DISCLAIMER: Ninguno de estos personajes son mios, yo no soy JKR!
No podía creer que tuviera que regresar. No podía creer que hoy fuera su último día con él. ¿A donde se habían ido los últimos meses? ¿ Tan rápido pasa el tiempo en Hogwarts?
- ¡Rose! ¡Te estamos esperando! ¿No piensas bajar a desayunar? – grito Lily desde las escaleras de la Sala Común.
- ¡Si, ya bajo! – respondió Rose gritando.
Rose dejo su meditación a un lado y se dirigió a la Sala Común, donde su prima Lily la esperaba.
- ¡Si que te quedaste dormida hoy! – dijo Lily.
- No me quede dormida, solo me quede pensando-dijo Rose
- Últimamente estas muy rara – dijo Lily
Rose no tenía muchas ganas de desayunar, sin embargo se dirigió junto a Lily al Gran Comedor. En cuanto entro, fue inevitable sentirse abrumada otra vez. El estaba allí, y sin embargo ella no podía ir a sentarse con él.
Uno pensaría que no es tan difícil acercarse y decirle, ¡Hola! ¿Cómo te va? Pero no, tengo toda una manada de Weasleys celosos mirándome, y por supuesto, que harían un gran lio por el solo hecho de hablarle, ¿por qué a mí?
- ¡Y otra vez no estás escuchando ni una sola palabra de lo que te digo! – gruño Lily
- ¿Qué? Oh lo siento Lily, de verdad no me siento muy bien hoy, creo que iré a terminar de arreglar mi baúl – dijo Rose, mientras se levantaba de la mesa de Gryffindor y salía del Gran Comedor.
Rose camino directamente a la Sala Común de Gryffindor, sin mirar a ningún lado, motivo por el cual no se había percatado que alguien la seguía. Sin embargo, alguien la jalo de un brazo y la empujo dentro de un armario de escobas. Rose grito, pero una mano se poso sobre su boca, sofocando su grito.
- Lumos – dijo una voz.
- ¡Me asustaste! ¡No vuelvas a hacer eso otra vez Scorpius! – dijo Rose agitada.
- ¡Lo siento! De verdad lo siento, pero te note rara cuando entraste al Gran Comedor, y no pasaron ni dos minutos y saliste – dijo Scorpius – ¿Te sientes bien?
- Sí, estoy bien – mintió Rose, observando el suelo.
- Está mintiendo. ¿Porque me está mintiendo?- pensó Scorpius - ¿Ha pasado algo? – pregunto Scorpius, mirándolo fijamente a los ojos. – ¿Tus primos te han dicho algo?
- No ha pasado nada, no es nada, de verdad.
- ¡Pues no te creo! Puedes decir lo que quieras, ¡pero no te creo! – grito Scorpius. – Se que algo te sucede y no me lo quieres contar. ¿No confías en mí?
- No es eso, ya te dije que no pasa nada.
- Entiendo – dijo Scorpius molesto. – Te dejare sola si eso es lo que quieres – se separo de ella y estuvo a punto de abrir la puerta, cuando ella le suplico.
- Bésame – dijo Rose muy bajo, casi tan bajo que si no fuera porque estaban los dos encerrados en un armario lleno de escobas y lejos del bullicio de Gran Comedor, nadie la hubiera escuchado.
Scorpius no tuvo que escucharlo otra vez. De pronto pareció entender lo que sucedía. Se acerco rápidamente a Rose, y la miro directo a aquellos ojos castaños que tanto adoraba. Aquellos ojos le decían tanto, no necesitaba escucharlo de su boca, porque sus ojos ya se lo decían. Lo extrañaba, no habían partido aun, pero ya lo extrañaba.
Porque adoro mirar tanto tus ojos grises, esos ojos que me hipnotizan y me hacen perder la razón. ¿Es real todo esto que siento, o es que estoy bajo un hechizo? ¿De verdad se puede querer tanto a una persona?
Scorpius le acaricio el rostro tan delicadamente, que Rose tuvo que dejar de hacerse tantas preguntas, el simple contacto de su piel, la hacía regresar a la realidad. Scorpius se acerco lentamente a ella, puso sus labios sobre los de ella y comenzó a besarla, tan suavemente, como solo se podía tocar a una rosa, tan delicadamente, como si tuviera miedo de perderla. Entonces Rose decidió intensificar el beso, introdujo su lengua dentro de su boca y comenzó a jugar con la de él.
Siempre dándome sorpresas, parece tan dulce y a la vez tan impulsiva. ¿Hay algo mejor que oler su fragancia a rosa? ¿Acaso hay algo mejor que este instante?
Sus manos rodearon el cuello de su amado, y sus manos empezaron a acariciar su cabello. Ella podía sentir que las manos de él, no la estaban tocando, sabía que debían estar apoyadas en la pared, para así poder sostenerlos a los dos. ¡Oh Dios, cuanto deseo que el también me abrace! – pensó Rose.
Y es como si él hubiera leído sus pensamientos, porque en aquel instante, una de sus manos se poso en su cabello, mientras la otra en su cintura, mientras su boca intensificaba aquel beso, aquel beso que ambos no deseaban que terminara.
¡PUM! ¡PAM! ¡PUM! Retumbo por todo el castillo.
- ¡Peeves! ¡Vas a pagar por esto, te juro que ahora si pagaras!- grito el viejo conserje.
Ambos se quedaron tiesos, esperando que a nadie se le ocurriera abrir la puerta de aquel armario. Uno, dos, tres…tres segundos pasaron y parecía que nadie se acercaría, pero era peligroso seguir allí, muy peligroso.
- Sera mejor que regrese a mi Sala Común- dijo Rose agitada por la sesión de besos que acababa de terminar tan abruptamente – Mis primos deben estar preguntándose porque no estoy arreglando mi baúl.
- Ok – dijo Scorpius – Y solo para que no te preocupes, créeme que yo también te voy a extrañar. ¡Mucho!
- Te quiero – dijo Rose, y salió del armario.
Hola, soy nueva, y es la primera vez que escribo un fanfic!!! asi que espero que sean buenos y dejen reviews!!!! =)
