Disclaimer: Ningún personaje de OUAT, yo simplemente los utilizo con fines de entretenimiento y porque es parte de un reto XD. Maesi, está vez me la pusiste complicada como bien avisaste en la opción así que espero que te guste. Dado que este es el primer capítulo.


—Tenemos que encontrar a Emma —gritó Snow cuando se separaron, ella tomó su mano e iniciaron a correr para dirigirse al hospital en donde se encontraba Henry, tras haber sido envenenado por Regina. Antes de que llegaran hasta la puerta de entrada vieron otra gran nube, igual a la que Regina utilizo para lanzar la maldición por primera vez. ¿Y ahora que ocurría? ¿O porque?

Al no saber qué es lo que iba a causar, David abrazó con fuerza a su esposa, cerró los ojos esperando que la nueva maldición los envolviera, está vez iba a estar despierto, al menos había podido reunirse con ella una vez más.

David fue el primero en despertarse, tosió con demasiado fuerza, Snow se encontraba sobre su pecho: ella también estaba despertando apenas, miro a las personas a su alrededor al parecer todos habían caído en una especie de sueño, seguían en Storybrooke y parecía que nada había cambiado. Recupero totalmente la consciencia cuando vio salir a Regina con una gran sonrisa del hospital.

Emma no se veía por ningún lado. ¿Y Henry?

—Snow —dijo con un tono despectivo y después sonrió— veo que ya todo mundo ha recuperado su memoria, una historia trágica —levantó su mano silenciando a Snow antes de que pudiera pronunciar palabra alguna—. No, no, no. Esté pueblo es mio, mi reino así que debo ir arreglar algunos asuntos para mantener las cosas como deben ser —volvió a sonreír, conocían esa sonrisa, algo había hecho—. Les he dejado un nuevo regalo en la habitación en donde se encuentra mi hijo y díganle que mañana vendré por él temprano.

Su cinismo no tenía límite alguno, iba caminando por la calle del pueblo y saludando a los ciudadanos, Snow se levantó de inmediato del suelo y corrió hacía la entrada del hospital, él la siguió y de inmediato se encontraron detrás del ascensor y presionaron con rapidez el botón que los llevaría al piso de Henry. No despego la mirada de las manos de Snow, que no las dejaba de mover nerviosamente. Él no tenía nada que decir, no había palabras en su boca.

Las puertas se abrieron al instante y ellos no dudaron en caminar con prisa hasta la habitación de Henry. No sabían que es lo que Regina hizo, tenían que averiguarlo además de lo que provocó la nueva maldición y descubrir porque razón ocurrió, no era una pérdida de memoria. ¿Entonces qué?

Emma no se veía por ningún lado. Henry se encontraba dormido, no despertaba aún, tampoco tenía sentido que Regina dijese que vendría por él. ¿Pensaba llevárselo mientras se encontraba en coma?

—¿Emma? —Snow la llamó pero no hubo respuesta, David se separó y se acercó al cuarto de baño, la busco pero no la encontró.

—¡Emma! —David gritó cuando vio en el suelo la chaqueta que Emma siempre usaba—. ¿Emma? —Snow se acercó a revisar a Henry, David se dirigió al otro lado de la habitación y se detuvo en seco ante la visión que se le presentaba—. ¡Emma! —se arrodillo al lado del cuerpo inmóvil que estaba sobre el suelo.

—¿Qué ocurre, David?

—No, no, no —David retiro el cabello rubio del rostro de Emma—. Ya sé cuál es el regalo que Regina nos ha dejado.

—Ella tiene que despertar pronto —comento Waler cuando termino de inspeccionarla.

—¿Qué hay de Henry?

—Él despertó cuando la maldición se rompió, supongo que la maldición también lo atacó. ¿Qué fue ahora? ¿Ya lo saben? Henry si va a despertar dentro de nada. Si tienen alguna duda, solo llámenme.

Una vez más se quedaron a solas, David se colocó detrás de Snow, quién se encontraba sentada al lado de la cama, puso sus manos sobre sus los hombros de ella y recargo su barbilla sobre su cabeza.

—¿Por qué lo hizo? —Sollozo—. No tenía derecho, David. ¿No le basta todo lo que nos ha hecho? No creo que Emma mereciera todo esto. ¿Y si no nos reconoce? David no podré soportarlo —solo pudo abrazarla, no tenía palabras para darle su apoyo.

Tantas aventuras, tanto sufrimiento, tanto sacrificio, tantas cosas pérdidas solamente para ver como Regina seguía un paso delante de ellos. Debían hacer algo, detenerla, un momento. ¿Cómo había realizado ese hechizo si no había magia?

¡Por supuesto! La magia había regresado a Storybrooke. Y si había magia en Regina por ende otra persona más tenía: Gold.

¡Él sabría cómo revertir el hechizo!

—Quédate con Emma —beso su mejilla y luego se fue.

Dejo el hospital sin mirar atrás para dirigirse a la tienda de Gold. Una vez que llegó gritó de frustración al encontrarla cerrada. Toco con fuerza, lo llamo a gritos pero nadie abrió, quiso tirar la puerta con todas sus fuerzas por el enojo, una vez que se rindió, sus amigos se acercaron a él para saludarlo pero no había tiempo que perder. Se acercó a Leroy que se veía desorientado.

—Leroy —el enano se giró para mirarlo—, necesito que me hagas un favor, si ves a Gold dile que vaya de inmediato al hospital, si no lo ves búscalo —lo único que llegó a escuchar fue:

—Hola a ti también —gruño.

David regresó a la habitación una vez más, Emma había sido trasladada y Snow se encontraba ahí dormida sobre una silla, parecía bastante incomoda apenas iba a moverla cuando vio la sombra de alguien: Henry.

—Lo vi —Henry hablo de inmediato y se acercó hasta la silla dónde Emma se encontraba—. Vi como mi madre atacó a Emma.

—¿En qué momento te despertaste?

—Emma rompió la maldición. Finalmente cumplió con su destino de ser la salvadora, antes de que prestara atención, Emma le reclamo todo a Emma, luego todo paso tan rápido y a la siguiente Emma estaba amenazando a Regina con magia, parpadee un segundo y Emma se encontraba sobre el piso, mi madre estaba conjurando un hechizo, no entendía que decía luego ella me lanzó algo que me volví a dormir, de nuevo.

—Lamento que hayas tenido que ver eso —susurró David a su nieto.

¡Su nieto! No podía creer que ese niño tan curioso fuese su nieto. Emma era tan joven ahora, no se veía así mismo explicando que ella era su hija y él su nieto. No había nada de lógica en eso.

—¿Qué harás abuelo? —sonrió ante el término escuchado.

—Le he pedido a Leroy que encuentre a Gold.

—¿Gold? Abuelo, ya sabes que las cosas no van a salir bien si pides ayuda a Rumpelstiltskin.

—Lo sé —David centró su mirada ante la niña que estaba dormida sobre la cama, su hija, una niña más joven que Henry— pero él es el único que puede ayudarnos.