La idea de Fukami como bibliotecario me enamora.

Disclaimer: Nada me pertenece, Wadanohara and the great blue sea es propiedad de Mogeko/Deep-Sea Prisoner


Ella siempre venía los miércoles a la misma hora.

Al principio no reparó en ella ya que estaba bastante ocupado guardando los libros en su lugar, pero poco a poco se hizo un hueco en su campo de visión como algo habitual, tanto que se preocupaba por lo que hubiera podido pasarle si llegaba un poco tarde y no lograba concentrarse hasta verla entrar.

No sabía gran cosa de ella. Su nombre era Wadanohara, era un nombre que había leído muchas veces en su carnet y que era lo bastante extraño como para no olvidarlo; le gustaba el sol pues siempre se sentaba en una mesa junto a la ventana, siempre en el mismo lugar de la biblioteca, donde los rayos de luz caían directamente y que los demás evitaban como si fuera la peste porque el sol les molestaba en los ojos; cada dos miércoles dejaba de lado las novelas y cogía la misma enciclopedia de biología, no estaba seguro de si se había dado cuenta de la pauta que estaba siguiendo, pero por lo menos tenía claro que debían gustarle los animales.

No conocía mucho más de la joven y quería saber más de ella, ansiaba saber cada pequeña cosa que pudieran enseñarle, quería aprender de Wadanohara más que tres o cuatro datos que había aprendido con observarla desde lejos y sin intervenir.

¿Y que había de ella? ¿Qué pasaba por su cabeza cuando le miraba? ¿Habría leído el Fukami que estaba impreso en su tarjeta y lo habría memorizado? ¿Se habría dado cuenta de que la atendía más lentamente a ella que a los demás para poder pasar más tiempo mirándola? ¿Había pensado alguna vez (al igual que él había hecho tantas veces antes) en invitarle a tomar un café?

Esas preguntas eran suficiente para quitarle el sueño por las noches, noches que se pasaba animándose para hablarle el próximo miércoles, ánimos que llevaban a que montara escenarios en su propia cabeza (que diría él, que diría ella, como terminaría todo, cosas de ese estilo) y que terminaban destrozados al darse cuenta de que había pasado un miércoles más y no solo no sabía más de ella sino que tampoco había sido capaz de hablar con ella.