Disclaimer: Los personajes de la saga de los Juegos del Hambre no me pertenecen etc etc...
Bueno esta historia es Para el Intercambio Día del Amigo del foro El Diente de León. Regalo para... Robyn Raven XD
Esta historia se sitúa 20 años después de la Rebelión, en esta historia Katniss y Peeta no tuvieron hijos.
La pálida luz de la luna se cuela por la ventana. En la cama de nuestro compartimiento, Katniss descansa hecha un ovillo fingiendo estar dormida; incluso con el rítmico traqueteo del tren puedo escuchar su respiración: suave, lenta y pausada. Solo alguien como yo, que ha permanecido junto a ella los últimos veinte años, podría reconocer la diferencia.
Estas fechas son perpetuamente difíciles, siempre nos habíamos apoyado el uno en el otro cuando nuestras pesadillas parecían revivir cada año, pero ahora era diferente. Estaba aquí frente a mis ojos, pero incluso aun cuando podía tocarla en este mismo instante, se sentía inalcanzable y etérea.
¿Qué es lo que pasó? Me esfuerzo en reconstruir mentalmente los sucesos de ayer tratando de buscar alguna pista.
Llegamos al Distrito Once poco después del atardecer, ella estrecho mi mano con fuerza, apenas si habíamos dormido o comido en todo el viaje hasta aquí. Viajar juntos en tren sin equipaje alguno disparaba nuestros recuerdos más oscuros, apoyé discretamente mi mano sobre la fría prótesis de metal durante todo el viaje para convencerme de que no era la cosecha de los Septuagésimo Cuartos Juegos del hambre, de que ellos ya no existían hace más de veinte años, pero bien podrían pasar cien y seguirían siendo el material de nuestras pesadillas.
– Bienvenidos – apenas bajamos del tren un joven muchacho nos hace señas – Es un honor recibirlos, acompáñenme por favor – y nos guió hasta un automóvil.
Permanecemos en silencio hasta llegar al Edificio de Justicia donde nos espera un equipo de preparación y el uniforme de color negro que portan aquellos que pelearon en la revolución, como luto por los fallecidos antes y durante la rebelión.
Katniss cruza los brazos incómoda, como si tratara de abrazarse a sí misma, sin decir nada le rodeo con mis brazos y permanecemos en silencio. Hay poco que decir y muchos recuerdos dolorosos que la ahogan en fechas como estas y más aún en este lugar: los Juegos, Rue, la gira de victoria, la primera chispa de la revuelta, el fin de la revolución, la muerte de Prim. Ella se aferra a mis brazos con suavidad.
Estoy contigo.
Katniss se revuelve suavemente, enredándose más en la cobija que la cubre. El silencio entre nosotros nunca fue extraño, de cierta manera era la forma más íntima que teníamos de comunicarnos. Ahora mismo este silencio se siente vacío e impenetrable.
La celebración por el final de la revolución se celebra anualmente en distintos distritos. Usualmente Katniss y yo hacemos lo posible por evitarlos, pero en este vigésimo aniversario nos había sido imposible negarnos a venir pues la alternativa era que enviaran cámaras a nuestra casa. No podíamos permitir eso, nuestro hogar era quizás nuestro único refugio, no queríamos que fuera mancillado por extraños; aquí al menos podíamos mezclarnos y tratar de pasar desapercibidos.
Nuestras manos permanecían entrelazadas mientras en una pantalla gigante aparece un rostro, algún chiquillo desconocido al que pronto acompaña otro y otro hasta que la pantalla estaba tapizada de ellos. Pronto los rostros son tantos que empiezan a sobreponerse; todos ellos fueron tributos en los Juegos del Hambre, al menos aquellos de los cuales se conserva alguna imagen, hay muchos otros cientos más que fueron enterrados en el olvido.
Katniss aprieta mi mano con fuerza cuando pasa el rostro Rue y puedo escucharle soltar un gritito ahogado cuando en la pantalla aparece el rostro de Finnick y el de Mags. Le rodeo con el brazo y acerco su cabeza la mía con nuestras mejillas rozándose, siento las lágrimas pero no sé si son mías o suyas.
El mundo que nos rodea parece dejar de existir, estamos solos y lejos de todos hasta que escucho su voz desde algún lugar distante, su voz cargada de ira – "Arderán con nosotros"
La estrecho a mí con más fuerza para que las cámaras, que seguramente están enfocándonos no capturen nuevamente su sufrimiento y para que ella no vea en la pantalla a la mansión de Snow rodeada de fuego, el fuego que ese día también consumió a Prim.
– Katniss – digo firmemente aunque con pocas esperanzas de obtener una respuesta y no la consigo, tras una larga pausa agrego – Te amo.
Su respiración se detiene por un par de segundos y noto como empieza temblar un poco, me acurruco a su lado, ella aunque aún tensa se deja abrazar y por un momento siento que de nuevo estamos conectados; suavemente empiezo a musitar una canción que ella suele cantar y siento que se aferra a mí y se relaja entre mis brazos, pero por alguna razón lejos de tranquilizarme me angustia.
Luego del discurso de la ex presidenta Paylor, el desfile y los juegos artificiales terminó la parte ceremonial de la celebración, caminamos juntos mientras la rodeaba con el brazo.
– Volvamos a casa – dijo ella con una expresión agotada.
– Vamos – respondí, aún faltaba algo de tiempo antes de que el tren partiera y aún llevábamos el uniforme negro de los veteranos, pero el ambiente entre melancólico y festivo que nos rodeaba no parecía hacerle ningún bien.
– ¿Katniss eres tú? – ambos nos volteamos casi por reflejo y había un par de mujeres y un niño, la mayor de ellas tenía una amplia sonrisa con los cabellos y ojos grises junto a una muchacha hermosa con el mismo color de ojos pero con el cabello negro; el niño de unos cinco años aferrado a su mano, poseía rasgos similares, aunque no las reconozco me son ligeramente familiares.
– ¿Hazelle? ¿Posy? – Preguntó Katniss dubitativa, cuando la mujer mayor sonrió, un par de lágrimas recorrieron el rostro de Katniss y corrió a darle un abrazo – Ha pasado tanto tiempo – susurró Katniss y permanecieron largo rato envueltas en un abrazo.
Los ojos marrones del niño se centraron en mí, mirándome con curiosidad, le sonrío y él se retrajo ligeramente.
– ¿También fuiste soldado? – preguntó ladeando ligeramente la cabeza.
– Algo así – respondí tras una pausa, mi papel en la guerra se redujo al escuadrón 451 y cuando recuerdo a Mitchel no puedo pensar en que yo haya sido de ayuda alguna.
– Ellos dos son héroes – le dijo la muchacha al pequeño con una mirada gentil – Ellos empezaron la Rebelión – los ojos del pequeño se abren con admiración.
– Mi papá también es un héroe – proclamó repentinamente con orgullo – Y seguro que fue un mejor héroe que tu – dijo señalándome con una sonrisa confiada.
– ¡Darius! – Dijo Posy en un tono de regaño y ese nombre despertó algunos viejos y dolorosos recuerdos – ¡No seas grosero, pídele disculpas ahora mismo! – el niño se enfurruña un poco sacándome una sonrisa.
– Eso es cierto, yo lo conocí – respondo inclinándome un poco y le revuelvo el cabello suavemente – y tú te pareces mucho a él, eres valiente, decidido y noble – los ojos del niño brillaron.
– Y también es igual de terco – agregó la madre de Gale con una sonrisa llena de orgullo.
– Lo siento – murmuró el niño casi inaudiblemente dirigiéndome tímidas miradas fugaces cuando le dediqué una gran sonrisa él también sonrió.
– ¿Él es…? – preguntó Katniss, con un tono distraído casi ausente.
– Es el menor de los hijos de Gale, Darius – respondió Hazelle con una sonrisa – ¿Quieren acompañarnos?
– Estamos buscando a papá y a mis hermanos – añadió Darius con una sonrisa.
– No – Katniss respondió bruscamente, ellos dos no habían vuelto a hablar realmente, salvo fugaces encuentros en eventos como este, su relación con Gale fue una de tantas cosas que le arrebató la rebelión pero incluso teniendo eso en cuenta, la rudeza de su respuesta me tomó por sorpresa.
– Lo siento, pero ya debemos irnos – agregué como disculpa – nuestro tren está a punto de partir.
Ella se despidió de ambas mujeres abrazándolas con fuerza; los recuerdos del Darius original parecían haber hecho mella también en ella que no pudo contener las lágrimas y sollozar al abrazar al pequeño.
Cuando Hazelle, Posy y el hijo de Gale se perdieron entre el gentío, la abracé y besé sus mejillas, sus lágrimas; estaba entre mis brazos pero ella ya no estaba realmente allí conmigo.
Ok al fin la publiqué, espero que les haya gustado, esta historia tendrá un capitulo más, se podría decir que este es un prologo de la historia que prometí regalar.
Ante todo Robyn espero que te haya gustado a ti (o intrigado de momento) quiero disculparme por la espera T.T.
Siempre pensé que si algún día Gale tenía hijos alguno de ellos debía llamarse Darius (¡Se lo debe!)
Y un super agradecimiento a Anna Scheler por betear esta historia, Muchas gracias!
Bueno nos vemos en el siguiente capítulo.
