Introducción

La tormenta cada vez era más fuerte a cada minuto que pasaba, las olas cada vez mayores amenazaban con volcar la pequeña embarcación, el agua no dejaba de entrar por todas partes y, por más que se esforzaba en taparla, tanto ella como su hija estaban empapadas.

Tan concentrada estaba en conseguir que su hija sobreviviera a aquella tempestad que no se percató de que un barco estaba a poca distancia de ellas. No fue consciente de ello hasta que el barco pasó por su costado y de a bordo bajaron una escalinata, un hombre saltó al bote, cogió a la niña y la ayudó a subir.

La mujer no veía con claridad nada de lo que tenía delante, tan solo podía distinguir figuras oscuros y siluetas moviéndose.

-Llevémoslas ante el capitán- Dijo una voz de hombre. Entre dos hombres llevaron a la mujer y a la niña a los aposentos del capitán, en él había una mujer tumbada en la cama sobre la que estaba el capitán, apretando y besando su cuerpo semidesnudo- Disculpe señor…

-¿¡Qué!?- Preguntó con furia al verse interrumpido, levantó la mirada y vio a la mujer y a la niña- ¿De donde las habéis sacado?- Preguntó levantándose de la cama.

-Estaban a la deriva en un pequeño bote bajo la tormenta, no sabemos desde donde han navegado ellas solas.

-Sue, encárgate de la mujer- Le ordenó el capitán a la mujer de la cama mientras él cogía a la niña- Id a buscar a Billy, traedlo ante mi y desapareced de mi vista.

Los dos hombres obedecieron en el acto, uno de ellos entregó a la mujer a Sue y después desapareció por la puerta seguido del otro. El capitán miró a la niña fijamente, después posó sus ojos en la madre.

-¿Puedes decirme que estás haciendo?

-Calla, estoy pensando- Volvió a poner los ojos en la niña, apenas debía tener un año de vida, era pálida, castaña, y dormía como un angelito. Billy entró por la puerta y esperó a que los hombres que lo acompañaban salieran- Quiero que me digas en que estado se encuentra la mujer.

-Claro capitán.

Billy se acercó a la cama donde estaba aquella mujer junto a Sue, miró la vestimenta que llevaba, por el aspecto que presentaba parecía de una familia adinerada, llevaba incluso joyas colgadas de su cuello y brazos.

Con lentitud desvistió la parte superior del vestido de la mujer, apoyó su oreja en el pecho y escuchó con detenimiento, después miró sus pupilas y examinó su cuerpo al completo, encontrando en su espalda montones de marcas de latigazos.

-Señor, esta mujer tiene mucha fiebre, y ha sido azotada recientemente, no creo que sobreviva mucho tiempo.

-Pues haz que despierte- Le ordenó- Quiero hablar con ella de inmediato- Billy lo miró extrañado, eso no era propio de él- No son asunto tuyo mis motivos, ahora hazlo o te tiraré por la borda en plena tormenta.

Billy obedeció de inmediato, se frotó fuertemente las manos, las colocó en la frente de la mujer y murmuró unas palabras en una lengua que ni Sue ni el capitán entendían, era su lengua nativa, la que utilizaba su tribu en los rituales. La mujer abrió los ojos lentamente y se quedó mirando al techo algo desorientada.

-Ya está capitán.

-Bien, ahora retírate- Le ordenó- Luego hablaré contigo- El hombre salió y cerró la puerta, el capitán se acercó a la cama con la niña dormida en su regazo- Mujer, ¿Cuál es tu nombre?

-Reneé….- Respondió con dificultad- Reneé Dwiner…- Giró el rostro hacia el hombre que le hablaba- Isabella…- Intentó tocar a la niña al estirar el brazo.

-No se mueva señora Dwiner- Le recomendó Sue- Está muy débil, debe guardar fuerzas.

-Gracias por sacarnos del mar, estaba segura de que las dos moriríamos ahogadas en poco tiempo.

-No agradezca nada señora- El capitán se sentó en el borde de la cama para que la mujer pudiera ver a su hija- ¿Qué puede haberle ocurrido para que se haya aventurado usted sola en un bote con su hija?

-Se que pensarán que estoy loca por haber hecho una cosa así pero tenía que sacar a Isabella de ese barco a toda costa, tenía que alejarla de él…

-¿De él? ¿Quién es él? ¿Su marido?- Preguntó Sue mirando a la mujer fijamente, Reneé asintió.

-El descubrió la verdad y me castiga por ello día y noche, no quería que mi hija viviera sometida a ese hombre, no podía permitirlo.

-¿De que verdad habla, señora?- Sue miró al capitán sin comprender, pero él estaba tenso, rígido, algo de lo que había dicho la mujer lo perturbaba.

-Que Isabella no es hija suya… Descubrió que mi pequeña es hija de Charlie Swan, el pirata más temido del océano.

-¿De Charlie Swan dice?- Sue empezó a reírse, pero se cayó en el acto, el capitán no se reía.

-¿En que barco viajaban señora Dwiner?

-En el Infragantty- Respondió antes de empezar a toser con fuerza, quedándose sin aire y muriendo allí mismo.

-Menudos desvaríos tenía esta mujer, debía tener mucha fiebre para creer que esa mocosa era hija tuya, Charlie.

-¡Cállate Sue!- El capitán miró a la mujer y acarició su mejilla- Lo que dice es cierto, ella y yo estuvimos juntos no hace aun dos años, antes de que se casara, cuando desembarcamos en Port Angeles, quise llevarla conmigo, pero su padre la casó antes de que yo pudiera llevármela, y su marido se la llevo lejos de allí.

-Aunque así sea, ¿te crees eso de que la niña es hija tuya? Sin duda te ha reconocido la mujer y por eso lo ha dicho.

-No tienes ni idea de lo que hablas- Se levantó furioso con la niña en brazos- ¡Mira a la niña! ¡Se parece muchísimo a mi! ¡No hay ninguna duda!

-Está bien, como tú digas.

-¡Sam!- Un hombre apareció de inmediato por la puerta- ¡Pongan dirección a Port Angeles, tenemos un barco que abordar de camino hacia allí!

-¡A sus órdenes capitán!

El hombre salió de allí y cerró la puerta, el capitán se sentó de nuevo junto al cuerpo de Reneé fallecida, le acarició la mejilla y sonrió, después miró a Sue, le hizo un gesto para que se acercara a él, y esta lo hizo sin queja.

-Siento como me he puesto contigo, gatita- Sonrió al mirarla- No he podido evitarlo, sentí algo muy intenso por ella cuando estuve a su lado.

-No importa Charlie.

-Sabes que ahora eres tú mi reina, ¿verdad?- Sue asintió devolviéndole la sonrisa- Ella ya no significa nada para mi, solo es el cuerpo de una de las mujeres que amé en el pasado.

-Si es así, ¿porqué quieres perseguir el barco en el que viajaba y abordarlo?

-No es por Reneé, es por Isabella- Miró a la niña- Ella es mi hija, y no pienso consentir que nadie que haya intentado dañarla siga con vida- Charlie estaba muy furioso- Ese hombre pagará muy caro haber querido martirizar a mi hija.

-¿Y qué va a suceder con la niña?

-Ahora será nuestra, Sue- Le respondió entregándole a la niña- Desde este momento, Isabella será una Swan.

-¿Estás seguro de eso? ¿Sabes lo que significa tener una niña en el barco?

-Lo se- Sonrió- La educaremos como es debido, le enseñaremos a combatir, a defenderse de cualquiera que pretenda dañarla y tú te encargaras de educarla como una señorita, por ser pirata no hay que ser maleducados.

-Eres incorregible Charlie- Sonrió Sue besándolo con pasión- Si al final va a resultar que eres buen padre y todo.

Sue salió a buscar algo de tela para hacer alguna ropa de abrigo para la niña, dejando a Charlie en el camarote con ella y con el cuerpo de su madre en la cama. Charlie miró a la niña y sonrió, siempre había querido tener un hijo, y aunque no fuera varón, no por ello iba a ser diferente, la convertiría en la pirata más temida del mundo.