Disclaimer y Advertencias: NARUTO y sus personajes no son de mi pertenencia, si no de Masashi Kishimoto. Este fic contiene lenguaje explicito, insinuaciones sexuales (heterosexuales y homosexuales) asi como situaciones medianamente explicitas. Este fic se encuentra en un Universo Alterno que el del anime y manga.

Dedicado a Euyin. Que si no hubiera sido por ella seguiria haciendome bolas en el computador.


U N O

La Dama de Honor Desempleada

Vi como terminaban de subir el último par de cajas al camión de mudanza y me pase la mano por los cabellos. Bufé y me dirigí a mi antigua sala. Me senté en el sillón improvisado que era mi maleta y abrí un refresco observando mi entorno.

Me estaba yendo de Massachusetts. Mi hogar en los últimos siete años. ¿Por que me iba?


Estaba leyendo el periódico y tomando mi café matutino antes de ir a mi oficina cuando el teléfono timbró. Contesté sin tan siquiera ver el número.

Diga. —dije monótonamente.

¿Sakura? Soy yo, Hinata.—no pude evitarlo. Tosí y arrugué el periódico. Hace bastante que no me llamaba.

¿Enserio eres tú, Hinata? Vaya, hace mucho que no llamabas. ¿Ocurre algo? —tampoco pude evitar eso. Fui directa al grano.

No. Bueno, si. En realidad nada malo.—dijo nerviosa y con su pasiva y dulce voz.—Quería preguntarte... bueno... más bien, quería pedirte... que... bueno... —comenzó a balbucear. Sonreí había cosas que no cambiaban ni aunque pasaran mil años. —Quería pedirte que... fueras mi dama de honor. —ahogué un grito de sorpresa.

¿Que dijiste? ¿Te casas? Por Dios, ¿quien es el pobre diablo? —pregunté divertida imaginándome como tuvo que encarar al padre de Hinata, Hiashi.

Yo... verás... poco después de que te fueras... Naruto-kun y yo comenzamos a salir... y bueno... mi padre tardó mucho en aprobarlo... pero... —dejé de escuchar y estuve tentada de escupir mi café.

¿Naruto? Te casas con Naruto. Dios, Hinata. Es fantástico. Nunca lo pensé. Quien lo diría... —dije. Interrumpiéndola. Ella rió suavemente. Me la podía imaginar con esa hermosa sonrisa que ella tenía. Que suerte tuvo Naruto.

Sakura, entonces... ¿podrás? —me preguntó levemente, medio susurrando.

¿Para cuando es el entierro? —pregunté molestándola, ella bufó, sabía perfectamente lo que opinaba sobre el matrimonio.

En nueve meses. —dijo. Me sorprendí.

¿Estas embarazada, Hi-?

¡No! Diablos, no. Mi padre me mataría.

Oh, entiendo. Usan protección. Hinata, ¿eres virgen?

¡SAKURA! —chilló.

Así que no lo eres... lo imaginé, con lo bestia que es Naruto...—me seguía burlando de ella mientras rebuscaba un calendario. Nueve meses, seria entrando diciembre. No. Imposible.

Ya le dije a Ino y a Tenten, solo faltas tú. Será como en los viejos tiempos, solo que yo seré la de blanco. Quiero que nos ayudes... siempre has sido muy selectiva y...

Hinata. Creo que no podré ayudarte... verás, el trabajo... yo... esos días no puedo salir de la oficina...Lo siento, Hinata. No puedo asegurarte nada. No es muy probable que me den vacaciones.

Oh. Vale. Entonces ni que hacerle. Bien, si cambias de opinión... estaré aquí. —comenzó a decir, demonios, ahí estaba, odiaba esa voz, me hacia sentir tan culpable, pero, el trabajo es trabajo, no puedo dejarlo.

Lo siento, de verdad. Puedo buscar algunos vestidos y mandártelos. Puedo ayudarte a elegir cosas también, se que no estaré físicamente, pero te estaré apoyando. —sabía que eso no servia de nada, la boda sería en Manhattan, no en Cambridge.

Esta bien, Saku, no hay problema, bueno, me tengo que ir. Yo también trabajo. Nos vemos.

Adiós, Hinata. —y cortamos la llamada. Me sentía tan culpable y aguafiestas. Ahora la pobre Hinata me odiaría e iría a llorar con Ino y esa cerda me llamaría para joderme toda la tarde. Oh, si. Ya la escuchaba.

Y efectivamente, esa tarde me llamó. Discutimos por supuesto. Pero yo no iba a cambiar de opinión.

Hasta aquel fatídico día. Un mes y medio después de la llamada de Hinata.

Las cosas no estaban yendo bien en el buffet, los altos mandos estaban un poco más tensos, pero yo seguía concentrándome en mi trabajo. Estaba releyendo el caso que nos acababan de cancelar cuando entro uno de mis compañeros.

Buenas, Haruno. —me saludó. Noté por su tono de voz que estaba tenso.

¿Que te trae por aquí, Jones? —pregunté levantando levemente mi vista del portafolio.

A juzgar por tu serenidad no te has enterado, pensé que especialmente tu ya lo sabrías. —me dijo el muy cretino. Estreché mi mirada fulminándolo, el desvió la mirada incomodo.

Di lo que tengas que decir y lárgate. —el muy cabrón realmente me había molestado, no estaba de humor, había estado toda la noche preparándome para la auditoria de hoy y me salieron con que estaba cancelada, para que este mequetrefe derepente llegara a joder, no gracias.

Seremos desalojados. Compraron el lugar. Esto ya no es un buffet jurídico, linda. —habló el muy idiota restregándome en la cara algo que él sabía y yo no. Sonreí porque el muy imbécil no se había dado cuenta que él también se había quedado seco.

Me imagino que ya conseguiste empleo. De no ser así no sonreiría como lo estas haciendo ahora. Digo, hay cuentas que pagar, y en tu caso, bocas que alimentar. —dije cínicamente apoyando mi rostro en mi mano. El tipo se quedo tieso y después abandono como un muerto la oficina. Seh, no había conseguido trabajo.

Suspiré y salí de la oficina, efectivamente, estábamos siendo desalojados, todos comenzaban a guardar sus cosas en cajas, algunas chicas lloraban silenciosamente. Torcí la boca, ¿que demonios iba a hacer yo?

Busqué algunas cajas en el almacén al lado del comedor y me dirigí a guardar mis cosas, cada una de ellas, tal vez, con más tardanza que la requerida. La incertidumbre me recorría. Aun en mis cavilaciones pude escuchar como tocaban la puerta.

Adelante. —dije. Un hombre de cabellos alborotados y un extraño vendaje en el puente de la nariz, vestido con un elegante traje negro y corbata del mismo color entró despreocupado.

Buenas tardes, señorita Haruno. Soy Kotetsu Hagane, un abogado de la Corporación Uchiha.—no pude evitarlo. Arrugué mi nariz un poco y estreché mi mirada.

¿En que puedo ayudarle, señor Hagane? —dije deseando terminar con esto de una vez, yo no quería nada con Uchihas.

Como usted sabrá, la Corporación Uchiha ha comprado este buffet jurídico, y todo el edificio, por lo que a los empleados ejemplares les estamos proponiendo una re contratación y un mejor sueldo. Los jóvenes Uchiha estarán complacidos si usted comienza a formar parte de la Corporación. —habló el tipo. Cerré mis ojos con fastidio.

Realmente lo estaba considerando, no tenía trabajo y había cuentas que pagar. La renta, el agua, la luz, los impuestos, el combustible. Pero. Oh, si. El gran pero. Cuando escuche "Jóvenes Uchiha" entonces fue todo claro... Si habían adquirido un nuevo terrenito en su imperio empresarial quería decir que un Uchiha tendría que venir a dirigirlo y realmente el menor de ellos y yo no éramos los mejores amigos.

No, definitivamente no. Yo no quería estar involucrada con aquel Uchiha si no era para castrarlo.

Le agradezco su oferta, señor Hagane, pero realmente no estoy interesada en formar parte del Imperio Uchiha. Lo lamento. —el hombre pareció decepcionarse.

Vaya. Es lamentable escuchar eso viniendo de tan talentosa y destacada abogada como usted. —dijo, ahora comenzaba a adularme. Sonreí forzada. —Bueno, le dejaré mi tarjeta por si cambia de opinión. —dijo. Me extendió su mano ofreciéndome una tarjeta que acepte por cortesía.

Esa noche llegué a casa con cuatro cajas de considerable tamaño y de muy mal humor. Al ducharme pensé en que haría, trabajar para los Uchiha no era una opción. Mientras veía mi serie favorita "Law & Order" y comía mi caja de arroz cantones aun seguía pensando en que hacer. Entonces como caído del cielo llegó a mi la visión de una revista VOGUE.

Me lancé como una obsesa al teléfono y marqué un número a la velocidad de la luz.

¿Hola? —me contestó una voz adormilada.

¡Ino! Soy Sakura. —dije emocionada.

¿Sabes que horas son, Sakura?—me cortó molesta.

Ino ocupo tu ayuda. —dije. Y comencé a relatare los sucesos del día, incluso lo de Hagane Kotetsu y la Corporación Uchiha. —¿Hinata ya consiguió otra dama de honor?

No. Aun no, simplemente ella no puede pensar en alguien que no seas tú para rellenar el cuadro. Entonces... solo me queda algo que preguntarte, ¿cuando llegas? —dijo. Lancé un gritito emocionada.

Cerda, eres un amor de carne porcina, enserio. Venderé mi auto y ahorraré lo de mi liquidación para salir limpia de Massachusetts. Y pondré la mitad de la renta, no puedo soportar vivir gratis a costa de tu trabajo.

Ya sabes, mi trabajo es muy... remunerado por ahora, aceptare tu 50% solo por llamarme cerda, frentona.—contraataco. Yo sonreí.

A la semana siguiente ya había vendido mi auto, y estaba terminando de empacar todo, algunas para tirar otras para llevar. Poco a poco el departamento estaba quedando vacío No es que el lugar fuera la gran cosa, la verdad era muy corriente, con burdas paredes pintadas de color arena y persianas desaliñadas en las ventanas, de puertas desgastadas y chillonas con una baldosa media rota. Telarañas que no había limpiado ni limpiaría y un baño vilmente desértico. Si, realmente no era muy decorativa.

Me dirigí a hacer mi maleta final, mañana saldría mi vuelo. Ino pasaría por mi al aeropuerto y nos iríamos a algún bar a celebrar.

Sonreí con la idea que sería como en los viejos tiempos.


Terminé de tomar el refresco y me puse de pie al escuchar como el taxi tocaba la bocina en la acera. Bajé a la calle y subí una maleta a la cajuela mientras el chófer subía la otra. Después me subí en el asiento trasero esperando llegar pronto.

Al bajar en el aeropuerto me dirigí a registrar mi equipaje y todo aquel largo procedimiento. Realmente caminaba despreocupada por el lugar y ni siquiera eso bastó para impedirme notar a los tipos que pasaron a mi lado, me giré a verles y fue una sorpresa darme cuenta que uno de ellos también lo había hecho, al primer instante pensé que era él. Pero no. Se acercó junto con su amigo, un pelirrojo que me miraba de arriba a abajo.

—¿Sakura? Hola, soy Itachi, ¿me recuerdas? —por supuesto que si. Como olvidarle.

—Ammm...si creo que si te ubico un poco. Hace mucho que no te veía. —mentí vilmente en la primera parte.

—De hecho, pero eres fácil de identificar. Digo tu cabello. Sigue siendo rosa, a pesar de que es bastante corto. —me dijo. Si, lo había cortado bastante, en un corte algo masculino, pero realmente no me miraba muy masculina, intento fallido.

—Y tú sigues siendo igual de alto. —dije. Él rió.

—Te presento a mi amigo. Sasori. Sasori, ella es Sakura. —ambos nos saludamos con un apretón de manos.

—Un gusto. —dije.

—El gusto es mio. —bien, es aquí cuando admito que el tipo era guapo, si, muy guapo. Pero yo estaba realmente preocupada por la presencia de Itachi.

—¿Y que trae a un par de chicos californianos hasta Massachusetts? —pregunté de una vez por todas.

—Negocios, pequeña. Negocios. —dijo enigmáticamente Itachi. —La verdad es que venimos a ver como va la adquisición de un edificio para la corporación. ¿Y tú? ¿Que trae a un neoyorquina como tu, hasta un lugar como este?

—Estudios principalmente. Estudie cinco años en Harvard. Y trabajé dos. Me regreso a Nueva York.

—Mudanza, vaya. Nunca me lo imaginé de ti. Según Sasuke siempre fuiste muy hogareña. —dijo Itachi. Le fulminé con la mirada momentáneamente. Luego reí.

—Sasuke no me ve desde los 15 años, ya tengo 25. Creo que fue suficiente tiempo, ¿no?

—Ciertamente. Bastante si me permites decir.

—Si. Bueno, fue un gusto saludarlos, me tengo que ir. Nos vemos. —traté de esfumarme de ahí.

—Sakura, bueno. ¿Tienes teléfono? Para mantenernos en contacto. —dijo Itachi. Sonreí. Se lo di inocentemente, y seguí mi camino. Oh, vaya desgracia.

Dormí casi todo el vuelo. Me desperté cinco minutos antes del aterrizaje y me apresuré para ir al baño. Entré y me miré al espejo.

Mi cabello era rosado, muy corto, algo alborotado, mi piel muy blanca y con muy pocas pecas, mis ojos eran verdes, y brillaban, el maquillaje negro los enmarcaba mucho, y mis labios salmón los enfocaban más. Miré mi ropa, unos holgados jeans slouchy con un cardigan floreado, en mi cuello estaba una bufanda extra larga de tela delgada de un color verde obscuro y calzaba unos tacones de suela corrida e (plataformas) color beige. Realmente había cambiado después de todo. Mucho desde la ultima vez que estuve en Nueva York.

Volví a mi asiento y abroche mi cinturón al escuchar que estábamos apunto de aterrizar.

Cuando llegue a la entrada del aeropuerto me sorprendí al ver a Ino, ella también había cambiado. Su rubio cabello era muchísimo más largo, y su ropa mucho más estilizada, era obvio, una diseñadora debía vestir bien.

—Sakura, o por Dios, tu cabello. Se te ve tan genial. Te hace ver tan profesional y todo eso. —si. Estaba emocionada, no faltó mucho para que brincoteara alrededor de mi y me sorprendió que tuviera chofer propio. Nos adentramos en Manhattan y entramos a aquel famoso barrio, TriBeCa ((N/A: Triangle Below Canal Street, muchas celebridades viven ahí, como: Mariah Carey, Amy Poehler de Saturday Night Live, Edward Albee, Olivia Palermo, Heather Graham, Scarlett Johansson y Robert De Niro)) observé con la boca abierta el lugar, era el barrio de los famosos. Llegamos a un moderno pero conservador edificio y yo no desperté del trancé hasta que vi a Ino oprimir el botón de Penthouse en el ascensor.

—Oh por Dios. Ino, esto es tan... de lujo. —dije en cuanto entré. Realmente estaba anonadada, era demasiado.

Y aunque me encantó el lugar, solo pude pensar una cosa.

—Voy a necesitar empleo. —dije recordando el trato del 50% que ya me estaba arrepintiendo de haber propuesto.


Notas de la Autora y Agradecimientos:

Es el primer SasuSaku que publico, antes estaba en esta página con otro nick pero tuve un problema con mi antigua cuenta. En fic. ¿Este fic tendrá futuro?

Agradecimiento super especial a Euyin por ser mi hermosa y supertalentosa novia/beta. Nena, teamo.

Dejen sus comentarios (sin ofensas) en sus hermosos e importantisimos reviews.