Sinopsis: Fred y Hermione, novios desde el instituto, se sentían como si siempre hubiesen estado juntos. Se amaban perdidamente el uno al otro e incluso cuando discutían — como quien levantarse de la cama para apagar la luz cada noche — lo hacía riendo. Fred no sabía que sería de él sin Mione. Nadie lo sabía. En precaución de que pudiera sucederle algo, ella dejaría a él una lista de cosas por hacer para salir adelante día tras día.
Basada en el best seller "P.S I Love you" de Cecelia Ahern.
Ninguno de los personajes me pertenece, si no a J.K Rowling.
UNO
Fred dio vueltas en la cama por enésima vez sin poder conseguir dormir. Se aferró a la única prenda que tenía al lado, hundiendo la nariz en ella y un olor familiar lo inundó por completo: se le partió el corazón y sintió de pronto un nudo en la garganta amenazándolo con asfixiarlo. Le entró pánico. Sentía la casa mas sola que otras veces, solo reinaba el silencio en aquel lugar. Sintió una presión en el pecho y no pudo evitar empezar a llorar de nuevo.
Hermione se había ido y jamás regresaría. Ésa era la cruel realidad. Nunca volvería a acariciar la suavidad de su piel, a consolarla por tener un día pesado en el trabajo porque necesitaba algo tan simple como un abrazo; jamás volvería a compartir cama con ella, ni lo despertaría en la mañana con un camino de besos en las mejillas, ni reiría con ella hasta que le doliera la barriga, nunca volverían a discutir sobre quien le tocaba levantarse para apagar la luz del dormitorio. Lo único que le quedaban eran un puñado de recuerdos y una imagen de su rostro, que día tras día iba haciéndose mas vaga.
El plan de ambos era muy sencillo: pasar el resto de sus días juntos. Un plan que aunque al principio no a todos sus amigos y familiares les gustaba, todos estaban completamente de acuerdo en que esos dos se amaban. Eran amigos. Amantes. Almas gemelas. Pero el destino decidió cambiar de opinión.
El final había llegado demasiado pronto. Después de quejarse de una migraña por varios días, decidieron ir al doctor. El médico pensó que el dolor de cabeza se debía al estrés del trabajo y dijo que en el peor de los casos Hermione debía usas lentes. Pero lamentablemente el problema no estaba en los ojos, sino en el tumor que estaba creciendo en su cerebro. Sólo había vivido 25 años.
Fred se secó las lágrimas por cuarta vez, se sentó sobre la cama abrazando a la playera que tenía en sus manos y se quedó viendo a un punto fijo. Tenía los ojos enrojecidos e irritados y la noche no parecía tener fin. Ningún lugar en la casa le proporcionaba ningún consuelo.
A Hermione no le hubiera gustado nada esto, pensó. Tomo aire, se levantó a enjuagarse la cara y procuró recobrar un poco de sentido común. No, a ella no le hubiese gustado en absoluto.
Igual que cada noche durante las últimas semanas, Fred se sumió en un profundo poco antes del amanecer. Una vez más, fue la llamada telefónica del algún familiar o amigo preocupado la que lo despertó.
— ¿Diga? — contestó adormilado. Tenía la voz ronca de tanto llorar, pero ya estaba harto de fingir todo el tiempo que estaba bien. Porque no lo estaba.
— Oh, perdona, cariño, ¿Te desperté? — Preguntó la voz inquieta de su madre a través de la línea.
— No, solo estaba echando una siesta, no te preocupes
Siempre la misma respuesta.
— Tu padre y Ron han salido y estaba pensado en ti, cielo. Hace un día precioso, Fred. Te sentaría de maravilla salir a tomar aire fresco.
— Si…. Supongo que si. — Otra vez el aire fresco, la presunta solución a sus problemas.
— Igual al rato paso a verte y charlamos un rato.
— No gracias, mamá. Estoy bien.
Silencio.
— Bueno…. — se escuchó un largo suspiro del otro lado de la línea — Llámame si cambias de idea. Estoy libre todo el día, lo sabes.
— De acuerdo. — otro silencio — Gracias de todos modos.
— No hay de que. Bueno…. Cuídate, carriño.
— Lo haré.
Fred estaba apunto de colgar el teléfono pero volvió a oír la voz de su madre.
— Ah, Fred, por poco lo olvido. Ese sobre sigue aquí, ya sabes, ese que te comenté. Está en la mesa de la cocina. Lo digo por si quieres recogerlo. Lleva aquí semanas y puede que sea importante.
— Lo dudo mucho. Lo más probable es que sea otra tarjeta de pésame.
— No, me parece que no lo es, cariño. La carta va dirigida a ti u encima de tu nombre pone…. Espera, no cuelgues, lo voy a buscar….
Fred escuchó el golpe secó del teléfono y los pasos de su madre alejándose hacia la mesa, un chirrido de la silla arrastrada por el suelo, pasos cada vez mas fuertes y por fin la voz de su madre al coger de nuevo el teléfono.
— ¿Sigues ahí?
— Si.
— Muy bien, en la parte superior pone "la lista". No sé muy bien qué signifique, cariño. Valdría la pena que lo…..
Fred dejó caer el teléfono.
