Capitulo 1: Divinidades
Volvió a dirigirle otra mirada para cerciorarse de que ella estuviera bien, tal vez ya era costumbre hacerlo, aunque debía admitir que en un principio, ese oficio no le agradaba demasiado que digamos... 7 años protegiendo a una pequeña niñita era muy estresante... aunque tenía él merito de conocerla mejor que a nadie, ya que era su guardián...
La pequeña se reincorporó de su postura de rezo y contempló el altar con suma ternura infantil. Luego hizo la señal de la cruz y sonrió tímidamente por ultima vez antes devolver al lado de sus padres con ligeros saltos; claro que él la siguió con la mirada hasta que ella se perdió de vista. Luego se enderezó un poco y comenzó a seguirla hasta la salida de la iglesia a paso lento, casi sin ganas.
"¿¡Pero en que demonios se había convertido!?" Se reprochaba incontables veces Hacía unas pocas décadas se veía rodeado de tierras, riquezas y poderes... pero todo se le había sido arrebatado en su última batalla... en donde había perdido todo, y con ello, inclusive la vida. Así había trascurrido el tiempo, hasta que se le había dado la posibilidad —que no estaba seguro de que manera la había aceptado— de ser el guardián de aquella pequeña niñita... aunque en aquel "trato" no incluía que se sentiría terriblemente encadenado a ella... a la pequeña Kagome Higurashi...
Suspiró resignado y siguió a la niña, no sin antes echarle una ojeada a la iglesia y a todas sus divinidades... como se arrepentía de lo que era en esos momentos... ya tendría la oportunidad de quejarse... cuando la niñita muriera quedaría libre... finalmente... Es verdad, a pesar de ser un ángel, era bastante ambicioso por ese lado...
El resto del día fue totalmente normal, Kagome jugueteaba con su pequeño gato que aspiraba a ser un regordete animal mientras que su madre la contemplaba sonriente y su abuelo leía el diario notoriamente callado (Lo que le provocó calma, odiaba oírlo hablar acerca de las épocas antiguas y sus antepasados). Todos permanecían tranquilos, una familia normal como la suya en épocas de antaño... su madre... su padre...
—"Feh! ¿Quién los necesita?"— Pensó de mal humor.
De verdad no extrañaba a su padre ¿¡Para qué hacerlo!? Jamás iba a perdonarlo... Pero a su madre... su amable madre... quien jamás se había enterado de la muerte de su único hijo... ya que había fallecido antes... pero sin embargo, cuando él tubo la oportunidad de volver a verla, se había arrepentido...
Claro que el resto de la familia Higurashi también tenía ángeles que él si podía ver, aunque jamás intercambiaban mucha conversación ya que cada uno se interesaba más por su propio protegido que en cualquier otra cosa.
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—...Y buenas noches, mi angelito de la guarda.— finalizó la pequeña niña al terminar la oración.
Ella apagó las luces y se recostó en su enorme cama en donde se acurrucó para dormir. Él su acercó a ella solo para observarla dormir. No la odiaba, claro, pero le tenía un gran desprecio por mantenerlo atado a ella mientras su humana vida trascurriera... Pero... ¿Qué eran algunos 60 años mas o menos para él? Naturalmente, no podía decir que malgastaría su vida en eso ya que, si ya había muerto, su tiempo estaba detenido en la edad de un adolescente de 17 años y jamás iba a cambiar...
Desvió la vista de ella y se dirigió a un rincón en donde se afirmó contra la pared para "velar" por su sueño —o, más bien, para pasar la noche— Había algo bastante curioso acerca de todo eso, pues, a pesar de ser un ángel, podía quedar profundamente dormido como cualquier humano y, en ese momento, su sueño con el de su protegida quedarían conectados y si él era conciente, podía modificar el sueño de ella a su gusto. Cosa que había intentado algunas veces para crearle horrendas pesadillas. Le provocaba una gran diversión verla reincorporarse de la cama gritando como una loca... aunque odiaba la parte de las lágrimas incontrolables... por ese motivo había dejado de hacerlo seguido, más bien. Una vez cada dos semanas.
Sonrió maléficamente, a veces, disfrutaba de verla sufrir tanto como él había sufrido en su vida.
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—¡Vamos chicas!— vitoreó Kagome corriendo hasta el centro del salón del Shopping.— ¡No se queden atrás!
Detrás de ellas aparecieron dos chicas de su misma edad, una alta y de cabello amorronado y atado en una cola de caballo y la otra, más baja en estatura aunque con rasgos parecidos a Kagome: cabello negro hasta la mitad de la espalda y ojos marrones. Ambas estaban respirando de forma entrecortada por lo mucho que habían caminado esa tarde por todo el lugar con Kagome de guía.
—Pe...ro... Kag... —Se quejó la de cabello amorronado, Sango.— Ya hemos recorrido todo el lugar... ¿No crees que es un poco tarde ya?
—Eso... eso...— aprobó la otra, Rin.— además... compraste demasiado....
Kagome parpadeó confundida.
—¿A ustedes les parece? Creo que... para mí no es mucho, chicas.— alzó las 5 bolsas que llevaba en cada mano sin problemas.
Ambas amigas asintieron y ella comenzó a hacer pucheros. Sango tomó fuerzas y se enderezó con las bolsas aún pesándole y lo mismo hizo Rin.
—Yo opino que ya es tarde.— anunció Sango. Luego miró el reloj que estaba en la columna central de aquel salón.—¡Ho pero si es tardísimo! Kagome... mis padres deben estar esperándome y...
—Sangooooo— la reprimió la primera amiga.—¿Piensas dejarme recorrer el lugar sola?
—No estas sola, tienes a Rin contigo.
—¿¡Qué!? —Rin dio un brinco.— ¿Y por qué...? Además, yo también debería irme, esta oscureciendo...
Kagome suspiró y asintió a Sango que le sonrió agradecida. Luego les dejó la mayoría de las bolsas que llegaba a su amiga y se despidió rápidamente.
—¿No crees que debemos hacer lo mismo?— preguntó Rin preocupada.
—Por mi no hay problema, yo me quedaré, aún quiero ver algunos vestidos de fiesta que no están muy lejos.
—¿No hay problema, Kagome?
—No, ninguno. Además, es muy probable que te regañen por mi culpa, y eso es lo que menos deseo ¿No?
Rin asintió, dio media vuelta y se dispuso a salir del lugar. El ángel de Kagome la contempló de forma penetrante tras echarle una mirada al reloj que marcaba las 9 de la noche. Se acercó a ella y le susurró de una forma algo colmada.
—Tu te vas.— su voz resultó ser como la propia conciencia de su protegida, o una corazonada que ella debía obedecer.
Kagome dio un respingo sorprendida, hacía tiempo que no oía aquella voz. Se mantuvo repasándola mentalmente aunque no lograba reconocer de qué persona provenía ya que nunca había conocido a alguien con aquella voz tan gutural y autoritaria.
—Ha y...— Rin se volteó para hablarle, aunque se sorprendió al encontrar a su amiga tan enfrascada en sus pensamientos.— ¿Te pasa algo, Kag? ¿Kag? Kagomeeeee
Le pasó una mano frente a sus ojos y ella reaccionó rápidamente.
—¿En qué pensabas?
—Emm... nada.—respondió la pelinegra.— Solo que decidí acompañarte.— ¿Quieres? Tal vez aquella tienda pueda esperar.
Rin asintió felizmente y fue seguida por su amiga que aún tenía en la cabeza aquella peculiar voz. Salieron del lugar y un fuerte viento las recibió, la calle estaba ya casi a oscuras y además de las pequeñas franjas del sol que se colaban entre los edificios, lo único que daba luz eran los postes de las calles.
—¿Vamos?—Preguntó Kagome a Rin que asintió.
Ambas comenzaron a caminar por la calle protegiéndose del viento con unas camperas con capucha. Seguramente Sango había tomado un Taxi... Mientras caminaban, Kagome recordó algo que había mantenido olvidado durante toda la tarde...
—¡Hay no...!—exclamó golpeándose la frente.
—¿Qué?
—Acabo de olvidar... unas velas que mamá me pidió... —confesó avergonzada.— No puedo llegar sin habérselas comprado... se lo prometí... Debo encontrar alguna santería cercana...
Rin meneó la cabeza como gesto de reprobación.
—Vamos, te acompaño...
Se desviaron de su principal objetivo hasta una santería bastante alejada de la calle principal, ese era el único lugar abierto en la zona. Entraron y se dirigieron directamente al mostrador en donde una anciana las recibió. El ángel de Kagome permaneció contemplando los objetos que adornaban la santería: desde pequeñas estampitas hasta estatuillas de divinidades tanto buenas... como malas...
Kagome terminó de pagar las velas y dio media vuelta para despedirse, aunque fue detenida por la anciana que la había atendido.
—Espera un segundo, niña.—la llamó. —¿No te gustaría saber algo sobre... tu futuro?
La chica de ojos café la miró desconcertada.
—¿De qué habla, señora?
—Si quieres, puedo contarte algo muy interesante, algo que marcará tu vida para siempre... ¿Que me dices?
—Esto...
Ella intercambió miradas con Rin que solo se encogió de hombros.
—Créeme, niña, soy una verdadera adivina... ya que puedo ver... más allá de tu divina protección...
Al decir esto, dirigió sus ojos al ángel de la chica que se quedó de piedra tras ser contemplado fijamente por la anciana ¿Acaso ella era capas de verlo? ¿¡Pero como...!?
Lo peor ocurrió cuando Kagome y Rin también dirigieron la vista hacia él, muy sorprendidas. Aunque, claro, no podían verlo.
—...De ambas...— terminó la anciana para Rin y luego miró al ángel de ella.
Sesshomaru le dirigió una mirada de hielo a la mujer que frunció el ceño y dejó de prestarle atención. El guardián de Rin si que era algo malhumorado, tal vez más que él mismo... pero no rencoroso. Él supuestamente "Debía" aprender de Sesshomaru, según las órdenes de Kami Sama, claro que no quería hacerlo, casi no se dirigían la palabra si podían... no llegaban a odiarse, pero ya era parte de su naturaleza casi hacerlo.
Kagome titubeó, aunque luego aceptó la propuesta. La mujer la condujo por una habitación tras el mostrador, atravesando un velo púrpura. El ángel la siguió, aunque antes de traspasar el velo, este se había endurecido como si fuera piedra para no permitirle el paso.
—¿¡Pero qué...!?— exclamó exaltado mientras empujaba aquel pesadísimo velo.
—Cálmate, tonto.—Lo reprendió Sesshomaru— Se trata de una sacerdotisa.
—¡Pero aquella chiquilla se metió allá adentro!— replicó.
—¿Y? Si se supone que eres un ángel, compórtate como tal. Se discreto.
Él lo miró con mala cara y luego volvió al velo el cuál le propinó un puñetazo, auque no sirvió de nada.
—Juro que cuando salga...
—Se discreto.— repitió Sesshomaru.
Bufó intentando descargar su rabia, luego se alejó del velo y se mantuvo parado frente a la puerta con una postura de desafío. Si a su tonta protegida le sucedía algo allí, no podría ayudarla y por eso, no sería su culpa.
A los pocos minutos, ambas mujeres salieron atravesando el velo como si no pesara nada. La sacerdotisa sonreía levemente, pero Kagome tenía una expresión de desconcierto. Su ángel arqueó las cejas, "—Feh! Se lo merece." Pensó.
—¿Estas bien, Kagome?— Preguntó Rin preocupada.
—Si... no es nada. Vamos.
Se despidió de la mujer con una reverencia con la cabeza y salió del local. Mientras caminaban de regreso, el ángel de Kagome se acercó mucho a ella para oír lo que hablaban y así saber que ocurrió en aquella habitación en la cual no había podido entrar.
—¿Y que te dijo?
—Bueno...— Kagome agachó la cabeza algo apenada.— No es algo demasiado... interesante de escuchar...
Al instante, ella alzó la vista y vio en la otra calle a una persona que las contemplaba, un extraño hombre cubierto por una armadura antigua, de esas de las épocas feudales... Sonreía con un tinte maligno en sus ojos demostrando que sus intenciones no eran buenas...
—¿Quién es?— Rin dio unos pasos hacia atrás.
—N...no lo se... —Kagome entreabrió los labios asustada.— ...Pero... aquella mujer... me. .. me habló de... de él...
Continuará
Aca compensando el problema con Nuestro destino en un Deseo ^^' jeje... lamento realmente lo que paso...
Por eso me apresuré con mi otro fic que pensaba subirlo recien el martes o Jueves... Espero que hasta ahora les halla gustado. Este fic fué creado por mi en el verano, sus verdaderos nombres son: Para Kagome: Kendy, y para su ángel: Démian. Quiero decir que este fic NO ES COPIA (en realidad, ninguno de los mios es copia...) pero es basado en otros personajes, aunque yo lo adapte para que encajara con mi ánime favorito (En realidad, la primera vez que escribi este fic me inspiré mucho en Inuyasha, se darán cuenta porque tienen las edades de los personajes principales y por diferentes asuntos más adelante).
Hasta donde yo había escrito, teniá 20 capis, pero capas que lo estienda más...
No voy a decir ahora el nombre del ángel aún... (Aunque ustedes ya lo saben igual... ¿Verdad?)... Por ahora, él es bastante rencoroso y podría decir que no le importa mucho si Kagome sufre en su vida como él, aunque a veces, puede olvidarse de eso y ayudarla (Como en la parte del Shopping).
Bue... no quiero agregar mucho o sino les contaré toooodo el fic ^^ jaja
Solo espero que les guste como a Nuestro destino en un Deseo y si se puede... ¡VAMOS X LOS 50 REVIEWS!!!!!!
jajaja
Prox capi: "Influencia del Pasado " Vamos a ver quien es el "Desconocido" con armadura de la época feudal... Y no, Kagome no conoce oficialmente a su ángel por ahora... más adelante... esperen... esperen... ya llegará... paciencia...
Bye!!!
