"15 de Marzo, 2013.

Todavía no entiendo por qué está sucediendo esto. Hace dos días no veo la luz del sol, hace dos días que no tengo nada más que las raciones de comida necesarias, agua, una lámpara, éste lápiz y las hojas sobre las que estoy escribiendo. Las pesadillas me visitan por la noche haciéndome recordar que es real. Que sucedió. Que sigue sucediendo. No podría volver a sonreírle a nadie jamás.

¿Hay alguien ahí? Ilusiones. No hay nadie aquí. Ya no.

No sé cuándo será mi turno. No sé si quiero que sea mi turno. Tengo miedo. Tengo miedo de sufrir el mismo destino que ellos."

Ésa era la realidad de Shadow.

En otra realidad, el mundo exterior, hacía dos días se limpiaban los cadáveres y las manchas de sangre de las paredes, se sepultaban cuerpos bañados en lágrimas, marcados por la desesperación, y se reportaban los desaparecidos.

Sólo había uno: Él.

Lo recuerdo.

Recuerdo cómo se elaboraban conjeturas sobre el posible culpable.

Todo señalaba que era el culpable, aunque su comportamiento a lo largo de los años, su crianza un poco torpe y por parte de sus abuelos no eran más que eso: normales. Nada parecía haber desencadenado un accionamiento tan mecánico, perfeccionista… Y sádico.

Tres días antes se había llevado a cabo lo que por siempre se recordaría como 'La masacre del número Trece'.