Pareja: RusiaxMéxico
Disclaimer: Hetalia no me pertenece sino a Himaruya Hidekazu y solo escribo por diversión sin ningún fin de lucro.
Advertencia: Yaoi pareja chico x chico.
Capítulos: 1/3
Dato importante:
Nóvgorod: Es el nombre que le daré al chibi-ruso, estaba tentada a que fuese Moscú pero habría muchas complicaciones, además que este es el único principado ruso que se escapó del control de Mongolia. Recordemos que Rusia estaba formado por principados, el principado de Moscú es fuerte pero sería más como su corazón en esos momentos. Era también la capital de Rus de Kiev
La historia de Nóvgorod está estrechamente enlazada con todos los acontecimientos importantes de la vida del estado ruso. En la época cuando el estado Ruso se iba formando, los novgorenses invitaron al príncipe Rúrik para hacer orden y ley. Desde Rúrik nació la famosa dinastía de los zares rusos que gobernaron en Rusia más de 750 años. A principios del siglo X la compañía militar de los príncipes de Nóvgorod contra Constantinopla para proteger las relaciones comerciales iguales con Bizancio resultaron la integración de las tribus este-eslavas en el antiguo estado de la Rus de Kiev.
Vladímir-Súzdal : Para año de 1108 se cambiaría el nombre de Iván. El Gran Ducado de Vladímir-Súzdal o Rus de Vladímir-Súzdal fue uno de los grandes principados que sucedieron a la Rus de Kiev como principal potencia eslava desde finales del siglo XII hasta las postrimerías del siglo XIV. Considerado tradicionalmente como la cuna del idioma y la nacionalidad rusas, Vladímir-Súzdal evolucionaría gradualmente hasta transformarse en el Gran Ducado de Moscú.
Pronunciaciones:
En ruso, la letra [e]- es una vocal blanda- después de una consonante la se pronuncia como [i], les pondré la pronunciación no la forma en la que se escribe para que sea más fácil. Si una [o] no lleva acento se escucha como [a]- Olek se escucha Alek- El titulo sufre lo mismo se escribe "Eto moy brat" pero se lee como Eta y quiere decir [Es mi hermano]
Kitezh
Capítulo 1: Eta moy brat.
El pequeño Nóvgorod se había levantado aquel día con una extraña sensación en el pecho, debía ser algo importante. Apenas y termino su desayuno que consistía como todos los días a finales de invierno en una enorme rebanada de pan con mucha mantequilla recién hecha, un trozo de carne grueso y un poco de queso salió corriendo tomando uno de los caballos de la cuadra.
Cuando el menor llego a la cuadra un hermoso animal de pelaje lustroso y negro como la noche le saludo mostrándole los dientes. El joven jinete se limpió las manos sobre la ropa, dejando un par de manchones sobre de esta, antes de tocarle las crines al animal.
—Solntzi , te traje un regalo—Sacó una zanahoria que había tomado de la cocina dándosela al caballo que se la acabo de un solo bocado. El nombre del caballo desentonaba completamente, uno esperaría que lo llamara noche, luna o quizás estrella. Iván le puso sol no por el color sino por el cómo los rayos del sol se reflejaban en su pelaje.
Después de terminarse su pequeña merienda el caballo le dejo montarlo y partieron a todo galope con el aire rosándoles las mejillas. Amaba esa clase de libertades que se podía dar cuando sus hermanas y su madre no estaban con él, había un enorme camino por delante y no conocía gran parte del mundo de ahí la emoción que le embriagaba.
Conforme el caballo se adentraba en la pradera el olor a hierba, azucenas y mirto recién floreado se volvía cada vez más intenso. A lo lejos podía distinguir los botones y las flores blanquecinas perfumadas de aquel intenso aroma que lo coronaba todo delicadamente.
No supo cuánto tiempo anduvo cabalgando, la tarde comenzaba a despuntar en el horizonte así que debían de haber pasado al menos un par de horas. Se bajó del caballo y lo amarro en una rama de abedul cerca del río después de haberle dado de beber, recostándose a su lado se quedó mirando el cielo fascinado.
Las espesas nubes le daban una apariencia lechosa al firmamento, como si se tratase de un mar de crema recién batida levantando espuma por doquier. Sabía que no llovería aunque tampoco se aminorarían aquellas ráfagas de viento frío que arrasaban todo a su paso levantando trocitos de hierba seca y pétalos multicolores.
Entrecerró los ojos y se hubiera quedado profundamente dormido sino fuese porque sintió comenzó en la nariz, la arrugó pensando que podría ser que alguna briznita hubiese chocado contra su rostro pero la comezón no desapareció en cambio se tornó más persistente, dio un manotazo y alcanzo a sentir como algo bailoteaba sobre su nariz y mejillas.
Iván abrió los ojos de golpe y pego un grito de sorpresa cuando sus ojos violáceos enfocaron a la criatura que tenía delante de sí y que sostenía juguetonamente entre sus manos una varita en cuya punta había un especie de pompón hecho con pelo de animal.
El pequeño delante de él era idéntico a él a excepción del color de su cabello, negro, y del tono de piel un tanto más morena que la propia. El niño sonrió encantado al notar la confusión que se leía en el rostro de Nóvgorod, se agacho y le golpeo con suavidad la frente para que reaccionara.
—Soy real ¿No lo ves?— La voz del moreno sonaba por demás tranquilizadora, bastante andrógina a decir verdad. Todos y cada uno de sus gestos desprendían un aire extraño y cálido que hacía que Iván se relajara inmediatamente sumido en una especie de sopor.
—Da, me llamo Iván ¿Quién eres tú?—Pregunto ladeando la cabeza con interés y sujetando al otro del brazo, si se trataba de uno de esos espíritus que tomaba tu forma no le dejaría escapar tan fácilmente.
—Mi nombre es Kitezh— Volvió a sonreírle con esa animosidad que resultaba tan contagiosa que al poco rato el mismo Iván le imitaba sin darse del todo cuenta e incluso le había soltado, invitándole a que se sentara a su lado— Aunque mis amigos me dicen Aleksandr.
—¿Eso quiere decir que también eres como yo?— Se atrevió a preguntar con algo de ingenuidad en su voz, no se le podía culpar, después de todo a las únicas naciones que conocía en esos momentos eran a sus padres, a sus hermanas, Constantinopla y Bizancio
—Lo soy, somos muy parecidos ¿no lo crees? Podríamos ser hermanos, yo nunca he tenido uno y la gente con la que me crie es mucho más vieja que yo—Kitezh se echó a reír, con una risita cantaría, cuando comprendió lo que acababa de decir. Si eso fuera verdad se habría tenido que criar con esqueletos.
Para Aleksandr aquellos hombres jamás fueron jóvenes he de ahí su frustración, no sabían cómo divertirse ni siquiera hablaban de otra cosa que no fuesen asuntos divinos. Él quería salir y jugar con los niños que habitaban en la ciudad.
—No entiendo— confeso finalmente el rubio viendo como su contrario se reía a pierna suelta manchándose de verde el blanco de sus ropas. En estas también había una notable diferencia, Aleksandr vestía de blanco con dorado y sus ropas eran de una mejor calidad que las del Nóvgorod que incluso lucían colores mucho más apagados.
—Nada, lo que pasa es que casi no me dejan salir y cuando lo hago como hoy es porque ellos no lo saben. Son un poco serios, bueno la mayoría de los clericós son así—Se recostó sobre el pasto con algunas briznas de hierba atrapadas entre las hebras de ébano de sus cabellos.
Para Iván, Aleksandr era como un espíritu de los bosques, se agacho a su lado apartando aquellas briznas con mucho cuidado para no jalarle el cabello. El moreno levanto la mirada al sentir los dedos del rubio arremolinarse en su cabello como si fuera una tierna caricia.
—Somos hermanos ¿no?—Preguntó Aleksandr con un extraño brillo en los ojos que Iván no supo identificar. La idea de tener un hermano, sin embargo, era algo que realmente le agradaba en su vida había demasiadas figuras femeninas y con sus hermanas no podía jugar de igual forma así que se limitó a asentir.
—Da, Iván y Aleksandr son hermanos—Le abrazo efusivamente haciendo que ambos rodaran por el pasto y terminaran más despeinados que nada. Cuando se pararon Iván pensó que el moreno se iba a echar a llorar por la cara tan rara que tenía y le dio un beso en la frente— Iván protegerá a Sasha, así que no tiene que llorar.
—No iba a llorar—Inflo las mejillas sintiéndose ofendido—Vanya no necesita protegerme como si yo fuese una chica.
—No te trato como a una, si lo hiciera lo sabrías de inmediato. Soló que no me gusta verte así y es lo que hacen los hermanos ¿no?— Se quejó Iván picándole las mejillas.
Entre los dos con el paso del tiempo se fue formando un estrecho lazo, Alexandr era el confidente de Iván, este le contaba todo sus sueños, anhelos y miedos. Sasha era la única persona que parecía no mofarse cuando comenzaba cualquier oración que dejaba a la visita con suma claridad sus sentimientos. Para Alexandr, en cambio, Vanya era como un respiro de aire puro estando tan acostumbrado a vivir dentro de una estreches que su autonombrado hermano le visitará a menudo trayéndole toda clase de sorpresas era algo único.
El moreno le enseño a conocer las estaciones y el momento indicado en el que podía recoger la más dulce kalinka, esa pequeña mora roja que crecía en los bosques y con la que se podía hacer todo tipo de dulces. En cierta ocasión recogieron entre los dos un enorme cesto y lo comieron después de nadar mientras veían la puesta del sol.
Cuando el invierno precipitaba su helado manto sobre las tierras de ambos, para entrar en calor jugaban con la nieve construyendo castillos y fortalezas. Si Kitezh terminaba agotado Nóvgorod lo abrazaba para que no cogiera frío y sus músculos se agarrotaran. Los dedos del rubio se perdían en la sedosidad del cabello de su compañero, cuando sentía que su respiración se relajaba le contaba alguna historia, en ocasiones sobre algún evento que le hubiera pasado últimamente o bien historias de batallas o sobre sus viajes.
—Alguna vez deberías de venir conmigo ¿da?— Kitezh como única respuesta se arremolino más entre las piernas del novgorense— Tengo que ir al principado de Súzdal, Vladímir II Monómaco fortaleció y reconstruyo la ciudad de Vladimir. Piensa hacer una mancuerna y dice que algún día él o sus descendientes serán coronados como grandes príncipes de Kiev ¿Por qué no vienes conmigo?
—Nunca me han gustado esa clase de representaciones, siento que esos hombres fanfarronean demasiado y no les importa nada más haya que el poder— De fechas para acá Kitezh se estaba comportando de una forma muy rara desde la perspectiva de Iván, demasiado sensible con respecto a esos temas.
Toda nación sin importar su edad no podía simplemente comportarse de forma ingenua y creer al pie de la letra lo que le decían sus superiores. Los hombres en el poder cambian constantemente y aunque para los humanos hubiese pasado prácticamente una vida para una nación no eran más que un par de días. Con tantos cambios en el poder la política también cambiaba y lo mismo los principios, lo que ayer estaba considerado como incorrecto hoy se permitía. No está en sus manos por lo tanto juzgar sino en las de su propio pueblo si ellos permitían ese trato él no podría oponerse a sus designios.
En cambio Alexandr sufría por esa clase de restricciones y aunque no condenase siempre miraba con compasión a los demás ¿Qué clase de gente seria la que viviese en sus tierras para que se comportara de aquella forma?
Tras la visita a Vladímir II Monómaco y dejarse envolver por las palabras de aquel y el poderío que demostró lo mismo que su juicio dejo de llamarse Nóvgorod se pasó a llamar Rus de Vladímir-Súzdal.
Durante una larga temporada debido a los conflictos internos entre los herederos y la pequeña guerra civil que absorbió todo su tiempo y fuerza cuando Yuri Dolgoruki cambio la capital de Súzdal a Vladimir y los boyardos se opusieron a perder su poderío, después con las invasiones túrquicas y la construcción de las nuevas ciudades no volvió a ver a Kitezh hasta varios años más tarde.
Cuando finalmente se reencontraron ambos habían cambiado drásticamente pero principalmente Alexandr, cuando se conocieron aparentaban la misma edad y aunque ambos habían crecido Sasha creció mucho más que Vanya.
—Hermano, me alegra que hayas venido pensé que te habías olvidado de mi—Le saludo con un efusivo abrazo un muchacho de unos doce o trece años de edad. Del pecho de Sasha colgaba un medallón forjado con extraños metales que Iván no pudo reconocer.
—No me he podido olvidar de ti, no seas bobo. Solo que últimamente he estado un poquito ocupado y no había tenido la oportunidad de venir a verte— Le regalo una sonrisa volviéndolo a abrazar efusivamente, le había echado tanto de menos.
En las noches del crudo invierno cuando no había podido dormir pensaba en Alexandr y en el aroma tan particular que este desprendía lo mismo que en sus gestos y en sus palabras y solo así lograba conciliar el sueño sin que los horrores de la noche lo asaltaran.
—Sí, se me había olvidado—Lo soltó mirándole con aire distraído como si hubiese recordado de golpe algo sumamente importante—Escuche de parte de unos viajeros que ahora te has llamar, espera deja lo recuerdo— Apoyó la cabeza sobre el dorso de la mano con aire pensativo intentando recordar el nombre de nación de su hermano— Rus de Vladímir-Súzdal.
Una sonrisa traviesa se coló en los labios de Sasha al decirlo, era consciente de los problemas que le habían ocasionado los habitantes de Súzdal y el que aun llevara en su nombre aquella mancuerna lo encontraba sumamente divertido.
—Comienzo a crecer pese a que los nómadas túrquicos quieren echarlo todo abajo, no sabes cuantos problemas me han traído esa tierra de barbaros, da— Iván parecía realmente molesto cuando hablaba de ellos, había madurado bastante pero ante los ojos de Sasha seguía siendo un pequeño indefenso que jugaba como un hombre.
Kitezh además tenía otra preocupación, había escuchado de un pueblo de tierras remotas que estaba avanzando y destruyéndolo todo a su paso, seguramente no tardarían en saber sobre ellos y la idea de que Iván pudiera caer en manos de aquellos hombres le tenía sumamente preocupado.
Al caer la tarde y después de un largo paseo por la ribera del río donde pescaron su cena encendieron una pequeña fogata, aun eran niños después de todo. Se contaron historias y se pusieron al corriente de la vida de cada uno de ellos, que habían hecho o dejado de hacer y las muchas aventuras que habían tenido, claro que Iván tenía más que contar que Alexandr.
Habían decidido que dormirían a la intemperie esa noche, así Iván no tendría que regresar al campamento y Kitezh podría quedarse un poco más de tiempo a su lado sin problema alguno de tener que ir a pasar la noche al campamento.
—Quiero darte algo, es mi más valiosa posesión y quiero que la tengas siempre contigo para que te proteja cuando estemos separados—Acurrucados uno al lado del otro el moreno se quitó el medallón que colgaba de su cuello y se lo puso a Iván besándole en la frente con mucho cariño.
—¿Estás seguro de que quieres darme algo así?—pregunto de forma dudosa tomando el medallón de forma insegura entre sus dedos.— Sasha no debería de darle algo tan valioso a Iván.
—Lo estoy. Quiero que tengas algo mío que te proteja de los malos espíritus y te ayude a enfrentar mejor tus cargas—Le sonrió sin dejar de abrazarlo— En los próximos años las cosas cambiaran radicalmente y quizás no pueda estar contigo en un buen tiempo.
—Alexandr volverá, da?— Era la primera vez desde que se volvieron a ver que el pequeño Rus dejaba entre ver sus verdaderas emociones. No había contemplado la idea de no volverle a ver y en el fondo le asustaba que Kitezh se fuera para siempre como su madre lo hizo.
—Da, volveré cuando llegue el momento. Iván es mi hermano y no pienso dejarlo solo por nada del mundo— El rubio se sonrojo considerablemente ante semejante afirmación y le devolvió la sonrisa.
—Entonces deja yo te daré también un presente, da— Tenía que darle algo de igual valor que lo que Sasha le había dado— Yo te daré mi tesoro más grande también. Espera un poco y te lo daré para que tengas algo mío, da.
A la tarde siguiente ambos partieron con la promesa de volverse a ver pronto, promesa que Iván no pudo cumplir ya que a los pocos años Mongolia llegaría a tomar posesión de sus tierras y las de sus hermanas endureciendo su carácter y borrando varios de sus recuerdos. El medallón de Sasha permaneció olvidado entre las pertenecías de Iván durante los siguientes siglos.
Ououououououououououou
Espero que les haya gustado el capítulo, es un fic especial para celebrar las fiestas patrias, o bueno al menos las establecidas por el gobierno. No comenzare a discutir sobre eso, en cuanto a los otros fics que tengo pendientes voy avanzando lentamente por la escuela pero no crean que los deje.
En cuanto a este fic, es bastante corto como se podrán dar cuenta y pienso terminarlo a más tardar el 16 de septiembre.
Saludos.
