Lo que yo siento va mas allá de la adolescencia, mas allá de las hormonas, mi deseo por este hombre-lobo existe desde que estoy en la barriga de mi madre, siempre ha habido una fuerza invisible pero irrompible que me ligaba a él, pero ahora lo hace de una forma diferente. Mi adoración por él ya no es como por un familiar, ni una amistad, un compañero, confidente o cómplice. Ahora mi adoración por él va mucho mas lejos, es un conjunto de todo eso mezclado con amor y deseo, sentimientos poderosos con los que sin ellos no podría vivir. Sin ÉL no podría vivir, ya que es él quien hace que existan. ¿Sus sentimientos también habrán cambiado? ¿Le ocurrirá lo mismo que a mí?

Sea cual sea la respuesta, ¿cómo tendré que actuar?, ¿Qué soluciones hay?

Capítulo 1: Mi loco corazón

POV Renesme.

Desde el día que nací supe que algo inexplicable me ataba a él. Mis ansias diarias por verlo eran palpables ante toda mi familia, algo que a todos les parecía natural,a todos menos a mi padre, que lo aceptaba a regañadientes. Decían que igual que necesitaba respirar necesitaba también estar con Jacob. Era una necesidad posesiva, pero nunca dejó de ser pura e inocente la forma en la que queríamos estar el uno con el otro. Aunque a día de hoy dudaba de mi pureza e inocencia.

Tengo 15 años físicos y mas años mentales de los que me corresponden. A pesar de mi madurez me gustaba hacer cosas de niños. Jugar con mi tío Emmet era de las cosas más divertidas que hacía en el día, era incluso más infantil que yo y me gustaba que nunca se dejara ganar a nada,-me encanta tener que esforzarme para lograr mi cometido-, en este caso: ganar al paintball a mi tío. Eramos dos equipos, mi tío Emmet con Seth contra Leah y yo.

Desde que tengo memoria (aún tengo grabada las voces que escuchaba en la barriga de mamá) recuerdo ver a Seth por mi casa, como si fuera uno más entraba y salía de ella. Venía casi tantas veces como Jacob, y siempre jugabamos a algo con mi tío Emmet, en los momentos en los que no estaba comiendo, estos eran mas de los que yo quería. El apetito de estos lobos es insaciable.

A Leah empezamos a verla rondar por casa algo más tarde, cuando tenía yo 3 años físicos la vi besándose con Nahuel, el otro híbrido. Desde ese día parecía mas tolerable con mi familia, la relación fue avanzando hasta el día hoy, que me trata como si fuera su hermanita pequeña, yo estaba encanta, alguien más con quien jugar.

Ninguno había conseguido alcanzar al equipo contrario ni en un solo disparo de pintura, mi tío y Seth era muy rápidos, aunque para mi gusto muy poco sutiles, pronto los atraparíamos. Leah era casi tan rápida como ellos y yo era más ágil que ninguno. Planeamos rápidamente, solo con miradas, un plan. Ella iba a por su hermano, mientras yo le cubría las espaldas. Hice un agujero sin esfuerzo alguno en la tierra del bosque y lo cubrí con hojas y ramas, a diferencia de lo que pensasen mis contrincantes eso no era una trampa para que ellos cayeran, pues eso no sería muy posible, lo hice para atacarles desde ahí. Vi como Leah atrapó a Seth y antes de que éste se diera cuenta ya tenía una gran mancha de pintura en sus partes más íntimas, cuando miró donde le habían disparado no le dio tiempo de volver a levantar la cabeza pues Leah ya le había mandado otra bola de pintura en toda la nuca, era rápida, de eso no había duda. Se me escapó una risita y solo deseé que mi tío Emmet no me hubiese escuchado, oí unos pasos cerca pero el olor no correspondía con ningún Cullen, absorbí el aroma que llegaba...Jacob. Mi corazón se disparó, me debatía entre rendirme y salir a sus brazos o quedarme para darle una paliza a estos chicos.

Venga Renesme, resiste, cíñete al plan o tendrás que aguantar las burlas de tu tío. Me dije a mi misma. Bien, intenté aparcar mis ganas de salir a la búsqueda de Jacob. Aunque cada vez me era mas difícil no lanzarme sobre él, no me di cuenta del día en que me vi inventando más escusas de la cuenta para tener algún pretexto para tocarlo.

Un crujido cerca de mi lugar, ya no era Jacob, el cual se había sentado en una rama de un árbol a ver la resolución del juego, mierda, tengo que ser más rápida que ellos, actuar casi sin pensar para que no les de tiempo. Pero gran parte de mi cerebro seguía pendiente de los movimiento de Jake. Sin pensármelo dos veces salí y antes de ni siquiera ver nada, disparé. Que rápido fue todo, escuché las quejas de Leah, a la cuál había disparado yo misma. ¡Mierda otra vez!, a la vez que sentí un disparo en mi espalda, y cuando mi giré la sonrisa triunfal de mi tío no tenía precio. Pum, otro disparo entre ojo y ojo. Rectifico, mi humillación ante Jake era lo que no tenía precio. Estaba roja como un tomate, por esto y por la rabia de perder ante estos grandullones. Cuando quise darme cuenta, Emmet había lanzado un gruñido, ja! Alguien le había disparado por todo el cuerpo sin dejarle ni un hueco libre. Mi risa resonó por todo el bosque, me giré para ver quién había sido mi héroe. ¿Quién iba a ser? Jacob tenía el arma de Leah en sus manos. Gracias gracias gracias, grité para mi misma.

- ¡Me las pagarás chucho!.- Le gritó Emmet.

- Se siente chupasangre, con un solo disparo podías haber ganado igualmente, no tenías la necesidad de hacerle esto a mi niña.- Dijo Jake, ya estaba junto a mi, aferrado a mi cintura y quitándome con su dedo la pintura de mi cara.

Mi corazón se aceleró más de la cuenta, con suerte pensarían que era de la rabia. Pero yo sabía que era por la cercanía de Jacob. Cada día me ponía más nerviosa ante su presencia. Cada día mi corazón se volvía un poco más loco.