Meiling…
—No me mires así. Akane y tus hermanas me encargaron que te sacara de aquí... sé que fue dura la muerte de Wey, a mí también me dolió mucho lo sabes… pero la vida sigue y nosotros… ¡iremos de paseo!
—¿de paseo?
—¡si!... he preparado una sesta llena de cosas deliciosas que se que te gustan mucho… iremos de día de campo
—pero…
—¡aaaahh no, nada de protestas… nos vamos ahora! —y diciendo esto toma a su primo de un brazo mientras este deja caer la espada al suelo.
También y al igual que en Japón, la vida en Hon Kong continuo con normalidad, bueno, con la normalidad característica de la familia Li. Syaoran se transformó en un hombre inteligente y apuesto, aunque nunca perdió esa personalidad que tanto lo caracterizaba. Seguía siendo muy cerrado en cuanto a sus sentimientos, siempre serio y de mirada fría pero bondadosa. Había entrado a estudiar arqueología la universidad y cursaba tercer año. Hace un par de meses, y producto de una enfermedad que lo aquejaba, Wey había fallecido, lo cual había afectado los ánimos de Syaoran.
Nunca había olvidado todo lo que vivió en Japón. Recordaba con cariño cada una de las experiencias que compartió capturando las cartas, transformándolas, y los pocos momentos que paso con Sakura tras la captura de nada. Él siempre la quiso, pero estuvo de acuerdo en que tras su regreso a Hon Kong, ambos siguieron caminos diferentes y aunque le dolió mucho rompió con Sakura y todo tipo de comunicación con la gente de Tomoeda.
Meiling, al ver el dolor que le causo esto a Syaoran, decidió apoyarlo en su decisión y también corto lazos. Ella también se transformó en una bella joven, ya no usaba moños sino que dejaba su larga cabellera negra suelta excepto al entrenar. Nunca volvió a ser la prometida de Syaoran, pero si siempre fue su mejor amiga.
Pero a pesar de que rompieron relaciones con las personas de Japón, por esas cosas de la vida Syaoran conoció a una joven japonesa que se había ido a estudiar arqueología a China. Ella era de estatura media, cabello castaño oscuro y rizado y dueña de unos bellos ojos color miel. Su nombre era Akane. Era una joven con carácter, aunque muy dulce, con la que Syaoran congenió de maravilla y al poco tiempo comenzaron a salir. Como Meiling conocía como la palma de su mano a Syaoran, le sorprendió que este se demorase tan poco en comenzar una relación con esta joven, pero al poco andar se dio cuenta que su primo había viso en ella un salvavidas para capear aquellos recuerdos de ese primer amor. Naturalmente no estuvo muy de acuerdo, no porque no le simpatizase Akane, sino porque pensaba que él no estaba siendo firme y sincero con sus sentimientos. Pero como Li siempre hizo lo que quería, tuvo que terminar por aceptar.
Ya de eso había pasado un año y medio, y ya todos hablaban de un compromiso formal, tanto así que Syaoran sin antes planificarlo ya conversaba de matrimonio, aunque no muy entusiasmado.
—Gracias Meiling… siempre me animas.
—¡Aaay Syaoran! No digas estupideces. Es lógico soy tu amiga ¡ah! mira quien viene… ¡hola Akane!
—¡Hola, Recibí tu llamada!... hola amor ¿te sientes mejor? Estaba preocupada.
—Si, ya me siento mejor… —Responde Syaoran con una sonrisa a su prometida.
—¡Meiling si que sabe como subirte el ánimo!
—¡Obvio, lo conozco de toda la vida!
—Lo sé… oye Syaoran… —de pronto el rostro de Akane adopta una expresión seria— debo hablar contigo, es importante
—¿Hablar…de qué?
—Vaya, siento que sobro… —interrumpe Meiling— Syaoran, cómete todo y Akane, vigila que así sea. Me voy, ¡adiós chicos!
—¡Adiós! —responden ambos. Tras esto, Syaoran mira a Akane como presintiendo que alguna noticia inesperada vendría.
—y bueno, ¿qué querías decirme?
—Syaoran, me voy a Japón —el joven chino queda en silencio un momento, quería procesar lo que Akane le decía, ¿Cómo que se iba a Japón? Aun ni siquiera terminaba la carrera, además, ¿cómo podría ser posible que otra vez se apartara de una persona que él consideraba especial? —sé que ya soy mayor—agrega la chica— pero extraño a mi familia… se fueron a Japón hace un año y quiero verlos…además será por poco tiempo. Me dieron la oportunidad de hacer un semestre en una universidad japonesa y poder especializarme con un arqueólogo famosísimo… Syaoran, sabes que volveré para quedarme contigo… lo sabes.
—No, no lo sé…—responde algo molesto.
—Lo que te pasó fue hace 8 años y aun eras un niño—dice la joven algo molesta—. Nuestra relación es diferente, ¡yo si volveré, es algo real!
—Lo sé… la situación, es diferente... pero no me pidas que no te extrañe…
—¿Y si vas conmigo?
—No…
—¡Por dios Syaoran!.. ¡Es como si esa niña aun te estuviera esperando y tú a ella!.. ¿Es que aun la quieres? Como puedes querer a alguien que es solo un recuerdo…
—¡No es eso! —la interrumpe— Sabes que estoy contigo ahora… tenemos planes... nos casaremos… y ella... no sé de ella desde hace años… es solo, que no quiero volver… no quiero abandonar a mi familia.
—Entiendo… ¿me irás a ver?... ¡solo por unos días, nada permanente!
—Emm… claro… cuando pueda…
—Te estaré esperando… —entonces se besan…
….
—¡Ya me voy!
—Quizás nos veamos en la universidad hija… dale mis saludos a Taichi.
—Está bien… ¡adiós papá!
Habían pasado tres meses desde que Sakura decidió ir a aquella cita con Taichi y darse una oportunidad con él. Hasta el minuto las cosas habían resultado bien y Sakura cada día se sentía más cómoda junto al muchacho, quien hacia todo para que ella fuese feliz.
— Buenos días Sakura… —la besa tiernamente en su mano al mismo momento en que le entrega una pequeña flor— te ves tan linda como siempre.
— Taichi… —Sakura se sonroja. De pronto observa a su alrededor y se da cuenta de que en la universidad hay un gran alboroto — ¿qué sucede?
— ¡Sakura! —Un chico alto con una sonrisa pegada en el rostro se le acerca.
— ¡Yamasaki, hola!
— ¡Hola… ah hola Taichi! ¿Ya vieron todo el alboroto que hay por la llegada de los alumnos de intercambio?
— ¿Alumnos de intercambio? —pregunta Sakura
— Si, la carrera de arqueología a echo un convenio con una universidad en Hon Kong, así que muchos alumnos han llegado para quedarse por todo un semestre.
Al oír Hon Kong, Sakura no pudo evitar sentir un pequeño cosquilleo, de esos que dan cuando uno recuerda algo...o alguien…
— Supongo que tu padre vendrá a darles la bienvenida —interviene Taichi—. Él es uno de los profesores más prestigiosos de la universidad
— Ahh... —responde la castaña haciendo todo lo posible por bajar de aquel viaje mental que había hecho hace segundos— ¡claro!, me dijo que nos veríamos por acá.
— La universidad está revolucionada con esto, creo que no habrá clases —dice Yamasaki
— Comprendo. Oye Yamasaki, ¿y Chiharu dónde está? no la veo…
— Está por allá, junto con Naoko.
Chijaru y Naoko entraron a estudiar literatura a la universidad de Tomoeda, mientras que Yamasaki estudiaba arqueología.
— ¡Hola Chiharu, Naoko!
— ¡Hola Sakura! —responden a coro
— Vaya, se ve que los alumnos están muy entusiasmados…
— Mira Sakura —interrumpe Taichi— tu padre hablará.
Fujitaka comienza a dirigirse a los alumnos y docentes en un acto que se realizaba para darles la bienvenida a los estudiantes de intercambio. En su discurso, menciona a una alumna que destacaba del el resto por sus altas calificaciones y su aporte en investigación en la universidad de Hon Kong. Su nombre, Akane Takenouchi.
— Miren chicos, esa joven no solo es inteligente, también en muy bella— observa Chiharu, mientras todos asienten.
Al poco rato el acto termina. Sakura junto con Taishi y los demás se acercan a Fujitaka quien les comenta que Akane no tiene donde quedarse, puesto que el chico que se supone la recibiría, había tenido un inconveniente.
— Pero puedes ofrecerle quedarse en casa —dice Sakura.
— Pero hija —le habla al oído— ¿qué haremos con Kero?
— No te preocupes, soporto estar encerrado por más de dos años en mi cuarto, sabe como ocultarse
Entonces, ya en casa...
— ¡Queeeeee! ¡¿Dices que otra vez me tengo que esconder?
— Tranquilo Kero, es solo hasta que termine el semestre, no te pido nada muy especial —dice Sakura.
— Es que ya me había acostumbrado a merodear por la casa…—en eso suena el timbre interrumpiendo las protestas del pequeño guardián.
— Deben ser ellos...¡ya voy!... quédate aquí, te traeré la cena más tarde —la joven sale corriendo y cierra la puerta, en eso, Kero siente una presencia.
— Qué es eso…
Mientras tanto, Sakura recibía a Akane…
— ¡Bienvenida! ¡Espero que te sientas cómoda!
— ¡Muchas gracias!.. de verdad no sabía donde quedarme. Han sido muy amables en ofrecerme su casa.
— Sakura es una excelente anfitriona.
— ¡Papá no exageres!… oh, ya esta lista la cena, pasen a la mesa.
Los tres disfrutaron de una buena cena, al rato Fujitaka las deja solas y se retira a su biblioteca…
— Así que vienes de Hon Kong, una vez fui allá y me pareció una isla muy bella.
— Bueno, yo soy japonesa pero desde hace unos años vivo en Hon Kong… extrañaba un poco Japón por eso acepté esta beca, pero aun así planeo volver… mi vida está allá.
— Bueno, debes haberte hecho de amigos…
— Si… además, no podría quedarme sabiendo que mi prometido es de ese lugar.
— Aahh con que tienes novio… ¡él debe estar orgulloso de tener una mujer como tú!
— Bueno…. —Akane se sonroja— tenemos muchos planes y yo lo amo mucho…
— ¿Y como se llama?
— Bueno su nombre es… — en eso suena el teléfono.
— Lo siento —dice Sakura— ¡yo contesto!... ¿diga? Casa de la familia Kinomoto…
Sakura distraídamente olvidó preguntar cuál era el nombre del prometido de su huésped y Akane tampoco volvió a tocar el tema.
Un día, ya cercano a las vacaciones de verano, la joven de ojos miel llegó antes a casa y al ver que, contrario a lo que decía la pizarra puesta en la cocina, no respondía nadie a su llegada, se puso a buscar a Sakura por todos lados, pues pensó que podría estar dentro de la vivienda y no haber notado que ella había llegado. Estaba en ello cuando un ruido extraño atrajo su atención. Era proveniente de la habitación de Sakura, por lo que se decidió ir a ver que era.
— Sakura… ¿estás aquí?… —akane habre lentamente la puerta y da unos pasos hacia el interior de la alcoba— ¿Sakura?… vaya, y yo que estaba segura de haber escuchado algo en esta habitación… creí que era ella… —Akane se comienza a retirar cuando un cajón le llama la atención— y eso… hay… algo en este… cajón… —lo abre y se encuentra un libro rosa con el nombre de Sakura grabado en su cubierta— que libro mas… raro… —de pronto se abre— ¡ahh!... ¡¿qué demonios, paso?... debe ser un sello automático... vaya… pero si son... ¿cartas? Y esta dice… vi..e.. n…vie..n… vient... —de pronto se abre la puerta de la sala
— ¡Ya llegué! —Sakura sube rápido las escaleras y al entrar a su cuarto se encuentra con Akane quien tenía la carta viento en una mano y el libro en la otra— Hay no…
— ¿Eh...? aahh Sakura, sentí ruidos en esta habitación y pensé que eras tú… oye, que lindo libro, y que lindas cartas… esta es la del….
— ¡Sí!… si... se cual es —la interrumpe con algo de nerviosismo — ahora, dame el libro… es... es personal.
— Lo siento si hice algo indebido.
— ¡Solo dámelo! —dice Sakuraun tanto agitada.
— Pero… no tienes porque…
— ¡que me lo des! —el ambiente se enrarece… una especie de presencia negativa se instala en la habitación y Akane sujeta con mayor fuerza el libro… su mirada se ensombrece…
— Qué pasa si no te lo doy… o si me quedo con una carta… esta me agrada, y además tú tienes muchas.
— ¿Qué dices?... ¡eso es mío, ya te dije, es personal!
Akane seguía aferrada al libro, en eso suena el timbre y el ambiente negativo se esfuma.
— ¡Oh por dios, que impertinente soy como me quedaré con algo que es personal…! —dice Akane— toma, y descuida, no volveré a tocarlo.
— Está bien.
— Iré a abrir, recuerda que tu hermano quedo de venir… —la muchacha sale de la habitación como si nada. De pronto aparece Kero.
— Otra vez sentí esa presencia… —dice el pequeño.
— ¡Y dónde se supone que estabas cuando ella abrió el libro! —habla una enojada Sakura mientras cerraba el libro y lo depositaba en el mueble— ¡menos mal que no dijo la palabra viento, las cartas se hubiesen dispersado!
— ¡Ya lo sé!... pero no podía mostrarme cuando ella entró…
— Quizás el libro estaba mal cerrado…
— Sakura…
— Es imposible que ella tenga magia …
— Sakura…
— Solo yo soy la única que puede abrir el libro…
— ¡Sakura, despierta de una vez!... —grita kero de pronto— ¡Puede que ella si posea magia!...y el hecho que haya abierto el libro significa que tu estas muy descuidada con tus responsabilidades.
— ¿De qué me hablas kero?
— ¡De las cartas!.. y ellas lo notan…
— Y que… soy su dueña… —Sakura dice esto con algo de prepotencia, lo que molesta al guardián.
— ¿Y eso qué? —Kero deja crecer sus alas y dejando ver su verdadera apariencia le habla en serio a la muchacha —has estado tan centrada en tu mundo "normal" que has olvidado los deberes que tienes con las cartas. Ellas te aceptaron como dueña y ahora se están sintiendo abandonadas.
— Pero...
— ¡Pero nada! Por eso Akane pudo abrir el libro… porque las cartas están reclamando una nueva dueña.
….
— ¿Cómo pudo pasar esto?... pensé que te llevabas bien con las cartas —dice Tomoyo, asombrada por lo que Sakura le comentaba.
— Sinceramente creo que Kero exagera ¿qué espera, que todo el día este pendiente de las cartas?, pues lo siento, no puedo. Tengo muchos deberes que cumplir, además ¿qué objeto tiene que las use si no pasa nada extraño en Tomoeda?... sí, definitivamente exagera.
Tomoyo observa por un instante a Sakura con nostalgia y tristeza.
— A decir verdad, Kero igual puede estar diciendo la verdad —dice la morena.
— ¡¿Cómo?
— Siempre que te veo, tan centrada en tu vida normal, pienso "en donde quedaría la antigua card captor que luchaba contra todo y se preocupaba del bienestar de aquellos que la rodeaban."
— ¿Pero qué dices Tomoyo? yo aun me preocupo por ustedes.
— Sabes que no es así. Sakura, te conozco más que nadie y desde que eras card captor hasta hoy, has cambiado.
— Tomoyo, era una niña...
— Pero tu esencia… ¿sabes? cambiaste desde que Li se fue definitivamente a Hon Kong y decidiste romper relaciones con él. Pensé, y al igual Kero, que estar con Taichi revertiría esta situación pero al parecer, lo único que ha pasado es que las cartas y los guardianes son cada vez menos importantes en tu vida. Amiga, el hecho de que Li se haya ido no significa que las cartas y la magia tengan que pagar por ello.
Sakura mira a Tomoyo con asombro, pues era raro que la morena hablase con tal dureza y sobre una situación que, bien sabía, para ella era especialmente dolorosa. Pero la joven castaña ya no quería recordarlo. Entonces algo se movió su pecho mientras una brisa mese el cabello de ambas, como anunciando que el ambiente se tensaría… de pronto Sakura se pone de pie con una expresión de tristeza y enojo.
— Las cartas estarán bien… y sabes, si quieren otra dueña, ¡me da igual!
— P..per..o
— ¡Pero nada! —grita— ¡Ya me harté de tener que cargar con algo así, ya me harté de tener que estar siempre pendiente de ocultar cosas con respecto a mi vida, ya me harté… ya me harté de tener que ver la carta esperanza y recordar algo tan doloroso para mí! —Sakura sale corriendo, mientras Tomoyo solo se le queda viendo.
— Sakura…. —murmura tristemente.
….
— ¿Hola? —dice Akane entrando en la casa— vaya no hay nadie —sube por las escaleras para entrar en el cuarto que había sido de Touya y que ahora ella ocupaba. Luego de dejar sus cosas, se dispone a bajar a la cocina por algo de comer, pero al salir del cuarto algo la detiene. Una extraña sensación que la atrae al cuarto de Sakura… — hay… hay algo en ese lugar… —sin darse cuenta comienza a avanzar hacia el cuarto— algo… me llama… —llega a la puerta y la comienza a abrir lentamente, al mismo tiempo que se va dando cuenta que uno de los cajones del escritorio se abre. El mismo libro color rosa comienza a flotar y se abre dando paso a las cartas— pero que… —algo la impulsa a ir donde ellas extendiendo su mano hasta tocar el libro al tiempo en que sus ojos miel se tornan opacos y su semblante se ensombrece— no se preocupen cartas, ya estoy aquí…— de pronto Kero, quien venía desde la cocina, entra distraído en la habitación. Al ver a Akane, queda petrificado frente a la muchacha.
— ¡Pero qué!...
— Kerberos… yo soy quien esperan… —le dice Akane, al mismo tiempo que estira su mano... su tono de voz no era dulce como siempre.
— Quien… quien eres tú…
— Soy aquella que realmente se preocupa de ustedes… ayúdame a estar siempre cerca...
— No… —algo nubla la mirada de Kero, mientras sin querer avanza a tomarle la mano a Akane.
— Siempre… estaré de su lado… déjame que los cuide… a ti, a Yue... y a mis queridas cartas…
….
— ¡Ya llegue!
— ¡Sakura, tengo la cena lista! —habla Akane desde la cocina, tan sonriente y dulce como siempre.
— Gracias Akane. Subiré a dejar mis cosas —Sakura sube corriendo a su habitación.
— ¡Hola Ke…! ¿Kero? —en un costado de la habitación estaba Kerberos en su forma original, con semblante sombrío y las cartas flotando a su alrededor… — ¿qué… qué sucede…?
— Ya no tiene caso que sigamos aquí. Sé que Yue estará de acuerdo. Adiós Sakura.
— Pero…—la muchacha intenta hablar algo descolocada—…pero… ya se, Tomoyo te dijo lo que hablamos, estaba enojada y por eso...
— ¡Silencio!... ya no eres la dueña, ya no eres digna de poseernos, ni a nosotros los guardianes, ni a las cartas.
— Pero Kero… — Sakura avanza unos pasos hacia el guardián, pero un gran destello surge y una especie de campo de fuerza hace que salga disparada y choque contra la pared. Mientras, en la habitación continua, Akane con el semblan
