Esta idea me vino de repente y no dejó de darme vueltas en la cabeza hasta que comencé a escribirla. Tal vez sea un cliché y no sé si quiera continuarla porque nunca planeé un final. La publico solo para darle paz a mi mente y que las ideas dejen de atormentarme. Es una historia llena de fantasía e ideas muy descabelladas además de criatura mitológicas. Les juro que no fume nada mientras escribía. Y seguramente está llena de faltas de ortografía jaja.
Todo había empezado con la muerte de mi padre, el rey Utonio había gobernado con justicia y benevolencia aquel reino que le habían entregado en precarias condiciones, el rey no era viejo y tampoco padecía de ninguna enfermedad. Se corrían rumores de que había sido envenenado por algún infiltrado. Era un hecho que Iliria quería la abolición del reino de Cherezade y asesinar al rey era el primer paso.
El reino vecino Iliria exigía el pago de la deuda que había dejado mi abuelo tratando de levantar aquel tambaleante reino, como no había los recursos para saldarla ahora exigían gran parte del territorio, cosa que la reina no aceptó. El reino enemigo envió hordas de soldados que masacraron unos cuantos pueblos, aquello había sido una pequeña advertencia para mi madre, la tambaleante posición del reino empezaba a hacer estragos en ella, la reina Sarah, quién ante su desesperación me ofreció a mí, la hija mayor a contraer matrimonio con el primogénito del rey de Iliria, forjando una alianza para formar un solo reino. La carta que anunciaba la aceptación de la propuesta no tardó en llegar.
Con la partida de mi amable padre mi vida se derrumbó.
No importaba cuantas veces yo había tratado de argumentar razones desesperadamente para tratar que mi madre se arrepintiera de haber pactado mi matrimonio, ella no había cedido, me callaba con voz autoritaria y motivos de fuerza mayor que dejaban mis puntos de vista como simples caprichos.
Sabía que las teorías que estaba aplicando mi madre eran las mismas que había usado cuando había dirigido el ejército de los Alatís. Si para salvar a toda la tropa había que sacrificar a un par de soldados, ella no dudaría de mandarlos directo a la muerte con tal de poner a salvo a la mayor parte de sus guerreros. Los mismos principios que cambiarían mi vida por completo, mi madre estaba dispuesta a sacrificar mi felicidad con tal de que mis hermanas y el reino de Cherezade viviera en paz.
Los ilirios querían el territorio, no a su gente y sabía que con esta unión mi cultura se iría apagando de apoco hasta ser consumida por las tradiciones del otro reino, para mí, todos los intentos de mi madre por simpatizar con los otros reyes eran inútiles.
Aquel día fui preparada minuciosamente por mis nanas y damas para ser entregada, me habían untado toda la piel con miel y leche, después me bañaron con agua aromatizada con alguna esencia, arreglaron mi cabello color zanahoria, maquillaron mi rostro y me colocaron la típica vestimenta de una futura esposa, en sí, para una novia de Cherezade el vestido no era lo importante en el conjunto, este era sencillo y blanco, la falda llegaba hasta las rodillas e iba con los brazos y el cuello totalmente despejados, lo que lo hacían especial eran todas las joyas que iban adornando tu cuerpo, me vi cubierta con pulseras de oro en mis muñecas, mis brazos y los tobillos todas las piezas adornadas con piedras. Toda esta excentricidad me mostraba como la hija de la hembra de mayor rango en este reino y la riqueza de mi familia.
-Te ves preciosa-apreté los labios y desvié la mirada, nunca iba a perdonarle lo que me estaba haciendo y ella lo sabía, mi madre suspiró y se llevó las manos al cuello para quitarse su collar-Este collar fue un obsequio de tu padre, tiene una bonita historia y tú serás la segunda en portarlo-me colocó la pieza de oro solido en mi cuello con cuidado-Y esto es un regalo de mi parte-creí que era otro collar pero en realidad aquella piedrita adornaba mi frente mientras colgaba de delgadas cadenas doradas aferradas a mi cabello.
-Madre por favor cancela esto-su rostro se lleno de seriedad.
-Esto es por el bien del reino, sabes que si cancelo el matrimonio explotara la guerra-
-¡Ese país está lleno de asesinos materialistas! ¡Aun con esta maldita boda nuestro pueblo padecerá!-
-Por eso te estoy confiando esto a ti Blossom, se que tomaras las opciones más adecuadas para proteger a tu gente-
-Pero madre, si recurrimos a los alatís estoy segura que podríamos defendernos-había escuchado las historias de mi madre y su pueblo, la había visto luchar y entrenar, sabía las razones por las que creían a los alatís una tribu de salvajes. Para mi fortuna aquella mujer tachada de tirana sanguinaria siempre había mostrado su lado más tierno hacia mí y mis hermanas.
-Derramar sangre es lo último que quiero hacer, los alatís no estarán dispuestos a ayudar-aquello era una idea desesperada, sabía que la líder de ese pueblo había echo con mi madre lo mismo que ella conmigo, mi madre fue una ofrenda, un regalo para mi padre con el objetivo de evitar una guerra. Cuando se forjó la alianza, la gente de mi madre se alejo lo más posible de los ciudadanos del reinado de mi padre a una tierra más árida y llena de peligros, todo por voluntad propia, se resistían a relacionarse con otros que no llevaran su sangre y costumbres.
-Tienes los típicos ojos rosados de la raza más poderosa que existe, no cabe duda que llevas la sangre de los alatís en tus venas-besó mi frente-Yo se que harás lo correcto.
Sabía que allí quedaban todas mis esperanzas de quebrar el matrimonio pero no pude evitar murmurar su nombre
-Pero…Zagan-
-Zagan renunció a ti Blossom, y lo hizo por el bien de tu pueblo-mi madre dio la vuelta y saco una pequeña caja, sabía exactamente lo que había allí, herví en cólera, pero no podía despedir esa furia de ninguna forma, estaba completamente impotente-cierra los ojos-obedecí y sentí como los finísimos cristales de azúcar se pegaban a mi piel, estaba lista para ser entregada al primogénito del reino de Iliria.
Cuando me llevaron fuera del palacio mi precioso Griffin ya me esperaba ansioso por ser montado y comenzar a volar, mi madre me había obsequiado a mi grifo desde que era un huevo, una criatura excepcional.
Me tomé mi tiempo para saludar y acariciar a Griffin hasta que escuche los fuertes aleteos de la manticora de mi madre sobre mí, agradecía de sobremanera haber recibido un grifo y no una manticora como mi madre y Buttercup, esas criaturas eran sumamente agresivas y necias en lo personal a mí me aterraban.
Monté a Griffin y seguí a mi madre, mi única escolta, en esta parte del reino las únicas capaces de montar una criatura mitológica eran la reina y sus tres hijas, aunque ciertamente Bubbles había liberado a su criatura después de descubrir ciertas habilidades heredadas por la familia de mi padre. Mi madre estaba furiosa, aquel no fue un buen día para Bubbles.
Todo el viaje me mantuve en silencio, había pasado años soñando con este día, había añorado entregarle mi cuerpo rociado con polvo de azúcar a mi amado Zagan, el chico que mis padres habían elegido para mí, tenía ocho años cuando nos presentaron, el tenía trece, cuando lo vi me escondí detrás de las faldas de mi madre quien se había apartado y me había dado un leve empujoncito para quedar frente a él "Salúdalo" temerosa obedecí las ordenes de mi madre, besé la mejilla del niño de aspecto sumiso y rápidamente volví a tomar distancia, el me sonrió "¿Quieres jugar?" Miré a mis padres, quienes asintieron con la cabeza y después sentí la mano del chiquillo jalándome levemente en dirección al jardín donde se encontraban mis hermanas.
Desde el principio había sido amable, siempre que iba a visitarme me obsequiaba dulces, pequeños libros o algún detalle. Se había ganado la aceptación de mis hermanas, el respeto de mis padres y mi cariño en poco tiempo. Puede que hubiera sido un matrimonio arreglado también pero Zagan se había ganado mi corazón.
-No será tan malo Blossom-la voz de mi madre me devolvió a mi asquerosa realidad-Tu prometido es un joven muy apuesto.
-No me interesa madre, él no es Zagan-ese tipo nunca podría reemplazarlo, escuche el suspiro cansado de mi madre.
-Solo compórtate, no hagas alguna imprudencia que afecte la precaria situación entre los países, se amable con tu nuevo prometido-aterrizamos frente a un grupo de personas en la frontera del país, inmediatamente supe que el cambio de mi vida sería radical.
Al bajar de mi grifo, todas las miradas me escanearon de pies a cabeza, ni siquiera se molestaron en ocultar su disgusto hacia mí, escuche la piedra debajo de los pies desnudos de mi madre quebrarse, aquel gesto definitivamente la había molestado.
-"cof cof"-fingió toser la mujer más vieja del grupo-es un placer conocerla princesa-hicieron una leve reverencia la cual no me moleste en imitar, aborrecía a la gente falsa, sentí el ligero golpe de mi madre para que respondiera.
-El placer es todo mío señora-incline la cabeza ligeramente.
-Debemos irnos princesa, todos en Iliria esperan tu llegada-me gire hacia mi madre quién me envolvió en sus brazos y me beso la frente, la abrase con mucha más fuerza y aprecié cada una de sus caricias.
Me acerque a Griffin y agarré las riendas para montarlo.
-Emmm princesa, el grifo no puede acompañarla-
-¿Qué? ¿Por qué?-
-Son las reglas, mientras más pronto se deshaga de los objetos de Cherezade más rápido se convertirá en una reina adecuada para Iliria-
-Los grifos también habitan las tierras de Iliria, quiero mantener a mi grifo conmigo-
-Lo siento princesa, no puedo permitirlo, cuando lleguemos al palacio trataremos de proporcionarle uno nuevo-
-¡No estamos hablando de objetos! ¡Griffin es parte de mí! ¡No me iré sin él!-sentencié fúrica, ¿¡Quiénes se creían esos imbéciles?!
-Blossom, obedece-
-¿Qué?-giré hacia mi madre impactada de no recibir su ayuda
-Debes obedecer las reglas de este reino-apreté los dientes y mis manos apretaron con fuerza exagerada las riendas de mi grifo, respire profundamente para no provocar una estupidez y abrace a Griffin, saque la ira de la única forma en la que podía hacerlo. Lloré. Mi madre me separó de él y me entrego a aquellos desconocidos.
Un hombre joven abrió la pequeña puerta del carruaje y yo gire hacia mi madre gritandole por ayuda con la mirada, ella no hizo nada, volví hacia ella para abrazarla otra vez a pesar de que no me había apoyado, no sabía cuándo volvería a verla.
-Si tratan de lastimarte no te contengas, defiéndete como te enseñe-me susurró, aquello sólo me hizo sentir más insegura.
Regresé hacia el carruaje y me introduje ignorando la ayuda de todos los que me la habían ofrecido. Mire por las pequeñas ventanas para seguir contemplando a mi madre y noté que ella estaba sufriendo, tanto o más que yo.
Obviamente el nuevo prometido de Blossom es Brick. ¿qué opinan? ¿le ven futuro a este fic?
