Hola! Antes que nada hay que especificar que este capítulo es más que nada el episodio donde Azula ataca a Aang en las profundidades de Ba sing se, pero con un final diferente y desde dos puntos de vista diferentes. En el siguiente capítulo se explicará más qué sucedió :)
Espero sea de su agrado y espero sus comentarios puesto que dependiendo de ellos decidiré si continuar esta historia o no.
Nada me pertenece :)
-Aloine.
El golpe de Azula fue certero. El rayo atravesó el cuerpo de Aang provocándole un intenso dolor a pesar de encontrarse en el estado Avatar. Todos los que se encontraban en las profundidades de Ba Sing Se voltearon sorprendidos y no pudieron hacer más que observar lo que estaba sucediendo.
Katara se impulsó con una gran ola al ver que Aang caía. Llegó justo para atraparlo antes de que se estrellara contra el piso. Lo sostuvo entre sus brazos y alzó la mirada, su cara no demostraba ninguna expresión. Azula y Zuko se acercaban a ella lentamente. Azula sonreía maliciosamente y su hermano se mantenía serio.
Así que éste es el fin pensó Katara y justo en ese momento una ráfaga de fuego se interpuso entre ella y los dos hermanos. Volteó hacia donde provenía el fuego y se encontró con Iroh, el tío de Zuko. Con un ágil brinco, Iroh cayó frente a ella dándole la espalda.
Katara no podía comprender todo lo que estaba pasando. Primero había creído que Zuko había cambiado, después Aang había sido herido gravemente y ahora un maestro fuego los defendía valientemente.
-¡Tienen que salir de aquí, trataré de detenerlos lo más que pueda!-lo escuchó gritar. Atontada, se levantó rápidamente y corrió con Aang en sus brazos, quien seguía inconsciente. Escuchó como Iroh combatía detrás de ella y llegó a la cascada. Haciendo uso de toda su fuerza, creó un espiral de agua que los ayudó a subir por la cascada.
Todos los esperaban en la superficie montados en Appa. Ver a Katara salir corriendo con Aang en sus brazos los dejó sin habla y ella no tenía tiempo de explicar. Trepó rápidamente en la cabeza de Appa y éste, sin necesidad de una orden emprendió el vuelo.
Cuando Aang fue atacado por azula y cayó inconsciente, vio como Katara lo atrapaba y después él y su hermana se acercaron lentamente a ellos. Ambos estaban dispuestos a dar el golpe final cuando una ráfaga de fuego se interpuso entre ellos. Su tío saltó y no fue novedad para Zuko observar que su posición era defendiendo al avatar.
Escuchó que gritó que escaparan e inmediatamente comenzó a atacarlos.
Su tío Iroh estaba traicionando a la nación del fuego. Estaba traicionándolo a él.
En cuanto el avatar había escapado, había dejado de atacar y fue aprehendido por los Dai Li comandados por Azula. Zuko miró una vez más a su tío y éste desvió su mirada mostrando desaprobación.
Pero a Zuko no le importaba. Sabía que de esta manera recuperaría su honor y su padre volvería a aceptarlo.
Katara no sabía qué hacer, Aang no reaccionaba y ella podía jurar que sentía cómo se escapaba lentamente su vida. Le sorprendió darse cuenta que ninguno de sus compañeros había dicho algo. O tal vez sí lo habían hecho, pero no les había puesto atención. Estaba más preocupada por encontrar una manera de salvar a Aang.
De pronto la solución se manifestó ante ella. Se quitó del cuello el frasco con el agua que le habían dado en el polo norte. Recordaba vagamente que habían mencionado que la usara para situaciones especiales. Pero no sabía si iba a ser suficiente. Controló el agua haciéndola girar sobre su palma y ésta comenzó a brillar intensamente.
Se acercó a Aang y descubrió su espalda. La herida era enorme y los bordes estaban quemados. Puso su mano sobre la herida dejando que el agua entrara en el cuerpo de Aang. Un intenso brillo cubrió toda la herida por unos instantes y después desapareció lentamente dejando la espalda de Aang en el mismo estado.
Katara volvió a recargar a Aang en Appa y lo observó atentamente. El tiempo se volvió eterno esperando una reacción. Se aferraba al agua del estanque sagrado y recordó que estuvo a punto de desperdiciarla en la cicatriz de Zuko.
Ira y odio se arremolinaron dentro de ella al pensar en el príncipe. Había comenzado a creer en él y al final se había unido a su hermana Azula. Agradeció no haber usado el agua en ese momento y eso calmó su ira ligeramente. Ya tendrían tiempo más adelante para cobrar venganza.
Appa gruñó y Katara regresó de sus pensamientos. Puso una mano sobre la mejilla de Aang y sus ojos, totalmente abiertos, empezaron a derramar lágrimas.
El agua no había sido suficiente.
